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Viñedos Veramonte

“Los suelos vivos entregan uvas de calidad que son la máxima expresión del lugar de donde provienen”

Chile es uno de los países que se encuentra a la vanguardia de la producción de vino orgánico a nivel mundial. José Aguirre, gerente de Operaciones y viticultor de Viñedos Veramonte, explica el proceso de transformación que ha llevado esta viña desde hace diez años, para transformarse en un referente en viticultura sostenible. Habla también del nuevo paso que está emprendiendo: certificarse como una viña biodinámica.

02 de Agosto 2021 Jorge Velasco Cruz
“Los suelos vivos entregan uvas de calidad que son la máxima expresión del lugar de donde provienen”

La tendencia por el consumo de vinos orgánicos en el mundo sigue al alza. En junio de 2020, la agencia Transparency Market Research estimó que este mercado crecerá alrededor de un 10,8% promedio al año 2030 a nivel global. En el caso chileno, si bien los volúmenes totales de exportaciones de vino no han mostrado grandes variaciones en los últimos años, entre 2018 y 2019 las ventas al exterior de orgánicos subieron 7%.

Estudios como el Global SOLA (Sustainable, Organic, Lower Alcohol and Other Alternative Wines) de Wine Intelligence señalan que, entre los vinos alternativos, el orgánico es el que ofrece mayores oportunidades de desarrollo en los grandes mercados. En EE UU, por ejemplo, lidera las preferencias en todos los grupos etarios. Una encuesta realizada por este organismo a consumidores de 11 países y localidades diferentes –entre los que se encuentran EE UU, Brasil, Canadá, México, Irlanda, Portugal y Hong Kong– muestran que entre el 28% y el 59% cree que su producción es ambientalmente más amigable que la viticultura tradicional.

Como el cuarto principal exportador de vinos a nivel mundial y el primero del nuevo mundo, Chile ha estado a la vanguardia de la producción orgánica. En 2016 ya realizaba exportaciones por US$ 42 millones a más de 70 destinos, encabezados por EE UU.

En 1998, Viñedos Emiliana fue la primera viña nacional en comenzar el proceso de transformación para ser un productor orgánico, certificación que obtuvo el año 2001 por IMO Suiza. En 2003 sus primeros vinos orgánicos salieron al mercado y en 2006 les siguieron los primeros certificados como biodinámicos, un sistema de producción que va más allá de la sustitución de productos químicos por otros de origen natural y que se enfoca en el equilibrio del ecosistema en general, en los ciclos naturales y en el uso de preparados vegetales y minerales para complementar el compost en los cultivos.

Este camino lo continuaron otras viñas en las casi dos décadas que han transcurrido desde entonces. Una de ellas es Viñedos Veramonte, que se ha ido posicionando en Chile y el extranjero (el 20% de su producción se destina a Chile y el 80% restante se exporta) con marcas como Primus, Neyen, Ritual y la misma Veramonte. “El mercado de los productos orgánicos en Chile ha ido creciendo durante los últimos diez años. Entre estas viñas están Matetic, Odfjell, Cono Sur y Emiliana. Además, casi todas las viñas de tamaño medio a grande tienen productos orgánicos, aunque no necesariamente producen uva orgánica. O se la compran a terceros o compran vino ya hecho por viñas que son 100% orgánicas”, explica José Aguirre, gerente de Operaciones y viticultor de Viñedos Veramonte.

EJES DEL TRABAJO ORGÁNICO

Viñedos Veramonte cuenta con tres unidades productoras propias, que le permiten obtener entre 3,5 y 4 millones de kilos de uva al año. Al inicio del Valle de Casablanca, en la Región de Valparaíso, posee un campo de 450 hectáreas, de las cuales 320 son productivas. Estos viñedos, que están rodeados por 2.500 hectáreas de bosque nativo, reciben brisas y nieblas matutinas provenientes del Océano Pacífico, las cuales entregan las condiciones adecuadas para la producción de variedades blancas como Sauvignon Blanc y Chardonnay, y tintos de clima frío como Pinot Noir, Merlot y Syrah.

Viñedos Veramonte cuenta con tres unidades productoras propias, que le permiten obtener entre 3,5 y 4 millones de kilos de uva al año. Desde el año 2018 está certificada como orgánica.

A su vez, en el Valle de Colchagua, en la Región de O’Higgins, tiene dos fundos. En Marchigüe, a 45 kilómetros de la costa, dispone de una propiedad de 77 hectáreas que se destaca por la combinación de suelos bien drenados, con textura franco arcillosa y material rocoso, que entregan un buen soporte para el cultivo de variedades como Carmenere, Syrah y Cabernet Sauvignon. A ella se suma otra de 110 hectáreas productivas en Apalta donde hay plantadas, además de estas cepas, uvas Malbec. El único proveedor externo se ubica en el Valle del Maipo, con 20 hectáreas. Bajo la completa supervisión de Veramonte, produce Cabernet Sauvignon para la marca Primus.

En el Valle de Colchagua tiene un fundo de 77 hectáreas en Marchigüe, a 45 kilómetros de la costa, y 110 hectáreas productivas en Apalta.

“Siempre hemos querido trabajar lo más verde que se pueda y ser lo menos contaminantes, bajando las cargas de pesticidas, herbicidas, fertilizantes de origen químico y sales. En esa filosofía de un manejo más limpio, verde e integrado, fuimos migrando de a poco hacia la agricultura orgánica”, comenta José Aguirre.

De esta manera, el año 2010 Viñedos Veramonte comenzó a trabajar exclusivamente con productos orgánicos y el 2014 inició el proceso de certificación orgánica bajo la norma chilena. Las cosechas de 2015, 2016 y 2017 fueron de transición y el año 2018 obtuvo el certificado a través de Ecocert Chile.

El camino se inició con la sustitución de productos de síntesis química por otros de origen vegetal para el control de plagas y enfermedades. Continuó con el control de malezas y el cultivo con gramíneas y leguminosas de la zona entre hileras y bajo las parras. A partir del cese del uso de productos químicos, comenzaron a proliferar diversas plantas menos competitivas que aquellas resistentes a herbicidas.

José Aguirre, gerente de Operaciones y viticultor de Viñedos Veramonte.

“Este control se hace en forma mecánica, ya sea con máquinas que descalzan las malezas o bien se mantienen las praderas naturales y se va cortando el pasto, que pasa a ser parte del sistema productivo. Cuando se hace el control por herbicidas, de alguna manera se van seleccionando plantas que son muy agresivas, resistentes a estos productos y competitivas con los viñedos. El uso de herbicidas sella los suelos, baja la infiltración de agua y mata además a toda la microflora y microfauna que existe en las primeras capas. Por eso, se termina con un suelo estéril y compactado. Al volver al ciclo natural, se forma una pradera que es menos competitiva con la viña y que termina aportando muchas más cosas positivas que negativas”, explica el ingeniero agrónomo de Veramonte.

El tercer eje fundamental fue la nutrición, que implicó incorporar la aplicación de compost y de guanos de vacuno en vez de fertilizantes químicos y sales. “Fue de los temas más importantes, porque requiere una logística muchísimo mayor. Los tiempos en los que hay que abonar los viñedos son muy acotados, generalmente después de la cosecha”, apunta José Aguirre.

TRANSFORMACIÓN BIODINÁMICA

Durante la última década, el trabajo de Viñedos Veramonte ha ido más allá de la sustitución de insumos. Luego de tres años de trabajar en forma biodinámica, en 2020 inició el proceso para certificarse bajo esta modalidad productiva. A diferencia del trienio que lleva la transición desde un cultivo tradicional a uno orgánico, este otro precisa solo de un año. De esta manera, la cosecha 2022 podrá ser certificada bajo la norma Demeter.

“La biodinámica está englobada en una filosofía más holística. La idea es que el campo sea un organismo cerrado. Busca un equilibrio del cultivo con el ecosistema, que va a lograr que las plantas den productos sanos para el medioambiente y para el consumidor, sin contaminar las napas ni matar los suelos. Por eso, le da mucho énfasis a su recuperación y a la vida en ellos. Los hongos y bacterias benéficos compiten con los hongos y las bacterias patógenas. A través de suelos vivos, con gran carga de microorganismos benéficos –bacterias, hongos, insectos, lombrices, animales–, se busca que los cultivos se nutran en forma más natural. De esta manera, estos suelos vivos entregan uvas de calidad que son la máxima expresión del lugar de donde provienen”, explica José Aguirre.

Entre las diversas prácticas que emplea Veramonte, está el uso de animales como ovejas y camélidos para cortar el pasto en primavera, airear y minimizar la compactación de suelos y servir como fertilizante.

Esto se traduce en diversas prácticas, además de las mencionadas. “Tratamos de hacer una poda racional, que respete el equilibrio de la planta y permita una adecuada cantidad de follaje para tener una buena ventilación y evitar enfermedades”, apunta el viticultor de Veramonte. Destaca, además, la elaboración de su propio compost y el uso de animales como ovejas y camélidos para cortar el pasto en primavera, airear y minimizar la compactación de suelos y servir como fertilizante. A su vez, la Viña planta árboles en los alrededores y mantiene corredores biológicos para promover la fauna local y la biodiversidad en general.

En este contexto y a pesar de sus valorados efectos fungicidas y bactericidas, Veramonte no usa cobre. “Con productos como el cobre y otros de origen natural y de amplio espectro, se mata lo bueno y lo malo. En cambio, con la biodinámica tratas de potenciar lo positivo –los microorganismos benéficos e insectos– para cuidarlos y que estén en equilibrio con los patógenos y las plagas”, dice Aguirre.

GESTIÓN DEL AGUA

¿Cuál es la correcta relación agua/calidad de la uva en un viñedo? “Se han hecho muchos ensayos en distintas zonas a lo largo del país, restringiendo el uso del agua. Esas viñas terminan estresándose demasiado, acortando la longevidad del viñedo y con calidades que no necesariamente son superiores. Hemos visto que las mayores calidades se dan en viñedos equilibrados, bien nutridos y bien regados”, responde José Aguirre.

Este manejo es especialmente sensible en un contexto de sequía. En el caso de los viñedos de Veramonte en Casablanca, estos son alimentados exclusivamente de napas subterráneas, las cuales han disminuido en más de un 50% en la última década.

Para ello ha sido clave realizar plantaciones con patrones y clones resistentes a la falta de agua y, además, efectuar una buena gestión del recurso hídrico. “Hay que llevar un control exhaustivo en relación a cómo, cuándo y dónde se está gastando el agua”, apunta el ejecutivo de Viñedos Veramonte.

Entre la tecnología implementada, se encuentra el uso de caudalímetros y sensores en los pozos, softwares de gestión hídrica, bombas Schoelander e imágenes NDVI para captar el vigor de las viñas. “Con todos esos datos, vamos armando nuestros programas de riego para adaptarnos a las necesidades justas que tiene cada viñedo”, afirma José Aguirre.

Este trabajo se complementa con la utilización de material genético de alta calidad sanitaria y agronómica, proveniente de viveros licenciatarios de materiales clonales seleccionados ENTAV-INRA, marca creada por el Instituto Francés de la Viña (IFV) y el Instituto Nacional de Investigación Agronómica (INRA) de Francia. Además de las variedades francesas tradicionales, utiliza patrones resistentes a sequía, vigorizantes y de alta absorción hídrica y de nutrientes. Por lo general, la reposición de viñedos oscila entre un 8% y 10% anual, aunque el 2020 fue un año excepcional, con una tasa de recambio casi de cero.

Los resultados han sido positivos. En Casablanca, en Sauvignon Blanc Veramonte pasó en los últimos años de obtener un promedio de 9 a 10 toneladas por hectárea a un rango de 10 a 12 toneladas. Y en Apalta, viñedos (para vinos ícono) de más de un siglo que tenían rendimientos de 3,5 a 4 toneladas por hectárea, han llegado a 5,5 a 6 toneladas y en la categoría Premium han subido de 6 a un rango de 7,5 a 8 toneladas por hectárea, manteniendo las calidades.

“Tenemos viñedos más sanos y de mucho mejor calidad. El equilibrio que logra nuestra uva en forma natural es con acideces más altas en nuestros mostos y los taninos van más acorde con lo que es la madurez de los azúcares. Logramos vinos mucho más equilibrados, sin tener que intervenirlos demasiado en bodega como se hacía antiguamente”, concluye el gerente de Operaciones y viticultor de Viñedos Veramonte.

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