Parte de las instalaciones en Mexicali de Novedades Dasa, donde produce 300.000 toneladas anuales de biofertilizantes y bioestimulantes para el sector agrícola.

Sergio Dabdoud dice que cada vez que regresaba de un viaje a su ciudad Obregón, en Sonora, le preguntaban: “¿Qué novedades me traes? ¿Qué novedades me tienes?”. El empresario mexicano del rubro agrícola explica de esta manera el motivo por el que bautizó a su empresa como Novedades Dasa, firma que fundó en 2014, en Mexicali, al norte de México, con el objetivo de fabricar y comercializar bioestimulantes y biofertilizantes.

Con ocho años de existencia, la firma produce cuatro bioestimulantes y un fertilizante orgánico, en formatos sólidos (granulados y pelletizados) y líquidos en su planta en la capital del estado mexicano de Baja California, con una capacidad de 30.000 toneladas anuales de insumos.

Ahora su plan es abrir una planta similar al sur de California, en Estados Unidos, para servir a ese gran mercado. “El gobierno de Estados Unidos sacó un plan para apoyar iniciativas de producción de fertilizantes en ese país”, dice Dabdoub, quien realizó sus estudios universitarios en ese país. “Ya tenemos inversionistas y esperamos tener la planta durante 2023”.

 Sergio Dabdoub creó Novedades Dasa en 2014 buscando soluciones para mejorar la calidad del suelo de sus cultivos de trigo. Un producto con base en gallinaza fue su primer desarrollo. 

Si bien aún evalúa el lugar en que se instalará, tiene bastante claros sobre los motivos que le llevaron a impulsar esta iniciativa. “Cerca de la mitad de mis clientes son productores agrícolas que exportan a Estados Unidos”, dice. “Crecer en ese mercado, donde hay más avances en materia de opciones orgánicas y biológicas para los cultivos es un paso lógico”.

FOCO EN MEJORAR EL SUELO

Dabdoub, quien era un productor agrícola en Sonora, donde producía trigo, pero los desafíos que presentaba el suelo en su región le llevó a explorar este negocio de insumos. “Teníamos un suelo muy complicado, muy compactado, lo que empecé enfrentando con estiércol, con composta”, dice. “Luego me dije ‘bueno, si a mí me hace bien, también le hará bien al resto y empezamos’”.

Sus vecinos en Sonora, fueron sus primeros clientes y luego empezó a crecer por el norte de México. Su primer producto es Nutripel, un fertilizante en formato de pellet y que se produce a partir de estiércol de pollos o gallinaza. Luego sumó Bida, Kalan, Ambar y Gaius, cuatro bioestimulantes basados en distintas composiciones de calcio, materia orgánica, sustancias húmicas y microorganismos benéficos.

El objetivo de todos ellos es fortalecer la salud del suelo: “en todo el mundo hemos practicado una agricultura que ha degradado los suelos y eso es algo que debemos revertir”, dice.

A eso suma el incentivo económico que implica el alto precio de los fertilizantes tradicionales, gran parte de los cuales se producen en Europa del Este: “el precio de nuestro fertilizante ya está un poco más bajo que el de los tradicionales”, dice. “Pero además fijas carbono en el suelo, lo que tiene valor, porque no contaminas y favoreces que las plantas hagan su trabajo”.