Los asombrosos efectos del ácido glutámico en los arándanos
Si bien el uso del ácido glutámico no es nuevo en la agricultura, una serie de trabajos han abierto nuevas posibilidades de uso. Una investigación realizada en México ha despejado todo tipo de dudas y puesto sobre la mesa las bondades de este aminoácido para el cultivo del arándano. Pero no es todo, ya que también abre la puerta a nuevos trabajos con este baya de color azul.
“Bondades, muchas. Y las que aún quedan por descubrir”, así describe el Dr. Carlos Castillo, asesor especialista en cultivo de berries, los efectos del ácido glutámico en las plantas de arándanos. Y es que el papel que tiene este aminoácido en la agricultura es variado, pudiendo actuar en diferentes mecanismos fisiológicos y metabólicos como la asimilación del nitrógeno, la floración o el peso del fruto.
En los últimos años se ha estado empleando en diferentes especies -frutícolas y hortícolas-, básicamente porque en pequeñas cantidades puede generar un efecto positivo en las plantas. De hecho, el Dr. Castillo se topó por primera vez con el ácido glutámico cuando aún era estudiante y leyó una tesis del año 1971 de la UNAM donde se describían sus efectos en los cultivos de tomate bajo invernadero. Ese trabajo lo motivó a continuar investigando aminoácido y comenzó con un cultivo muy distinto: el banano, con buenos resultados.
Investigar sobre los resultados que día a día estaba viendo en campo, hizo que el Dr. Castillo se contactara con la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), con el fin de desarrollar un trabajo de tesis doctoral con la entonces alumna y hoy Doctora, Itzel Pérez León León, en huertos de arándanos ubicados en México. Y es que el uso del ácido glutámico, por los beneficios que tiene para el cultivo, es importante en una industria como la del arándano, que ha experimentado un gran crecimiento en determinadas zonas del planeta, por ejemplo, Perú, México o Marruecos.
Hoy en día, quizás más que nunca, hay que ser muy precisos con los manejos agronómicos, sobre todo en tiempos de ‘incertidumbre climática’ donde la planta se estresa más. A modo de ejemplo, a mediados de agosto, en Trujillo, la planta amanecía con condiciones de nubosidad, alta humedad relativa y temperaturas altas para esta época del año. “Debido a ello, la planta no sabe qué hacer y, más encima, venimos nosotros y la estresamos, al no aplicar o aplicar demasiada agua. Así la estamos estresando”, precisa y añade que los productores deben aprender a tener parámetros que les permiten tomar decisiones. “Sin embargo, para eso, debemos hacer una ‘agricultura de precisión’, que también la podemos practicar con elementos que están al alcance de todos, como medidores de pH, tensiómetros, sensores más sofisticados que nos darán información más rápida y precisa para tomar decisiones que nos permitan darles condiciones a la planta para tener una alta productividad’.
Teniendo al ácido glutámico como punto de partida, se podrá formar piruvato, produciendo un proceso que se llama transaminación, donde la planta puede formar cualquier aminoácido y salir de cualquier situación de estrés. “Cuando hacemos aplicaciones de ácido glutámico como tal, le vamos a dar la oportunidad a la planta, por ejemplo, si tenemos condiciones de cero luminosidad o intensidad lumínica alta, la planta podrá hacer prolina y salir de ese estado”, explica el Dr. Castillo.
Así, por ejemplo, a mediados de agosto, a las 11 de la mañana en Trujillo, Perú, ya había salido el sol, la planta dejará de hacer prolina y hace L arginina para esas condiciones de temperatura. De esta forma, a la planta se le da la posibilidad de tener la materia prima sin desgastar sus reservas, y permitirle que salga de una condición de estrés, con un manejo adecuado de la nutrición vegetal y riego.
“Así le estamos generando materia prima para que la planta haga sus aminoácidos, que le permiten salir de la condición de estrés”, precisa el especialista. Sin embargo, en caso contrario, la planta estará, por ejemplo, con una baja tasa fotosintética, respiración anaeróbica y una baja eficiencia de su actividad de fotosíntesis. “Bajo estas condiciones, la planta no producirá, y habrá anormalidades”, dice. Pero, ¿eso se puede remediar? “Sí. Si tenemos altas temperaturas y alta radiación, el aminoácido nos permitirá conformar L-valina y prolina, que nos permitirá tener agua en la célula y, con eso, evitar el estrés, y permitirle a planta tener condiciones para que pueda seguir haciendo fotosíntesis y seguir siendo altamente productiva”, responde.
Pero, ¿qué pasa con las bajas temperaturas? Las plantas tienden a acumular aminoácidos hacia los puntos más débiles que, en el caso del arándano son los meristemos de crecimientos, apicales y radicales, las raíces y los ápices de crecimiento. ¿Qué pasará? Se quemarán. “Y dejarán de crecer. Entonces, se estresa y retrasa el crecimiento y desarrollo de la producción”, precisa el especialista, sobre condiciones que impedirán el desarrollo normal del cultivo. “De ahí que el incremento en la tasa fotosintética se convertirá en un parámetro a considerar, dado que dependemos de la fotosíntesis para la formación de glucosa”, sostiene.
Para el especialista, lo importante es ‘entender cómo funciona la planta’, ya que si se realizan mediciones constantes de evapotranspiración, estas indicarán cómo hay que manejarla para darle la cantidad de agua necesaria. “Así le evitaremos estrés radicular a la planta. Entonces, comenzará a abrir los estomas y empezará a transpirar. Si hace ese proceso habrá un flujo continuo y ese flujo continuo de agua desde las raíces hacia las hojas, permitirá que la planta tome agua y mueva los nutrientes”, explica. Sin embargo, si está estresada, no tomará agua, ni tampoco nutrientes. Se cerrarán los estomas y se generará un estrés muy prolongado y la planta empezará a irradiar luz ultravioleta que ven los insectos picadores chupadores… Todo ello por un mal manejo del riego.
TENER PLANTAS COMO UN ‘ATLETA DE FONDO’
“Por eso es muy importante saber cuándo regar, cómo regar y cuánto regar”, advierte el Dr. Castillo y añade que lo anterior se puede evitar usando aminoácidos como una herramienta para equilibrar la planta de manera eficiente- “La tendremos como un atleta de fondo, corriendo una maratón a un paso constante, porque tendrá condiciones de energía para poder hacerlo”, dice.
Para poder hacer que nuestras plantas sean ‘atletas de fondo’ se ha comprobado que el uso de ácido glutámico es importante. Pero antes, se debe analizar de dónde sale y para qué nos sirve. “Este ácido tiene una relación con el fierro y el magnesio, para la formación de fitocromos y clorofila. Si nos vamos a la fotosíntesis y a la fase lumínica de esta, entre el fotosistema 1 y 2 tendremos fitocromos. Si entendemos que el glutámico tiene una función importante con el fierro y el magnesio, también la tendrá con el cobre. Si a eso le añadimos el fierro y el zinc, tendremos todos los elementos para formar clorofilas, pigmentos y ácido glutámico; para que la planta pueda cumplir con sus requerimientos fenológicos y pueda crecer de la manera que queremos que crezca”, explica el experto.
EFECTOS SOBRE LOS ARÁNDANOS
Absorción de nutrientes. En el trabajo realizado por la Dra. Itzel Pérez León León se comprobó que los aminoácidos mejoran la absorción del agua y que además tienen una acción de acomplejamiento con nutrientes. En el trabajo, hicieron una comparación entre los niveles de nutrientes en 2021 y 2022, con niveles de solución y unidades aplicadas. “Vimos que subieron los índices de asimilación de potasio. A raíz de ello, las raíces no estaban estresadas y tuvieron las condiciones necesarias para tomar agua”, dice la Dra. Itzel Pérez León. Además, el potasio entró de manera continúa, garantizando un aprovisionamiento de este elemento, que es fundamental para los diferentes procesos y desarrollos, “principalmente el hídrico y la traslocación de azúcares”, precisa el Dr. Castillo.
Niveles de nitrógeno. En la práctica, el arándano es muy diferente a lo que se explica en las aulas de clases de la universidad. Ello, porque necesita del nitrógeno de una manera continua, sobre todo si es que se quiere que haya una relación entre crecimiento y emisión de laterales y tener una relación entre auxinas, citoquininas y giberelinas. Para que eso ocurra, debe haber un aporte constante de nitrógeno, para que la planta se mantenga activa y en equilibrio. “Esto es muy importante y podemos ver cómo las unidades de nitrógeno se incrementaron con la aplicación del ácido glutámico. Gracias a esto, podrán asimilar de mejor forma los nutrientes”, explica el asesor.
Polinización. El ácido glutámico contribuye a la polinización, estimulando la germinación de granos de polen y activando el crecimiento del tubo polínico. “Cuando una abeja está sobrevolando ve la intensidad de los carotenos, por los niveles de calcio que hay y, si el estigma del pistilo acumula una mayor cantidad de calcio y boro, refractará más esta luz que la antena de los estambres. Entonces la abeja identifica hacia dónde debe ir y baja hasta la flor. Esta gradiente de comportamiento, mejora con la aplicación de ácido glutámico”, explica el experto.
Crecimiento de la planta. En la figura 1, la única diferencia en el manejo agronómico que se hizo en los dos sectores fue la aplicación de ácido glutámico. Nutricionalmente, no se hizo ninguna modificación al programa del huerto y se mejoró el manejo del riego. “Logramos que las dos curvas fueran mucho más homogéneas”, afirma el especialista. “Hay que identificar cuándo es que la planta crece más”, dice. En este caso fue entre el 21 de marzo y el 18 de abril, fechas que deben estar claras en caso de que se produzca algún retraso. “Por ejemplo, en este caso, tuvimos lluvias inesperadas en febrero que retrasaron el crecimiento. Si conocemos exactamente en qué momentos se dan estos crecimientos, podemos mejorar las condiciones y fortalecimiento de la raíz y darle condiciones a la planta para que en la etapa de mayor crecimiento tenga las condiciones para no atrasarse”, explica el Dr. Castillo. En caso contrario, si no se sabe cuándo se dan esas condiciones, se producirá estrés y, por ende, un retraso en el crecimiento. “Además, gracias al trabajo de la Dra. Itzel Pérez León se pudo comprar que es posible alargar esa etapa de máximo crecimiento, realizando un manejo correcto”, añade.
Pigmentos. “Los números aquí también son bastante buenos”, dice la Dra. Itzel Pérez León. Ya que, en el caso de los pigmentos, si entendemos que con el glutámico se puede tener un 23% más en la interacción de glucosa y clorofila, eso implica tener una mayor tasa fotosintética y, por ende, mejores condiciones para una mejor producción. “Si estos niveles se alcanzaron en un huerto de Biloxi, imagina lo que se podría lugar con la genética moderna”, indica el Dr. Castillo.
Niveles de floración. La literatura dice que incrementando los niveles de nitrógeno se logra una mayor floración. “Pero no se trata de incrementar más nitrógeno, sino usar el ácido glutámico para hacer más eficiente el uso de los nutrientes y, de esta forma, lograr tener un mayor número de yemas”, dice el asesor. “En las condiciones de este invierno en Perú, la planta entiende que está en invierno, pero las condiciones del clima dicen que no es invierno. La planta dice ¿qué hago?”, explica el Dr. Castillo sobre una situación a la que hay que hacer un manejo para darle las condiciones para salir de eso. Aplicando ácido glutámico, se lograron aumentos del 22% en el número de yemas en arándanos de la variedad Biloxi”, cuenta la Dra. Itzel Pérez León. Pero, ¿qué se podría lograr con alguna variedad licenciada? “Sin aplicaciones hormonales, estas variedades producen entre 14 y 17 yemas. Si bien el ácido glutámico no es una hormona, se podrían desarrollar entre 20 y 25 yemas , cada una de ellas de nueve a diez frutos”, sostiene el especialista.
Sólidos solubles y acidez. “Si tenemos una mayor cantidad de acidez en fruta, eso está directamente relacionado con los grados Brix. Si con Biloxi podemos lograr fruta con 14°Brix, con los materiales mejorados podemos lograr arándanos con 16°Brix o 17°Brix. Si los ayudamos con este tipo de manejos y aplicaciones vamos a lograr mejores condiciones en estos materiales.
Diámetro polar del fruto. De acuerdo al Dr. Castillo, las nuevas variedades tienen mucho diámetro ecuatorial, pero poco diámetro polar. “Con el ácido glutámico comprobamos aumentos en el diámetro polar de hasta un 56%, mientras que en el diámetro ecuatorial hay incrementos del 26%, 27% y hasta el 60%”, dice la Dra. Itzel Pérez León. En concreto, y tras los ensayos en campo, lograron bayas de Biloxi de 22 mm, con una poca variación de calibres. Los trabajos mostraron un 89% de los calibres de 18 mm hacia arriba y menos del 5% son de 18 mm hacia abajo. “Sí, podemos mejorar los calibres en las nuevas variedades, siempre y cuando entendamos que hay que hacer un manejo fenológico del cultivo, entender cómo se comportan las plantas en sus fundos y no en el fundo del vecino”, advierte el Dr. Castillo.
Peso del fruto. Cuando se incrementan los sólidos totales y los grados Brix, automáticamente se incrementa el peso del fruto. Con el ácido glutámico el peso creció, en promedio, un 26%. La relación entre el glutámico y el 6-BAP un 42%.
Raíces. “Una de las actividades que hicimos y que nos llevó a hacer investigaciones fueron los trabajos con raíces, porque nos dimos cuenta de que el glutámico tenía incidencia en las condiciones del sistema radicular y en su relación con el fósforo, calcio y zinc”, explica el asesor. En el caso de los arándanos y las paltas, las raíces son muy delicadas porque no tienen pelos absorbentes. Por ello, cualquier situación de estrés las mata. Para eso, hay que estar permanentemente renovando. “Ese manejo nos va a permitir tener condiciones para que la planta tenga agua y nutrientes a lo largo de todo el ciclo y, de esta manera, lograr una planta más sana”, sostiene.
Vitamina C. En el trabajo realizado por la Dra. Itzel, se comprobaron aumentos del 11% y 30%, según la dosis usada.
‘Bloom’. El ‘ bloom’ es una cera epicuticular pulverulenta y una de las grandes bondades del ácido glutámico es que genera mayor cantidad de ‘bloom’. También lo podemos usar en la uva de mesa. “Apenas estamos descubriendo la guinda, pero debajo de esa hay un mundo que hay que investigar y aprovechar”, finaliza el asesor.
Aplicaciones foliares o al suelo
“Durante todo el ciclo, dosificaciones de 100 g/ha en fertirriego, mientras que las aplicaciones foliares se realizarán entre 75 y 100 gramos en el volumen de agua que se necesite para mojar. Cuando ustedes lo usan de manera constante (ácido glutámico al 90%), las aplicaciones por fertirriego las recomiendo que sean semanales Hoy, los aminoácidos los están aplicando en campo todas las semanas. Con el ácido glutámico estarán aplicando todo el aminograma de una vez. Los incrementos en la floración lo pueden usar con aplicaciones cada quince días, desde la aplicación de sus aminoácidos. Recomiendo realizar una aplicación semanal puntual, unas cuatro semanas antes de que esperen la floración. Eso le dará energía a la planta para que haga transaminación y hacer los aminoácidos que requiera la planta y habrá un equilibrio con las diferentes hormonas. Así la planta generará sus propias condiciones de manera natural y que tenga la materia prima necesaria para poder hacerlo”, explica el Dr. Castillo.