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Carlos Zamorano / Gerente general del IPEH

Liderazgo de espárrago en EE UU se retomará una vez que se levanten las fumigaciones

Pese a que ha sido el cultivo más golpeado por la pandemia, el gremio de productores espera remontar las exportaciones con regularidad, cuando se reabran los vuelos aéreos. Sin embargo, la mayor expectativa está centrada en los resultados de un estudio de plagas que realizó recientemente el servicio de sanidad de EE UU y que abre la posibilidad de poner fin al tratamiento cuarentenario que recibe el espárrago, como paso previo a su comercialización.

29 de Julio 2020 Marienella Ortiz
Liderazgo de espárrago en EE UU se retomará una vez que se levanten las fumigaciones

Luego de establecido, en 2011, el tratamiento cuarentenario al espárrago fresco por parte de EE UU, las cifras de exportación dejan en evidencia que el sector desaceleró su crecimiento anual. Desde ese entonces a la fecha, los valores totales exportados fluctúan en los US$400 millones al año y los volúmenes también se han estancado en un promedio de 130,000 toneladas.

Carlos Zamorano, gerente general del IPEH

Carlos Zamorano, director ejecutivo del Instituto Peruano del Espárrago y Hortalizas (IPEH), explica que el impacto fue importante porque EE UU representa el 70% de nuestras exportaciones en fresco, debido a que hay todo un negocio montado: redes de importación y distribución. Todo ello, facilitado por la gran cantidad de conexiones aéreas, aunque las restricciones propias de la pandemia han desmontado gran parte de esa logística con resultados para el 2020 aún inciertos.

A la espera de que se reabran los aeropuertos, existe otra espera mayor, relacionada a que se conozcan los resultados de un informe del APHIS (el Servicio de Inspección de Salud Animal y Vegetal de los EE.UU) sobre el riesgo de plagas en espárrago, que podría significar una ‘luz al final del túnel’: la eliminación de la fumigación con bromuro de metilo que resta vida en anaquel al cultivo.

EL ESPÁRRAGO Y CORONAVIRUS

-El espárrago es el sector de la agroexportación que resultó más golpeado, debido a las restricciones logísticas por el coronavirus. ¿Cuál es el balance que tienen a la fecha?

-A la fecha (inicios de julio), las cosas no han cambiado mucho. La agroindustria ha sido uno de los sectores económicos que se mantuvo exportando, pese a las limitaciones que generó el coronavirus. Cuando me refiero a limitaciones, hablo de todo aquello que se ha establecido para evitar los contagios por coronavirus: el distanciamiento social en campo y los problemas para el transporte de las personas. Estas limitaciones han ralentizado la actividad. La eficiencia no se puede mantener y todo eso significa sobrecostos, sobre todo, si tienes una planta de procesamiento donde  procesabas un determinado número de kilos por hora, pero ahora solo trabajas con la mitad de gente y procesas la mitad. Ese es un primer golpe para el sector en su conjunto. Específicamente, en el caso del espárrago, el gran problema es el transporte para la exportación y, en especial, el transporte aéreo a la Unión Europea.

-Ahí ha estado el problema

-Estados Unidos es nuestro principal destino. Allá va el 70% o más del espárrago fresco. Ante la falta de oferta aérea, se ha recurrido al transporte marítimo. No es lo ideal, pese a que son menores los costos del flete. El problema es que tienes que enviar volúmenes muy grandes y eso te puede  afectar el precio. Con el envío aéreo, puedes dosificar mejor las cosas. Adicionalmente, el espárrago fresco que llega a Estados Unidos es sometido a fumigación, lo que significa que  cortas la cadena de frío. Todo eso le quita un 30% de vida de anaquel. A ese 30% de menor vida le debes restar los diez u once días del viaje en buque. Entonces, se tiene que apurar todo el resto de la cadena de distribución para que el producto fresco llegue al consumidor. Al menos, con EE UU tienes la posibilidad de seguir exportando. Con la UE es más complicado mandarlo por buque,  porque es una travesía más larga. El tema aquí es el recorte de  los vuelos comerciales y turísticos que cuentan con espacios en sus bodegas. Todo ese espacio ha desaparecido y eso es lo que ha complicado las cosas para los esparragueros. 


 

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-No hay otra alternativa

-Algunas empresas estarían buscando otras alternativas como, por ejemplo, trabajar con  atmósfera modificada para que el espárrago aguante más y puedan enviarlo vía marítima a Europa. Sin embargo, todas esas soluciones significan un costo. Un contenedor con atmosfera modificada tiene un costo superior a US$1,000.

-¿Crees que la pandemia podría originar que algunos productores abandonen el espárrago y migren a otros cultivos?

-Entiendo que la demanda se ha mantenido, pese a la pandemia. Algo grave sería que la gente empiece a  dejar de consumirlo, pero eso no ha ocurrido.  Es un producto que tiene beneficios, que la gente lo relaciona con la alimentación saludable, porque contiene mucha fibra  y agua. La capacidad de atender esa demanda es la que nos preocupa, porque eso puede abrirle las puertas a algún otro competidor comercial. Si hasta hoy se mantiene el espárrago es porque tiene un mercado asegurado y lo va a seguir teniendo. Para mí, eso está clarísimo.

ESTUDIO DE APHIS Y LA FUMIGACIÓN DEL ESPÁRRAGO

Desde el año 2001 es obligatorio en EE.UU. un tratamiento cuarentenario para el ingreso del espárrago, que consiste en la fumigación con bromuro de metilo a todos los embarques peruanos que arriban a sus puertos, como consecuencia de la interceptación de turiones infestados con Copitarsia spp y otros noctouidos. El APHIS (el Servicio de Inspección de Salud Animal y Vegetal de los EE.UU) hizo un estudio en el 2015, para analizar estas plagas y, preliminarmente, se consideró que no había mayor riesgo. Recientemente, el organismo norteamericano ha vuelto a realizar un nuevo estudio y el sector está a la espera de los resultados, que deben ser difundidos por el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa).

-¿Cómo ha procedido el APHIS para elaborar este estudio de evaluación del riesgo de plagas del espárrago?

-Un equipo de EE UU vino y trabajó con el Senasa en el Perú. Este es un estudio que han conducido ellos mismos en territorio peruano, mediante el seguimiento de presencia de plagas en las plantas de procesamiento del cultivo; no han trabajado en campo. Las plagas han pasado por un proceso de identificación molecular, como una “última jugada”, para ver qué cosas hay en el espárrago peruano. Sin embargo, no encontrarán nada nuevo. No es que el esparrago esté siendo atacado por plagas nuevas. Las plagas de mayor presencia figuran en los análisis de riesgo hecho por el APHIS con anterioridad. Con la información que han producido en el Perú, EE UU sabrá que las plagas son las mismas que ya habían identificado y que fueron calificadas de bajo riesgo.

-¿Cuándo tendrán la información sobre este último estudio del APHIS?

-No hay un plazo. El APHIS tiene que mandar su informe final, pero esperemos que sea dentro del mes de julio y que, a partir de allí, podamos marcar algún tipo de fecha para reuniones y definir este tema.

LA CERTIFICACIÓN DE LOS CAMPOS ES POSITIVO

 Otro aspecto que podría favorecer el levantamiento del tratamiento cuarentenario es que desde fines del 2019 empezó el proceso de certificación fitosanitaria de campos y plantas de procesamiento a cargo del Senasa. En especial, esto fue empujado por la determinación de Europa de exigir tal certificación, para el ingreso del espárrago peruano. “Si ahora garantizamos que habrá manejo integrado de plagas y se certificarán las plantas de procesamiento, el riesgo de las plagas bajará aún más en el espárrago exportado. Aquellos que no certifiquen, tendrán que aceptar la fumigación en EE UU”, comenta.

Proyecciones

“Necesitaría una bola de cristal para eso. Ahora dependemos de los demás, de cuándo se reanudarán los vuelos. El espárrago ya está sembrado y va a seguir produciendo, así que confiemos en que mantengamos los volúmenes parecidos a los del año pasado”, explica Zamorano.

-¿Desde cuándo comenzaron las certificaciones a cargo del Senasa?

-Comenzaron en diciembre del año pasado y, para ello, el Senasa hizo talleres y capacitaciones en campo. El último dato que manejo es que el Senasa certificó más de 17,000 hectáreas. No tengo claro si con la pandemia ha continuado esta labor. Lo que queda claro es que el espárrago, al igual que la uva, palta o mango, tendrá que salir de campos certificados y de plantas de procesamiento debidamente certificadas.

-¿Qué ventajas traerá la certificación al agricultor?

-Si tiene el campo certificado, le pagarán más por tu espárrago. Hay que tomar en cuenta que los pequeños venden, los pequeños no exportan. Ellos integran la cadena de exportación y representan cerca del 60% de la producción.

-¿La certificación también te abre las puertas a una serie de datos e información sobre la producción de espárragos?

-El manejo integrado implica que compartas al Senasa la información de tu campo: las plagas o enfermedades encontradas, las medidas para controlarlas y los resultados que se obtuvieron. Como no se contaba con este tipo de información, cuando el APHIS requería de data fitosanitaria, nos la pedían a nosotros, pero nosotros no tenemos información nacional. Ahora el Senasa va a tener información de todas las áreas de producción de espárragos, como sucede con todos los demás productos de agroexportación.

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