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Juan Concha, de Viveros Requínoa, sobre las nuevas variedades: “Yo creo que se producirá un recambio completo de ciruelas”

04 de Abril 2017 Equipo Redagrícola

Con más de 40 años de experiencia, el viverista hoy ofrece material genético de cerezas, manzanas, peras, ciruelas, duraznos, nectarines, almendros y nogales. Mantiene un permanente contacto con el mundo a través de Associated International Group of Nurseries, lo cual le permite sostener fundadamente que el futuro le pertenece a las variedades no solo bonitas, sino “ricas”. Y ya están disponibles en el país.

Juan Concha, vicepresidente de Viveros Requínoa pertenece a una familia vinculada al negocio de la fruta desde 1889, y de hecho peralelamente siguen siendo grandes productores. Ingeniero agrónomo, recibió una beca a EE.UU. en el marco del señero programa Chile-California. El vivero fue creado en  los años 70 y junto con su padre comenzaron a traer materiales de California. Un paso importante, a fines de esa década, cuenta, fue haber obtenido la representación de Bradford Farms (Australia), a la cual hoy se suman las licencias de Zaiger Genetics (EE.UU.) y del INRA (Francia).

 En la actualidad cuentan con material genético de cerezas, manzanas, peras, ciruelas, duraznos, nectarines, almendros y nogales, principalmente.

AGRÓNOMOS RECORREN EL PLANETA EN BUSCA DE NOVEDADES

Viveros Requínoa es parte de Associated International Group of Nurseries, AIGN, que integra también a representantes de Europa, Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Argentina, Uruguay, EE.UU., Sudáfrica y China. Juan Concha, quien es miembro del directorio, cuenta que la asociación, iniciada como un grupo de amigos, se profesionalizó y hoy cuenta con agrónomos que recorren el mundo para captar las mejores variedades obtenidas por los programas de mejoramiento genético. Producto de esta actividad, señala como ejemplo Juan Concha, poseen la administración exclusiva de la licencia de la manzana Pink LadyTM (Cripps Pink) en la mayoría de los mercados importantes, incluyendo Chile.

-Estamos recibiendo aquí unas 100 de las nuevas variedades más exitosas que han ido saliendo en diversas partes del planeta. Nosotros las evaluamos para Chile. Dos veces a la semana hacemos degustaciones en que las probamos, además de ver características como tamaño, color, pulpa, nivel azúcar, presión, etc. También tenemos un equipo que hace análisis de postcosecha, aspecto clave porque estamos lejos de los mercados.

-¿Cuáles son las variedades que venden en forma más masiva?

-Depende mucho de cómo esté el mercado. Hemos tenido alta demanda de nuestras variedades nuevas de cerezo, de las cuales tenemos algunas en cuarentena y otras, ya evaluadas, en etapa de multiplicación comercial. Tienen la ventaja de ser californianas; por la similitud del clima se adaptan mucho mejor que las variedades canadienses, por ejemplo, las cuales tienen otros requerimientos de frío; o las europeas, que responden a condiciones distintas. Es súper importante para la industria chilena contar con estos materiales, por su mayor precocidad, tamaño y firmeza, su resistencia a la partidura por lluvia, su mejor vida postcosecha. Estamos recibiendo variedades gigantes, preciosas, más dulces, cuya disponibilidad vamos a ir aumentando gradualmente durante los próximos 5 a 6 años.

CIRUELAS QUE HACEN PERDER LOS ESTRIBOS

El viverista considera que también los ciruelos tienen mucho futuro, porque viajan lo suficientemente bien para llegar en excelente estado a los mercados asiáticos, donde en la actualidad están los grandes poderes compradores y los mejores precios. Más todavía, agrega, tienen la capacidad de resistir las etapas posteriores de comercialización: una semana a diez días sin dificultad. Los nuevos materiales se caracterizan por su dulzor, su buen sabor, un aspecto atractivo, un tamaño grande. Muchas de ellas son de pulpa roja, aspecto asociado al nivel de antioxidantes, lo cual les da una ventaja comparativa.

-¿Cuáles son las variedades de ciruelo que están más extendidas en el mercado?

-Ahora las más comunes son Angelino, Larry Anne, Friar, Black Amber, yo diría que esas cuatro.

-¿Ustedes tienen de esas?

-Claro que tenemos; en huertos viejos, eso sí, porque todos los huertos recientes son de estas variedades nuevas. Si los lectores de su revista vienen a verlas van a perder los estribos, se van a caer de espaldas. Yo creo que se producirá un recambio completo de ciruelas. Estoy seguro que si el mundo comía una ciruela de las antiguas, va a comer 100 de las nuevas, porque son mucho más ricas.

A diferencia de las variedades libres, con acceso para cualquiera, acota la ingeniera agrónoma María Jesús Lira, su empresa posee cultivares exclusivos: “Como tenemos la representación de los genetistas, solamente las pueden encontrar acá, y son todas distintas”.

Con un volumen de venta de alrededor de 400 mil plantas al año, la estrategia comercial de Viveros Requínoa , por sobre la multiplicación de cultivares abiertos (que también se efectúa) privilegia los materiales protegidos. Aplican el sistema de clubes, con un límite del número de plantas y cobre de royalty por hectárea. Actualmente esta modalidad cubre cerca de 1.200 ha. En otros casos aplican un cobro por caja producida, en algunos cultivares específicos.

FRUTA BUENA PARA COMERLA, QUE LE GUSTE A LOS NIÑOS

Aunque le cuesta mencionar solo algunas de sus variedades, Juan Concha da algunos ejemplos: en ciruelo, Black Cat, Candy stripe, Sapphire; en cerezas, Royal Rainier, Sequoia; en nectarines, Bright Pearl, Fire Pearl, Candy White, Giant Pearl, August Pearl… “y toda una serie de líneas de carnes blancas, que es lo que gusta en el lejano oriente”.

-¿Cómo saber qué elegir, con una diversidad tan amplia de oferta?

-Nosotros una de las cosas que no hacemos es recomendar variedades. Sí ponemos a disposición del agricultor los antecedentes que nosotros tenemos de cada una, las evaluaciones de cosecha y de postcosecha. Hacemos días de campo en que el agricultor puede venir a ver lo que ofrecemos y elegir lo que él cree que puede ser mejor.

-¿Qué me puede decir respecto de patrones?

-Nos están llegando portainjertos nuevos todos los años. Ese es un tema que hay que evaluar a largo plazo, porque pueden comportarse muy bien por tres a cuatro años y al quinto presentar un problema. Hay que ser muy prudentes al introducirlos comercialmente. En carozos tenemos dos opciones nuevas, Atlas y Viking, que son vigorosos, responden bien al replante sin fumigación, son más resistentes a suelos con humedades altas, a nematodos y enfermedades bacterianas.

-¿Cuáles son a su juicio las tendencias de mejoramiento a nivel mundial?

-Hoy día tuve una reunión con una cadena de supermercados grande norteamericana. No sorpresivamente, sino con toda lógica, me decían que hoy día están privilegiando el sabor, por sobre la parte cosmética, definitivamente. Que sea fruta rica, buena para comerla, que le guste a los niños. Por supuesto la fruta fea no sirve, pero ya no basta con que sea bonita.

LAS VARIEDADES TAMBIÉN AYUDAN CON LA MANO DE OBRA

Otro aspecto relevante se vincula con el déficit de trabajadores:

-Se están desarrollando cultivares con mucho más dulzor, con mucho más color natural, de manera que se cosechen de una pasada y permitan ahorrarse el manejo que se hace del follaje para que el sol coloree la fruta. Además los huertos son muy distintos a lo que teníamos antes: estamos con densidades de 1.200 plantas/ha y alturas alrededor de los 2,2 m, en todas las especies, de manera de eliminar las escaleras. El país ha progresado y la escasez de mano de obra se debe al crecimiento, tenemos que cambiar la cabeza y empezar a trabajar de otra manera. Tenemos varias variedades que destacan en estos aspectos. En nectarines, los de la línea Pearl salen de dos pasadas; en ciruelas, la Black Cat o la Giant Plum, entre otras, salen de una pasada. Y no requieren de deshojes ni de productos para toma de color.

Como mensaje final, el vicepresidente de Viveros Requínoa hace un llamado a la autoridad y los dirigentes políticos a ratificar el UPOV sin indicaciones que lo desvirtúen, “que hagan una ley de propiedad intelectual fuerte”. Contrariamente a la idea de que una normativa “débil”  solo desfavorece a unos pocos, Juan Concha señala que ocurre todo lo contrario, y muchos se quedan sin acceso a las variedades de punta. La solución, propone, pasa por solidificar la imagen de Chile de ser un país serio, que cumple y protege a los creadores de variedades.

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