Una banana pegada a la pared con un trozo de cinta adhesiva se convertía a fines de 2019 en la sensación de la Art Baseil Miami. Tanto así que esta instalación del artista conceptual italiano Maurizio Cattelan se vendía por US$120.000. De hecho, había tres versiones y cada una alcanzó idéntico valor, convirtiéndose de paso en la banana más cara de la historia.

Eso, hasta que el también artista David Datuna la arrancaba de la pared y se la terminaba zampando. Cinco años más tarde, esta controversial obra de arte volvía a hacer ruido cuando la casa de subastas Sotheby’s anunciaba el remate de la obra, que comenzaba en US$800.000 y se esperaba recaudar US$1,5 millones.

Tras una puja rápida entre siete postores, esta terminaba a los cinco minutos cuando un ciudadano chino compraba la obra por la friolera de US$6,2 millones.

“Soy Justin Sun y me complace anunciar que he adquirido la icónica obra de Maurizio Cattelan, Comedian”, decía en un comunicado el multimillonario chino, fundador de la plataforma de criptomoneda TRON y dueño de una fortuna que sobrepasa los US$1.400 millones.

“No se trata solo de una obra de arte: representa un fenómeno cultural que une los mundos del arte, los memes y la comunidad de criptomonedas. Creo que esta obra inspirará más reflexiones y debates en el futuro y pasará a formar parte de la historia”, añadía en el comunicado.

Curiosamente fue el propio Sun quien hizo una de las primeras reflexiones. Tras enterarse de la historia de Shah Alam, un inmigrante de 74 años de Bangladesh fue quien vendió por US$0,25 la banana que Cattelan usó para
esta obra de arte, ofreció comprar 100.000 bananas a este vendedor que comparte una habitación en un sótano del Bronx con cinco personas más.

No fue la única acción sorprendente de Sun. El propietario de la que es la banana más cara del mundo, una vez que había conseguido su obra de arte, decía: “en los próximos días me comeré personalmente la banana como parte de esta experiencia artística única, honrando su lugar, tanto en la historia del arte, como en la cultura popular”. Dicho y hecho.

Ni las primeras cerezas que llegan desde Chile, ni las sandías con formas cuadradas, ni los melones únicos de Japón… La fruta más cara del mundo es una banana, que costó US$0,25 y se remató por US$6,2 millones.