Investigadora de la UNAL halla nueva especie de trips que causa deformación en el aguacate
En el Valle del Cauca y Cauca se encontró una nueva especie de trips, un diminuto insecto que altera la cáscara del aguacate impidiendo su exportación. La investigación identificó además otros tres tipos, lo que muestra una alta diversidad genética de un bicho poco estudiado en el país.
Daño estético en la epidermis del aguacate provocado por los insectos tisanópteros. UNAL
Pese a ser diminutos, los insectos tisanópteros causan importantes daños en los cultivos de aguacate, tanto estéticamente como en la salud del fruto, lo que representa un riesgo latente para los productores. Estos insectos raspan la epidermis, succionan la savia y provocan que las células se contraigan, generando deformaciones y manchas cafés visibles en la superficie, lo que disminuye su valor comercial y puede llegar a causar el rechazo del producto en mercados internacionales.
Por ello, en un esfuerzo por conocer si insectos como los trips estaban presentes en los departamentos del Valle del Cauca y Cauca, se realizó un estudio pionero para caracterizarlos genética y morfológicamente (forma y tamaño), el cual permitió identificar 3 especies diferentes en la región: Frankliniella gardeniae, Scirtothrips astrictus y Mesothrips sp.
Además se encontró una nueva especie para la ciencia de Frankliniella, hallazgo que permitirá ajustar los programas de manejo integrado de plagas y contribuir con la mejora de los sistemas de producción de aguacate en esta zona del suroccidente colombiano.
El proyecto desarrollado por Martha Yazmín Sánchez Roncancio para su Doctorado en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira abarcó la toma de muestras en municipios como La Unión, Alcalá, Versalles, Pradera, Buga, Tuluá, Palmira, Buenaventura (Valle del Cauca) y Piendamó (Cauca).
En cada finca visitada se seleccionaron 10 árboles de aguacate para recoger los insectos mediante una técnica que consiste en sacudir las flores contra una plancha blanca. Luego se recogieron con pinceles y se conservaron en alcohol antes de trasladarlos al Laboratorio de Biología Molecular de la UNAL Sede Palmira para su posterior análisis genético y morfológico. En total obtuvieron 210 trips.
El proceso incluyó la amplificación de las secuencias de ADN, seguido de su montaje en placas para la observación taxonómica de sus formas, estructuras y tamaños. Para el estudio la investigadora Sánchez contó con la colaboración del doctor Roberto Johansen, entomólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien verificó las identificaciones.
Los insectos estudiados son diminutos, los más grandes miden máximo 1 mm, lo que dificultó su manipulación y análisis. Para extraer el ADN se les hizo un lavado minucioso y se utilizó una aguja estéril para pinchar su abdomen y obtener la muestra genética. Cabe anotar que en otras partes del mundo se han caracterizado trips de hasta 5 mm.
Principales conclusiones de la investigación
Se destaca que gran parte de las especies colectadas son crípticas, es decir que son muy similares o casi indistinguibles entre sí, aunque genéticamente son diferentes, lo que puede llevar a errores en su identificación basándose únicamente en su apariencia física. Por eso, al contrastar los resultados morfológicos con los análisis genéticos la investigadora descubrió que algunas especies que parecían idénticas en su morfología eran en realidad diferentes a nivel molecular.
Según la investigadora, “esta conclusión sugiere que en los aguacates del Valle del Cauca y Cauca existen especies crípticas que podrían haber pasado desapercibidas si no se hubieran evaluado a través de su ADN”. También informó que en el estudio no fueron determinadas especies depredadoras, “posiblemente por la gran cantidad de aplicaciones de plaguicidas que hay en la zona”.
Hasta ahora no se conocía la diversidad de especies de trips presentes en los cultivos de aguacate ni su impacto en la producción local, por lo que este descubrimiento no solo beneficiará a los agricultores, quienes ahora cuentan con herramientas más precisas para combatir las plagas, sino que además refuerza la importancia de la investigación científica en el manejo sostenible de los sistemas agrícolas.