Estrategias del crecimiento citrícola ante caída de precios
Los productores del Norte Chico vieron en los cítricos, sobre todo mandarinas y clementinas, una puerta de escape a sus problemas con frutales como paltos y uva de mesa o pisquera. Condiciones de temperatura favorables, una mayor disponibilidad de agua (¿por cuánto tiempo?), retornos atractivos, inversiones asequibles y disponibilidad de mano de obra en invierno aparecen como grandes ventajas. Lamentablemente para sus expectativas y producto del aumento de la oferta chilena, en particular de W. Murcott, los precios probablemente irán a la baja. Redagrícola recogió las estrategias que las empresas y especialistas están proponiendo frente a los posibles escenarios, incluido el del recurso hídrico.
Los efectos de la larga sequía, particularmente desastroza en la Región de Coquimbo, la pérdida de atractivo de la uva pisquera y los cambios en el negocio de la uva de mesa, han provocado una notoria modificación en el paisaje agrícola de la zona.
Román Aros, administrador de campo de la Sociedad Agrícola Uniagri Ovalle, filial agrícola de Unifrutti Traders, quien trabaja en el sector de El Palqui desde hace 33 años, es testigo privilegiado de lo que está ocurriendo:
–En especial la comuna de Monte Patria tiene un clima privilegiado para la producción de cítricos dulces. A algunos productores pequeños les empezó a ir muy bien, lo que llevó a que se fuera sumando más gente. Muchos, también medianos y grandes, están pensando que el camino para salir de la crisis es cambiarse a cítricos.
Reconvertirse a clementinas desde uva de mesa resulta mucho más económico que a un parrón con royalty, afirma Aros. Pasar a una variedad de vid nueva son 22 a 24 mil dólares/ha, cuantifica, mientras en cítricos se debe invertir en torno a los US$10.000. “Sin tener que pagar derechos anualmente –remarca– y con un manejo mucho más fácil”. Añade que la demanda de mano de obra para los cítricos se concentra en invierno, cuando existe mayor disponibilidad, y que el volumen total de riego es parecido al del parrón.
–¿Cómo se compara con la uva de mesa en términos de ingresos?
–Hay variedades que andan muy bien y otras que produjeron retornos negativos la temporada pasada, por ejemplo, Flame; Thompson apenas salvando los costos de producción. Hay variedades nuevas que se han posicionado, pero cuesta que se masifiquen por la disponibilidad de plantas, restricciones comerciales, royalties anuales. Las clementinas en general podrían ser tanto o más buenas.
Lo que sucede en Monte Patria se repite en toda la región, donde el protagonismo recae en la mandarina W. Murcott (WM), al igual que en las zonas citrícolas de más al sur. Un asesor que trabaja en Elqui señaló a Redagrícola que estimaba, muy conservadoramente, la proyección de plantación en 600 ha solo para Elqui para esta temporada. Los viveros tienen todo vendido, se comenta.
LA MALA NOTICIA: LOS RESULTADOS ECONÓMICOS YA NO SERÁN LOS MISMOS
Pero, ya es sabido, la oferta chilena está impactando en el destino casi único que es EE.UU. Cabe preguntarse, entonces, hasta dónde se podrá seguir viendo a los cítricos, y en especial a WM, como la gran alternativa
Fernando Martínez, gerente agrícola de Agrícola Las Tinajas S.A. (Combarbalá) y Agrícola del Norte Ltda. (Ovalle), observa que las liquidaciones promedio de 2018 cayeron a US$0,8 versus US$1,1-1,2/kg en temporadas anteriores.
–El mercado norteamericano acusó recibo por los mayores volúmenes enviados. Es tanto lo que se está exportando en el mundo, no solo nosotros, tenemos la competencia en crecimiento de Sudáfrica, Australia y Perú. Nuestra empresa hace dos años empezó a incursionar en la exportación directa de parte de su fruta a través de la compañía “A5”. Apuntamos a distinguirnos por la calidad de fruta para no tener problemas de comercialización. La idea es ir posicionando la marca, diferenciándose y llegar a mercados spot de mejores precios.
Javier Ibacache, gerente de Agrícola Tamaya, ubicada a 30 km de Ovalle en dirección a la costa, calcula que los retornos a productor de WM durante la temporada pasada bajaron del orden de 30 centavos por kilo.
–Un productor promedio recibió entre 70 y 80 centavos/kg, incluyendo todos los calibres de exportación. Las alzas de producción saturaron los programas y lo restante tuvo que irse al mercado spot, lo que determinó la caída de precios. Y van a seguir cayendo mientras Chile mantenga un monomercado. El que haya plantado WM pensando en retornos de un dólar, está fuera de foco.
Por eso el gerente de Tamaya destaca el hecho de que su empresa nunca abandonó Europa:
–Aun en el peor año, siempre estuvimos ahí, asumiendo las pérdidas. Es cierto que dejamos de lado Europa continental y nos enfocamos en el Reino Unido, pero nos mantuvimos aun cuando en algún momento lo que pagó Inglaterra por WM era muy inferior comparado con EE.UU.
Hoy los ojos se vuelven hacia China, país con el cual existen conversaciones avanzadas. Pero incluso los más optimistas no ven que ello vaya a ocurrir antes de dos años.
LA SOBREOFERTA VA A MATAR A LOS CALIBRES CHICOS DE W. MURCOTT
Las estrategias que han seguido los productores respecto de cítricos son variadas, desde quienes apuestan por solo una especie y variedad hasta los que combinan distintos tipos de cítricos o los integran con otros frutales.
Román Aros describe que en Monte Patria muchos pequeños agricultores están plantando clementina Orogrande, simplemente por imitación de lo que han hecho sus vecinos con éxito… Hasta ahora. No consideran otras alternativas, critica el administrador de Uniagri, como Oronules y Arrufatina, primores, o Clemenules, “para mí la mejor de comer, ninguna la supera”.
–En Ovalle, bajo el embalse La Paloma, lo que todos plantan es WM; lo mismo en San Felipe, Llayllay, Los Andes. Va a haber una sobreoferta de WM que va a matar los calibres chicos. Pero deja desnudo un mercado temprano y esa es la oportunidad que está tomando la gente acá en el sector. Las clementinas están terminando en junio, entonces le haces el quite a las lluvias de junio-julio. Hay un microclima en la comuna que es perfecto para las clementinas. También es perfecto para la WM, pero la gente ha preferido seguir con la línea de las clementinas.
El asesor Enrique Rosales, quien desarrolla su actividad principalmente en frutales persistentes en Limarí, estima que la secuencia de cultivos de cítricos más común corresponde a clementinas tempranas y W. Murcott, más con el fin de “dividir el riesgo de tener un solo negocio que por mantener la continuidad de trabajo”:
–Para cosechas de abril hasta el 10 de mayo –puntualiza–, puede no haber diferencias de retorno entre la exportación y el mercado interno, donde se ven clementinas en supermercados a $4.500/kg. En cuanto a W. Murcott, hay temor por lo que pueda ocurrir, pero incluso en 2018 el nicho de julio fue el de mejor precio, partió muy bien y luego fue decayendo. Es una buena opción: clementinas bien temprano y W. Murcott en julio, para eso no necesitas una gran superficie: a 1 dólar/kg a productor con 50 t/ha en 20 ha estás hablando de un ingreso bruto de un millón de dólares.
UVA DE MESA Y CÍTRICOS DIVERSOS PUEDEN COMPLEMENTARSE PERFECTAMENTE
No obstante, Rosales calcula que todavía más frecuente es la combinación, a nivel predial, de uva de mesa con cítricos, porque “la mayoría de los productores tiene las vides arraigadas en el corazón”.
Más allá de lo “sentimental”, Román Aros comenta que para Uniagri en El Palqui las clementinas y las vides son un buen complemento.
–No se trata de eliminar la uva de mesa, sino verlo como una alternativa de negocio y posicionamiento en el año, para dar continuidad al uso de la infraestructura, de la maquinaria, de la misma gente. se complementan perfectamente. Terminas uva y parte clementina. Podemos estar 8 a 9 meses del año cosechando. Y fíjate que la gente lo valora mucho, eso atrae trabajadores a la empresa y la mano de obra es más fiel. Termina la clementina en junio, en julio-agosto están en las WM y en septiembre, octubre están en el manejo en verde de los parrones.
A la combinación cítricos-vides, en Vicuña, camino a Paihuano (Elqui), el campo El Arenal agrega la producción de cítricos con uva de mesa y granados, lo cual les posibilita mantener ocupados a entre 100 y 200 trabajadores durante el año.
La secuencia productiva parte con la cosecha de Fukumoto, a principios de abril, para el mercado interno (vega y supermercados), siendo los primeros en ofrecer naranjas en el país y por lo tanto logrando los mejores retornos. Con una producción que fluctúa entre los 45 y 65 t/ha, la venta se traduce en flujo de caja porque el pago es al contado, a diferencia de las liquidaciones de las exportaciones de uva de mesa, granadas y otros cítricos que demoran varios meses en hacerse efectivas. Este ingreso les significa un relevante aporte financiero para cubrir mano de obra, insumos y gastos generales. Ello les permite sustentar la cosecha de clementinas Orogrande a partir del 10 de mayo, aproximadamente. Este negocio resulta muy atractivo, porque salen en una fecha temprana, comparado con Aconcagua y Ovalle, pero no son los más tempranos de Chile. Terminadas las clementinas un mes y medio a dos meses después, arrancan con naranjas Cara cara, premium, las cuales han presentado mayor rentabilidad que la esperada y un rendimiento ascendente, que con árboles de 4 años superaba las 60 t/ha.
CÍTRICOS Y PALTOS, LA COMBINACIÓN DE FRUTALES PERSISTENTES
También se aprecian paltos junto a los cítricos. Actualmente, cuenta Fernando Martínez, el predio que maneja en Ovalle, Agrícola del Norte, cuenta con mandarinas W. Murcott y paltos. El de Combarbalá, Las Tinajas, tiene solamente cítricos: Clemenules, Oronules, Orogrande y naranja Fukumoto. En total son 320 ha. Este diseño cumple, por una parte, con la visión de su asesor, Carlos Wilhelmy, de contar con los dos extremos de la oferta, clementinas y W. Murcott, que son las más rentables. Por otro lado, permite mantener una oferta de fruta desde inicios de abril hasta noviembre, aproximadamente, siguiendo el orden: Oronules, naranja Fukumoto, Orogrande, Clemenules, naranja Cara Cara, W. Murcott, paltas.
Los mejores precios se obtienen en abril-mayo y también en función de los calibres.
–¿Por qué no poner solo clementina temprana y luego saltar a WM?
–No es que la clementina de media estación sea mal negocio, es bastante bueno. Lo que pasa es que el otro es demasiado bueno en comparación. Y como productor tienes que manejar los tiempos de la fruta. Después de un mes y medio a dos meses de iniciada la cosecha, la acidez empieza a caer bajo el parámetro establecido por las exportadoras y dejan de recibir esa fruta; además se va ablandando, se separa la cáscara de la pulpa, se bufa. Hay que compatibilizar la superficie con la capacidad de tener cosecheros para ir avanzando sin que se eche a perder el producto.
–¿Por qué incluyes naranjas?
–Fukumoto, en Las Tinajas, es una naranja que sale cuando no hay otras, en la 2ª-3ª semana de mayo. Va a EE.UU., principalmente. Y en Ovalle establecimos el año pasado una naranja tardía, Cara Cara. No hemos tenido cosecha todavía, esperamos que ocurra en junio-julio. Buscamos los extremos, donde no hay fruta o muy poca.
–¿Y la rentabilidad se aproxima a la de las mandarinas, por ejemplo?
–Lo que interesa es el precio por la cantidad. El precio es menor, pero la producción/ha de naranjas es mayor que la de mandarinas. En Combarbalá obtenemos 45 a 65 t/ha y en Agrícola del Norte incluso un poco más, 50-70 t/ha. Y no presenta casi nada de añerismo, al menos en Las Tinajas, eso también hace una gran diferencia en el negocio.
En clementinas y mandarinas las variaciones de un año a otro pueden ser grandes, arrastrando el calibre a la baja en años de altas cargas. Una de las metas de trabajo ha sido ir estabilizando la producción de año en año y ya la amplitud de la variación se está reduciendo, afirma.
APOSTAR POR EL MERCADO DE CÍTRICOS Y CRECER PARA PERMANECER
Opción similar tomó Agrícola Tamaya. Comenzó dedicándose a frutas boutique, subtropicales: papaya, chirimoya, lúcuma, higos. También se plantaron los primero Chardonnay de la zona y, a mediados de la década de los 90, Clemenules, que postulan por el puesto de los más antiguos de la zona, afirma Javier Ibacache. Hoy, luego de la venta de la Viña en el periodo difícil de la sequía, la Agrícola ha decantado su producción y se dedica básicamente a paltos y cítricos dulces.
En clementinas (100 ha) el 80% de la superficie corresponde a Clemenules, pero además tienen Oronules y Orogrande. Por un tema estratégico, 40 ha se destinan a naranjas Fukumoto, Lane Late y Parent Washington. W. Murcott cubre 200 ha, con huertos que ya cumplieron 12 años, pero también algunos recién plantándose. Se llegó a acuerdo en ese momento de compartir costos con el recibidor. Y hoy día, estos últimos 3 años, nuestros volúmenes a Europa se han incrementado en forma exponencial, estamos igualando los precios de EE.UU. e incluso superándolos por una mínima diferencia.
Las naranjas, lejos de querer competir por volumen con países como Brasil o Argentina, tienen destinos de nicho. Cumplen además con el rol de mantener la mano de obra en momentos en que no hay ni clementinas ni mandarinas:
–A futuro voy a tener que competir con muchas plantaciones de WM y yo le puedo decir a un contratista: entras a trabajar en mayo y terminamos de cosechar las últimas mandarinas la primera semana de octubre.
–¿Por qué han seguido poniendo WM cuando los retornos se inclinan a la baja?
–Lo hacemos a sabiendas de que el mercado ya esté medio saturado, porque creemos en el negocio citrícola y pensamos que a nivel mundial va a seguir creciendo. Hemos estado desde el inicio y queremos permanecer. En los años difíciles que probablemente se van a suscitar de aquí a futuro pensamos que es conveniente ganar importancia relativa entre los productores. Cuando el mercado recibidor se satura, va a preferir trabajar con alguien que lo pueda abastecer todo el periodo con fruta consistente, de la misma calidad.
Ibacache plantea que hay que estar atentos con Europa, incluyendo los países del Este. Respecto de China, si bien las experiencias con otras frutas han sido muy buenas, pone paños fríos. “Son grandes productores de mandarinas y exportadores al resto de Asia, conocen muy bien el producto, la situación es muy distinta a la de las paltas o las cerezas”.
LOS LIMONES TAMBIÉN PUEDEN SER LA BASE DE UN NEGOCIO MUY RENTABLE
La ruta que siguió Agrícola San Osvaldo fue apostar todo a cítricos. Redagrícola conversó con Mauricio Zwanzger, Cristián Gisseleire y Rafael Rodríguez, gerente general, gerente agrícola y gerente de postcosecha de la empresa, respectivamente. Se trata de una compañía de gran crecimiento en el sector de cítricos, pero a diferencia de la mayoría, no lo ha hecho sobre la base de mandarinas y clementinas sino de limones.
Ubicada en Pan de Azúcar, a pocos kilómetros de La Serena, inició su proyecto en 2008. La idea central es llenar un espacio disponible, pues en Chile no había producciones grandes de limones que posibilitaran una integración vertical: desde la producción de plantas hasta un packing capaz de sacar todos los formatos que se pueden vender en los mercados.
Superando todo pronóstico, indican los entrevistados, ha resultado un “tremendo negocio” durante estos años. Los precios acompañaron y hoy la empresa tiene distintos campos en diversas localidades, con diferentes especies en producción, pues también incluyen clementinas, mandarinas y naranjas. A ellas se suman un vivero y productos gourmet, como pomelos, limas y kumquat. Sin embargo, los limones continúan siendo el grueso del volumen.
La clave ha sido ofrecer la fruta con valor agregado, lo que marca la diferencia con los limones vendidos en el huerto: clasificación en calibre, sanidad, encerado, uniformidad de color y presentación del producto. Todo esto implica ciertos requisitos, a nivel tecnológico, de organización y de inversión. La rentabilidad resulta muy atractiva, manifiestan los entrevistados, pero tiene una barrera de entrada alta.
En una próxima edición de Redagrícola abordaremos en detalle los fundamentos de uno de los emprendimientos que más crecen en cítricos hoy en Chile.
LA EXPANSIÓN Y EL TÉRMINO DE LOS “BARRIOS” INCREMENTA EL PROBLEMA DE SEMILLAS EN LA FRUTA
El paisaje, entonces, ha ido cambiando, pero no solo por el aumento de la superficie de cítricos, sino también por su distribución, como verifica el asesor Enrique Rosales:
–Antiguamente había “barrios”. Hacia la cordillera era zona de clementinas: variedades tempranas, clima temprano, se potencian. Y variedades tardías en zonas costeras, que son más tardías. Pero hoy, por ejemplo, se está plantando W. Murcott en El Palqui y más arriba, variedad tardía en zona temprana, para salir en junio, temprano dentro de lo tarde, y se encuentran clementinas hacia la costa. Entonces se está produciendo semillamiento por polinización cruzada donde antes no ocurría. Hoy dentro de la inversión tiene que ir considerada la malla, porque los barrios están “contaminados”. La opción más económica es enmallar por hilera, pero varios huertos están empezando a poner malla completa [“netting”] con un costo mucho mayor, para asegurar 100% de ausencia de semilla y también evitar el russet causado por el viento. No estoy seguro de la conveniencia de esa inversión adicional, creo que depende del campo, por ejemplo, si tuviera un 10% de daño por russet sin duda se paga.
El costo de la malla y su postura sale por 4.000 dólares/ha, calcula, Rosales. Con un retorno de 1 dólar por kilo (para simplificar el cálculo) son 4.000 kilos, un 9 a 10% de una producción de 40-5 t/ha. Como la fruta con semilla se paga a 25 centavos/kg, indica el asesor, se trata de un valor marginal para el problema que se puede generar, que se paga en un año. “No es si lo hago o no: hay que hacerlo”.
Román Aros confirma que en sus vecindades los productores están enmallando las clementinas para evitar semillas:
–Existe presencia de WM, además de huertos caseros. Adicionalmente, como en la zona hubo paltos, se establecieron productores de miel con sus abejas. Solo las variedades más tempranas porque están solas, no tienen otros pólenes.
ACCESIBILIDAD Y CONVENIENCIA DE LA VARIEDAD TANGO EN VEZ DE LAS MALLAS
–¿Y la opción de reemplazar WM por Tango?
Fernando Martínez, está incorporándola a su paleta de variedades, tiene 40 ha ya preparadas en Combarbalá para estos efectos. Su principal objetivo es garantizar que la polinización cruzada no semille las clementinas. “Las exportadoras van a preferir fruta de óptima calidad sin semillas, si aumenta la oferta se van a fijar en eso y en muchas cosas más: calibre, color…”. Por esta razón ha estado dispuesto a pagar el costo adicional de las plantas y el royalty. “Y se estima que el retorno por la fruta debería ser un 20% más que las WM tradicionales” agrega.
–Es un club cerrado para un grupo de exportadoras –responde por su parte Enrique Rosales–. Los productores que la han querido tener me han dicho que es imposible.
Javier Ibacache la ve como una variedad muy atractiva, pero poco accesible a estas alturas en que las cuotas de superficie asignadas para Chile se han ido completando. Por lo tanto, la solución al alcance de Tamaya es el enmallado.
–Hoy tengo vecinos por todos lados con mandarinas, y me han generado problemas con las clementinas. Por lo tanto, toda la superficie con clementinos se enmalla, desde hace 4 temporadas. Derivamos en el sistema californiano, por hilera, que era lo que teníamos más a mano en su momento y hasta ahora nos ha funcionado bien, a un costo razonable.
Román Aros, por su parte, evalúa que muy poca gente ha incursionado en Tango en Monte Patria, y la ve con escepticismo en las condiciones de su área:
–Semillan más las WM a las clementinas que las clementinas a las WM. El productor de WM está más tranquilo, es una variedad barata, produce muchos kilos, buen color, muy pocos problemas de semilla… Para qué pagar un royalty –se plantea.
EL FACTOR HÍDRICO Y EL NUEVO ENFOQUE DE LAS ORGANIZACIONES DE REGANTES
Uno de los aspectos determinantes en el futuro de los cítricos, y de todo el agro en la Región de Coquimbo, se refiere a la disponibilidad del recurso hídrico.
En el año 2014 conocimos el peak del efecto de la sequía, señala Pablo Álvarez, profesor en Agronomía de la Universidad de La Serena y director del laboratorio PROMMRA. Se llegó a los mínimos de todo: de precipitaciones, de agua almacenada, de agua disponible, de escorrentía en los ríos, de nieve. En 2015 se recuperó de manera importante el nivel de almacenamiento de los embalses. Siguieron un 2016 y un 2017 “bastante extraños”, con precipitaciones concentradas en uno o dos meses, comparadas con un promedio histórico de eventos de 3 a 4 por año, en el periodo invernal. El embalse La Paloma se acercó a los 600 millones de m3 en algún momento, de los 750 millones que es capaz de embalsar, en tanto que Recoleta y Cogotí sí alcanzaron su capacidad máxima.
Pero más allá de los datos resumidos por el académico, tal vez lo más destacable sea un cambio en la forma de administrar el recurso agua:
–Entre la condición antes de la sequía y después –resalta el especialista–, a través de la Comunidad de Aguas del Sistema Embalse Paloma, CASEP, las organizaciones de regantes han definido una nueva regla de distribución. Previamente los límites máximos eran más abundantes. El “volumen físico” es el total del agua guardada en los embalses, pero no toda está disponible para ser entregada en forma libre. Por ejemplo, si los usuarios de una organización no consumieron todo el recurso que les correspondía porque luego de la sequía la demanda de sus huertos todavía estaba deprimida, pudo quedarles una reserva. Se llama “volumen contable”, entonces, al volumen físico menos aquello que pertenece a las organizaciones que no consumieron toda su asignación (descontada la evaporación y otros factores). Hoy en día la regla determina distribuir entre las organizaciones beneficiarias del sistema embalse Paloma hasta un tercio del volumen contable almacenado. Si, por ejemplo, hay 600 millones de m3, reparto 200, me quedan 400. Y el próximo año, de no ingresar nada, voy a repartir 400 dividido por 3, son 130 aproximadamente, me van a quedar 270; al año siguiente si de nuevo no llueve, reparto 90 millones de m3. Y así sucesivamente.
ATENCIÓN CON LA BAJA RECARGA DE LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS
Esto, subraya Álvarez, tiene virtudes y defectos. Por una parte, hace muy improbable el término del almacenamiento de un embalse; por otra, en el largo plazo la disponibilidad de agua puede verse disminuida por el control de la regla. Hay una reducción del volumen seguro a distribuir anualmente, pero a cambio se tiene mayor estabilidad a largo plazo. Cuando existen volúmenes importantes, se distribuye aproximadamente lo mismo que en las condiciones de antes de la sequía; pero cuando hay menos, la cantidad entregada se reduce porque se sigue una operación más conservadora.
–Actualmente, con un proyecto FIA; estamos haciendo un proceso similar en Elqui, estudiando la manera de ajustar la regla operacional para dar garantías en el largo plazo. Existe disposición para dejarse sugerir o asesorar a partir de datos modelados o de una tecnología más avanzada. Han empezado a creer en este tipo de herramientas.
Aunque las personas que lo pasaron mal durante la sequía aprendieron a regar con menos y eso ya es parte también del escenario, a juicio del académico, falta todavía que el ajuste de las organizaciones sea asimilado a nivel de los propios regantes/agricultores.
Pablo Álvarez hace notar que buena parte del agua que ayudó a paliar el déficit del período de sequía provino de fuentes subterráneas.
–La recarga de esas aguas desde 2014 hasta la fecha ha sido muy baja, a pesar de que obviamente su uso ha disminuido, porque explotar el acuífero es más caro y no hay incentivo si se tiene agua superficial. No hemos tenido un evento de precipitaciones continuo que permita la percolación profunda e infiltración de fondo del valle de Limarí. Con la tecnología hemos ido renunciando a recarga a través de la superficie infiltrante que eran los propios canales y el riego; solo queda la pluviometría y la escorrentía natural como fuente de recarga. Hay estudios y modelos hidrogeológicos de Elqui, Limarí y Choapa hechos entre 2013-1016, sin embargo, los puntos de monitoreo son insuficientes para controlar como quisiéramos el comportamiento y nivel de los acuíferos. A partir de abril de 2019 desarrollaremos un proyecto piloto de 2 años con Deltares, Holanda, para evaluar la recarga artificial de los acuíferos y determinar aspectos como la disponibilidad del volumen que se recargue, a qué tasa, con qué efectos sobre la calidad del agua…
–¿Algún mensaje para quienes están poniendo cítricos?
–Incorporar la variedad climática en el análisis privado. Cuando se proyecta la productividad los, ingresos, los costos, los flujos, hay que incluir en el cálculo un periodo, que va a existir, de menor disponibilidad de agua. No digo que haya que limitarse a esa condición que lo va a afligir en una o dos oportunidades en un periodo de 15 años. Lo que digo es: usted sabe que eso va a ocurrir; ¿cuáles son sus inversiones para enfrentar la situación?, ¿cuál es su selección de variedades en virtud de lo que va a suceder?, ¿cuáles sectores va a estar dispuesto a sacrificar o rebajar?, ¿qué manejo va a hacer? A mí me parece razonable pensarlo.