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Es quizás la enfermedad foliar más importante en banano

Manejo integrado, el gran aliado para controlar Sigatoka negra

En la apuesta por controlar la enfermedad, la tendencia mundial continuará siendo la reducción en el uso de agroquímicos y la apuesta por una agricultura más amigable con el medio ambiente, siempre apoyados con el uso de prácticas culturales. En este artículo el especialista del INIFAP, el Dr. Mario Orozco Santos destaca cuáles son las claves en una buena estrategia de manejo y puntualiza que, es fundamental integrar aplicaciones de fungicidas sistémicos y protectantes, biológicos e inductores de defensa en la planta.

28 de Abril 2025 Ximena González Vidal/Fotos Mario Orozco
Manejo integrado, el gran aliado para controlar Sigatoka negra

Para una finca bananera, Sigatoka negra, causada por el hongo Pseudocercospora fijiensis, es quizá la enfermad foliar más importante en la mayoría de los países productores de banano. Siendo las variedades del subgrupo Cavendish (Musa AAA) de las más susceptibles. Por ello, en las próximas líneas, Mario Orozco-Santos, Dr. en fitopatología e investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) de México, presenta información sobre manejo integrado de sigatoka negra, haciendo especial énfasis en control cultural y control químico, haciendo uso tanto de fungicidas sistémicos y alternativas bioracionales. Asimismo, hace referencia al uso del fungicida mancozeb como parte fundamental en el manejo actual de la enfermedad. No obstante, destaca que el futuro de este ingrediente activo es incierto, por restricciones en algunos países importadores, por lo que señala, es prioritario buscar alternativas para reducir su uso.

Indica que, lo primero que se debe tener en cuenta es que, la severidad de la enfermedad dependerá en gran medida de la zona donde esté ubicada la plantación y del clima. “Por ejemplo, en países como Colombia, las altas precipitaciones han aumentado la presencia de la Sigatoka negra en zonas como el Urabá, mientras que en la zona del Caribe (la Guajira y el Magdalena) al ser un trópico seco, la enfermedad es de menor importancia”.

El control químico es la herramienta más usada para el combate de la enfermedad en todos los países productores de banano.

Así mismo, el experto destaca que para hacerle frente a esta enfermedad, es clave partir del manejo integrado, el cual contempla el uso de diferentes métodos de control (cultural, químico y alternativas amigables) apoyado por el conocimiento del cultivar/variedad de banano o plátano (susceptibilidad a la enfermedad, fenología, interacción con el patógeno y edad de las plantas); conocimiento del patógeno/enfermedad (especie del hongo, tipo de reproducción, estructura genética, diseminación, fuente de inóculo, sobrevivencia, período de incubación y ciclo de la enfermedad) y del clima (cantidad y distribución de la precipitación, temperatura, rocío, radiación solar, nubosidad y humedad relativa).

Teniendo claro lo anterior, Orozco comenta que, se pueden tomar decisiones dentro del control cultural. Las prácticas de cultivo son una parte importante en el manejo integrado de la enfermedad. Esta herramienta está orientada a reducir las condiciones favorables para el establecimiento y desarrollo del patógeno, establecer barreras físicas al patógeno y/o eliminar fuentes de inóculo dentro de la plantación, así como inducir el vigor de las plantas.

Señala que, hay numerosas prácticas de cultivo dentro de un programa de manejo integrado de la enfermedad, como es el caso de la remoción de hojas afectadas o porciones de éstas (cirugía), poda temprana; aplicación de urea para acelerar su descomposición, así como la eliminación rápida de plantas cosechadas.

Adicionalmente, otros componentes del manejo agronómico del cultivo ayudan a reducir las condiciones favorables (humedad) para el desarrollo de la sigatoka negra e incrementar el vigor de las plantas: manejo de la densidad de plantación, deshije, sistemas de drenaje, métodos de riego, control de maleza, fertilización química, fertilización biológica (micorrizas y bacterias del género Azospirillum), control de plagas y nemátodos. Además, es importante monitorear periódicamente la plantación para conocer el comportamiento de la enfermedad (incidencia, severidad y/o estado evolutivo) y obtener información que ayude en la toma de decisiones.

“Debemos reducir las condiciones favorables para el establecimiento y desarrollo del patógeno, inducir el vigor de las plantas, establecer barreras físicas y/o eliminar fuentes de inóculo dentro de la plantación”.

“Sin duda la práctica cultural más importante va orientada a reducir la fuente de inóculo, la cual está en las hojas dañadas. Por ello, estas hojas deben tener un manejo específico: cortarlas, acomodarlas en el suelo ya sea haciendo montones o cordones de hojarasca y de esta manera vamos a reducir la fuente de inóculo”, dice y añade que, con esta práctica se reduce hasta en un 50% la fuente de inóculo y además se incorporan nutrientes al suelo.

Explica que, dentro de esta práctica, los trabajadores deben conocer muy bien cómo se hace el deshoje o eliminación de hojas afectadas. “Algunos eliminan toda la hoja cuando solo tiene un 10% de área foliar enferma y con esto lo que hacemos es reducir la cantidad de follaje activo”. Por ello, el Dr. Orozco comenta que, una vez la planta emite la flor, cesa la emisión de hojas y la cantidad de hojas que se tengan al momento de la floración es de suma importancia.
“Debemos tener mínimo de nueve a diez hojas al momento de la floración y debemos tratar de conservarlas hasta la cosecha, porque si en ese momento tenemos menos de cinco hojas, vamos a tener daños en poscosecha”, dice.

Afectaciones por Sigatoka negra en plantaciones bananeras

Por otro lado, una vez se realice la cirugía vegetal, se corten las hojas afectadas y se dispongan en el suelo, el Dr. Orozco recalca se debe proceder a la aplicación de urea. “Hemos trabajado mucho ese aspecto de reducir inóculo una vez que la hoja está en el suelo, porque generalmente la liberación de las esporas del hongo dura de seis a ocho semanas. Por ello, hemos realizado muchos experimentos aplicándole fungicida a las hojas en el suelo, aplicando herbicidas, aceites y diferentes compuestos y lo único que nos funcionó muy bien fue la aplicación de urea”.

Estas aplicaciones dice el experto, deben ser al 10%, es decir, 10 kilos en 100 litros de agua aplicados directamente a la hoja infectada. “Esto lo recomendamos, sobre todo, en los periodos de mayor severidad de la enfermedad que es durante los períodos lluviosos, pues la lluvia es el factor que dispara poco a poco el incremento de la enfermedad”.

CONTROL QUÍMICO Y ALTERNATIVO DE SIGATOKA NEGRA

En lo que respecta al control químico, el Dr. Orozco recalca que es la herramienta más usada para el combate de la enfermedad de Sigatoka Negra en todos los países productores de banano. El número de aplicaciones varía de acuerdo a las condiciones climáticas de cada zona de producción. Contra sigatoka negra en México, varía desde 35 a 40 en el trópico seco hasta 45 a 52 aplicaciones por año en el trópico húmedo y subhúmedo. En Ecuador de 30 (zona sur) a 44 ciclos de aspersión (zona norte), y en Colombia de 30 a 35 aplicaciones en plantaciones de cultivo orgánico en la costa norte (La Guajira, Magdalena y Cesar) y 52 ciclos en promedio en el Urabá.

Además, menciona que, en plantaciones con manejo convencional, se utilizan fungicidas de contacto o protectantes (mancozeb y otras moléculas) y en menor proporción productos sistémicos. Ocasionalmente se incluyen algunos productos biológicos (Bacillus y extractos vegetales) y aceites minerales. En línea con esto, Dr. Orozco dice que, los biológicos a base de B. amyloloquefaciens y Melaleuca alternifolia ya están siendo utilizados en los programas de control en algunas zonas productoras, mientras que, otros extractos vegetales están en evaluación (Mimosa tenuiflora, Cinnamomum zeylanicum, entre otros).

“Si bien la base del control de la enfermedad es el mancozeb, un producto de contacto que tiene quizá unos 60 años en el mercado, pero que, actualmente, en la Comunidad Económica Europea se ha prohibido usarse, aunque todavía permite la importación de frutas tratada con este ingrediente activo”, dice y recalca que, por ello a mediano plazo se debe reducir la dependencia de este producto utilizando otras alternativas tales como productos biológicos, extractos vegetales, productos a base de cobre preparados para usarse en banano, extractos de canela, productos a base del árbol de té, productos a base de azufre, silicio y aceites.

Mario Orozco Santos, Dr. en fitopatología e investigador del INIFAP, México.

Frente al uso del silicio de manera foliar, dice que, se usa como un inductor de mecanismos de resistencia y señala, tiene un control muy similar al del fungicida mancozeb. “Sin embargo es necesario adaptar estas estrategias a los sistemas de producción y hacer unas pruebas previas de acuerdo al comportamiento de la enfermedad. En México, por ejemplo, nos ha funcionado muy bien el uso de silicio, de azufre y de cobre”.

Así mismo, comenta que, lo más recomendable es utilizar el silicio de manera preventiva en la época de baja presión de la enfermedad. Una vez establecida la enfermedad en alta presión, definitivamente no va a funcionar. “Cuando hay alta presión de sigatoka debemos optar por usar sistémicos alternados, y ahí podríamos recurrir al uso de silicio con mancozeb, con cobre, pero definitivamente deben usarse productos potentes que sean curativos”.

Finalmente, el experto manifiesta que, mientras se sigan cultivando variedades tan susceptibles como las Cavendish, la amenaza de sigatoka negra seguirá existiendo. Y la tendencia mundial, continuará siendo la reducción en el uso de agroquímicos y la apuesta por una agricultura más amigable con el medio ambiente. Por ello, puntualiza, se requiere contar con un programa alternativo y sostenible de manejo de sigatoka negra, que integre aplicaciones de fungicidas sistémicos y protectantes (otros ditiocarbamatos), biológicos (microbiales y extractos vegetales), inductores de defensa en la planta, cobre, azufre y silicio. Todo esto, apoyado con las prácticas de cultivo orientadas a la reducción de fuentes de inoculo y de condiciones favorables para P. fijiensis, así como tener un cultivo bien nutrido y vigoroso.

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