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Plaga del olivo:

Manejo integrado de la mosquita blanca del fresno (Parte II)

15 de Marzo 2017 Equipo Redagrícola

Gabriela Lankin V., Tomislav Curkovic S., Depto. Sanidad vegetal Universidad de Chile

Fernando Rodríguez A., INIA La Cruz

Actualmente el olivo es un cultivo en expansión que presenta un panorama fitosanitario y productivo que hace viable el MIP (Manejo Integrado de Plagas). En dos proyectos INNOVA con participación de investigadores de la Universidad de Chile y del INIA en el segundo de ellos, a saber “Incremento del potencial productivo de huertos de Olivos en la III Región: bases tecnológicas aplicadas a través del manejo sustentable y de precisión” (ver Redagrícola Nº 39, 2011) y “Manejo integrado de la mosquita blanca del fresno Siphoninus phillyreae (Haliday) en olivos de la Región de Atacama, Chile” (este último coordinado por ASOEX y APECO), el MIP ha sido el eje de la propuesta de manejo fitosanitario y los resultados obtenidos son promisorios.

El segundo de los proyectos señalados constó de una prospección inicial basada en un muestreo de la plaga y sus enemigos naturales y una encuesta a los olivicultores para conocer su percepción del problema y la forma en que lo estaban enfrentando, en 60 predios de la Región de Atacama. Además, se realizó un seminario de apertura para socializar el proyecto y tres días de campo centrados en la correcta identificación de la plaga y sus enemigos naturales, la colecta y redistribución de enemigos naturales en huertos, el muestreo para evaluar nivel de ataque, monitoreo de la plaga y sus enemigos naturales, la aplicación oportuna y adecuada de medidas de control, reconocimiento de signos de fitotoxicidad debida al uso de ciertos plaguicidas y la evaluación de las medidas de control.

El proyecto también consideró ensayos de laboratorio para evaluar la efectividad de distintos insecticidas sobre la mosquita blanca del fresno (MBF) y su compatibilidad con el control biológico de la plaga basado en el coccinélido Clitostethus arcuatus (foto 1). El proyecto culminó con un muestreo de los predios para evaluar niveles poblacionales de la plaga y del enemigo natural, una encuesta final para conocer como había evolucionado la percepción del problema y las prácticas de control de parte de los olivicultores, y un seminario de cierre donde se entregó una ficha técnica para el manejo de la plaga.

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Adulto de C. arcuatus depredando ninfa de MBF.

Los resultados de la primera encuesta revelaron que, a pesar que la mayoría de los olivicultores sabía de la presencia de esta plaga, no todos podían reconocerla y una parte de los encuestados confundía esta especie con otras como la mosquita blanca de los invernaderos, que ataca otros cultivos. Muchos de ellos no conocían el aspecto de esta plaga y sus enemigos naturales. Además, existía una preocupación por el avance de la MBF y se habían hecho intentos por controlarla, especialmente en el Valle de Copiapó, donde se usó insecticidas de amplio espectro y detergentes, sin conocer las consecuencias negativas sobre los enemigos naturales. En general, no había un acuerdo respecto de los productos a usar y sus concentraciones. Las encuestas también revelaron que existía un escaso conocimiento sobre el MIP y sus técnicas asociadas como el control biológico y monitoreo, donde sólo un 5% de los encuestados realizó un muestreo en olivos.

Control biológico en contexto MIP

La encuesta final (febrero de 2011) mostró que los olivicultores aprendieron a identificar la plaga y sus enemigos naturales y que la mayoría cambió su percepción del problema, logrando aplicar el concepto de MIP, con una gran aceptación de las medidas de control transferidas como alternativas o complementarias a los insecticidas tradicionales. Esto incluyó muestreos y monitoreos, uso de detergentes, uso de controladores biológicos, poda de brotes y follaje, y el repicaje del enemigo natural C. arcuatus. Una muestra de ello es que al final del proyecto un 82% de los olivicultores había realizado muestreos en sus predios. Además, la presencia de C. arcuatus en sus predios motivó a los olivicultores entrevistados a no aplicar insecticidas para protegerlos. Al respecto, un 76% de los olivicultores no aplicó ningún producto durante el período que duró el proyecto.

La colonización de la región de Atacama por la MBF ocurrió el 2007, primero en Copiapó y luego en Huasco, aunque en  2010 se encontraban infestadas prácticamente el 100% de las plantaciones. El análisis de las poblaciones de MBF al inicio y término del proyecto en diferentes localidades de los Valles del Huasco y Copiapó mostró una disminución de todos los estados de desarrollo de la plaga (Figuras 1 a 4), desde el 2010 al 2011. Así mismo, en los mismos predios también fueron monitoreados los estados de desarrollo del depredador C. arcuatus observándose un notable aumento de sus poblaciones desde su liberación en 2010, en ambos valles. Sin duda, las experiencias de control de la MBF mediante el depredador C. arcuatus en olivos en Atacama confirma que el control biológico es una alternativa real, efectiva y sustentable que los olivicultores podrán mantener si consideran su implementación en un contexto de manejo integrado de las plagas que afectan el rubro.

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Figura 1. Densidad promedio de MBF en olivos del Valle del Huasco en las temporadas 2009/2010 (barras gris oscuro) y 2010/2011 (barras gris claro).
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Figura 2. Densidad promedio de MBF en olivos del Valle de Copiapó en las temporadas 2009/2010 (barras gris oscuro) y 2010/2011 (barras gris claro).

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Figura 3. Densidad promedio de C. arcuatus en olivos del Valle del Huasco en las temporadas 2009/2010 (barras gris oscuro) y 2010/2011 (barras gris claro).

 

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Figura 4. Densidad promedio de C. arcuatus en olivos del Valle de Copiapó en las temporadas 2009/10 (barras gris oscuro) y 2010/11 (barras gris claro).

Control químico de MBF en un contexto MIP

Se evaluaron insecticidas convencionales (imidacloprid –Confidor, Nuprid- y clorpirifos –Lorsban 4E), los que se contrastaron con aceites minerales (Winspray) y detergentes agrícolas (SU 120, TS 2035, Tecsa Fruta). Estos últimos compuestos fueron seleccionados por considerarse más selectivos (hacia enemigos naturales) y, además, por ser compatibles con un “programa MIP” tendiente a evitar la aparición de resistencia de plagas, al tener múltiples modos de acción. Al evaluar la mortalidad y los síntomas de intoxicación dos semanas post-aplicación, todos los tratamientos con productos químicos proporcionaron un alto control de ninfas (65% de mortalidad con aceite al 1%, alrededor de 80% con detergentes al 1% y alrededor de 86% con los productos convencionales, es decir ninguno alcanzó el 100% en este plazo), sin diferencias estadísticas entre ellos, donde el testigo sin tratar fue el único significativamente inferior (alrededor de 9% de mortalidad natural).

Se debe tener presente que los compuestos alternativos no ofrecen acción residual, a diferencia de los insecticidas convencionales. Por ello, el uso reiterado de los compuestos alternativos puede suplir la inexistencia de efecto residual, pero la implementación de esta práctica debe evaluarse caso a caso, por posibles riesgos de fitotoxicidad (por ejemplo defoliación o manchado de frutos). La mortalidad se expresó de distinta manera según el producto usado. La muerte ocurre rápidamente con imidacloprid y clorpirifos. Otros productos convencionales y residuales como buprofezin (regulador de crecimiento) causó una muerte más lenta, que se expresa durante la muda. En cambio, los aceites, y muy especialmente los detergentes, muestran principalmente una remoción evidente de la cera superficial, deshidratación del individuo, que se ve de un aspecto pardeado y opaco (foto 2), lo que conduce a una muerte que ocurre en forma mas lenta, y que, por lo tanto, se debe evaluar a partir de una semana después de la aplicación.

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Ninfas 1 de MBF  tratadas con detergente SU 120 al 1%.

Dada su eficacia y relativa selectividad hacia C. arcuatus, los aceites y detergentes deben privilegiarse en el MIP contra MBF en olivos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la susceptibilidad de la plaga a detergentes se reduce en el caso de pupas y huevos, donde el uso de insecticidas convencionales y con acción residual, aunque más dañinos contra C. arcuatus, tienen un mejor desempeño. Los productos alternativos tampoco son recomendables entre floración (donde tiene un efecto cáustico contra las flores) e inicio de pinta (donde genera manchas en los frutos) por riesgos de fitotoxicidad (foto 3), excepto en concentraciones bajas (0,25%, las cuales también controlan MBF pero en menor proporción), y haciendo pruebas preliminares a pequeña escala antes del tratamiento al campo, para evaluar posibles daños.

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Daño de detergentes y aceites antes del endurecimiento del carozo, como consecuencia de aplicaciones en concentraciones ≥ a 500 mL/100 L. 

En estas etapas más susceptibles a fitotoxicidad en flores y frutos pequeños, como consecuencia de utilizar productos alternativos como aceites y detergentes en concentraciones superiores al 0,25%, el uso de insecticidas convencionales puede ser apropiado pues ellos usualmente no ofrecen estos riesgos. Sin embargo, su alta toxicidad hacia enemigos naturales generará una alta mortalidad de las especies benéficas. En nuestros estudios se ha detectado mortalidad total (100%) de adultos de C. arcuatus asperjados con imidacloprid. En el caso de clorpirifos, la mortalidad de adultos de C. arcuatus alcanza alrededor del 30%, pero se eleva al 70% en el caso de larvas. Imidacloprid, además,  ejerce un efecto residual que elimina alrededor del 70% de los adultos que arriben al cultivo tratado hasta 15 después de la aplicación. En los mismos plazos, el efecto residual de clorpirifos es mucho menor, eliminando alrededor del 20% de los adultos. Por lo tanto, una mejor opción para proteger a los enemigos naturales de la MBF es emplear compuestos más selectivos, por ejemplo buprofezin (insecticida regulador de crecimiento que afecta poco a los adultos de C. arcuatus) o aplicaciones vía riego con imidacloprid (sin contaminar externamente el follaje), que controlarán a la MBF y, a la vez, no dañarán al coccinélido. En estos casos deben considerarse los riesgos de generar residuos en la fruta asociados a los productos residuales.

Conclusiones

Este trabajo muestra que la MBF, considerada la mayor amenaza fitosanitaria del cultivo del olivo en Chile, hoy puede ser enfrentada con un esquema MIP, por la vía de la información y apoyo a los agricultores que tienen dificultad de acceder a asesoría especializada. En este sentido, este tipo de proyectos de investigación y transferencia permiten la adopción de estas tecnologías por parte del productor, generando en ellos la convicción de que los resultados serán un real beneficio. Esta propuesta centró sus esfuerzos en el control biológico con el coccinélido C. arcuatus,  ofreciéndole las condiciones para su supervivencia, reproducción y dispersión en los huertos. El trabajo también se orientó a definir aquellas herramientas del control químico que eran eficientes en el control de la MBF, pero evaluando al mismo tiempo su impacto en C. arcuatus. Ello llevó a concluir que insecticidas como imidacloprid y clorpirifos son eficientes en el control de la plaga, pero perjudiciales para C. arcuatus, especialmente en el caso de imidacloprid. De hecho, el enemigo natural incrementó sus densidades y su distribución en los predios en que se prescindió del uso de este tipo de insecticidas neurotóxicos de acción residual, por lo que se consideran incompatibles con la liberación de C. arcuatus en los campos. Para la mayoría de los agricultores que participaron de estos proyectos, la protección de Clitostethus fue considerada una verdadera inversión. Por otra parte, los aceites minerales y detergentes agrícolas son altamente selectivos hacia C. arcuatus, pero deben usarse con precaución, pues en algunas etapas del cultivo (floración-cuaja) son fitotóxicos y sólo pueden usarse en concentraciones bajas (0,25%), pero en otros períodos son tan eficientes como los productos convencionales si son usados apropiadamente, esto es en concentraciones del 1% y con total cobertura del follaje.

Finalmente, es posible extender esta experiencia al manejo de otras plagas importantes del olivo en Chile, como la conchuela negra y la escama blanca. Ello constituye una oportunidad para los agricultores que pueden beneficiarse de ofrecer a los consumidores una producción que reduce el uso de plaguicidas convencionales, en otras palabras ofrecer un producto MIP que representa una ventaja comparativa, como ha ocurrido en otros países, por lo que este atributo debería promocionarse para lograr preferencia y mejores precios para el aceite y las aceitunas producidas bajo este esquema.

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