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En especies frutales del norte

Estrategias para reducir los efectos del clima en los cultivos

En 2019 no habrá Niño Costero. Lo de este año será un Niño moderado que, a diferencia del Niño Costero, sí traerá consecuencias en los cultivos de exportación como son la uva de mesa, mango y palto.

15 de Abril 2019 Equipo Redagrícola
Estrategias para reducir los efectos del clima en los cultivos

Ulises Osorio, ingeniero agrónomo y climatólogo.

En 1997, se peleó con el Senamhi, con el Imarpe, pues no terminaban de creer su pronóstico: en el verano de 1998 habría un Fenómeno El Niño (FEN). Al final, estas instituciones tuvieron que aceptar que se habían equivocado en su escepticismo pues el FEN de ese año tuvo desoladores impactos socioeconómicos. Ulises Osorio trabaja hace 32 años en asuntos relacionados al clima y, según sus palabras, “en las respuestas que va a tener la planta y el esquema sanitario, la variabilidad sanitaria que hay en función del clima. Entonces, lo que yo hago es anticiparme a un evento, y plantear acciones preventivas para minimizar los efectos de un Niño o una Niña”.

Para Osorio, la variabilidad climática que experimentamos en nuestro país, es exactamente igual a lo ocurrido hace 100, 200 o 3,000 años y que hace que en Perú haya cuatro posibles eventos climáticos. “En la costa tenemos un Niño, que es caliente y La Niña, que es frío. También tenemos un evento neutro que es, como su nombre lo dice, algo normal. Y el cuarto, que no estaba contemplado en los anteriores trabajos de investigación y prevención que hemos hecho, es el que sucedió el 2017. Yo he bautizado este evento como ‘degollador’ o ‘decapitador’ que, en quechua, según los mochicas, sería el Aiapaec, uno de sus dioses castigadores, el más temido y adorado”. Osorio se refiere así al Niño Costero del 2017 que, a pesar de los destrozos que generó en gran parte de la infraestructura en el norte, dice que fue un evento pequeño, comparado con el que sucedió en 1925, que fue mediano.


Fue bautizado como ‘degollador’ porque era el evento climático imposible de predecir y lo es aún hoy en día. “Eso sí, podemos afrontarlo con un mes de anticipación. Ahora bien, este evento climático, desde una óptica agroclimática, no provoca alteraciones en las plantas, y estas se comportan tal cual en un ‘año normal’. Es decir, no hay efecto en las plagas, tampoco en las enfermedades ni la fisiología de las plantas. Para las plantas es como si este evento costero del 2017 no hubiese sucedido”, explica. El Niño Costero o ‘degollador’, dejó carreteras inundadas y cortadas. Sin embargo, desde un punto de vista fisiológico no hubo consecuencias para las plantas.


¿Ni presencia de hongos u otras enfermedades?
–No. Hubo una que otra enfermedad producto de la lluvia, por ejemplo, la antracnosis, que afectó a huertos de mango. Sin embargo, no hubo modificaciones en la dinámica de plagas o enfermedades. Yo hago una evaluación constante de la dinámica de plagas de los lepidópteros a través de Acción Chavimochic, y esta dinámica no se vio afectada. No hubo un nivel como el que tenemos ahora con este ‘Niño débil’, donde sí se disparó esta dinámica. Entre 2017-2018 no hubo consecuencias para el mango y el palto; pero ahora, con este ‘Niño débil’, ha habido un impacto tremendo en la producción sobre todo de palto para la campaña que se viene. En relación al mango y otros cultivos, podemos decir que hay un impacto de ‘Niño clásico’, aunque el FEN que estamos experimentando hoy, es débil.

AGOTADAS. “Tanto mango como palto, van a salir muy agotados de este evento; desde un punto de vista fisiológico, la alta temperatura hace que la planta tenga un estrés metabólico; está consumiendo más de lo que está produciendo”, explica Osorio.

Un ‘Niño débil’ que ya tiene incidencias en algunos frutales…
–Y va a tenerla más… Los cultivos que cosecharon previamente al fenómeno fueron afectados y los que se recogerán después también. Por ejemplo, la uva de mesa y el mango. Este último que, a finales de febrero está en plena cosecha, hemos visto entre un 40 y 50% de pérdida de los rendimientos, mientras que la pérdida de productividad la situamos en un 30%. Es decir, hay un efecto importantísimo.

¿Qué efectos ha percibido en la uva de mesa?
–En el caso de la uva ha sido, básicamente, un problema sanitario. La anomalía climática generó una amplitud térmica que facilitó la presencia de botrytis, mildiú y oídium; que tuvieron un impacto inicial. Los campos que fueron adecuadamente tratados de manera preventiva tienen muy buena cosecha y muy buena calidad de uva. Viene bien, ¿no? No ha habido el corrimiento clásico de uva que en muchos casos ocurre. En términos generales, el impacto en la uva de mesa ha sido menor que en el mango, palto y maracuyá…

El especialista dice que las precipitaciones afectarán desde el 15 de marzo hasta el 10 de abril, pero estas no serán catastróficas.

¿Cuáles son los cultivos, en todo caso, que podrían afectarse más en estas fechas?
–Los cultivos que están por cosechar en esas fechas. Estas lluvias sí van a romper el manejo de la uva, porque van a estimular un brotamiento muy rápido. Las precipitaciones estarán orientadas más hacia la zona de la serranía, es decir, desde 800 msnm. Aunque, en realidad, en cuestiones de clima no se puede descartar nada; pasa lo que no crees. Por la experiencia, podemos afirmar que tenemos anomalías térmicas. Las estamos viviendo, y van a durar, por lo menos hasta finales de mayo. Esto va a permitir que, por ejemplo, el mango tenga buen crecimiento vegetativo. Hay que aprovechar eso para no hacer podas tan agresivas en el mango, para que le permita recuperar todo el gasto que ha tenido. Tanto mango como palto, van a salir muy agotados de este evento; desde un punto de vista fisiológico, la alta temperatura hace que la planta tenga un estrés metabólico; está consumiendo más de lo que está produciendo. La planta se desgasta y esa es la razón por la cual los frutos de palto se caen. La planta trabaja de día, pero hay demasiada luz solar, hay foto inhibición, y la planta no tiene la capacidad de formar azúcares. Más encima, se tenderá a noches calientes, que agotan lo poco que produjo la planta. Entonces, existe un déficit y ese déficit se expresa en una caída de frutos, una caída de flores. Ese es el daño que se produce en el palto.

¿Qué tendría que hacer un productor de mango y de palto ante esta situación?
–En el caso de palto, este FEN, a finales de febrero, ya estaba afectando a la formación de frutos. Lo que tendrían que hacer es diseñar un buen tratamiento nutricional, sobre todo relacionado al calcio y boro. ¿Por qué razón el boro? Porque el boro, si bien es cierto, es muy importante durante la floración, también lo es para la formación de frutos; el boro es un elemento muy lento de circular en un ambiente donde la velocidad de circulación del agua en nutrientes es rápida. Entonces, el boro y calcio se quedan; son los elementos que necesita la planta para la formación final de los frutos. Con el potasio, sucede algo similar. El potasio es un regulador, es un anti estresante que nos va a permitir atenuar los efectos. Entonces, si hacemos análisis foliar, podremos apreciar en qué medida está afectando uno u otro nutriente… Lo otro que se viene es un problema por efecto de la temperatura, lo que deviene en una sobreproducción de giberelina; es decir, la planta brotará en demasía. Entonces, en cultivos que son anuales, se deja de producir flores porque no lo permite el balance hormonal y la planta se ‘tropicaliza’; y esa tropicalización tenemos que aprovecharla para bien. Es decir, ya la poda de mango debe estar llevándose a cabo, en el caso del norte, para que venga un doble flujo de crecimiento vegetativo y nos permita tener una yema madura. Con el frío que viene, posteriormente, en el caso particular de Piura, va a haber problemas con las primeras flores. Es decir, hay un exceso de temperatura hasta el mes de mayo y eso podría incidir en las primeras floraciones. Entonces, se debe manejar las plantas con productos que bloqueen el exceso de giberelina para permitir que tenga una buena floración; si no, no va a florear el mango. Subrayo que en el mango se ha adelantado la maduración de los frutos, los cuales, por termo periodos, no ha completado su tamaño ideal. Esa es la razón por la cual los precios han bajado. Entonces, ahora lo que viene en uva, con la plantapodada, tenemos a la planta lista para un retoño nuevo, con mucha fortaleza y yo debo trabajar mucho mi nutrición mineral para recuperar la fortaleza de mi planta y que se pueda adaptar a lo que viene, que será una condición casi normal.

¿Qué debería hacer un productor de uva en el norte?
–Tener mucho cuidado con la fecha de poda, en este año, inicialmente, térmico, hasta el mes de mayo-junio. Es decir, todo nuestro otoño es calentón, pero el invierno y la primavera son, prácticamente, normales para esa temporada.

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