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La confusión sexual ha demostrado su efectividad en el control: “LA LUCHA CONTRA LOBESIA BOTRANA ES UNA LUCHA DE PRECISIÓN”

28 de Febrero 2017 Equipo Redagrícola

Lobesia botrana es, sin duda, la plaga más importante y extensa que ataca a la vid en diferentes zonas productoras del mundo. El experto del Servicio de Sanidad Vegetal de Cataluña, Gonçal Barrios, señala que para controlarla se debe ser muy preciso en la aplicación de productos fitosanitarios, porque de lo contrario su eficacia disminuye mucho. Redagrícola lo entrevistó debido a la detección de la plaga en el arándano, manifestando además que se podría controlar, aplicando los mismos criterios de control que se han hecho en vid.

Por Rodrigo Pizarro Yáñez, desde Tarragona, España

Cuando en 2008 se detectó la presencia de Lobesia botrana en Chile, uno de los primeros expertos contactados por el SAG fue Gonçal Barrios que, como funcionario del Servicio de Sanidad Vegetal de Cataluña, llevaba casi dos décadas trabajando con esta plaga que en Europa está presente hace tres siglos. Barrios se convirtió en asesor entre los años 2008 y 2009 del programa de control que se desarrolló en Chile y que, según cuenta, “funcionó bien los primeros años, y eso fue fundamental para que expertos de California llegaran a Chile a conocer lo que se había hecho para luego implantarlo allí, teniendo en cuentas las características propias de los cultivos y de la agricultura californiana”.

Mientras tanto, Barrios continuaba avanzando en el programa de control que desarrollado en Cataluña, una de las zonas de España que más sufre los embates de esta plaga. Hasta hoy, la confusión sexual ha demostrado su efectividad en el control. Y sigue siendo la mejor alternativa desde el punto de vista toxicológico, para evitar los residuos en cosecha y riesgos de seguridad. “En los últimos 10 años hemos logrado consolidar la lucha con confusión sexual. Hoy existen unas 9.000 ha en Cataluña bajo esta técnica”, explica Barrios. La técnica, al menos el Cataluña, se emplea durante el primer y segundo año combinándola con un tratamiento químico, aunque hay ocasiones en que sólo basta tratar con confusión sexual.

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Pero no es el único avance que ha habido en los últimos años. El otro se refiere al uso de productos fitosanitarios, sustituyendo los fosforados neurotóxicos, por otros que tienen un perfil toxicológico mucho más bajo. Hoy cuentan con una lista confirmada de productos que se aplican durante el ciclo biológico de la plaga: unos son ovicidas, que se aplican justo en la eclosión de los huevos y los otros son larvicidas, que se aplican cuando la larva pueda tener un cierto tamaño. “El problema que tienen estos productos es que el momento de acción es muy concreto y la ventana de aplicación muy corta, con lo cual se requiere que en las comarcas, zonas y sub zonas, a medida que nos elevamos sobre el nivel del mar, debemos modificar esos puntos concretos de aplicación en cada una de las sub zonas. Por ejemplo, en el Camp de Tarragona tenemos cinco sub zonas, y en cada una de ellas, tenemos que dar los cuatro momentos de aplicación en cada generación. Eso significa que en poco tiempo estamos dando 20 avisos en una misma comarca”, explica Barrios.

-¿Este tipo de productos se complementan con la confusión sexual? -Primero hay que definir bien la estrategia que se desea implementar. Si la estrategia es de erradicación, debemos usar todas las armas que tengamos a mano. Si la estrategia es convivir con la plaga, se puede convivir solamente con la confusión sexual, siempre y cuando se cumplan con unos requisitos mínimos para que tenga la máxima eficacia: una superficie mínima de aplicación, que todas las parcelas de esa superficie empleen la técnica, una adecuada orografía, una correcta distribución de los difusores y un buen conocimiento de la zona en cuestión para detectar aquellos lugares más problemáticos. Si se cumple cada uno de ellos, la eficacia de la confusión sexual es muy alta.

-¿El momento de aplicación de los productos fitosanitarios no es el mismo en cada sub zona? -No, aquí en Cataluña no, porque el inicio de eclosión, por ejemplo, en el litoral, podría ser lunes y martes; pero en la zona mediana es miércoles y jueves y en la zona más alta podría ser viernes y sábado. Tenemos la suerte de que se ha ido consolidando la presencia de técnicos intermedios entre el agricultor y nosotros, que son los técnicos de las Agrupaciones de Defensa Vegetal (ADV), que se conforman en base a que los mismos agricultores, o bien en el seno de una cooperativa o denominación de origen. Es una estructura que en Cataluña ha funcionado muy bien y que en todo el territorio hay 94 ADV para diferentes cultivos, que cubren unas 180.000 ha.

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 -¿En Cataluña tienen consolidada una estrategia de control contra L. botrana-Nosotros conocemos su comportamiento en todas las comarcas y tenemos distribuida una serie de baterías de trampas (en las zonas tempranas, medias y tardías). Esas trampas nos dicen cuándo tenemos que hacer el control de la puesta de los huevos de L. botrana, que nos indica el nivel real de la plaga, y cuándo debemos hacer los tratamientos, dependiendo del producto, ya sea ovicida o larvicida. En base a eso, hacemos unos controles de campo en cada una de estas zonas y damos los avisos para cada tratamiento en cada una de ellas. Es un trabajo largo y sólo en 2013 hicimos 144 avisos en 84 días, en todas las comarcas. Es un trabajo muy preciso porque el técnico pone, por ejemplo, el ovicida en una cooperativa determinados días y luego lo cambia por otro producto.

LUCHA DE PRECISIÓN

-¿Se trata entonces de una lucha de precisión? -Exacto. La lucha contra L. botrana es una lucha de precisión, porque si el productor se retrasa una semana en el tratamiento con un producto, la eficacia baja muchísimo. Si se tiene un ovicida y éste no tiene un efecto larvicida, si el agricultor se pasa en su momento de aplicación y ya han nacido las larvas, no tendrá ningún efecto sobre ellas.

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-¿Es el comportamiento de la plaga el que obliga a ser precisos? -Estos avisos son comunes todos los años. Lo que pasa es que hay que definir los días, cada año y en cada generación, porque una misma generación puede tener entre 15 y 20 días de diferencia entre un año y otro. Es decir, el momento de tratamiento al inicio de la eclosión puede tener 20 días de diferencia entre años, dependiendo de la climatología. Entonces, por lo menos aquí en Cataluña, debemos hacer este esfuerzo cada año.

-¿Los productos que se aplican hoy en día son eficaces? -Sí, son muy eficaces. Además, tienen un perfil toxicológico muy bajo, tienen muy poco impacto ambiental y son muy selectivos. Por contraparte, requieren un momento de aplicación muy concreto. Y aquí es donde se hace el esfuerzo de todo el equipo de técnicos para dar el servicio a los agricultores, de decirle cuándo deben usar el producto en su zona.

-De acuerdo a tu experiencia en Chile,  ¿allá se está trabajando con esa misma precisión? -Sí, se está haciendo de esa misma manera, con ciertos ajustes. La orografía de las zonas vitivinícolas en Chile es plana, y con muy pocas baterías de trampas y muy pocos puntos de control de seguimiento de huevos, pueden entregar información a muchas zonas. Pero aquí en cada comarca hay muchas zonas y en cada uno de los sitios hay que dar el aviso de los cuatro momentos. Pero los valles vitivinícolas de Chile están en una planicie y por eso es más fácil hacer este trabajo allí que en Cataluña.

CONTROLADA, PERO ALERTAS CON LA APARICIÓN EN EL ARÁNDANO

-Según tu opinión, ¿en qué etapa está hoy la plaga en Chile? -Está bastante controlada en vid. Yo creo que si no hubiese habido el problema del arándano, probablemente no estaríamos con esta alerta. Lo ideal es que se hubiese retocado lo que se hizo hasta 2010, donde hubo un alto nivel de eficacia, pero claro, el problema fue el arándano, que ha disparado nuevamente las alertas y la preocupación.

-¿El arándano es un hospedero natural de la plaga? -Sobre esto de los hospederos hay mucho de qué hablar. Hay una lista bastante larga de ellos, pero hospedero no significa que la plaga complete todo su ciclo allí. Simplemente significa que se ha detectado en algún momento o bien una mariposa, larva o huevo. Aquí en Tarragona tenemos al olivo como un hospedero típico y nunca hemos tenido un problema sanitario ni de ataque. En Chile, Argentina y California siempre se ha hablado de los hospederos y nunca había pasado nada, hasta que se detectó la presencia de L. botrana en el arándano, que a nosotros nos ha sorprendido porque el único problema que tenemos en Europa con L. botrana es en vid.

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-¿No había un antecedente en arándano? -No. Y no conozco mucho su comportamiento, porque nada más estuve tres días en Chile participando en reuniones. Para mí es una sorpresa, pero su comportamiento es similar al de la vid. Habría que ver el ciclo biológico de la plaga y adaptarlo para saber cuándo vienen la primera, segunda y tercera generación. También es necesario ver qué medidas culturales se usan en el cultivo e ir estudiando, compaginando y compactando la biología de la plaga con la fenología del cultivo, y se podría hacer un estudio de la fenología de ambos cultivos para que ver qué similitudes tienen. Estas son las bases para luego realizar una lucha de precisión. En biología dos más dos no son cuatro, y la plaga va probando hasta que se aclimata en un cultivo, pero yo no le daría más importancia de la que tiene para un cultivo de exportación como el arándano. Creo que es perfectamente controlable, como lo ha sido en vid.

-¿Qué estrategia se debería aplicar? -Algo similar a la que se ha hecho en vid, hasta que haya algo singular que nos haga variar algún aspecto. En principio podría aplicarse la misma estrategia, tanto en forma de productos fitosanitarios como de lucha integrada. Habría que mirar los productos, pero muchos son muy generalistas y como no tienen una toxicología muy alta, creo que no habría ningún problema. Pero además se debe poner la legislación del país a punto para poder luchar en el arándano contra L. botrana.

-Con más de tres siglos presente, ¿en Cataluña la estrategia entonces es convivir con la plaga? -Sí. Es una plaga que tenemos hace unos 300 años, y es la más importante en vid, pero con la estrategia que hemos desarrollado, más todo el aporte de información, podemos controlar totalmente la plaga. Y el aspecto más importante es que se debe hacer una lucha de precisión.

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-En Chile, según tu experiencia, ¿se está tendiendo a controlar o erradicar la plaga? -Esto de la erradicación siempre se ha usado como arma arrojadiza y no tendría que utilizarse. A nosotros nos entró Tuta absoluta y el fuego bacteriano, y lo que espera el vecino de la parcela que está infectada, es que saques la plaga de tu campo, que la erradiques. Lo que espera Cataluña de otras regiones o viceversa, es que el fuego bacteriano sea erradicado. Lo que espera Francia es que se erradiquen los focos. Y eso mismo después pasa con la Unión Europea, porque cuando una nueva plaga entra en un país, lo que se espera de él es que ponga todos los medios a disposición para intentar erradicar ese foco. A veces es posible, pero otras no porque normalmente las plagas entran para quedarse, aunque ha habido éxitos de erradicaciones, y eso no es una entelequia. La ventaja que tiene Chile es que es como una isla, no es como Europa, donde el transporte de material de un país a otro es constante y libre. Si quitamos la palabra erradicar, deberíamos hacer las mismas medidas, porque es lo que nos exigen a nivel nacional e internacional, que es intentar controlar y sacar esos focos de allí.

-En caso de tener la plaga controlada y quitar la confusión sexual, ¿podrían aparecer nuevos focos? -Puede ser que haya una población tan baja que no haya sido detectada y que luego vaya aumentando. Aquí ha pasado que en zonas donde no hemos detectado daños o hemos detectado muy pocos, si quitamos la confusión sexual, tendremos problemas graves en la segunda y tercera generación. Si en una zona hemos sacado la plaga, puede ser que de la zona que está al lado pueda haber una re invasión de la plaga, por eso la lucha debe ser colectiva. Cuando se plantea una lucha para darle muy duro a la plaga, debe plantearse de forma colectiva, y eso es algo de lo que deben estar conscientes todos los agricultores. Si la logras sacar de tu huerto, pero los del lado no lo hacen, las re inmersiones son rápidas. No se puede hacer lo que a cada uno le dé la gana.

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-¿L. botrana es una plaga que se pueda controlar con enemigos naturales? -Es muy difícil. Hay enemigos naturales, pero su incidencia es muy baja. Es una de las cosas que se ha trabajado mucho, pero es una plaga que tiene las generaciones muy explosivas, es decir, crecen muy rápido, hacen la puesta,  se acaba y luego viene la otra generación. Tendría que haber un ejército de insectos muertos de hambres para incidir en ese momento. En cambio, en plagas que tienen un ciclo más largo, o que se solapan sus generaciones, permiten que los enemigos naturales puedan ir alimentándose durante mucho tiempo.

-¿Se puede bajar la guardia con una plaga como ésta? -Una cosa es que si se ha aplicado la estrategia de control en una zona y se haya tenido una alta eficacia, se puedan disminuir las aplicaciones, pero bajar la guardia en lo que es la vigilancia y el monitoreo, no. Eso tiene que estar en alerta permanente.

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