Nuevas variedades de papa desde el sur del mundo
Ofrecer a la industria o a los agricultores variedades que produzcan más de lo que han estado produciendo y ofrezcan mayores retornos económicos rentabilidad, es el objetivo de esta empresa ubicada en el sur de Chile. Enfocada en el desarrollo de semillas de papa bajo el sistema tradicional de mejoramiento y selección, sin ningún tipo de transgenia. Sus variedades ya están en Canadá y EE UU.
La papa es el cuarto alimento más consumido en el mundo, muy apetecida por su calidad nutricional y versatilidad. Cocida, frita, asada, molida, como parte de incontables preparaciones, e incluso la base de muchos vodkas, se trata de un alimento que está presente en los hogares de millones de personas a nivel mundial.
Fue la base de la alimentación de los pueblos andinos, que las cultivaban en diferentes colores, formas y sabores para su subsistencia. Si bien su origen exacto se discutió por muchos años, en 2005 el botánico David Spooner rastreó el origen de la papa cultivada, concluyendo que se remontaba a Chile, donde más del 95% de las variedades desarrolladas en el mundo provienen de la Púrpura casposa de Chile. “Chile es el centro de origen de la papa cultivada, porque la papa silvestre pertenece al cordón andino, sin ubicación y lo más probable es que esté en la meseta Perú boliviana donde está la mayor diversidad”, explica Boris Contreras, ingeniero agrónomo que ha dedicado su trayectoria profesional a la investigación de este tubérculo.
Hijo del reconocido especialista en papas, Andrés Contreras, Boris se interesó por la investigación de esta especie gracias a las expediciones que realizaba su padre en la búsqueda de recursos nativos para la colección de papas silvestres de Chile. Cuando todavía era un adolescente, Contreras se planteó una interrogante que determinaría su trayectoria profesional: “si somos centro de origen de la papa cultivada e importamos las variedades que se originaron en algún momento en Chile, ¿por qué no desarrollamos nosotros las variedades?”.
Fue así como junto a su padre fundaron Novaseed, empresa ubicada en el sur de Chile que realiza investigación y desarrollo genético de semillas de papa bajo el sistema tradicional de mejoramiento y selección, sin ningún tipo de transgenia. “El proceso es lentísimo y entiendo con el tiempo por qué no se hace” reconoce. “Si ahora, con todo el estudio que tengo detrás, partiera con el desarrollo de una variedad, en seis años recién podría tener una sensación de que voy por el buen camino”, agrega sobre un proceso que puede tomar hasta 20 años.
Desde la primera generación del cruzamiento hasta tener el efecto que se busca, hay que esperar al menos cinco años y luego tomar decisiones sobre volver a mejorar o continuar con la variedad así. “Después tengo que esperar cuatro años más, por eso es un proceso lento, especialmente en un inicio”, explica Contreras. “Cuando comienzas a tener la información y ver todo más concreto, puedes hacer que el periodo de 20 años se reduzca a siete, que es mucho. Para ver si un resultado es comercial, necesitas mínimo cinco años”.
Para graficar la duración del proceso, Contreras explica que cada año parten con cerca de 60.000 selecciones que, al cabo de siete años, puedan quedar solo cinco. “Hay años en que no queda ninguna, y otros en que pueden quedar unas cuantas más”, explica sobre las dificultades de realizar mejoramiento genético mediante cruzamiento tradicional.
TRANSFERENCIA DE CARACTERÍSTICAS DE UNA GENERACIÓN A OTRA
Para hacer este proceso más óptimo, Contreras explica que es clave conocer la información sobre el recurso nativo. “Hay características buenas que se han mantenido durante miles de años, lo que te dice que tienen una fortaleza. No todas se heredan, algunas se heredan de mala forma, o a partir de la segunda o tercera generación, y tienes que verlo en el tiempo”.
El proceso entre la primera generación después del cruzamiento hasta que se tienen los efectos que se buscan, dura unos cinco años. Luego deciden si hay más características por mejorar, para volver a hacer cruzamientos y esperar cuatro años más. “Por eso el proceso es lento, sobre todo en un inicio. Pero cuando comienzas a tener la información y ves todo más concreto, puedes hacer que este periodo de 20 años se reduzca a siete, que es mucho.
Para ver un resultado comercial, necesitas mínimo cinco años”, aclara. Cuando se hacen cruzamientos y no se conocen los parentescos, el ingeniero agrónomo lo explica haciendo una comparación con la idea de buscar mejorar la especie humana. “Uno se junta con la pareja por sentimientos y lo que resulta del hijo, es lo que es, el deseo simplemente es tener el hijo. Pero, ¿qué pasaría si tu deseo es tener un hijo con características específicas? Si fuera así en humanos tendrías que primero estudiarte tú para saber qué aportas en ese ‘sueño’ de niño.
Tendrías que tener muchos hijos con cada uno de los candidatos que en su material genético tengan los genes de lo que quieres que se exprese”, dice sobre un proceso que en humanos sería prácticamente imposible.
MEJORAR EL RENDIMIENTO, BASE PARA EL DESARROLLO DE VARIEDADES
“No puedo ofrecerle a una industria una variedad que con los ensayos rinda menos que la que actualmente usa”, sostiene. Cuando se trata de nuevas tendencias, donde no existe competencia o no son reemplazables, no hay problemas en comenzar con variedades que no tengan los mejores rendimientos, pero si el desarrollo está enfocado en la producción de papa fresca o papa para chip, que ya saben qué esperar de sus variedades, el rendimiento es lo que decide el resultado final y ofrece rentabilidad al cliente.
“Al final todo es número, lo que quiere el consumidor finalmente siempre es precio. Las características son secundarias”, apunta Contreras, para lo que hay que buscar la eficiencia mediante buena genética. “Al final lo que buscamos es producir más con menos y cómo los consumidores consiguen lo mismo pero más barato. Nuestro objetivo es entregarle a la industria o al agricultor variedades que produzcan más de lo que han estado produciendo y ofrezcan mayor rentabilidad”.
VARIEDADES ‘A LA CARTA’
La cantidad de líneas cultivadas de papa silvestre en Chile todavía no están totalmente claras, pero se habla de que son entre 280 y 300 líneas. Uno de los objetivos de Novaseed es desarrollar variedades con la ambición de llegar al mundo, pero buscando además dejar un impacto en Chile. “Tenemos clientes de Canadá, Estados Unidos, donde nos piden un tipo especial de papa. En Chile tenemos clientes de industrias que nos piden otro tipo de papas. Estamos trabajando con agricultores que necesitan nuevas variedades que les rindan mejor frente al cambio climático”, explica Contreras.
Como son mercados muy diferentes, los requerimientos también lo son. “En Estados Unidos estaban muy acostumbrados a tener un solo tipo de papa en el supermercado, la Russet, que es una papa muy áspera, dura y de tamaño grande. Al mercado estadounidense no entraban otros tipos de papas, pero esto ha ido evolucionando porque los consumidores están demandando nuevas líneas, con la particularidad que tienen que ser de carne blanca”, indica.
En el caso del tamaño, una empresa canadiense, The Little Potato Company, apunta a un segmento de mercado que está creciendo mucho, el de las papas pequeñas. “Nos pidieron líneas de papas pequeñas, que son muy de nicho porque una papa normal produce entre 9 y 14 papas, pero si tienes una papa chica, con 9 o 14 papas para un agricultor,’ se muere de hambre’ porque no rinde nada”, dice Contreras, y agrega que el rendimiento es una de las premisas por las que parte el desarrollo de variedades.
En línea con esto, en Novaseed ya están desarrollando líneas que dan hasta 80 papas por planta, pero que constantemente siguen mejorando para ver temas de enfermedades o adaptación a distintas zonas climáticas. “La dinámica de la tendencia del mercado es tan rápida que entre el momento en que te pide reaccionar, tú vas a poder responder en cinco años cuando ya ‘pasó la ola’. Algo que hacemos los que trabajamos en mejoramiento genético es ver distintas opciones para estar alerta casi en todas las condiciones y tener algo que ofrecer”.
Sobre factores como la resistencia a enfermedades, Contreras señala que, si bien no se trata de un factor secundario, dependerá de la zona donde se busca establecer las nuevas variedades. “Hay lugares en los que sí o sí deben ser resistentes, porque no cualquier papa podría producir”, explica, debido a la presencia, por ejemplo, de nematodos microscópicos con tal incidencia que una papa no resistente no logra establecerse y producir.
Otros aspectos fundamentales para el desarrollo de variedades es su adaptación a distintas condiciones climáticas, las tendencias en la forma de cultivar, la apertura o cierre de mercados, y el propósito que busca el cliente que pide nuevas variedades. “Son tantas características que al final el abanico de opciones es enorme. Si hablamos de condiciones climáticas, prácticamente cada lugar, y no me refiero a una región, sino a distintas zonas dentro de una misma región, tienen requerimientos que pueden ser distintos debido a diferentes tipos de suelo o a tener más influencia marina. Son un montón de condiciones que te pide el mercado y que tienes que cumplirlas”.
PROTECCIÓN DE LA INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO
Puede ser que llegue una empresa pidiendo que les desarrollen una variedad de papa con características específicas, o que quiera probar las variedades que ya son parte del portafolio de Novaseed. Contreras explica que como en el caso de requerimientos específicos la solicitud conlleva una inversión de tiempo de varios años, deben evaluar los costos mínimos que necesitan para cubrir el desarrollo de la variedad para luego proponer al cliente un precio.
Los productores o empresas que compran variedades de Novaseed firman un acuerdo de licencia donde por cada kilo de papa que producen o utilizan como semilla, le pagan un derecho a la empresa, el que se define en conjunto. “Tenemos que saber que se cumplirá según lo que acordamos, por lo que la selección nos tiene que asegurar que el productor o la industria está involucrada en toda la cadena de producción y que le importa cuidar este desarrollo”, señala Contreras.
En Chile, Novaseed tiene hoy 15 variedades que están probando, tres inscritas en el Registro de Variedades Protegidas del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG). Además, fuera del país tienen cinco variedades, de las cuales tres se encuentran en forma de producción más escalable, especialmente en Canadá y EE UU.
El proceso de prueba de las variedades lo realizan en sus campos o bien en campos de agricultores, de quienes usan la tecnología y condiciones de producción, para después seleccionar las variedades. “Hay un grupo especial de agricultores con los que trabajamos, que además de estar presentes en la selección de variedades, eligen las que más les gustan, las cocinamos, las ‘ranqueamos’ y las que junten los mejores puntajes se producen para que ellos las evalúen con el tiempo”, indica Contreras sobre un proceso que tiene como base superar las variedades estándar que importan los productores.
La cocción de papas durante el proceso de selección se realiza en el laboratorio de selección de Novaseed. Entre marzo y junio se concentran en la cocción, mientras que la fritura de papas se realiza durante todo el año. “Todos los meses del año se evalúa que la papa almacenada sea estable para las condiciones futuras en que se guardará”. Respecto a las variedades desarrolladas para fritura, lo que prima es el color, donde no deben
quemarse.
Si bien las dificultades de realizar mejoramiento genético de manera tradicional no son menores, debido principalmente a que es un proceso largo y muy dedicado, Contreras señala que continuamente están recibiendo nuevas solicitudes de desarrollo. “Insisto en lo más importante: esto tiene que ser un negocio para alguien, porque si no lo es, muere inmediatamente”, concluye.
Uno de los nichos que ha explotado Novaseed son las papas de colores, que lo cubre gracias a su empresa hermana, Papas Arcoiris, que cuenta con variedades nativas y producidas por Novaseed. Otra línea comercial de Novaseed es la producción de papas fritas de la Patagonia, PatPot Chips, mediante un proceso integral. “Nosotros hacemos la genética y tenemos nuestra propia línea de papas fritas que tienen tres formatos y estamos trabajando con supermercados para aumentarlos”. Actualmente, estas papas fritas se venden en supermercados y almacenes, además de algunos aeropuertos.