Experiencia con y sin techos en cerezo de alto rendimiento en Ñuble
El uso de cobertura en cerezo tiene un alto costo, de ahí que la decisión de implementarla no resulta fácil para buena parte de los productores. Ernesto Jahn abrió a Redagrícola las puertas de su predio en las cercanías de San Carlos, donde los cerezos se han ido cubriendo de a poco, estratégicamente, allí conocimos los pros y contras, las dudas y definiciones de un caso real, exitoso, en una superficie de 20 ha de cereza de exportación.
Ernesto Jahn, ingeniero agrónomo, Ph.D., durante muchos años se dedicó en INIA a la investigación en producción lechera, siendo uno de los especialistas más destacados del país. Aunque todavía mantiene alguna asesoría en esa área, hoy se desempeña principalmente como productor en las cercanías de San Carlos, y en un sector completamente distinto.
–Yo venía de la agricultura tradicional, partí con remolacha y trigo. Luego incursioné para congelado y semillero. El negocio estaba estrecho y mi superficie es pequeña, 30 hectáreas (ha). Un hijo mío trabajaba en Agrofruta, donde habían empezado con cerezas, y decidimos probar. El año 2006 pusimos 5 ha, con la idea de llegar a 10. En esa época no era una “sandía calada”, como ahora, aquí creo que había dos o tres productores. Pusimos Lapins y Sweetheart sobre patrón Colt, lo que en ese momento se consideraba más seguro, aunque era más bien lo que había hacia el norte…
El buen resultado los llevó a concretar las 5 ha adicionales, con Lapins. Después, en 2015, plantaron Regina sobre Gisela 6, usando Kordia y Skeena como variedades polinizantes. Agregaron algo más de Lapins sobre Colt y llegaron a las 20 ha actuales.
UN PROMEDIO DE 15.500 KG/HA CON 80% EXPORTABLE
–Lapins tiene un muy buen rendimiento, el negocio está muy estabilizado para nosotros. Hice un cálculo y el promedio corresponde a unos 15.500 kg/ha en los últimos 5 años, con poco más de un 80% de calidad de exportación. En la temporada anterior llegamos a un 87% de exportación.
El marco inicial de plantación era de 5 x 3 metros; pero Regina sobre Gisela 6 se puso a 4 x 2,5 m.
–Yo diría que hubiera quedado mejor a 4,5 x 2,5, porque en este momento está muy cerrado. Otros huertos a 4,5 se ven mejor.
–¿La Regina ya está en plena producción?
–El año pasado sacamos del orden de 9.000 a 9.500 kg/ha, todavía no en plena producción; anduvo bastante bien. La temporada anterior habíamos cosechado 1.200 kg/ha, o sea dimos un buen salto. Cuando entramos en Regina pensábamos en un precio mejor que Lapins, pero un rendimiento más bajo. Creo que podemos esperar unos 14.000 kg.
EL TECHO PUESTO PARA LLUVIA SIRVIÓ PARA HELADAS Y POLINIZACIÓN
Alrededor de 2010-2011, cuando ya habían superado la barrera de los 10.000 kg, cayó una lluvia cercana a cosecha.
–Estimo esa pérdida en unos 14.000 kg. La fruta se partió toda. La sacamos para jugo, nos pagaron entre 100 y 150 pesos el kilo, el costo de cosecha. Ahí resolvimos invertir en techo, cubrimos 3,5 ha, una parte de Lapins y otra de Sweetheart. El mismo año en que lo hicimos, en la parte que contábamos con techo cosechamos como 8.600 kg/ha. Donde estaba al descubierto sacamos cero, en parte por una helada y en parte por una lluvia en floración. En una temporada se pagó la inversión. Lo pusimos, en realidad, para la lluvia, sin embargo nos dimos cuenta de que nos ayuda a controlar heladas y a la polinización.
Ernesto Jahn describe que en su zona la floración ocurre alrededor del 18 de Septiembre, época en que suele caer mucha lluvia. En esas circunstancias el techo posibilita el vuelo de las abejas y, por lo tanto, concluye, se logra mejor polinización. Su apreciación de que la cobertura ha ayudado más contra las heladas y como aporte a la polinización es explicable debido a que en los últimos tiempos no ha sufrido precipitaciones de consideración cercanas a la cosecha.
¿TECHO O SERVICIO DE HELICÓPTERO MÁS TORRES ANTIHELADAS?
Para el control de heladas ha instalado torres de viento, pero no protegen contra la lluvia ni favorecen la polinización, reflexiona Jahn.
No obstante, pondera que para resolver el problema de las precipitaciones existen también otros mecanismos disponibles. En su caso, Prize, la exportadora a través de la cual comercializa las cerezas, cuenta con helicóptero para mitigar el problema en caso de que ocurra. Ayuda mucho a secar la fruta, según el productor.
–Techar cuesta en torno a 20.000 dólares por hectárea, una inversión fuerte. Actualmente estamos en la duda de poner techo o poner torre de control de heladas… Porque para tener cerezas primero se debe evitar la helada. Por otra parte, hay una Lapins nueva que íbamos a techar, pero todavía no da la cantidad de fruta que lo justifique; hay que instalar la cobertura cuando ya estés seguro de que vas a tener sobre 8.000 kg/ha.
El Dr. Richard Bastías, quien nos acompaña en la visita, comenta que tiene lógica esperar a disponer de fruta para pagar la inversión, en especial si se trata de una variedad resistente a partidura y está a la mano el servicio de helicóptero. No obstante, en una zona con mayor densidad pluviométrica, como podría ser Osorno, por ejemplo, se debe analizar otro factor:
–El problema del cáncer bacterial. En esa realidad productiva resulta de gran importancia y si el agricultor se encuentra en condiciones de efectuar el gasto, no tiene que esperar tres años o más antes de disponer de la protección que disminuirá la incidencia de la enfermedad.
–¿Van a techar Regina? –consultamos a Ernesto Jahn.
–Lo que pasa es que tiene más resistencia a lluvia. Creo que con el helicóptero seguramente podemos controlar. Entra más tarde, también, el riesgo de lluvia disminuye, al igual que el de helada en floración. Por eso estoy pensando en poner torre; por hectárea, cuesta un tercio de la cobertura, una diferencia grande.
MANEJO DE LA APERTURA Y CIERRE DE LA COBERTURA PARA LA CALIDAD DE LA FRUTA
El techo se extiende a partir del 15 de agosto y se mantiene así hasta terminada la polinización, más o menos el 10 de octubre. Entonces, se abre para dejar los cerezos expuestos al sol, con el fin de evitar que la fruta se ablande y tenga menos color. Si hay riesgo de lluvia cuando ya la cereza se encuentra sensible a partidura, la cubierta se cierra hasta que pase el peligro.
–La apertura y cierre puede ocurrir dos o tres veces, lo cual significa aumento de costos. Sin embargo, lo importante es obtener fruta de calidad –afirma Jahn.
Richard Bastías realiza dos alcances para destacar algunos aspectos:
–En el manejo de la polinización existe la idea de que la actividad de las abejas se ve alterada bajo techo. Esto ocurre siempre y cuando haya una muy baja transmisión de luz ultravioleta (UV). La abeja ve en esta longitud de onda y no en el espectro visible para los humanos. Si se baja mucho la intensidad de luz UV, se produce desorientación en el vuelo. Las rafias, o sea los materiales que usa la gran mayoría de los productores de cereza, al igual que Ernesto, transmiten sobre un 70% de radiación, nosotros lo hemos medido. Entonces no representan un problema. El problema son los plásticos, polietilenos de baja densidad, que tienen un aditivo UV incorporado, ya que de no contar con el aditivo durarían menos expuestos al sol. Estos dejan pasar un máximo de 20% de radiación UV, según nuestras evaluaciones, y entonces sí aparecen problemas de polinización con abejas.
En el caso de las mallas monofilamento ocurre algo parecido a las rafias; dejan pasar un 70-75% de UV, de manera que Apis mellifera trabaja sin inconvenientes.
–El otro punto –prosigue el académico– se relaciona con la apertura y cierre. Con Ernesto hicimos un estudio, a través de un proyecto Corfo, donde se probó que, abriendo el techo después de la cuaja hasta fruto de color pajizo, dejando luego los árboles al descubierto, la fruta recupera su firmeza. Existe un riesgo, no obstante, de granizada cuando el techo se encuentra descorrido. A diferencia de la lluvia, la caída de granizo es un evento meteorológico muy poco predecible. También, como señalaba Ernesto, significa asumir un costo, porque el cierre se debe hacer rápidamente a causa de la emergencia, y cuando se trata de superficies grandes implica un esfuerzo considerable.
–¿Aquí han tenido granizadas?
–Cayó granizo una vez, 20 años atrás –responde Jahn–. Molió el maíz, que era lo que tenía entonces. Yo estoy siempre en la duda, porque cuando viene una lluvia en primavera, hay riesgo de granizo. Y es por sectores, puede caer ahí y un poco más allá no. Pero pienso que, por la poca frecuencia, no vale la pena mover el techo. Me han dicho que la cereza resiste mejor el granizo que otras frutas, dado que se encuentra más protegida por las hojas.
BENEFICIOS EN LA TEMPERATURA PARA LA FECUNDACIÓN
Un beneficio adicional de la cobertura, destacado por el productor, se refiere a las temperaturas en el periodo de polinización:
–No se trata solo de que vuelen las abejas. En este campo las temperaturas son bastante frías en septiembre. Bajo el techo hay 2 o 3ºC más que a la intemperie. Eso ayuda a que el polen transite hacia el tubo polínico y llegue al pistilo. El punto crítico acá se encuentra en los 17-18ºC, y muchas veces tenemos 15ºC. No he medido el impacto, pero obviamente es un factor que puede incidir.
–Una cosa es la polinización –interviene Richard Bastías–, o sea, el traslado del polen al estigma, y otra, mencionada por Ernesto, el crecimiento del tubo polínico para que exista fecundación efectiva del óvulo. Nosotros hablamos de temperaturas alrededor de 20ºC como óptimo. No obstante, sobre 20ºC puede llevar al efecto perjudicial de generar menos longevidad del óvulo.
–Las máximas de temperatura ambiente durante la polinización –puntualiza Jahn– acá se sitúan de 15 a 17ºC. Muy pocas veces llegan a 20ºC.
EL PROMEDIO DEL SECTOR TECHADO ES SUPERIOR EN 3.000 A 4.000 KG/HA
Haciendo un balance sobre su experiencia con la instalación de cobertura, el productor aprecia un efecto ampliamente favorable.
–Yo diría que el promedio del sector techado es del orden de 3.000 a 4.000 kilos superior respecto del área sin cobertura.
–¿Para un precio a productor de qué nivel?
–De 4 dólares por kilo. Es un cerro de plata. En todo caso, considera que esa cifra corresponde a producción del huerto, hay que restar el 20% que no se exporta. Además se debe calcular el costo de mantención, porque los 20 mil dólares/ha que hemos mencionado son la estructura y materiales al inicio. A los 4 o 5 años hay que reponer la cubierta, que son unos 10 a 12 mil dólares/ha.
–Es rentable, vale la pena de todas maneras -acota Richard Bastías.
Por consiguiente, el productor sostiene la idea de seguir techando:
–Es que le da estabilidad al negocio. Si tienes las cerezas así no más, quizá coseches uno de cada tres años. El negocio es súper rentable, pero súper riesgoso. Los niveles productivos varían mucho, por efectos climáticos.
–De floración a cosecha, coincide con la primavera, la estación más inestable –subraya el académico de la U. de Concepción.
EL APRENDIZAJE DE LAS DIFERENCIAS CON LA ZONA NORTE DE PRODUCCIÓN
–¿El cerezo presenta añerismo?
–Se ha visto que luego de una temporada con mucha carga, a la siguiente se produce menos –aclara Bastías–. Hay un desgate. El principio fisiológico de añerismo no es el mismo que en el manzano, aunque sí hay un desgaste de carbohidratos que significa menos cuaja, probablemente.
Ernesto Jahn ha ido cambiando su meta productiva. Cuando partió, la fijó en 12.000 kg/ha. Al poco andar la subió a 15.000. Ahora apunta al rango de 18.000-20.000 kg/ha.
–¿Eso es porque han ido afinando el manejo y por el uso de cobertura?
–Claro, por todo. Cuando partimos aquí, el cerezo se conocía bien poco. La gente del norte venía recomendando lo mismo que se hacía allá. Siendo que acá la cosa es distinta.
–¿Cuáles son las principales diferencias?
–Por ejemplo, la fecha de poda –contesta Richard Bastías–, si podas en estas zonas con mayor incidencia de lluvia, vas a tener mayor riesgo de cáncer bacterial. También lo que comentaba Ernesto sobre la distancia de plantación, en suelos de materia orgánica más elevada. La respuesta de la planta no es la misma que vas a encontrar en Requínoa o en Curicó, donde tienes niveles de materia orgánica de 2% y eso desvigoriza el desarrollo vegetativo.
–Al inicio nos hablaban mucho de contar dardos en junio-julio y hacer ajuste de carga -ejemplifica adicionalmente Jahn–. En el norte funciona, porque no tienes tanta incidencia de heladas, que suelen tirar lo que teóricamente tendrías que haber raleado. Entonces hacemos el ajuste de carga más tarde, con flor o con fruta. Un año en el cual estábamos con exceso de dardos recuerdo que un asesor de las exportadoras nos recomendó eliminar una cantidad que equivalía a unos 5.000 kg/ha. Nos realizó la demostración en un par de árboles. Yo no lo hice y terminamos la cosecha con 12.000 kg/ha. De seguir la recomendación, hubiera cosechado 7.000 kg/ha. Los asesores tienen buenas ideas, pero el que tiene que aprender y tomar la decisión es el productor. Por eso hemos ido subiendo nuestro rendimiento.