Mexicana PTI Ultraquimia busca en la soya de Brasil dar su mayor salto internacional
La empresa consiguió el registro y buenos resultados en ensayos en ese país para dos de sus productos de referencia. Basados en extractos de plantas, ambas soluciones ofrecen opciones ante la necesidad de reducir la carga química de los cultivos.
Luis Popper, director de exportaciones de la firma basada en Cuernavaca
El reciente registro en Brasil de dos de sus principales productos, tiene a la empresa mexicana PTI Utraquimia preparando lo que podría ser el principal salto internacional en sus seis décadas de historia en la industria de insumos para la protección de cultivos.
Se trata de dos soluciones basadas en extractos de plantas. El primero es Biodie, un bioinsecticida de amplio espectro basado en argemonina y barberina, dos alcaloides que se extraen de la argemonia mexicana, también conocida como amapola de México. El segundo es Mega, un biofungicida elaborado a partir de un extracto del arbusto gobernador.
Ambos fueron los primeros desarrollos biológicos elaborados por la firma que entró al segmento de los biorracionales hace unos 20 años. Son, además, los dos más vendidos en México de su extenso catálogo de más de 40 productos y cuyas ventas han crecido a la par de las exportaciones de frutas y hortalizas de su país.
“Ya estamos vendiendo productos biorracionales en más de 20 países”, dice Luis Popper, director de exportaciones de la firma basada en Cuernavaca. “En América, tenemos representación desde Estados Unidos hasta Chile, pasando por Centroamérica, Perú, Colombia y Brasil. Además, tenemos distribución en España, Europa del Este, Georgia, Azerbaiyán y Armenia”. El ejecutivo agrega que durante este año empezarán a comercializar sus fórmulas en Argelia, Turquía, Kenia y Corea.
Según el ejecutivo, las exportaciones de productos de biocontrol representan el 15% de las ventas de la compañía y están experimentando un crecimiento significativo.
Fundada hace 60 años, la empresa comenzó como productora y distribuidora de agroquímicos. Bajo la dirección de Guillermo Cadena, nieto del fundador, PTI Ultraquimia incursionó en el desarrollo de productos biorracionales en 2002. En 2010, realizaron sus primeras exportaciones de estos productos y, en 2021, las ventas de productos biorracionales de PTI Ultraquimia superaron por primera vez las ventas de agroquímicos.
BRASIL Y SUS 40 MILLONES DE HECTÁREAS
Entre los estudios realizados por la firma en distintas partes del mundo, PTI Ultraquimia comenzó a hacer ensayos en cultivos de soya de Brasil para el control de plagas y hongos. Los buenos resultados conseguidos le están dando acceso a un mercado enorme: Brasil tiene más de 40 millones de hectáreas plantadas con soya, la mayor superficie que algún país del mundo dedica a un cultivo específico. El 80% de esa producción va a exportaciones. A diferencia de lo que sucede, por ejemplo, con el maíz en México, la soya brasileña es un cultivo que utiliza muchas formulaciones biológicas para reducir la traza química en sus campos.
Representantes de PTI Ultraquimia en Brasil presentan los resultados de sus ensayos en un campo de ese país.
Además de cerrar acuerdos con distribuidores locales, PTI Ultraquimia abrió una empresa propia en ese país para gestionar los registros. “Tenemos que ver aún cuál es la estructura costo eficiente para atender a este mercado”, dice Popper. “Inicialmente, exportaremos desde nuestra planta de producción en Cuernavaca, pero de ser necesario podemos ver la opción de producir localmente en Brasil”.
CATÁLOGO DE MÁS DE 40 PRODUCTOS
Si bien el negocio internacional de PTI Utraquimia se enfoca en las exportaciones de formulaciones de biocontrol, de las cuales tiene 28 registros internacionales, la compañía ha desarrollado para el mercado mexicano un amplio catálogo que, además de bioinsecticidas, biofungicidas y bioacaricidas, incluye biofertilizantes, bioestimulantes y coadyuvantes. Su departamento de desarrollo está, además, trabajando en un bioherbicida. “Son pocas las empresas que han desarrollado una variedad de productos tan extensa como la nuestra”, dice Popper. “Todos los días recibimos mensajes de empresas interesadas en distribuir nuestros productos desde países como Marruecos, Argelia, los de Europa del Este y otros”.
La ampliación de sus líneas de productos ha ido acompañado por el crecimiento de las exportaciones de frutas y hortalizas mexicanas, las cuales se han duplicado en los últimos 10 años, hasta llegar a unos US$ 19.000 millones. Ello le permite pelear con España el primer lugar global en este tipo de envíos.
MÉXICO Y SU DINAMISMO EN FRUTAS Y HORTALIZAS
El 90% de las exportaciones mexicanas de frutas y hortalizas se dirigen a Estados Unidos. “Tener una frontera de 3.000 kilómetros con el país más rico del mundo, permite estar en el mercado de destino hasta 12 horas después de cosechar”, dice. “Es decir, si cosechas a las 17 horas, en la mañana siguiente ya puedes estar exportando. Eso a más tardar, pues hay lugares en que la demora es solo de 3-5 horas”.
Si bien el país dedica más de 7,5 millones de hectáreas a la producción de maíz amarillo y blanco, son las casi 2 millones de hectáreas dedicadas a las frutas y hortalizas las que usan de manera más intensiva las soluciones biológicas como las que produce PTI Ultraquimia.
“Muchos apuntan con los productos biorracionales al mercado orgánico, pero no es ahí donde está el crecimiento”, dice Popper. “El 85% de los cultivos en México son convencionales, donde es necesario combinar las distintas soluciones. No se trata de una lucha entre los productos químicos y los biológicos, se trata de hacer mejor agricultura”.
LA VISIÓN DE LA EMPRESA: COMBINAR Y NO REEMPLAZAR
Agrega que la visión de la empresa es buscar cómo mejoramos la agricultura en el mundo, “porque agua no hay más; tierra, no hay más y cada día somos más y tenemos que comer”, dice. Esto, en un contexto en que hay una mayor preocupación por el medio ambiente y en el que hay regulaciones globales que apuntan a reducir el uso de químicos en los campos. “El nombre del juego para la agricultura en el siglo XXI se llama bajar la carga química”.
Popper dice que el objetivo de la empresa no es que los agricultores deban reemplazar todo su manejo de productos químicos convencionales con opciones biológicas. “Se trata de combinarlos de manera inteligente para producir más con menos”, dice. “Nuestro objetivo es inculcar el uso racional de los productos y promover su aplicación en los momentos adecuados”. Señala que hay productos químicos que por regulaciones o por resistencia, solo se pueden usar una vez durante el ciclo del cultivo. En ese caso, explica, que no se puede desaprovechar. “En un cultivo convencional, si se usa un bioracional en las épocas tempranas del cultivo como preventivos, hay muchas posibilidades de que la plaga no llegue a una situación en que necesites un correctivo. Y si se necesita, pues ya decidirás si se usa otro biorracional o el agroquímico, pero te queda el arma para usarla en el momento adecuado”.
En el caso de la soja brasileña, ejemplifica en que, a mediano plazo, podría tender a bajar al 60% el uso de un pesticida como imidacloprid o el de un fungicida como clorotalonil, dos agroquímicos que han tenido restricciones para su aplicación en cultivos en distintos países. “Si se reemplaza parte del uso de pesticidas y fungicidas en el mercado de la soja brasileña por productos como Biodie y Mega, habría un gran potencial de mercado”, dice Popper.