Enfermedades y plagas ponen a prueba a los arandaneros
El cultivo de arándano ha logrado en los últimos cinco años una rápida expansión y ya está llegando a las 8,000 hectáreas. Y ese crecimiento ha venido acompañado de un incremento de plagas y enfermedades que ya se adaptaron al cultivo, como ocurrió en su momento con las uvas, espárragos y otros. Esto pone a prueba la habilidad de los productores que deben exportar un fruto de calidad con la menor cantidad de trazas químicas. Cada año toca hacer un buen ajuste a los programas sanitarios.
Marienella Ortiz
A más arándanos, más compleja será la guerra por la sanidad del cultivo. Esto lo sabían los productores arandaneros que ingresaron desde hace muy pocos años al cultivo y que vivieron una corta luna de miel en paz con las plagas y enfermedades presentes en otros productos de agroexportación. Una señal clara de que ello cambio es que en la última campaña los stocks de botriticidas se agotaron. Un ataque agresivo de la Botrytis cinerea tuvo una incidencia entre 10 a 50% en la fruta, según comenta el fitopatólogo Luis Álvarez, asesor en campos de arándanos.
Junto a esta enfermedad, también se sintió una mayor presencia de otro hongo muy similar, como es la alternaria. Ambos atacan en la temporada de invierno, cuando la temperatura baja y la humedad crece. En tanto, aquellos más presentes en las temporadas de calor, igualmente, sorprendieron por su grado de agresividad, como son la Roya y, ahora último, la Pestalotia vaccinii. En particular las zonas productivas en Chavimochic (La Libertad), donde se concentra la mayor suerficie de arándanos, fueron las que sufrieron la arremetida de estas enfermedades, en especial de la B. cinerea, que origina el pudrimiento de la parte aérea del cultivo.
“En la campaña pasada, la botrytis fue el principal problema, la enfermedad que necesitó un mayor número de aplicaciones. No sólo afectó los brotes de la planta, sino también hubo mucho problema de fruta que llegó con la enfermedad a los mercados de destino. La incidencia fue de 10 a 50% de fruta afectada. Sin embargo, en algunos pude encontrar hasta 100% de fruta enferma”, informa el fitopatólogo Luis Álvarez.
La alta humedad ambiental, zonas con neblina, rocíos abundantes, temperatura por debajo de los 24°C son las condiciones propicias para que ocurra la infección con el hongo. Por esta razón, en la época de invierno, que es cuando se produce la cosecha, se teme la arremetida de la enfermedad.
El programa de control químico y biológico se realiza de manera escalonada, según las fases fenológicas del cultivo, bajo una lógica preventiva desde la etapa de floración hasta la cosecha. “Definitivamente, esta enfermedad es la que más aplicaciones requiere. En flor es cuando hay el mayor problema, porque al hongo le gustan los pétalos necrosados, los que se caen de manera natural; esa es su forma de crear esporas para la cosecha. De floración a la cosecha solo hay un par de meses. Entonces, a partir de la floración se hacen aplicaciones preventiva para entrar lo más limpio posibles a la etapa de cosecha”, explica Álvarez.
Para evitar que la fruta llegue a puerto de destino con el hongo se hacen aplicaciones frecuentes cuando la baya comienza a madurar. Ahora, hay productos químicos permitidos que se usan incluso hasta cuatro días antes de la cosecha, entre ello, los ingredientes activos más utilizados son el ciprodinil+fludioxonil y el boscalid+pyradistribin, según sostiene el especialista.
¿Existe mayor o menor susceptibilidad a las enfermedades según variedad?
El fitopatólogo Luis Álvarez considera que no. Puede pasar que algunas son más susceptibles a mancha foliar y otras a pudrición, pero todas deben recibir aplicaciones para todo tipo de hongo. En todo caso, diferencias pueden haber en el número de aplicaciones si se toma en cuenta que, por ejemplo, la variedad Emerald es mucho más precoz que la Ventura. Además refiere que el número de aplicaciones es muy variable, según la zona y el clima.
Sin embargo, lo más utilizado en la etapa de cosecha son los productos biológicos o naturales que son necesarios para manejarse dentro de los Límites Máximos de Residuos (LMR), establecido por el país de destino. Álvarez comenta que se utilizan la cepa de los Bacillus, los extractos vegetales antifúngicos y algunos cobres de bajo impacto.“El Bacillus subtilis funciona bien y hay algunos extractos de semillas de cítricos que también se están usando para estos casos. Hay extractos de ciertos tipos de plantas con actividades antifúngicas que ya se usaban para las uvas y ahora se utilizan en arándanos”, comenta.
En general, el fitopatólogo explica que el arándano es uno de los pocos cultivos que ha permitido utilizar una gran cantidad de productos orgánicos y biológicos porque, justo, la etapa de cosecha coincide con la etapa de mayor actividad de los patógenos. “Sí o sí tienes que aplicar productos que no te dejen residuos”, sostiene.
REDUCIR LOS INÓCULOS CON LA LIMPIEZA DE CAMPOS
Igual de importante es el manejo cultural del campo para que haya cero tejido necrosado, porque el inóculo puede permanecer en los restos vegetales y luego subir al fruto. “Es vital un programa de limpieza. Hay que recoger todos los restos vegetales que caen de la planta y quemarlo. En el sur del país, la mayoría de arándanos está sembrada en maceta y sobre malla arpillera. Entonces, es más fácil recoger las flores caídas, las hojas muertas, para evitar que el hongo comience a vivir allí, porque se puede aplicar en la parte aérea de la planta y el hongo sigue vivo abajo. Se pasa el efecto del producto y sigue la presión”, señala.
En tanto, si en época de cosecha han encontrado fruta infectada, algunos campos han preferido aplicar productos químicos para parar la infección y dejar de cosechar cuatro o cinco días hasta que ya no queden rastros de los químicos. Es decir, prefieren perder un poco de producción que todo en su conjunto, porque una vez presente es muy complicado controlar la B. cinerea, advierte Álvarez.
Pese a todo ello, algunos lotes de fruta puede desarrollar la enfermedad en tránsito. “La fruta va con infección latente a pesar que se le aplican ciertos productos para el viaje. Puede ocurrir que esa fruta la colocas en la góndola del supermercado, entonces, la temperatura de la fruta se eleva y empieza a pudrirse. Aún más complicado es cuando llega al puerto y la fruta ya está infectada”, refiere.
Al igual que la botrytis, la alternaria se activa en el mismo periodo, cuando hay mucha humedad. Principalmente, su presencia se observa como puntos rojos en hojas –afecta más a los brotes que a las hojas adultas- y se instala en la fruta si tiene micro fisuras, las mismas que son generadas por el golpe de partículas de arena cuando corre mucho viento. Al reducir el área foliar, la planta reduce su labor fotosintética, pierde energía y la fruta no tendrá la misma calidad.
LA ROYA, UN HONGO EVOLUCIONADO
Otra enfermedad que se ha diseminado con rapidez en los últimos dos años es la roya (Naohidemyces vaccinii). Al contrario de las otras dos, este hongo ataca al arándano en época de verano, cuando se tiene el desarrollo de las hojas. “Estos son hongos más evolucionados que el resto porque afectan un hospedante específico, en este caso, el arándano. Puedes poner otras plantas alrededor, sueltas las esporas y la única a la que afectará será al arándano. El mismo comportamiento lo hemos visto en el café o espárrago”, explica el fitopatólogo.
Como ocurre con la alternaria, esta enfermedad forma manchitas rojas en el envés de las hojas y genera rupturas de la epidermis. Entonces, la planta no puede hacer el ejercicio de cerrar al mediodía sus estomas para evitar la deshidratación; mejor dicho, el agua saldrá por las heridas. Afecta las hojas más adultas que tienen estomas lo suficientemente grandes para que penetre el hongo. Igualmente, genera un daño fuerte de desfoliación y la fruta pierde calidad, por el proceso de estrés. Las hojas atacadas ya no se recuperan, así que la meta es que las nuevas hojas crezcan sin infección. “Entonces, si bien no te afecta directamente la fruta, pero sí, obviamente, el proceso de estrés afecta su peso. Si esperabas una fruta grande, te saldrá mediana o chica”, explica.
PESTALOTIA ATACA EN LOS VIVEROS
Otro hongo que ha recientemente aparecido, y todo indica que es muy agresivo, es la mancha foliar por pestalotia en el norte, que afecta en especial a las plántulas, cuando están en el vivero. Es muy rápido el daño que produce porque las hojas pueden presentar en un primer día unas manchitas y a los dos días la planta está muerta. “Esta enfermedad que seca las plántulas y estrangula los tallos, es muy rápida, pues en tres o cuatro días te puede matar todas las plantas del almácigo. Se insemina a través de la lluvia y, debido a que se riega con regadera en los viveros, entonces, es como si estuviera lloviendo”, explica.
En la época de calor y lluvias, como han sido las condiciones que se dieron este verano, también es intensa la presencia de la lasiodiplodia. Para ello, ya es muy difundido el uso de pastas y productos químicos en las heridas originadas durante la poda. Además se usan algunos inductores naturales para activar mecanismos de defensa de la planta. Si ya alguna rama fue infectada, se procede a cortar y aplicar un químico para que el hongo no siga avanzando en el resto de la planta.
LA FRUTA ORGÁNICA COMO ALTERNATIVA
Luis Álvarez considera que el arándano orgánico tiene futuro considerando que recibe hasta tres veces el valor de una fruta convencional. Sin embargo, el riego es alto porque el control sanitario aún no genera las mismas garantías de efectividad que los productos químicos.
El experto que asesora la producción orgánica de la empresa Agrofruit en Chincha, comenta que se hacen programas preventivos y frecuentes, porque el objetivo principal es evitar la presencia de enfermedades. Mejor dicho, a toda costa se debe evitar la aparición de un patógeno, labor más difícil si no se usan químicos. “Esto es todo un reto. Se está aún en etapa de ensayo de las diferentes herramientas que existen en el mercado. No hay producto mágico o que sea espectacular, pues un mismo producto puede funcionar bien en un lugar y en otro no”, refiere.
Si el campo resulta infectado, entonces, el productor debe tomar la decisión de intentar seguir con la alternativa orgánica o si finalmente aplica químicos para no perder la cosecha, explica el fitopatólogo tras referir que uno de los mercados más exigentes en este sentido es el alemán pero que, justamente, es el que mejor paga por una fruta orgánica.
MOSCA BLANCA AL ATAQUE
La mayor parte de los fundos con arándanos están teniendo problemas fuertes con la plaga de la mosca blanca desde que la planta es instalada en campo e incluso desde que están en los viveros, advierte el entomólogo Juan Carlos Cabrera, profesor de la Universidad Privada Atenor Orrego (UPAO).
Debido a las temperaturas del verano, estos insectos han aumentado en gran volumen su población y lo primero que hacen es moverse hacia aquellas plantas que le ofrecen tejidos frescos, jóvenes. Por ello, el arándano ha sido uno de sus preferidos. “Se observó que estos insectos comenzaron a moverse desde cualquier cultivo vecino hacia los arándanos. El color de las hojas de los arándanos es el color ideal para este tipo de plagas. El brote tierno tiene una coloración que le conocemos como un verde pálido, un verde limón. Entonces, ese brote tierno es el preferido por las moscas blancas”, explica.
Este insecto sobrevive en una diversidad de plantas y se le denomina polífago porque son capaces de alimentarse de diferentes tipos de plantas hasta debilitarla. Por ejemplo, puede alimentarse del espárrago, durante todo el año sin que llegue a causar mayores problemas. Los adultos, en realidad, no son moscas; más bien, pertenecen a un grupo de insectos que son picadores-chupadores con piezas bucales que le permiten ingresar a la planta hasta alcanzar sus haces vasculares.
COMPORTAMIENTO DE ESTOS INSECTOS
Generalmente, los adultos tienen un comportamiento gregario: suelen moverse en grupos de 50 a 100 individuos, simultáneamente. Una vez que localizan la planta de su preferencia, como el caso de los brotes de arándano, lo que hacen es colocar sus huevos en las hojas, en las partes que no están expuestas al sol. El huevecillo emerge, eclosiona y nacen unos pequeños insectos que les denominan ninfas.
Estas ninfas se quedan en un solo lugar succionando la savia. Como los haces conductores contienen sustancias azucaradas, las ninfas la eliminan de su cuerpo y esa especie de mielecilla que recibe por nombre fumagina es un sustrato para hongos (el hongo de la fumagina). Entonces, el daño no es solamente de debilitamiento de la planta, sino también la formación de esta sustancia. El experto afirma que la fumagina impide que la planta siga creciendo y si la mielecilla cae sobre el fruto, no hay forma de eliminarlo, causando un daño cosmético.
Por ello, Cabrera resalta que este es un problema que se debe manejar desde que la planta es pequeña. Cada fundo tiene sus estrategias para el control de la mosca blanca, pero el primer paso que dan todos es colocar trampas de color amarillo para atraerlos y conocer cuál es el momento de mayor riesgo de infestación del campo. Lo que interesa es saber el momento en que el insecto está migrando al cultivo, no tanto el número de estos. Con esa información, se determina si se procede a las medidas de control. Como parte del procedimiento se hacen lavados (agua más detergente o solo agua) a la planta –cuando aún no ha fructificado- y se aplica un insecticida biológico, basados en hongos entomopatógenos (Beauveria bassiana).
SOLUCIONES QUÍMICA PREVIAS A LA ETAPA DE FRUCTIFICACIÓN
Igualmente, si la planta no ha fructificado y se tiene la primeras señales de infestaciones se utilizan insecticidas que son reguladores de crecimiento, donde uno de los ingredientes que mejor resultado da es el buprofezin. Este es un insecticida químico, pero con una lógica diferente, es decir que interrumpe la muda de los insectos. Cuando las infestaciones ya están establecidas se usan insecticidas sistémicos, como el imidacloprid (neonicoticoides). El problema es que a medida que se acera la floración no se puede usar porque afecta a las abejas.
En la etapa previa a la floración lo único que queda disponible son los extractos vegetales. Las dosis dependerán del grado de infestación, para poder detener el avance. Aunque hay una infinidad de extractos en el mercado, comenta que lo que está funcionando mejor son los que tienen canela, asi como los extractos de ajo y el extracto de una planta que se llama Neem, originaria de la India. En el Perú ya hay plantaciones de este cultivo. Si bien el problema es manejable, resalta que se tienen que tomar medidas desde muy temprano, es decir, lo mejor es el manejo preventivo.