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Escama de San José: Actualización de Herramientas de Control en Pomáceas

16 de Marzo 2017 Equipo Redagrícola

El escenario frutícola exportador actual exige una mirada global que aborde de manera integrada los diversos desafíos planteados. Por un lado, existe una fuerte presión relacionada a la inocuidad alimentaria, que se transfiere a como una exigencia, ya no sólo de dar cumplimiento a las tolerancias o límites máximos de residuos sino también cumplir, por ejemplo, con un delimitado y cada vez menor número de ellos, tomando particular relevancia los requerimientos impuestos por clientes puntuales, tales como los supermercados. A su vez, se adiciona el cuestionamiento toxicológico y consecuente salida del mercado de algunos plaguicidas, lo que ha ido disminuyendo el número de alternativas compatibles desde el punto de vista de residuos que pueden ser utilizados en el diseño de un plan de manejo fitosanitario.

Por otra parte, debemos dar cumplimiento a los requisitos cuarentenarios planteados para cada destino, de la mano de los protocolos de exportación, que en conjunto no dan tregua a la presencia de plagas claves en los productos frescos a comercializar. Sobre esto destaca el aumento de rechazos ocasionados por detección de Escama de San José, una plaga primaria en pomáceas y carozos, que actualmente también se encuentra establecida en arándanos. El incremento en las detecciones relativas a esta plaga no pueden ser explicadas por sólo una causa, pero sin duda es hoy en día una plaga clave en términos de definir un programa fitosanitario para dichos frutales.

La competencia por presentar nuevas y diversas alternativas de control de Escama de San José exigen un comprador informado y crítico, conocedor de su realidad productiva, y que además pueda tener acceso a la realidad de las ventajas -y desventajas- de las distintas herramientas disponibles. Tal y como no podríamos abordar los desafíos de la exportación según los requerimientos de un solo mercado, no podemos plantear la respuesta sin integrar distintas herramientas, complementarias entre sí. La solución sanitaria no puede ser responsabilidad de un sólo pesticida sino de un conjunto de estrategias que conduzcan al éxito. Existen excelentes alternativas de control, pero que no aportarán al resultado final si alguna de nuestras decisiones no fueron tomadas de manera oportuna y compatible con el objetivo planteado.

El monitoreo de plagas es una herramienta fundamental para la oportuna y correcta toma de decisiones y es primordial para determinar el posicionamiento de las aplicaciones, así como el requerimiento real de intervención respecto a la importancia relativa de la plaga detectada, la severidad del ataque, entre otros parámetros.

BIOLOGÍA Y CONTROL DE LA ESCAMA

La especie se reproduce por ovoviviparía. Presenta tres generaciones durante la temporada agrícola. Una generación está definida como el período entre dos nacimientos de larvitas (ninfas móviles). La primera generación, es habitualmente evidenciada en monitoreo de ramillas o cintas doble adhesivas a fines de octubre hasta comienzos de diciembre, la segunda se inicia en enero y se prolonga hasta febrero,  y, finalmente la tercera, a comienzos de marzo hasta abril.

Atraviesa el invierno principalmente en la fase de gorrita negra, un estadío que marca el inicio de los estados de difícil control con productos químicos de contacto. En invierno corresponde al período en el cual carozos y pomáceas se encuentran en pleno receso, y con ello las alternativas sistémicas no pueden ser incorporadas vía foliar. Al ser aplicadas vía riego la baja demanda nutricional hacia la parte aérea limita su movilidad y por ende su eficacia, razón por la cual no se recurre a ellas.

La evidencia indica que si el invierno es benigno, la hembra continúa la parición durante los días favorables del invierno prosiguiendo hasta fines de octubre (González, 1989), situación que ha sido también detectada durante la actual temporada en algunos huertos de alta infestación ubicados en la Región de O´Higgins. Por esta razón sería posible encontrar ninfas móviles en distintas etapas del invierno, de las cuales algunas morirán por condiciones naturales, y otras temprano en la temporada se encontrarán colonizando de manera anticipada las yemas. Daño que no corresponderá a la primera generación de la temporada, sino a la última generación anterior.

Por lo anterior, huertos que presenten un problema relevante con Escama de San José no deben descuidar los tratamientos de postcosecha, denotando dos oportunidades de intervención. La primera, temprana, recién ocurrida la cosecha, cuando aún hay actividad en la planta y por ende, con diversas alternativas químicas disponibles; y la segunda, en pleno receso del frutal, en que las alternativas de control por contacto -a salvedad del polisulfuro de calcio- poco podrán aportar sobre los estadíos protegidos. Sobre esta alternativa química para el control de escama hay que señalar que debe ser utilizada en pleno receso del frutal, a una dosis de 4% (rango de 3-5%) con un adecuado cubrimiento de los árboles, por lo cual se prefiere la utilización de pitón.

Si bien la intervención de postcosecha no eliminará el problema del huerto, contribuirá en homogeneizar y disminuir la población presente, alejándola paulatinamente de los puntos de crecimiento de la temporada, es decir, yemas y brotes. En la medida que avanza el ataque en un huerto, la colonización temprana de estos tejidos es más evidente, dejando menor período en el cual es posible intervenir para evitar el daño en frutitos recién cuajados, ya que el trayecto a recorrer por una escama neonata desde su origen a los frutos será mínimo.

Los machos por otra parte, vuelan desde septiembre (para copular con hembras provenientes de la temporada anterior), luego en diciembre a enero y finalmente en marzo, por un período entre 3 a 4 semanas. Este estado es monitoreado por medio de trampas pegajosa más feromonas, y su detección en ella más el registro térmico permite estimar los períodos de nacimientos de ninfas.

En el control químico durante la temporada, si se aplica -por ejemplo- un producto sistémico dirigido al control de escamas pero su población se encuentra mayormente en estado de ninfa II o hembras adultas, no evitará el daño cosmético ocasionado por la inyección de toxinas. Es decir, si esto ya se ha producido en frutos no evitará la disminución del valor comercial. Lo mismo ocurre si se aplica un regulador de crecimiento en un momento en el cual, aun existiendo ninfas móviles o primeros estados de desarrollo, la mayor parte de la población se encuentra en estados más avanzados. El control de estos productos se producirá sobre los estados a los cuales está dirigido, pero el resto de la población mantendrá el daño dando origen a nuevas generaciones. De ahí nace la clave de contar oportunamente con los datos arrojados por el monitoreo, con el fin de posicionar la aplicación y determinar la elección del producto.

Los productos de contacto en general no tienen buen desempeño en el control de estados protegidos, por lo que aplicaciones sobre poblaciones de estadios mixtos deben considerar que el ciclo continuará su desarrollo a partir de dichos estados y que, en términos de período de protección efectiva, estos tratamientos no estarán actuando sobre futuras crías. Además debe recordarse que la aspersión debe necesariamente alcanzar la escama dónde ésta se encuentra, por lo que es indispensable un adecuado volumen de agua para dar un mejor grado de cubrimiento de los árboles, correcto mantenimiento y calibración de la maquinaria, siendo entonces un cubrimiento desuniforme factor principal de la reinfestación. Reiteradas faltas en esto generará la falsa impresión de ineficacia.

Hasta la fecha, se ha constatado que, de las nuevas alternativas vigentes, la diamida antranílica clorantraniliprole sólo o en mezcla con lambda cyhalotrina, ejerce control únicamente sobre ninfas móviles de escama de San José, escapando a su control estados protegidos, entregando 12-14 días de protección efectiva. Para evitar la generación de resistencia en el largo plazo, debe cuidarse rotar el modo de acción, así mismo al escoger una estrategia complementaria al uso de pesticidas en mezcla de activos. Por otro lado se recuerda que si bien las tolerancias a clorantraniliprole son altas en la mayoría de los mercados, este activo en términos de persistencia continuará detectable aún por sobre los 70 días desde la aplicación, punto clave para los programas enfocados en bajo número de activos detectables.

Productos de doble sistemia, de los que en Chile sólo se encuentra disponible uno, spirotetramato, también deben posicionarse de acuerdo a la fenología de la plaga y más clave aún, del frutal, ya que para entregar el mayor potencial de efectividad, deben ser aplicados con un buen desarrollo de brotes y antes de que la demanda hacia las raíces se encuentre en desventaja respecto a la demanda hacia los frutos. Por esta razón en comparación a aquellos productos  de sistemia acropetala, el momento de aplicación tiene algunos desfases, en pro de explotar dicho potencial de movilidad, lo cual trae consigo ventajas en efectividad sobre algunas plagas de difícil control tales como chanchitos blancos y pulgón lanígero, adicionales al control de escama. En el caso de la mezcla de spirotetramato y thiacloprid en manzanos el período de protección efectiva sobre hemípteros en una aplicación posicionada antes de que los frutos alcancen 5 cm de diámetro, puede llegar a 45 días, y sobre el control de polilla de la manzana, por la presencia de thiacloprid en la mezcla, a las 3 semanas. En esta mezcla, ambos activos son persistentes.

En condiciones de baja a mediana presión los reguladores de crecimiento pyriprozifen y buprofezin son una buena alternativa de salidas de invierno o de inicios de la salida de ninfas de primavera, luego deben ser complementados con otros activos de mayor espectro de acción. Hay que considerar que en el caso de pyriproxifen, su posicionamiento será anterior al uso recomendado contra polilla de la manzana y aplazar su aplicación en busca del control conjunto irá en desmedro de evitar la colonización de frutos. La aplicación de buprofezin podría posicionarse pensando en control conjunto de ninfas de chanchito blanco y escama de San José, siendo limitante la proporción dominante del estado de desarrollo de ambas plagas. Es decir, mientras más adultos estén presentes menor impacto tendrá la aplicación, debido al modo de acción.

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Cuadro 1: Comparación de las alternativas vigentes en el control de Escama de San José en Pomáceas.

PUNTOS CLAVE DEL DESARROLLO DE LA ESCAMA DE SAN JOSÉ Y ALTERNATIVAS DE CONTROL

Según González (1981), las etapas de desarrollo de esta escama, que posee dimorfismo sexual, comprenden los siguientes estados:

Primer estado ninfal: Incluye tres fases que ocurren igualmente en ambos sexos, los cuales corresponden a ninfa móvil o larvita migratoria, gorrita blanca y gorrita negra.

Segundo estado ninfal: Posterior a la fase de gorrita negra, ocurre la muda en la cual la escama hembra renueva su estilete bucal, mientras la escama macho comienza a adquirir una forma elongada perdiendo su estilete.

Tercer estado ninfal masculino: Corresponde al estado también llamado “prepupoide”,  debido a su aparente semejanza con pupas verdaderas de otros órdenes de insectos.  En este estado comienzan a apreciarse las primeras manifestaciones de los muñones de antenas y patas, y, hacia la fase final, ocurre una neta prolongación del abdomen y consecuentemente del escudo dorsal (Figura 1).

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Figura 1: Macho en estado prepupoide.  
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  Figura 2: Macho adulto.

Cuarto estado ninfal masculino o pupoide: Este estado presenta en forma gradual el notable desarrollo de las antenas, patas y alas, estructuras envueltas en sus correspondientes estuches pupoides. En esta etapa se forman los espermatóforos en ambos testículos, órganos que ocupan prácticamente todo el abdomen del estado pupoide ya que no existe en él aparato digestivo.

Quinto estado  masculino: El macho adulto es un insecto frágil y alado,  de color amarillo anaranjado. Muy notable es la forma de los ocelos de color café rojizo, ojos que sobresalen en la región frontal. El toráx presenta un esclerito de color café rojizo, en forma de banda transversal a la altura de las alas. De la cabeza al estilete copulador el insecto mide poco más de un milímetro, mientras que la expansión alar logra llegar al milímetro y medio (Figura 2).

Tercer estado en hembras: La hembra adulta es áptera, posee estilete bucal, con escudo dorsal subcircular de 1,5 mm de diámetro,  gris oscuro a grisáceo con exuvio amarillento. Cuerpo de la hembra (sin el escudo) es de color amarillo.

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