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Para mejorar rendimientos en un huerto de paltos

Fruchincha trabaja continuamente para mejorar las condiciones del suelo de sus huertos

Mas del 50% del éxito en el cultivo del palto recaen en el manejo del suelo y el riego. Bajo esta premisa, Fruchincha ha trazado toda una estrategia para elevar año a año la productividad de sus campos.

24 de Febrero 2022 Equipo Redagrícola
Fruchincha trabaja continuamente para mejorar las condiciones del suelo de sus huertos

Por Marienella Ortiz

La recomendación que siempre se recibe en campo es “debes regar bien”. Pero, ¿qué significa realmente regar bien?, pregunta Juan Antonio Delpero, gerente agrícola de Fruchincha, corporación que agrupa a las más importantes empresas agrícolas del valle de Chincha. Para responder esto, dice que está totalmente convencido de que un buen riego será posible solo si el suelo está en capacidad de ser bien regado, lo que finalmente se traducirá en una mayor productividad del cultivo.

Los últimos resultados en Fruchincha han consolidado esta premisa de que el manejo del suelo y el riego van de la mano. En la actualidad, cuentan con 725 ha de paltos con una productividad que ha ido creciendo año a año. La productividad promedio del 2016 estaba entre 8 y 12 t/ha (solo 2 fundos tenían producciones promedio entre 16 y 20 t/ha y eran los que marcaban la diferencia, otros con 5 t/ha). El 2018 registraban producciones entre 14 y 20 t/ha y el 2021 pasaron las 20 t/ha y con al menos un sector que cerró con 33 t/ha.

Plano de distribución espacial del Agua Facilmente Aprovechable (AFA, mm) en un huerto de paltos.

Según las proyecciones para este 2022, los campos en los que se trabajó desde un inicio toda una estrategia de manejo de suelos estarán entre 22 y 27 t/ha, en promedio, y con picos sobre 30 t/ha. En tanto, en los campos con los que vienen trabajando hace una o dos campañas, estarán alrededor de las 20 t/ha. “Todo lo alcanzado es producto de un manejo integral. Sin embargo, recordemos que el comportamiento del palto es a mediano plazo y lo que se gana con años de trabajo, lamentablemente se puede perder en pocos meses de descuido”, puntualiza.

DISPONIBILIDAD Y BUENA CALIDAD DE AGUA

En líneas generales, Delpero refiere que cuentan con suficiente disponibilidad y buena calidad de agua en el valle de Chincha y esto es, de por sí, un punto a favor. Si bien es cierto que los acuíferos bajan más de lo deseado en ciertas épocas del año, dice que luego se vuelven a reponer en la época de verano.

Respecto a la calidad del agua, menciona que tienen un pH promedio de 7.3, una conductividad eléctrica de agua (CEa) de 0.7 dS/m, cloruros entre 0.5 a 1.5 meq/l, sodio entre 0.7 – 1.4 meq/l, mientras que la RAS (Relación de Absorción de Sodio) no llega a ser ningún problema (< 1.0). Por otro lado, los promedios de calcio y bicarbonato se encuentran entre 4.0 a 5.5 meq/l para ambos casos, lo que los obliga a tomar ciertas consideraciones al momento de fertirrigar para lograr una buena relación iónica, tanto a nivel de suelo como foliar.

Sin embargo, también comenta que registran algunos casos aislados de agua con conductividad eléctrica de agua (CEa) de 2.7 a 3.0 dS/m, niveles de sodio y cloruro en agua entre 5.0 a 8.0 meq/l (en ambos casos). Lógicamente bajo estas condiciones el manejo que hacen para el palto es distinto, destaca.

PAPEL DEL SUELO EN EL RIEGO

¿Qué significa lograr que el suelo esté en capacidad de ser bien regado? Por ejemplo, el gerente agrícola menciona que es imposible que un riego sea óptimo si el suelo tiene 2.000 Kpa de compactación, 8% de capacidad de aire, sumado a una pobre cabellera radicular y con Phytophthora. Probablemente, refiere que ese suelo tendrá problemas de mala capacidad de infiltración y oxigenación, por lo que no será extraño encontrar un decaimiento general del cultivo. Por tanto, los factores ligados al suelo no están nada ajenos a la planificación de un riego. Por el contrario, si no son considerados, Delpero advierte que cualquier programa de riego arrastrará errores graves.

Hace hincapié en este punto porque además destaca que los suelos normalmente no son uniformes, incluso no solo varían a nivel de predios, sino incluso a nivel de turnos de riego y muchas veces presentan estratificaciones a nivel del perfil (al momento de evaluar una calicata). Por lo tanto, recomienda no solo prestar atención a la parte predictiva de la programación de riego, sino también a la etapa de control y es allí donde se realizan los monitoreos para cuantificar la humedad del suelo y/o medir el estado hídrico de la planta.

En un trabajo publicado por el INIA Chile, en el Boletín INIA- Chile N° 278, se visualiza el plano de distribución espacial del Agua Fácilmente Aprovechable (AFA, mm) en un huerto de palto en Chile, donde los tipos de suelo están coloreados en diferentes tonalidades. Los colores indican las variaciones según cada tipo de suelo.

“Podemos apreciar que los valores de Agua Fácilmente Aprovechable (AFA, mm), varían según cada tipo de suelo. Personalmente tengo muy claro que no depende únicamente de las propiedades del suelo sino también de la condición del suelo. Por ejemplo, podemos tener dos suelos con propiedades similares, pero de distinta condición, por ejemplo compactación y con ello, la estrategia de riego para ese sector ya cambió”, expone.

EL SUBSOLADO MEJORA LA INFILTRACIÓN DEL SUELO

El subsolado es una excelente herramienta para reducir la resistencia mecánica del suelo (compactación), mejorar la infiltración, aumentar la macroporosidad, entre otros. Para proceder con esta técnica es muy importante conocer la ubicación y profundidad de la compactación y definir el tipo de subsolado a realizar, explica Delpero.

El punto de partida es conocer el tipo y condición del suelo que se tiene en cada sector, que incluya el descarte de estratificaciones a nivel del perfil. En el caso de Fruchincha, comenta que, además de la compactación, encontraron sectores de suelos sódicos que por peptización tenían una infiltración muy pobre. En otras zonas, encontraron alta salinidad que reducía la disponibilidad de agua. También detectaron estratificaciones en una misma calicata con cambios texturales que dificultaban la infiltración del agua (por ejemplo, vetas arcillosas o limosas o arena de granulometría fina), entre otros.

1. Subsolado post- plantación del tipo lateral. 2. Subsolado post-plantación de garreo. 3. Raíces luego de 45 días del subsolado de garreo.

Entonces, ante una situación compleja, refiere que se hace indispensable tener una buena estrategia de riego que nos asegure aplicar el volumen hídrico requerido por el cultivo, en la cantidad y momento adecuado. “Un mal riego puede empeorar la situación, pero no solamente consideraría al riego, sino al fertirriego. Es necesario un correcto planteamiento y que pueda mantener las concentraciones y balances iónicos de las soluciones nutritivas, pensando en la sostenibilidad de nuestros suelos”, detalla.

Finalmente, el uso de materias orgánicas de calidad, acompañándolas con complejos de microorganismos benéficos de suelo, es de gran utilidad, refiere. Por eso, prefiere hablar de un manejo integrado de suelos, más que de una acción aislada.

CONOCER NUESTRO SUELO

Las estrategias del manejo de suelo se iniciaron hace cinco años atrás, cuando descubrieron que tenían en promedio compactaciones de suelo entre 1.500 Kpa y 2.000 Kpa (y algunos lotes sobre 2.000 Kpa). Todo esto fue originado por compactaciones físicas del suelo, causadas por el paso de maquinaria, así como por el “pisoteo” durante las labores de cosecha, sumado a que había varios sectores sobre el 55% entre limo y arcilla (el resto es arena, en su mayoría de granulometría fina, que también se compacta).

También se detectaron compactaciones de origen químico, causadas comúnmente por desequilibrios catiónicos en suelo (sobre todo por exceso de calcio). Además, descubrieron problemas de salinidad, varios suelos calcáreos y algunos también sódicos y acumulaciones generalizadas de cloruros y sulfatos a nivel de perfil, siendo suelos de muy baja materia orgánica (< 1.0%) y pobre actividad microbiana.

“Hace cinco años atrás iniciamos con el subsolado post-plantación del tipo ‘lateral’, en la etapa de post-cosecha. Este es un subsolado que se dirige en forma paralela a la línea de plantación, con una profundidad de corte de mínimo 55 cm de profundidad. Su objetivo es reducir la resistencia suelo- raíz, formado sobre todo al momento del tránsito de maquinaria. Esto además provoca una generación de nuevas raíces en las zonas de corte.  Es muy importante tener la consideración de que al realizar esta labor, debemos de seguir una secuencia de fungicidas específicos”, apunta Delpero, tras referir que realizan tratamientos con los fungicidas metalaxyl e hymexazol.

Asimismo, luego de analizar hace tres años varios de los campos junto al asesor, el Ing. Raúl Ferreyra, iniciaron labores con el subsolado de “garreo”, también en la etapa de post-cosecha. “Éste es un subsolado con tridente realizado sobre el mismo camellón. Es un subsolado post-plantación muy eficiente y lógicamente más agresivo que el anterior, por lo que requiere de un mayor número de consideraciones antes de ejecutarlo”, refiere. Las pautas a tomar en cuenta son las siguientes:

  • Evaluar la densidad y estado sanitario de las raíces.
  • Evaluar el estado nutricional del huerto.
  • Evaluar el nivel de reservas de yemas y raíces.
  • Evaluar el estado general del huerto.

CONSIDERACIONES PARA UN BUEN RIEGO

En líneas generales, Juan Delpero detalló que buen riego debe tomar en cuenta los siguientes factores que se consideran en la programación de un riego:

Factores ligados a clima (Eto, radiación, humedad relativa, temperatura y viento).

Factores ligados al cultivo (Kc, etapa de desarrollo, densidad de plantación, % de sombreamiento, etc).

Factores ligados al suelo (capacidad de campo, punto de marchitez permanente, profundidad de suelo y raíces, área de suelo mojado, % piedras en el perfil, factor “p” de agotamiento que es el umbral de riego).

Factores ligados al equipo de riego (intensidad de precipitación del equipo de riego y el % de suelo mojado por el equipo de riego).

Destaca que es primordial realizar una correcta programación de riego como tal (etapa predictiva), pero también señala que es necesario tener un protocolo claro para la etapa de control que permita detectar oportunamente cualquier desviación. “Lo ideal sería definir grupos de sectores o turnos de riego con bloques de suelo homogéneos, pero como en la práctica la instalación del sistema de riego no incluye esto, entonces debemos tratar de considerar cada situación dentro de nuestro diseño de predicción y control de riego y así finalmente obtener una programación de riego más acorde a nuestra realidad”, apunta.

También destaca la importancia de hacer uso de la tecnología disponible, tales como sondas de humedad, que pueden ser con sensores fijos o portátiles (donde podemos medir humedad volumétrica, temperatura del suelo, conductividad eléctrica saturada y capilar), Full Stop para controlar profundidad de humedecimiento, tensiómetros, peachímetros, penetrómetros, etc. En caso se desee medir el estado hídrico de la planta, se puede hacer uso de dendrómetros, bomba de Scholander, porómetros para medir conductancia estomática, etc.

FRECUENCIA DE LOS RIEGOS

Bajo la realidad en Chincha, detalla que en floración y cuaja riegan en promedio dejando 1 a 3 días de por medio, y en crecimiento de fruto (verano) riegan en promedio con una frecuencia diaria o dejando 1 día de por medio. “Todo esto varía de acuerdo a las condiciones de cada sector”, apunta.

En todo caso, indica que la frecuencia de riego está definida por la relación entre el Agua Fácilmente Aprovechable (AFA) y la Evapotranspiración del Cultivo (ETc). “Debemos tener presente que el AFA será distinto para cada tipo y condición de suelo, ya que involucra distintos indicadores, tales como: capacidad de campo, punto de marchitez permanente, profundidad del suelo y raíces, porcentaje de suelo mojado por el equipo de riego, umbral de riego y % de piedras en el perfil de suelo”, dice.

Por su parte, la ETc está relacionado con la Evapotranspiración Potencial (ETo) y el Kc. El Kc también va a variar según cada realidad y características del huerto, explica. “Mi mensaje es hacer un monitoreo con mucho detalle y personalizar cada lote y/o sector. No tratar a todos por igual”, advierte.

EL RIEGO Y LA SALINIZACIÓN DEL SUELO

Biol de Fruchincha.

Entonces, el punto de partida para un buen riego es lograr tener suelos descompactados, sueltos y con buen drenaje. Además, agrega que es muy importante conocer qué tipo de sales tenemos en campo. Por ejemplo, mayormente suelen tener cloruros, pero en algunos casos también cuentan con problemas de sodicidad del suelo. “El primer caso lo tratamos “lavando” y el segundo caso con yeso agrícola. En ambos casos es de gran utilidad el uso de materia orgánica de calidad y promover una correcta activación microbiológica, estructuración y recuperación de suelos”, destaca.

De manera general, dice que en la programación de los riegos de Fruchincha incluyen “fracciones de lavado” y adicionalmente realizan “riegos de lavado”, con láminas sobre 50 a 100% superiores a un riego normal. “Para nosotros es muy importante el control y monitoreo con sensores y armar una data de humedad volumétrica, temperatura del suelo, conductividad eléctrica saturada y capilar. Tenemos sondas estacionarias, portátiles, conductivímetros de campo y también hacemos recolecciones de las sondas de succión donde medimos conductividad eléctrica, pH y concentraciones minerales. Existen muchos problemas de salinidad, originados por una mala gestión del fertirriego”, apunta.

Adicionalmente, señala que aplican anualmente materia orgánica de calidad, que va desde el uso compost o humus, hasta extractos húmicos, sumado a altos volúmenes de inyecciones que usan de biol, producido por Fruchincha, como parte de su política de reciclaje de restos orgánicos de fruta. Se mezclan con guano de inverna de calidad y aditivos (tales como enzimas, microorganismos descomponedores, etc). Finalmente se obtiene un producto de pH ácido y cargado en ácidos fúlvicos, sumado a macro y micronutrientes, explica.

EL FACTOR DE ÉXITO

En base a lo que menciona el asesor intrnacional, especialista en riego y drenaje, Raúl Ferreyra, de que los factores de éxito para el cultivo del palto son el manejo del suelo y del riego, Delpero concuerda que con ambos ya se obtiene mas del 50% de los logros proyectados del cultivo; luego le siguen la nutrición, poda y otros. Sin embargo, insiste en que es muy difícil regar bien, cuando el suelo no está en capacidad de ser bien regado.

Asimismo, resalta que el palto es una especie altamente demandante de oxígeno, a nivel de suelo. “El palto proviene de suelos de origen de cenizas volcánicas, que se caracterizan por presentar alta capacidad de aire, baja densidad aparente y un pH ligeramente ácido; es decir, son suelos muy lejanos de ser compactos y con una macroporosidad muy favorable para el palto. Guardando las distancias, con nuestro manejo procuramos ‘acercarnos’ un poquito más a las exigencias requeridas por el palto, siendo para nosotros muy importante tener suelos sobre el 20% de capacidad de aire y ojalá 25%”, refiere.

Cuando todo el manejo converge adecuadamente, dice que pueden observar raíces hasta 1 metro de profundidad, tal como lo indica en la literatura la FAO 56, respecto al potencial de crecimiento de las raíces del palto.

En estos momentos, además de trabajar en suelo y riego, comenta que están muy enfocados en las podas de rejuvenecimiento. “Siempre tengo muy presente a uno de los dos primeros campos en ser plantados con palto en Chincha, que es del Sr. Alberto Massaro. Es un sector que tiene 23 años de edad y lo tengo muy presente porque hace 3 a 4 años atrás su producción cayó a 8 tn/ha, debido al envejecimiento generalizado. Durante los años subsiguientes se hizo una poda paulatina de renovación y este 2021 cerró con 29 tn/ha, siendo ya un campo rejuvenecido”, menciona.

Todo esto es el resultado de un manejo integral, señala. En tanto, agrega que como Fruchincha siguen trabajando en descubrir el verdadero potencial de palta en Chincha.

ASPECTOS A TOMAR EN CUENTA EN UN SUBSOLADO

La frecuencia y tipo del subsolado (lateral o garreo), obedece a un monitoreo frecuente de compactación de suelo, donde no solo evaluamos el grado de compactación sino también su ubicación y profundidad. “No siempre se realizan ambos tipos de subsolados en simultáneo, pero a veces sí es necesario hacerlo”, explica Delpero. En líneas generales, dice que la frecuencia de subsolado puede variar desde una frecuencia anual para el caso del subsolado “lateral” hasta cada 5 años para un subsolado de “garreo”, pero finalmente su frecuencia es que “depende” de los resultados del monitoreo.

ELEGIR EL SISTEMA DE RIEGO

Juan Antonio Delpero considera que hay que ser muy cautos al momento de elegir un sistema de riego. Por ejemplo, el riego por goteo que se impulsó fuertemente en Israel, en su mayoría fue en suelos eriazos y la tecnología luego se trasladó a distintos países con distintas realidades, pero de cierto modo tratando de replicar el manejo que se hacía en Israel. Entonces hablar de una tecnología de riego implica tener una visión más holística y una validación más completa, apunta.

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