El investigador en agroclimatología Raúl Orrego, de INIA Quilamapu, indica que “no es una tendencia esperable para el año. De hecho, el enfriamiento que se está observando en la temperatura del mar (que alcanzaría su máximo hacia fin de año) debiera dificultar que este tipo de eventos ocurra”.

LLAMADO A ESTAR SIEMPRE ATENTOS CON LOS SISTEMAS DE PRONÓSTICO

Los tornados tienen mayor posibilidad de ocurrencia durante el otoño, explica, época en la que aumenta la probabilidad de mezcla de masas de aire frío y caliente que constituyen el origen físico del fenómeno. Hechos como los ocurridos, agrega Orrego, se asocian a condiciones muy particulares, que se dieron en ambos casos reportados, “con un núcleo de bajas presiones muy cercano al continente, y muy corrido hacia el norte, respecto de su posición normal”. Es muy poco probable que dichas particularidades se repitan, especifica. Llama a la calma y a estar siempre atentos con los sistemas de pronóstico.

El especialista destaca que los dos fenómenos, fueron precedidos por una alerta amarilla de la Dirección Meteorológica de Chile, lo que “habla bastante bien del sistema de pronósticos de esta institución, dado el poco historial recopilado que se tiene de estos eventos, y de la falta de instrumentos que ayudan mucho para su monitoreo, como los radares meteorológicos”.

Al estar prácticamente concluido el periodo de cosechas, las granizadas no produjeron mayores daños en frutales. El mayor riesgo se presentó en manzanos, en especial con la variedad Pink Lady, cuya cosecha ocurre precisamente en abril, sostiene Pablo Grau, especialista en frutales de INIA Quilamapu. Sin embargo, estima que “para producir daño en la fruta, los granizos debieran ser más grandes que los caídos recientemente”.

TENDENCIA A LA NORMALIDAD DE LLUVIAS

En las regiones de Ñuble y Biobío, según datos proporcionados por el portal Agromet de INIA, las precipitaciones de abril han tendido a la normalidad, alcanzando 79,6 mm en las inmediaciones de Chillán (sector Cato); 7,5 en Portezuelo; 28  en Nueva Aldea; 48,4 en Yungay; y 75 mm en El Carmen. En Biobío, en tanto, las precipitaciones de abril alcanzan 58,8 mm en Carriel Sur; 76,4 en Chiguayante; 54,9 en Los Ángeles (camino a Antuco); y 78,9 mm en Lebu.

“Estos valores siguen estando ligeramente bajo la media histórica y no revierten la condición un poco más seca de lo normal que viene arrastrándose del año pasado. La Dirección Meteorológica de Chile pronostica un otoño ligeramente más seco de lo normal, por lo que se insta a ser cuidadosos con el uso del agua”, advierte Raúl Orrego.

El fitopatólogo Andrés France, del mismo centro de investigación, subrayó que el inicio de las lluvias de otoño marca la liberación de los inóculos de hongos que afectan la madera. Por ello, los dos o tres días posteriores a una lluvia no son el mejor momento para efectuar podas, ya que las esporas de los hongos utilizan los cortes para ingresar a plantas y árboles, iniciando una enfermedad. Esos días pueden ser aprovechados para hacer aplicación de productos destinados a eliminar esporas y, así, prevenir las enfermedades fungosas y bacterianas que podrían manifestarse recién en la primavera.