La producción orgánica busca consolidarse
Las exportaciones de productos orgánicos siguen creciendo. En 2017 se lograron ventas por US$450 millones, un 18.4% más que en 2016, y hay previsiones de que se podrían superar este año. Más del 90% de lo que se certifica como orgánico se exporta, y los principales cultivos son café, cacao, quinua, banano y castaña, este último de recolección silvestre; aunque en los últimos cuatro años se han sumado a la canasta exportadora muchos otros más, incluso algunos de reciente aparición como el arándano.
Gabriel Gargurevich Pazos
Los alimentos orgánicos son productos vegetales, animales o de sus derivados, que se elaboran con sustancias naturales. Es decir, no emplean productos químicos (ni plaguicidas, ni fertilizantes sintéticos), tampoco organismos vivos modificados genéticamente, en ninguna etapa del proceso de producción, ni en la materia prima que se usa para llegar al producto final. Así define los alimentos orgánicos Oswaldo Maquera, director de producción orgánica del Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa). Pero, ¿cuáles son los principales productos orgánicos que se exportan en el Perú? ¿En qué cantidades? ¿Cuentan en Senasa con cifras al respecto?
Café, cacao, quinua, banano y castaña. Esos son los principales productos orgánicos que produce y exporta el Perú. Sin embargo, en los últimos cuatro años se han sumado a la canasta exportadora otros como la palta, arándano, camucamu, sacha inchi, maracuyá, jengibre, la maca, el mango, chía, aguaymanto y lúcuma; alcanzando en conjunto en el 2016 ventas por un valor US$380 millones, mientras que de 2017 crecieron un 18.4% hasta llegar a los US$450 millones.
Según Oswaldo Maquera, director de producción orgánica del Senasa, la mayoría de estos cultivos están ubicados en la región de la sierra y selva. La agricultura orgánica en el Perú tiene una superficie total de 537,749 ha, y es conducida por 87,838 productores, principalmente pequeños, asociados en cooperativas o asociaciones. “Cada vez más son los pequeños agricultores que encuentran una oportunidad de negocio en este rubro, gracias a la creciente demanda de los consumidores externos. La producción orgánica genera casi 88,000 empleos directos a los agricultores. Es una agricultura sostenible, amigable con el medio ambiente, mejora el uso y manejo del agua, el suelo, los recursos forestales y la diversidad biológica”.
Enrique Haaker, gerente comercial de Kiwa BCS Öko-Garantie Perú SAC, una de las principales certificadoras que operan en el país, por su parte, precisa que el mercado global de los productos orgánicos se estima en más de US$90,000 millones. El mercado está fuera de las fronteras, por ello es que solo una pequeña parte de la producción peruana se queda en el mercado doméstico, cuyo interés por estos productos y por su consumo, viene creciendo en los últimos años, propiciado por las tendencias de consumo mundial. Dice: “El Perú ocupa el segundo lugar en el mundo en la producción y comercialización de café orgánico, después de México; también tiene el segundo lugar en exportaciones de cacao orgánico, después de República Dominicana; en banano se viene creciendo de forma muy importante; y tanto el kion como la cúrcuma orgánicos del Perú, se han posicionado muy bien en los últimos años; se prevé también el crecimiento en la producción de palta orgánica; y, como bien se sabe, gracias a la gran diversidad que tiene nuestro país, tenemos otros muy importantes productos orgánicos”.
UNIÓN EUROPEA, EL PRINCIPAL MERCADO (US$160 MILLONES)
La agricultura orgánica se desarrolla en 22 Departamentos (Amazonas, Ancash, Apurímac, Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Huancavelica, Huánuco, Ica, Junín, La Libertad, Lambayeque, Lima, Loreto, Madre de Dios, Pasco, Piura, Puno, San Martin, Tumbes y Ucayali). Pero las principales zonas de producción orgánica, tanto para exportación y consumo interno, son: Madre de Dios, Junín, Cajamarca, San Martín, Piura y Cusco; estas regiones representan las mayores áreas orgánicas certificadas, con 169,354.31 ha, 35,946.90 ha y 28,399.87, 26,828.9 ha, 15,424.44 ha, y 12,869.28 ha, respectivamente.
Diego Balarezo, gerente del Programa de Frutas y Hortalizas Perú de la ONG holandesa Solidaridad, acota que, en el caso de banano, existen en Piura más de 9,000 ha de producción orgánica, 7,000 de pequeños productores, 2,000 de grandes plantaciones (mayores a 50 ha). “El consumo interno es abastecido por el banano que no cumple con los requisitos de exportación, además de que por las áreas, que son más pequeñas, hay muchos que no cuentan con certificación orgánica”, dice.
Respecto a los principales mercados a dónde el Perú exporta sus productos orgánicos, Maquera sostiene que están en la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Corea del Sur y Japón. Según reportes de Aduanas, en el 2016, el principal mercado destino fue la Unión Europea, que importó desde Perú un total de US$160 millones y 144,800 toneladas; el segundo en la lista es Estados Unidos, con US$115 millones y 85,200 toneladas; le sigue Canadá (US$10,3 millones y 4,200 toneladas), Corea del Sur (US$6,9 millones y 9,200toneladas) y Japón (US$4,5 millones y 4,700 miles de toneladas).
Precisa: “Los productos que más se exportaron a la Unión Europea fueron bananas, café y quinua, que representaron el 64%, 14% y 7% del total destinado a ese mercado, respectivamente. A Estados Unidos se enviaron principalmente los mismos productos, pero estos representaron el 40%, 24% y 17%, respectivamente. A Canadá se envió, sobre todo, quinua, café y bananas (40%, 28% y 13%). Corea del sur importó bananas (que representaron el 98% del total), la maca (1%) y el camucamu (1%). Japón, compró un 73% fueron de bananas, 9% de café y 7% de maca”.
PRODUCCIÓN CERTIFICADA EN EL MUNDO: 50.9 MILLONES DE HA
El mercado global de alimentos orgánicos y bebidas se ha multiplicado por cinco entre 1999 y 2014. Organic Monitor –una empresa especializada en investigación, consultoría y capacitación que se enfoca en las industrias mundiales de productos orgánicos y relacionados, cuya sede principal está en Londres– proyecta que el crecimiento continuará.
Enrique Haaker, gerente comercial de Kiwa BCS Öko-Garantie Perú SAC, agrega información importante a respecto: “Los datos disponibles muestran una continua tendencia al crecimiento. El área agrícola de producción certificada en el mundo se multiplicó por 4 del 2000 al 2015, llegando hasta 50.9 millones de hectáreas. De la misma forma se ha comportado el crecimiento del número de productores, con 2.4 millones certificados al 2015. Un dato remarcable es que el 75% de estos pertenece a países en vías de desarrollo. Con respecto al consumo, en el período de medición, la demanda de la Unión Europea ha crecido de forma sostenida. Desde el 2000 hasta el 2015 se dio una variación positiva de 416%, llegando a un valor de comercialización de US$32,500 millones al año 2015”.
Haaker sostiene que los estudios realizados por Amarjit Sahota, de Organic Monitor, muestran que los principales motivos del consumidor de Estados Unidos para elegir un producto orgánico tienen que ver con la calidad de este en relación con su salud: percepción de ausencia de pesticidas, herbicidas, hormonas, colorantes y saborizantes artificiales, antibióticos, transgénicos y comida irradiada. Por otro lado, se muestra que el consumidor alemán, a la hora de elegir orgánico, considera en primer lugar beneficios relacionados a una menor contaminación medioambiental, al bienestar animal y ética en la producción, sin dejar de tener muy en cuenta los beneficios de este tipo de productos en relación a la calidad y seguridad que le brindan.
PRODUCTORES PERUANOS DESCONOCEN LOS PROCESOS DE EXPORTACIÓN
La producción orgánica en América Latina incluye un gran portafolio de productos y los principales competidores de Perú en Sudamerica son Colombia, en café; Ecuador, en banano y cacao y Bolivia, en quinua. Fuera de las fronteras de Sudamérica, surgen otros competidores. El gerente comercial de Kiwa BCS Perú, acota: “La competencia principal en café la tenemos en México; en cacao, está Costa de Marfil; en banano, tenemos la ventaja competitiva de contar con una zona de cultivo libre de Sigatoka Negra”.
Para Oswaldo Maquera, las principales dificultades o problemas que enfrentan los productores para exportar sus productos tienen que ver con el desconocimiento e inexperiencia en el proceso de exportación, la falta de respaldo financiero para solventar imprevistos, teniendo en cuenta el hecho de que los compradores exigen realizar análisis de residuos químicos antes del embarque, lo cual encarece los costos. “Los productores tienen que lidiar con intermediarios inescrupulosos que financian el pago de la certificación orgánica y regatean luego con el precio”, advierte.
Enrique Haaker sostiene que respecto al manejo agrícola y procesamiento de alimentos orgánicos, se necesita seguir desarrollando paquetes tecnológicos que brinden soluciones de producción rentables y que cumplan con las regulaciones. Junto a esto, las empresas deberían contar con profesionales capacitados y dinámicos, en constante actualización, que aseguren la productividad y el cumplimiento necesario para mantenerse certificados. “En todos los casos, se debe contar con sistemas consistentes de gestión de la calidad que documenten y evidencien la conformidad orgánica de las operaciones, desde el origen de las semillas, pasando por el manejo de la fertilidad de los suelos y el manejo fitosanitario, hasta los procesos de transformación y uso de insumos, para finalizar con una trazabilidad y un manejo administrativo consistentes”, acota.
Cabe mencionar que en el sector de alimentos, encontramos las solicitudes de certificación GlobalG.A.P. para alimentos frescos; las ISO, requeridas por muchos importadores; los esquemas de inocuidad de BRC, IFS y la ley FSMA, obligatoria para exportar alimentos a los Estados Unidos. También hay mucho interés del mercado en el cumplimiento de criterios de trabajo ético y seguro, características que presenta la verificación SMETA de Sedex, por ejemplo.
Diego Balarezo, subraya que en los últimos años, el Perú ha sufrido daños a nivel de imagen orgánica al haber tenido algunos rechazos por uso de productos no permitidos. “Hay que recordar además que somos uno de los países exportadores más lejos de los importadores más fuertes, como Europa y EEUU, lo cual supone costos logísticos más altos, teniendo en cuenta que contamos con los costos logísticos internos más altos, en relación a otros países de la región”, precisa.
MENOS PROPENSOS A PLAGAS Y ENFERMEDADES
Si hay un evento que tener en cuenta, en relación a los principales problemas fitosanitarios que se encuentran en la agricultura orgánica nacional, es la roya, que entre 2013 y 2014 mermó la producción en un 40%. El área certificada pasó de 110,000 ha, el 2013, a 89,000, el 2014. El hongo, en este caso, encontró condiciones propicias para la infestación, lo que se agravó por el estado de descuido nutricional en que se encontraban muchas plantaciones y la falta de prácticas de manejo de la sombra, de podas oportunas de renovación, etc.
En el banano el principal problema es el ácaro de la mancha roja, que se maneja por medio de prácticas de enfunde y cuidados oportunos del racimo. En la quinua, hay que tener muy en cuenta el mildiu, y el konakona, un escarabajo que puede afectar enormemente la producción, mientras que en el cacao se está presentando en algunas zonas un barrenador de mazorcas, que es de difícil manejo.
Maquera, del Senasa, indica que el control de plagas y nutrición de los cultivos en la producción orgánica se realiza de manera preventiva y a lo largo de todo el período vegetativo, a diferencia de los cultivos convencionales, donde se realiza de manera reactiva. “Por lo tanto, es una falacia que los cultivos orgánicos sean más propensos a las plagas y enfermedades. La única diferencia entre ambos tipos de cultivos está en el rendimiento productivo. Sin embargo, el cuidado especial del suelo que se requiere y el hecho de que no rindan grandes volúmenes de producción, hacen de los orgánicos productos con precios más elevados, si los comparamos con el precio de los alimentos convencionales que no están certificados”.
Diego Balarezo menciona que la ventaja del Perú está en que siembra en zonas desérticas, incluso banano, “con lo cual tenemos casi nula incidencia de presencia de hongos, eliminando, así, el factor Sigatoka Negra, precisa.
RUMBO A LAS 700,000 HECTÁREAS
El hecho es que la superficie de producción orgánica a nivel nacional es creciente. Revisando la serie histórica desde el año 2011, cuando había 345,685 ha, hasta el 2017, donde se registraron 537,749 ha, se puede ver que hay una variación porcentual positiva, traducida en un 55.6%. “Según esta tendencia, se espera que para el año 2021 se llegue a más de 700 mil hectáreas. La razón principal de este incremento es la demanda creciente en los mercados externos con mayor poder adquisitivo (Estados Unidos, países de la Unión Europea, Japón, Corea del Sur, Canadá y Brasil), preocupados por consumir alimentos que no contengan residuos químicos o sintéticos; la preocupación por la conservación de los recursos naturales (suelo, agua, aire, flora y fauna), es otro factor importante”, concluye Oswaldo Maquera.