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Polos de innovación en Perú

La aventura local en el desarrollo de bioinsumos

Las entidades públicas y universidades vienen empujando el coche del desarrollo de los bioinsumos, ya sea como un componente de la nutrición vegetal o del control de plagas y enfermedades. Y la industria agrícola los está adoptando, con el fin de responder a las demandas (cada vez más crecientes) de los mercados internacionales.

24 de Noviembre 2022 Marienella Ortiz y Renato Manrique
La aventura local en el desarrollo de bioinsumos

El biocontrol presente en los planes sanitarios

Para que los pequeños y medianos productores los introduzcan en sus planes sanitarios, el Senasa ha estado desarrollando y ofreciendo microorganismos, como parte de la política nacional de fortalecimiento y promoción del uso del control biológico en el país. Así, en agosto de este año, inauguraron un nuevo y moderno laboratorio de producción de entomopatógenos, ácaros, insectos benéficos y hongos antagonistas. La idea es entregar parte de la producción de manera gratuita a quienes integran las Escuelas de Campo del Senasa en diversas regiones del país, con el fin que puedan controlar enfermedades y plagas como Mancha de Asfalto, Rhizoctonia, Botrytis, Mildiú, Oídium, Rancha, y Mancha Chocolate; que atacan a cultivos como el maíz, frijol, tomate, quinua, uva, manzana, mandarina, papa, arveja, zapallo, papaya, haba y cebolla. De otro lado, el organismo firma convenios con laboratorios privados para brindarles asesoría sobre los parámetros de calidad que debe cumplir para el desarrollo de los controladores.


La UDEP desarrolla productos bio en el norte

En la actualidad el Departamento de Morfofisiología de la Universidad de Piura viene desarrollando una serie de proyectos de tesis, así como ensayos en campo y en laboratorio, enfocados en la utilización de productos biológicos. “Por ejemplo, hemos desarrollado un jugo de raquis de banano para maduración de semillas y hemos encontrado respuestas positivas, así también estamos empleando la leche de las vacas para la maduración de semillas”, dice Roger Chanduví, investigador y docente de esta universidad. También están empleando humus líquido, en cultivos como frijol, maíz y algunas hortalizas. A la vez están realizando ensayos con aplicaciones de compost, con óptimos resultados con el uso de compost, “para el control de algunas enfermedades como el Oídium o la Phytophthora, en zonas cercanas a la sierra”, precisa el especialista. En esa línea, están trabajando con agricultores que tienen cultivos en las zonas de Catacaos y La Línea (Piura), aplicando diferentes concentraciones de biol, viendo además cuál es el costo-beneficio para los agricultores menos favorecidos y que tienen problemas para conseguir urea, debido a la escasez de este nutriente. “En un principio, no creían en este proceso, pero de esta forma estamos aplicando biorremediadores a suelos que pueden tener altos contenidos de agroquímicos”, detalla Chanduví.

INIA promueve biofertilizantes que se producen en 15 días

El INIA viene promoviendo desde hace algunos años proyectos para el desarrollo de bioinsumos para la industria agricultura. El investigador Roberto Cosme señala que vienen trabajando en la producción de biofertilizantes líquidos. Al respecto, desarrollaron un paquete tecnológico en el que han combinado insumos básicos que generan los productores ganaderos y que tienen como fuente al estiércol de vaca (40%), suero de leche (40%), melaza (10%) y un consorcio microbiano (10%), logrando obtener un biofertilizante en un periodo de 15 días, cuando normalmente con una tecnología convencional puede demorar hasta 3 meses. “Hemos desarrollado eso en corto tiempo, se aceleró el proceso, eso hemos llevado a campo y hemos aplicado en algunas plantas de café en vivero, también hemos aplicado en hortalizas obteniendo una respuesta bastante positiva y a raíz de eso nos ha permitido publicar un manual de producción de biofertilizantes” puntualiza. Asimismo, y gracias al apoyo económico del gobierno de Corea del Sur, el INIA ejecuta un proyecto mediante el cual se busca desarrollar una tecnología de transformación de abonos orgánicos que ya vienen trabajando en algunas estaciones experimentales del país. El objetivo es poder tener abonos orgánicos sólidos, ya sea compost o vermicompost enriquecido. Para ello se ha buscado elevar los niveles de nutrientes: fósforo, potasio, el nitrógeno mismo, las concentraciones y también con una carga microbiana benéfica con el objetivo de que el agricultor y el productor puedan tener a la mano este producto y aplicar al suelo. “Aparte de que mejoran el rendimiento de los cultivos, mejora la calidad y la salud del suelo”, enfatiza el investigador.

Envase biodegradable con residuos agroindustriales

El CITE agroindustrial Chavimochic y la Universidad Nacional de Trujillo (UNT) han logrado algunas sinergias en la investigación de otros productos alejados del plástico en lo que son bioempaques. A través de tecnología de vanguardia y en busca de mejorar, así como prolongar la conservación de frutas y hortalizas e incrementar su tiempo de vida útil comercial, se desarrolló un envase biodegradable que tiene a una serie de residuos agroindustriales como materia prima. Para ello, se aprovecha los excedentes agroindustriales a fin de producir biopolímeros, que son transformados mediante la tecnología del electrohilado en nanofibras, todo ello mediante el uso de una sofisticada máquina llamada SpinBox a partir de la cual, se elaboran membranas para diseñar envases activos e inteligentes. Los residuos agroindustriales pasan por un proceso biotecnológico en los laboratorios del CITE y la UNT para obtener: celulosa bacteriana, polihidroxialcanoatos y almidón. Los biopolímeros son una alternativa atractiva a los plásticos comunes, ya que tienen origen biológico, renovable y biodegradable.

Variada cartera de especies benéficas

El Proyecto Especial Chavimochic cuenta con su Laboratorio de Insectos Benéficos donde se desarrollan alternativas biológicas y de manejo integrado, con la finalidad de brindar soluciones a los problemas fitosanitarios de 1.500 hectáreas de cultivos de los valles colindantes que están en manos de pequeños productores. Complementariamente, ha asumido el rol de evaluación y protección de especies benéficas (en convenio con Senasa), para disponibilidad no solo de los agricultores, sino también de otros laboratorios del país. Actualmente, dispone de 14 especies parasitoides de plagas, entre ellas Trichogramma exiguum, T. pretiosum, T. pintoi, T. galloi, T. nerudai, T. dendrolimi, T. brassicae, entre otras. También tiene una especie predatora de larvas: Podisus nigrispinus y tres especies hospederas de laboratorio: Diatraea saccharalis, Spodoptera eridania y Galleria mellonella. Las especies están en proceso constante de mantenimiento y producción masiva. A la par tienen otro laboratorio de hongos entomopatógenos y antagonistas que beneficia un promedio anual de 500 hectáreas de diversos cultivos. En total tienen, seis especies de hongos benéficos en dos líneas de producción: Entomopatógenos (Beauveria bassiana, Metarhizium anisopliae, Lecanicillium lecanii, Pochonia chlamydosporia, Isaria fumosorosea) y Antagonistas (Trichoderma sp).

A la búsqueda de biofungicidas y bioestimulantes

En la Universidad Nacional de Cañete se viene impulsando líneas de investigación que buscan dar una salida al control de enfermedades fungosas en arándanos, vid y cítricos, mediante el uso de microorganismos, en especial con hongos endófitos. En esta casa de estudios se están diseñando cepas nativas de hongos que funcionen como biocontroladores, trabajo impulsado y liderado por la investigadora Betsabé León. A la par, se está evaluando el uso de hongos endófitos para mejorar la productividad de ciertos cultivos. En el caso de la papa, han determinado que los hongos endófitos (trichodermas, micorrizas, bacillus y microorganismos eficaces de la zona de Yauyos) duplican su productividad y rendimiento. Igualmente, en arándano se estaría en la fase de confirmación en campo de que el uso de hongos benéficos promueve su crecimiento vegetal. El objetivo es que en el futuro puedan producir los microorganismos y ponerlos a la venta a los agricultores de su radio de acción. También cuentan con los Semilleros de investigación, un grupo de estudiantes que estudian en la actualidad el uso de los controladores biológicos en vid y en cítricos. Como casa de estudios, esperan crecer en número de investigaciones el próximo año que recibirán ingresos por el Canon Minero.

UNALM y su impulso al desarrollo de biofertilizantes

La Universidad Agraria La Molina tiene el semillero más grande de investigadores en el campo agronómico del país. En sus diferentes facultades y laboratorios, también se vienen impulsando temas relacionados al desarrollo y elaboración de bioinsumos. Desde el Laboratorio de Biotecnología Ambiental, se viene impulsando una serie de investigaciones para dar uso a residuos orgánicos agropecuarios, pesqueros e industriales en procesos de fermentación láctica para la producción de biofertilizantes. Su principal impulsor, el investigador Juan Gabriel Juscamaita, comenta que este tipo de desarrollo llega a contener todos los macro y micronutrientes, según el tipo de residuo utilizado. Esto resulta muy útil en momentos en que los insumos químicos se han elevado de precio, refiere. En tanto, en el Laboratorio de Ecología Microbiana y Biotecnología Marino Tabusso cuentan con distintas líneas de investigación, entre ellas, el estudio de la diversidad de microorganismos como controladores biológico, o poblaciones microbianas en la rizósfera. Esto sin dejar de lado las distintas áreas de la facultad de agronomía donde cada año se desarrollan investigaciones para tesis en las que es común encontrar investigaciones sobre el uso de biocontroladores para enfermedades y plagas en cultivos de consumo interno y de exportación.

UNAB presenta una alternativa y solución ecológica

En los diversos campos de Barranca, casi el 80% de la biomasa de la panca se incinera a campo abierto, labor que tiene un efecto de degradación en los suelos, debido a la quema porque no hay reposición de materia orgánica. Ante dicho escenario, investigadores de la Universidad Nacional de Barranca vieron como alternativa utilizar la Crotalaria juncea L, pues es una leguminosa que fija nitrógeno y mejora los suelos, además tiene un efecto nematicida. Esta podría ser una solución alternativa al uso de fertilizantes sintéticos, utilizándola como cultivo de cobertura o como abono verde. “Estamos viendo que produce 30 toneladas de biomasa por hectárea, que equivalen entre 5 y 5,5 toneladas de materia seca. Por el contenido de nitrógeno nos está aportando alrededor de 200 unidades de nitrógeno que podrían suplir a las necesidades de la siembra de maíz. Posiblemente, con una dosis más baja podríamos obtener una cosecha de maíz”, indica Gregorio Arone, investigador que lidera este proyecto.

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