Gulupa, un cultivo exigente, pero con buenos retornos
La gulupa es un cultivo 100% de exportación, y la instalación de un huerto debe pensarse para dirigir esa fruta a exigentes mercados internacionales. Se trata de un cultivo de ‘alto riesgo’, principalmente debido a una serie de problemas fitosanitarios, pero que, con una adecuada estrategia de manejo, puede dar importantes retornos a los productores, “o te lo puede quitar en un ciclo de cultivo”, sostiene Pedro Pablo Díaz, presidente de la junta directiva de Agrojar, una firma que se dedica hace 15 años a su cultivo y que, a través de su empresa Jardín Exotics, se ha transformado en el segundo exportador y comercializador de la fruta en el país, con envíos sobre las 1,700 toneladas, con el firme desafío de llegar a EE UU en un futuro próximo.
Ximena González V. Foto: Agrojar/Jardín Exotics.
Aunque la gulupa (Passiflora edulis f. edulis) es una fruta originaria de la Amazonía brasileña, en Colombia, algunos productores han visto en este fruto una oportunidad de negocio, porque, aunque es un cultivo complejo de manejar por los problemas fitosanitarios que le afectan, también es bastante rentable. Así lo destaca Pedro Pablo Diaz Pérez, presidente de la junta directiva de Agrojar, una compañía dedicada a la producción de gulupa desde hace más de 15 años.
“Si la gulupa fuera un cultivo fácil de manejar el país estaría lleno de gulupa. Este es un cultivo de un alto nivel de riesgo, te puede dar buen dinero o te lo puede quitar en un solo ciclo de cultivo”, advierte Diaz Pérez, mientras recuerda que cuando iniciaron en el municipio de Jardín, en el departamento de Antioquia, llegaron a tener 80 hectáreas (ha) plantadas pero los problemas de virosis y fusarium los llevaron a trasladar e incluso acabar con parte de sus cultivos a tal punto que hoy en día cuentan solo con 38 ha. Sin embargo, Díaz hace un balance positivo de cómo les ha ido a lo largo de estos años y señala que la meta es continuar consolidándose en el mercado y seguir creciendo hasta llegar a tener nuevamente entre 60 y 70 ha sembradas. No por nada, Agrojar SAS, la compañía que nació gracias a la invitación de uno de los socios, Carlos Marín, quien ya estaba apostando al cultivo de gulupa para exportación, es considerada hoy la principal empresa productora de gulupa en Colombia. Actualmente, tiene huertos instalados en los municipios de Jardín, Jericó y Urrao en Antioquia.
PROBLEMAS FITOSANITARIOS, LA GRAN AMENAZA DE LOS HUERTOS
El presidente de la junta directiva de Agrojar comenta que en los cultivos de gulupa básicamente se presentan tres problemas complicados, la virosis, el fusarium y el complejo roña. Diaz explica que la virosis, un virus de la familia de los Potyvirus, podría ser la principal causa de pérdidas en la producción y disminución del tiempo de vida de las plantaciones. “La virosis es un problema que por ahora nos vuelve nómadas. No tiene control, aunque tratamos de aplicar algunos inductores de resistencia para que la sintomatología no se manifieste así las plantas tengan el virus. Lo que hace la virosis es que daña la zona de producción, entonces, lo que hacemos es control preventivo y en el momento que llega a las plantas, las erradicamos y si ya es muy grave debemos trasladar el cultivo e incluso irnos a otra zona”, explica. En cuanto al complejo roña, el cual está compuesto por tres hongos: Cladosporium, Antracnosis y Alternaria; siendo Cladosporium es el que más se manifiesta y afecta los tallos, hojas, flores y frutos. Inicialmente se presentan lesiones acuosas, las cuales después de romperse dan lugar a manchas circulares de bordes definidos.
“A la roña le damos manejo con productos de síntesis y productos biológicos -los cuales dependerán de las recomendaciones de los ingenieros agrónomos-, haciendo aplicaciones semanales o quincenales, además también se maneja con podas totales para mantener este problema al límite y que tiene un agravante, en época de invierno se multiplica más”, señaló. Por ello, Diaz destaca que para darle manejo a la roña también implementaron el sistema de semi techo en los cultivos, siendo pioneros en Colombia en sembrar gulupa bajo este mecanismo.
“Los semi techos son una estructura que se pone sobre el surco, cubre más o menos 1.20 o 1.30 metros de la superficie del surco. Aquí no hay una cobertura total como en los invernaderos. Esto lo que hace es darle un soporte a la planta y ayuda a que se moje menos y por lo tanto los problemas de enfermedades sean menores”, explica Diaz. En cuanto a otro de los problemas que causa afectaciones a los cultivos de gulupa, el Fusarium, un hongo que está presente en el suelo y que deshidrata la planta y la mata muy rápido, Diaz dijo que están desarrollando la técnica de injertación. “El Fusarium lo estamos controlando con injertación sobre variedades tolerantes, no resistentes de otras pasifloras, esto nos ha permitido crecer y los resultados son aceptables hasta el día de hoy”, precisa.
LA CLAVE ES EL MANEJO Y PODA DE LAS PLANTACIONES
Hoy en día, los huertos de gulupa se instalan de forma escalonada, instalando uno nuevo cada dos, tres o cuatro meses; dependiendo de las necesidades de fruta que se tenga. El crecimiento de las plantas es regulado a través podas y en un determinado momento provocan un corte y así empezar a montar la cosecha siguiente para que salga en una época específica. “Sembramos escalonadamente en diferentes épocas para tratar de tener producción de gulupa todo el año y para ello desarrollamos la técnica de podas para producir en diferentes épocas y poder suplir el mercado. Todo el tiempo estamos cosechando y exportamos fruta las 52 semanas del año”, indicó el directivo.
“La rentabilidad de la gulupa está dada por los buenos precios de venta en el exterior”.
Respecto a las podas, Diaz Pérez también resalta que generalmente las pasifloras cuando están llenas y la planta está muy cargada, esta frena el crecimiento y es ahí, donde esperan que la planta empiece a vaciar la producción y entonces renuevan todos los brotes para iniciar un nuevo ciclo. “Es muy interesante hacer este tipo de podas porque en esa época vamos a tener un período de dos o tres meses para hacer una sanidad del cultivo. En este tiempo podemos aplicar algunos agroquímicos de síntesis que en épocas productivas no aplicamos”, precisa el presidente de la junta directiva de Agrojar.
LOS CICLOS DE PRODUCCIÓN DEPENDEN DE LA ALTURA DEL CULTIVO SOBRE EL NIVEL DEL MAR
Según Diaz, los ciclos de producción de la gulupa dependen mucho de la altura que tiene el cultivo sobre el nivel del mar. “Nosotros sembramos entre los 2,000 y 2,200 msnm. Una vez sembramos, la planta inicia producción en un periodo de, más o menos, ocho meses y nos produce fruta hasta los trece meses, época en la cual hacemos la primera poda. Para el segundo año, ya podemos sacar dos cosechas. Por eso, este negocio es muy interesante si se logra llegar al tercer año, porque todos los costos de producción han disminuido, es ahí cuando el cultivo de gulupa es verdaderamente rentable”. En ese sentido, Diaz explicó que en el primer año se logra una cosecha, en el segundo dos cosechas y en el tercero, si los problemas fitosanitarios lo permiten, se logran otras dos. Asimismo, señala que es clave poder hacer la siguiente siembra en el mismo sitio para aprovechar el entable anterior, pero si hay problemas de virosis, deben trasladar el cultivo a otra zona. Así las cosas, el promedio productivo de la planta de gulupa es entre dos y tres años máximo.
Sin embargo, hoy están trabajando con un método de injertación, con el cual probablemente las plantas puedan llegar a durar más tiempo. “Estamos trabajando en eso, pero de todas maneras, por estudios que tenemos hemos determinado que a una planta no le damos más de tres años de vida, porque después de ese tiempo, cuando hacemos las podas, las yemas ya no son tan activas y se empieza a perder productividad, por lo que resulta mejor sembrar una planta nueva entre los dos y los tres años”, explica. Para realizar este proceso de injertación buscan pasifloras resistentes a Fusarium y sobre estas se hace la injertación. “Se hace en púa terminal, se propaga en vivero y luego se saca a campo. El patrón es resistente a Fusarium, aunque la copa no lo sea, entonces sigue siendo un poco complicado. El patrón es un nativo de pasiflora y la copa es la gulupa como tal”, dijo. Actualmente, la producción de Agrojar es de aproximadamente 150 toneladas cada mes y continúan creciendo con un cultivo que tiene meses de mayor producción por los regímenes de lluvia que hay Colombia. Por ello, es que las cosechas principales son entre junio y agosto y noviembre a enero. El resto, si bien igualmente hay producción, esta es menor.
UN NEGOCIO QUE IMPLICA IMPORTANTES COSTOS DE PRODUCCIÓN
Según Diaz, sin el costo de la tierra, hoy en día una hectárea sembrada de gulupa está costando más o menos entre $130 a $150 millones con una estructura bien montada, con fertirriego y semi techo. “Esa inversión tiene que estar completamente hecha los primeros seis meses antes de iniciar la cosecha y ojalá se pudiera hacer antes de sembrar. En cuanto a los retornos, en el segundo año ya se deberían librar los costos del cultivo, ya que con la primera cosecha no se alcanza”. Frente a ello, en el primer año se producen entre 20 y 30 t/ha, mientras que al segundo, y con dos, cosechas, la producción llega a las 60 t/ha.
“Sin el costo de la tierra, hoy en día una hectárea sembrada de gulupa está costando más o menos entre $130 a $150 millones con una estructura robusta”.
Por otro lado, Diaz manifestó que la rentabilidad de este cultivo está dada por los buenos precios de venta en el exterior. “La gulupa es un cultivo nueve tres, es decir, que tiene nueve meses de muy buen precio en Europa y tres meses de un bajo precio. En junio, julio, agosto y parte de septiembre, los precios se deprimen bastante hasta $4.500/kg, mientras que, en los meses donde hay déficit, la gulupa puede alcanzar precios entre $5,000/kg y $6,000/kg”.
CON EL RETO DE EXPORTAR A EE UU
Actualmente, Agrojar realiza sus exportaciones a través de la compañía de su propiedad Jardín Exotics. Desde ahí, están exportando entre dos y cuatro contenedores de gulupa semanalmente a Europa, principalmente a Alemania, Inglaterra, Países Bajos y Bélgica. En total, al año las exportaciones de la empresa alcanzan las 1.700 toneladas y el próximo desafío de la empresa es llegar con su fruta a EE UU. Diaz cuenta que actualmente, para poder suplir la demanda en el mercado externo debido a los problemas productivos que han tenido, están comprando fruta a terceros. Sin embargo, la meta de la empresa es que, al menos el 60% de la fruta de exportación de Jardín Exotics sea propia. “Le estamos comprando gulupa a productores del municipio de Urrao y en el departamento de Caldas. Aquí hay algo muy importante, y es que, el productor que nos quiera vender fruta debe recibir asistencia técnica para poder manejar el cultivo en las condiciones de calidad que nosotros requerimos, para ello, tenemos ingenieros agrónomos en campo”.
TRANSPORTE Y CONSERVACIÓN DE LA FRUTA
Diaz explica que la gulupa tiene una condición muy compleja, sino se cosecha, se cae. Por eso, la fruta debe cosecharse de dos a tres veces por semana, y como toda la fruta de exportación tiene un proceso de poscosecha muy importante. “la fruta debe cogerse con unas condiciones muy especiales, generalmente es cosechada por mujeres porque es un proceso delicado. Hay que cogerla, ponerla en un balde, vaciarla a una canastilla y enviarla el mismo día a nuestra planta para ser empacada. Al día siguiente se debe iniciar la cadena de frio para frenar su maduración y poder entregarla en el mercado internacional en los estándares que se necesitan”. Entonces, lo ideal es que, si la gulupa se cosecha hoy, al día siguiente hay que empacarla y enfriarla para enviarla lo más rápido al mercado destino. “Desde Jardín Exotics estamos especializados en hacer nuestras exportaciones vía marítima, de hecho, fuimos la primera empresa en Colombia que empezó a enviar contenedores únicamente de gulupa”, finaliza Diaz.