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Tendencias de uso

Hacia un packaging activo, inteligente y sustentable

Vistos como una herramienta eficaz para alargar la vida útil del producto durante su traslado y exposición en el punto de consumo, el packaging también es un medio de información que ayuda al usuario a tomar decisiones. Hoy enfrenta el desafío de reducir su cantidad y de integrarse con más fuerza a la cadena de reciclaje.

03 de Marzo 2023 Equipo Redagrícola
Hacia un packaging  activo, inteligente y sustentable

Por Jorge Velasco Cruz

La pandemia, la explosión mundial del ‘e-commerce’ y de los servicios de ‘última milla’ muestran que el uso del packaging, lejos de ir en retirada, está creciendo. Y el sector alimenticio no es la excepción. La inclinación a la reducción de las porciones, con alto valor agregado y en el formato ‘ready to eat’, se da con fuerza en frutas y hortalizas, debido al aumento cecimiento de familias más pequeñas y de hogares unipersonales que tienen poco tiempo o ayuda para preparar sus alimentos.

“La tendencia es a seguir utilizando packaging. En general, el consumidor lo ve como un sistema medio inerte y lo asocia a un tema más bien estético, pero no se da cuenta del valor que tiene como herramienta de protección. No hay duda de que no va a desaparecer, pero lo que hay que hacer es racionalizar su uso”, dice el Dr. Humberto Palza, investigador de la Universidad de Chile.

Los empaques se han ido posicionando como una herramienta eficaz para evitar el desperdicio de alimentos, controlando factores que puedan perjudicarlos como daños físicos, malos olores, incidencia del polvo y exposición a temperatura, luz, microorganismos y humedad; colaborando en su preservación y en disminuir sus pérdidas.

“El gran desafío de la industria, aparte de la optimización de los cultivos para hacerlos más eficientes, tiene que ver con la pérdida de alimentos, la generación de residuos o el no consumo de un producto alimentario. El packaging cumple el rol de extender la vida útil de la fruta y es parte de la solución en ese sentido”, sostiene el Dr. Palza. En este contexto, le plantea tres tendencias: que sea activo, inteligente y sustentable.

CADENA DE VALORIZACIÓN

El packaging activo enfatiza en la cualidad del envoltorio para realice una acción efectiva sobre el alimento que está protegiendo, con el fin de ralentizar su proceso de maduración y aumente su vida útil. Esto tiene que ver, por ejemplo, con el uso de sistemas de atmósfera modificada y de hormonas o elementos que ayuden a reducir el ciclo de oxidación de la fruta.

El packaging inteligente entrega información que le puede ayudar a conocer la trazabilidad y características del producto o a tomar decisiones en relación a este. A través de un código QR o de barras que pueda ser leído por un dispositivo móvil, o bien en el mismo impreso del empaque, se pueden incluir elementos como fecha de producción y caducidad, ingredientes, certificaciones o incluso algún sello sobre su estado de conservación o la cadena de frío.

En tanto, al hablar de sustentabilidad, el Dr. Palza apunta principalmente a usar menos embalaje y hacerse cargo de sus residuos. Para esto, un primer aspecto consiste en simplificar el packaging: utilizando materiales más delgados (films con menos micras y botellas de vidrio más livianas, por ejemplo), más fáciles de reciclar y de compostar.

“La industria apunta al monomaterial, el uso de solo polímero, con la idea de reducir la complejidad del packaging para facilitar el reciclaje. Un ejemplo contrario es el tetra pack, que es complejo: tiene seis capas entre polímeros, cartón y aluminio. Son películas muy delgadas que uno como consumidor no aprecia, pero que complican su separación y reciclaje”, explica el Dr. Palza.

Asimismo, se están empleando materiales biodegradables como el PHB (polihidroxibutirato) o el PLA (ácido poliláctico), que se obtienen a partir de productos naturales como el almidón y que son fáciles de ser degradados por los microorganismos para fabricar compost. Sin embargo, este proceso debe ser realizado con el equipamiento adecuado. Por más compostable o biodegradable que sea un elemento, demorará décadas en deshacerse en forma natural si queda liberado al ambiente. En este sentido, lo importante es que el material utilizado –tradicional o biodegradable– sea capaz de integrarse fácilmente a la cadena de valorización, integrándose a la economía circular.

Esta tendencia, afirma el experto, es la apuesta más fuerte actual en relación a la sustentabilidad del packaging como industria. “La principal solución es tener una cadena de valorización y de reciclaje muy fuerte, de tal manera de que uno tome un producto, lo consuma y el empaque rápidamente vaya al punto limpio y no al vertedero o al basurero”, finaliza.

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