“La amenaza más fuerte para el espárrago es el nematodo Meloidogyne”
En pleno ‘boom’ del espárrago se llegaban a sembrar 20 ha diarias, pero tras veinte años (y el doble de cosechas) muchas de esas esparragueras ya no dan más de sí y se están reemplazando por frutales como la palta, situación que ha sido provocada, en gran medida, por problemas fitosanitarios donde asoma un gran culpable: Meloydogine, esa especie de nematodo que está causando estragos en Chavimochic. Pero la producción no está muerta. Eso en ningún caso, ya que se avizora una nueva zona productiva en Olmos donde, claro está, hay que hacer frente a algunos retos como la escasez de la mano de obra y a un eficiente control fitosanitario.
Por Manuela Zurita
El doctor en fitopatología Martín Delgado acaba de publicar una obra que promete convertirse en libro de base de los esparragueros peruanos. Con el título “Manejo Integrado de enfermedades de espárrago en el Perú”, Delgado recopila no sólo los hitos de la producción de la hortaliza y su evolución como cultivo de exportación, sino también toda o casi toda (reconociendo los límites editoriales) su experiencia en campo: comparte con rigurosidad científica sus errores y aciertos en la gestión de enfermedades como patógenos, Fusariosis, Phytophthora, Pudrición Negra, Bacteriosis y Stemphylium, sin omitir otros patógenos foliares como la roya ni las virosis. A todo este “stock tecnológico”, como lo denomina el ingeniero de origen molinero, ha añadido a modo de conclusión una serie de propuestas en perspectiva que apuntan a preservar el liderazgo de la hortaliza en la canasta de cultivos de exportación peruana. A propósito de la publicación de este libro, Delgado se refiere al estado actual y devenir de la producción del espárrago en el país para develar si, en un contexto de alta competencia con otros cultivos, sigue siendo negocio.
– ¿En qué etapa está hoy la producción del espárrago?
– El cultivo de espárrago se inició en Perú hace más de 50 años. A partir de allí el espárrago tuvo un licenciamiento, es decir, una etapa de estancamiento, hasta comienzos de los 80, que se empezó a exportar. Pero el ‘boom’ esparraguero del Perú comienza en 1996, con el proyecto de irrigación Chavimochic. Cada día se sembraban 20 ha de espárragos que nos impedían hacer un inventario de espárrago porque cada día se estaba sembrando. Sucedió así hasta la segunda etapa de Chavimochic. De ahí comenzamos a producir 20 t/ha. En la campaña de frío, se llegaba a 12 t/ha, mientras que en la de verano, se obtenían 8 t/ha. De modo tal que cuando nos auditaban, entre comillas, es decir, cuando venían las expediciones extranjeras en esa época, pensaban que sacabamos 20 t/ha por campaña, pero nosotros hacíamos 2.2 campañas por año. Eso significa que una esparraguera alemana de 20 años, tiene 19 campañas, pero una esparraguera como la que tenemos en Chavimochic tiene hasta 45 campañas. Es decir, nuestra planta ha producido el doble y esta envejecida el doble. Entonces, a los diez años llegamos a producciones espectaculares. No le podíamos pedir más. Pero ¿qué se está haciendo ahora? Ahora esas esparragueras se están reemplazando por palto, por ejemplo. Se tiene la perspectiva que con la tercera etapa de Chavimochic (Chavimochic III) – que ampliará la irrigación en 77,000 ha- gran parte se sembrará con espárragos.
– Si se está reemplazando, ¿quiere decir que es probable que desaparezca en los próximos 20 años o, por el contrario, se mantendrá?
– Hay un cierto temor que el empresariado no lo abriga, porque lo que ellos quieren es ganar dinero. Pero también lo abrigamos nosotros (los investigadores), porque toda la ciencia que se ha desarrollado en espárrago es un reservorio que va a servir muchos años más. Además, Perú siempre tendrá dos ventajas, la comparativa y competitiva. La comparativa: no hay otro lugar biológicamente con las condiciones que nosotros tenemos, que el espárrago blanco sale con punta derechita, que las temperaturas del norte están entre 12 ºC y 23 ºC . Estas son condiciones meteorológicas a las que el espárrago se ha adaptado a tal punto que tenemos los rendimientos más altos del mundo. Por otro lado, la ventaja competitiva es que hemos avanzado mucho para tener un stock tecnológico que permita garantizar una buena producción. El envejecimiento natural que han sufrido las plantaciones de espárragos se debe a factores como las plagas, que se han hecho un poco más severas por el cambio climático. Por ejemplo, el hongo Stemphylium que hace 20 años atrás producía una lesión a los 5 días, hoy lo hace a los tres. Esto significa que los patógenos o las plagas son más agresivas.
Para Delgado, el espárrago sigue siendo rentable porque aún estamos con rendimientos que dan rentabilidad. Se estima que el rendimiento promedio de una esparraguera en el Perú es de ente 10 a 12 t/ha. “Supongamos que estamos recibiendo US$0,65/kg y estamos vendiendo de US$1/kg para arriba. Sí, tenemos una ganancia espectacular. Nos hemos acostumbrado a eso. Cuando ocurrió el fenómeno chino tuvimos que vender a US$0,80 /kg, ganábamos solo US$0,30/kg o US$0,40/kg y nos parecía terrible. Pero era 30% de rentabilidad. No era 100% o 200%, como estábamos acostumbrados”, explica.
EL FUTURO ESTÁ EN CHAVIMOCHIC III
– ¿Hay nuevas zonas de producción de espárragos?
– Habrá. Ahora no, porque desde 1996 hasta 2010 el espárrago copó todo lo que podía y luego empezó a crecer el palto. O sea, donde había espárrago se comenzó a sembrar palto. Pero, como digo, la otra despensa de espárrago será Chavimochic III y de ahí vendrán otros 20 años más.
Para el especialista, las condiciones que ofrece Olmos no son exactamente las ideales que se tienen para el cultivo, aunque para otros, esta es una zona en la que se puede producir en las que otras zonas del país no cosechan e incluso los productores podrían enfocarse en la producción de calibres L.
“Estamos hablando que en esa zona las temperaturas son entre 4 y 5ºC más altas que en Chavimochic. Podría ser negocio en Majes-Siguas II. Luego de un stock tecnológico de 20 años, conocemos el ambiente ecológico casi ideal del espárrago. Como digo al final de mi libro, es necesario aumentar el potencial genético del espárrago, buscar súpermachos y súperhembras y hacer un trabajo de investigación paciente de cuatro a seis años para obtener semilla de plantas que tengan una producción de hasta 15 t/ha. De esta manera es posible utilizar el mismo espacio, con 30% más de producción. Lo que yo propongo es que aquellos espárragos que han estado parados 10 años frente a las plagas y enfermedades de nuestra zona, a los mejores los pongamos como modelo. Porque ya están ambientados y son súper peruanos o súper chavimochanos. Yo podría dirigir el proyecto. En efecto, ya lo había empezado una empresa, pero lamentablemente cambiaron la gerencia y se acabó. Ahorita ya tendríamos resultados. Lo iba a hacer con el Dr. Carlos Quiroz, quien me enseñó del producto y con Andrés Casas, de la UNALM.
DESAFÍOS PRODUCTIVOS
– ¿Qué desafíos que enfrenta hoy el espárrago en particular en Chavimochic?
– Empecemos con la mano de obra. La mano de obra ahora es obviamente más costosa y ahora se va a la uva de mesa para hacer poda o raleo y también puede irse también a arándanos, que está a punto de superar al espárrago. Entonces la mano de obra va a tener que pagarse muy bien y, en consecuencia, los costos van a aumentar. Lo que va a ocurrir desde mi concepto es que la rentabilidad va a bajar. O sea, no tendremos la misma rentabilidad que teníamos, ya que en algún momento el costo de producción era US$0,48/kg y vendíamos a US$2,10/kg. Vamos a tener que aprender o reaprender a tener un espárrago de buena calidad que nos dé márgenes de rentabilidad de 30 a 40%. En infraestructura, el reto es para las irrigaciones que tienen agua. Sabemos que ya no es posible utilizar agua de asequias. Ahora todo es agua filtrada. En el mundo comercial, aunque el espárrago tiene un camino hecho en todo el mundo, siempre habrá que competir y mantener la calidad. Además, es necesario ser creativos en la utilización de productos para control fitosanitario, que sean cada vez más orgánicos para poder entrar progresivamente más a un esparrago orgánico. Con el mejoramiento genético tendríamos ya las dos cosas: el gen que potencie mejores productividades y el trabajo de un equipo de profesionales que trate de encontrar los componentes más ajustados para el manejo más racional, más ecológico, de las plagas y enfermedades. Así tendremos un mejor producto.
LECCIONES DE CONTROL INTEGRADO
– ¿Cuáles son las lecciones aprendidas en el control integrado de enfermedades en espárrago?
– Lo primero que ocurrió es que los patólogos no teníamos ninguna experiencia en espárragos. Pero apareció el espárrago y aparecieron sus primeras manchitas en la base del tallo en 1996. En el 97 apareció un hongo llamado la roya y fue una explosión. Entonces, los esparragueros soltaron el grito al cielo, tanto que el Senasa prohibió que se manejaran residuos en las empresas para que la roya no se moviera. Me llamaron para analizar la situación y descubrimos que en la broza que ponían a un costado estaba el inóculo de la roya. Aprendimos a manejar esto: la compostamos. Hoy se produce humus de lombriz a partir de la broza del espárrago y se le da como alimento a carneros, cuyo excremento pasa al compostaje. Los problemas de nematodos se han reducido y también la roya. Pero luego, identificamos Stemphylium, que es hoy el rey del espárrago. Hay empresas que hacen 20 aplicaciones contra el Stemphylium durante la campaña.
– ¿Qué otras enfermedades preocupan a los productores hoy?
– La amenaza más fuerte es el nematodo Meloidogyne. En el libro, cuento que cuando entramos a trabajar en nuestra zona, las informaciones sobre Meloidogyne que yo tenía eran de misiones extranjeras, que aseguraban que el espárrago era resistente. Por lo tanto, asumía que no le afectaba. Tanto que lo probé. Cerca al espárrago sembré una maleza que se llama hierba del gallinazo. Cuando extraía una plantita de estas, encontraba que la raíz estaba llena de nódulos. O sea, era un rosario en el hollín, lo que para mí era un indicador de que el suelo tenía Meloidogyne. Pero mi espárrago estaba bien, no mostraba síntomas en 1996. Pero en 1998 el espárrago comenzó a declinar en su tamaño y algunos se morían. Extrayendo una de esas raíces, que la presento en mi libro (en la página 62), donde se ve que ya estábamos con una patoforma virulenta para el espárrago. Desde entonces, esta enfermedad no lo deja en paz. Podemos decir que uno de los factores que está haciendo cambiar el espárrago por frutales es el Meloidogyne.
– ¿Cómo se controla?
– Se está aplicando en algunos casos de humus de lombriz con 5% de N en todas las campañas, dos veces al año.
– De las tareas pendientes que señala al final del libro, que permitirían impulsar la producción de espárrago en Perú, ¿cuál es la más urgente?
– La necesidad de cuidar los suelos porque después de tener espárrago mucho tiempo las raíces se quedan por ahí. Cuando las raíces se van destruyendo, lo que no se destruye son los componentes tóxicos del espárrago.
– ¿Cuál es su hipótesis sobre esto?
– Que antes de sembrar más espárrago hay que aplicar materia orgánica a los suelos, removerlos y nuevamente aplicar materia orgánica, para que tenga compuestos que capten esas sustancias y se eliminen los componentes ácidos. En otros casos se aplica maíz, que también puede atrapar los ácidos. La materia orgánica permite aplacar el impacto alelopático. Hay microorganismos que lo pueden metabolizar.