El banano es uno de los cultivos más importantes desde el punto de vista económico y social en algunas regiones agrícolas de América Latina, Asia y África. Su carácter estratégico explica la necesidad de proteger este cultivo de la amenaza de aquellas enfermedades que pueden acabar por destruirlo. La sigatoka negra, provocada por el hongo Mycosphaerella fijiensis, destruye el tejido foliar y disminuye la capacidad fotosintética de la planta. Los racimos y frutos afectados por la enfermedad maduran antes de tiempo y presentan un peso menor al que debería tener una planta sana. En los casos más severos, las hojas afectadas terminan por morir y se caen en pocas semanas.

El control de esta enfermedad se ha basado, principalmente, en la aplicación de fungicidas. La presión del patógeno en algunas zonas productoras, así como la necesidad de proteger la fruta para exportarla, obligan a hacer decenas de pases al año, algo que, además de incrementar los costes de producción, también genera efectos negativos en el medio ambiente y en la salud de los aplicadores. El mancozeb ha sido, hasta la fecha, uno de los fungicidas más utilizados en banano para el control químico de sigatoka negra. No obstante, el uso del mancozeb está prohibido en el mercado comunitario europeo desde el año 2021 por sus efectos negativos sobre la salud de las personas y por la presencia de residuos.

REEMPLAZO DEL MANCOZEB

Si Europa no acepta el uso de esta molécula en sus producciones, ni tampoco de sus derivadas, las frutas y hortalizas que llegan a sus mercados vía exportaciones de países terceros tampoco deberían contener trazas de esta materia activa. Lo contrario significaría correr un elevado riesgo de que la mercancía sea rechazada y no pueda comercializarse en los mercados de destino. Esta serie de limitaciones en el uso de fungicidas para banano ha acelerado la necesidad de contar con alternativas más sostenibles al mancozeb y, a su vez, mucho más alineadas con la regulación del potente mercado comunitario en todo lo relacionado. con el control químico de sigatoka negra en banano. Este escenario abre un espacio propicio para Seican, un fungicida y acaricida biológico desarrollado y registrado por la compañía española Seipasa para el control de sigatoka negra en banano. Seican es una solución rápida y eficaz gracias a su acción curativa y erradicante que funciona por contacto, y que proporciona una gran fiabilidad y flexibilidad a los productores gracias también a su nulo período de carencia.

Se trata de un producto que no deja residuos en la cosecha y que se puede aplicar inmediatamente antes de la recolección, sin necesidad de esperar horas o días a que el producto se degrade. En su efecto curativo, la acción de Seican promueve cambios en la actividad enzimática de la pared celular del patógeno. Inhibe el crecimiento fúngico y evita la penetración y colonización de micelios y esporas. Seican también ejerce una actividad erradicante, que permite controlar al hongo en la etapa de invasión. Asimismo, su acción antiesporulante interrumpe este proceso para secar las manchas y limitar así la propagación de la enfermedad. Lo podemos apreciar en las gráficas 1 y 2 relativas a la severidad de la enfermedad dentro del ensayo desarrollado en Colombia para evaluar la eficacia del producto en el control de sigatoka negra en banano. En este caso, el estado evolutivo fúngico mide el crecimiento de la mancha de sigatoka sobre la hoja y la evolución de la necrosis sobre la superficie. Tal como se observa en las dos gráficas, la acción de Seican seca la mancha y detiene la aparición de nuevas manchas en una clara muestra de su efecto erradicante.

MINIMIZAR EL RIESGO DE APARICIÓN DE RESISTENCIAS

Otra ventaja de Seican como fungicida para banano es su comportamiento frente a resistencias. Seican está incluido dentro del grupo BM 03 del FRAC, un elemento que certifica la capacidad del producto para evitar la aparición de resistencias. El grupo BM 03 también es aquel en el que se ubican las moléculas más innovadoras en el conjunto de los agentes microbiológicos y botánicos. El respaldo del FRAC es muy relevante, ya que los productores que cultivan banano, es decir aquellos que se enfrentan cada campaña a la sigatoka negra, realizan sus rotaciones siguiendo la clasificación y recomendaciones del FRAC. Sus guías regulan el uso de las moléculas disponibles, estableciendo la rotación de modos y mecanismos de acción distintos para minimizar el riesgo de aparición de resistencias.

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