El problema fitosanitario más importante en arándano
Para este reporte entrevistamos al investigador Dr. Jaime Guerrero y visitamos el huerto de San José Farms en Vilcún. Incluimos además los resúmenes de los estudios presentados por el Dr. Guerrero y su equipo en el pasado Congreso Nacional de Fitopatología.
El principal problema fitosanitario que afecta a los huertos de arándanos (Vaccinium corymbosum L) en Chile corresponde a enfermedades fungosas (hongos), seguidas de bacterianas y virosis. Los principales problemas fitosanitarios de los cultivos agrícolas en el mundo, particularmente en frutales y hortalizas, son –así mismo- ocasionados por hongos. En los frutales se encuentran hongos que comprometen directamente al producto cosechado al afectar, por ejemplo, floración, cuaja, formación de frutos o impactar en la poscosecha de la fruta. Pero los huertos también son colonizados por hongos que comprometen la sanidad y estabilidad de la planta. Grupo en el que se cuentan los hongos de la madera.
En el caso del arándano, en la zona sur de Chile por ejemplo, estos últimos hongos son más preponderantes que los otros. Es así que hay algunos lugares de la zona sur que son más proclives o presentan más factores favorables para el desarrollo de enfermedades fungosas de la madera.
En los huertos de arándano de la zona centro-sur y sur de Chile los hongos de la madera ya están causando problemas y es un asunto que se ha instalado en la mesa de planificación y manejo de los huertos. Tanto pequeños y medianos así como grandes productores de arándano saben que estos patógenos los afectaran en cualquier momento. Así mismo ya son sujeto de estudio de varias líneas de investigación científica.
Entrevistamos al ingeniero agrónomo, especialista en Fitopatología y Manejo Integrado Fitosanitario en frutales, Dr. Jaime Guerrero, quien se desempeña como académico e investigador de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y Forestales de la Universidad de La Frontera y además conocimos los manejos que realiza la empresa San José Farms en el huerto de Vilcún para controlar los hongos de la madera que atacan a sus huertos de arándano. Allí conversamos con el ingeniero agrónomo, jefe de operación del huerto, Danilo Torres.
Posiblemente el problema fitosanitario más importante
El Dr. Jaime Guerrero destacó que en las enfermedades de la madera concurren varios agentes causales del tipo biótico infectivo, pero que se centran fundamentalmente en la acción de hongos fitopatógenos. “En arándano se ha observado -en los últimos años- un aumento sostenido de enfermedades de la madera asociadas a la especie de hongo llamada Chondrostereum purpureum, enfermedad conocida como ‘plateado’, pero también a un complejo de hongos en el que intervienen varias especies, principalmente Neofusicoccum, Bostryosphaeria, Phoma, Pestalopia, Pestalotiopsis (entre otros). Estos hongos, en una misma planta, pueden ser encontrados como especies individuales o asociados”. Según el investigador, los fitopatógenos de la madera hoy son el problema fitosanitario más recurrente, más importante y de más difícil control en los huertos de arándano.
Los hongos de la madera atacan con mayor intensidad a algunas variedades de arándano. “Se ha observado que algunos cultivares son más sensibles que otros, sobre todo los más vigorosos. La presencia de hongos de la madera normalmente se detecta a partir del tercer año. Se puede tener una plantación sana el primer y segundo año, pero al tercer año, cuando ya hay madera lignificada, se comienzan a observar los primeros síntomas de afectación de la madera. Estos hongos habitan en la madera lignificada (dura) y requieren de un cierto período para su desarrollo. Alguno de ellos, incluso, sólo se reproducen en las plantas afectadas una vez que la planta muere”, explica Guerrero.
Mientras estos organismos tengan sustento y estén protegidos en la planta se van a mantener allí ya que no tienen necesidad de reproducirse. “Muchos de ellos se localizan, dice Guerrero, principalmente en la corona de las plantas, lo que dificulta diseñar programas de control, porque están dentro de la madera. Desde ese punto de vista, los controles son fundamentalmente de carácter preventivo. Se busca prevenir, proteger a la planta sana y intentar curar a la que está enferma. El problema es que las plantas muy afectadas no tienen solución y terminan por morir. Gradualmente van disminuyendo su vigor, su crecimiento y su producción, hasta que dejan de ser un aporte al sistema productivo y deben ser eliminadas”.
Las plantas pueden venir infectadas del vivero
Jaime Guerrero afirma que el problema no se detecta antes de que aparezcan los síntomas visuales porque, si bien es posible hacerlo, se asume que las plantas vienen sanas de los viveros. Así mismo, estos hongos también pueden estar ya presentes en el campo. “Es posible que la planta venga infectada del vivero, por ejemplo si se hizo vía estacas y no de cultivo in vitro. Sin embargo también ocurre que las fuentes de infección están latentes en el mismo predio, por ejemplo en plantas antiguas, o en árboles hospederos de tipo forestal, tal como eucaliptos, álamos, sauces. La forma de reproducirse de los hongos es a través de estructuras muy pequeñas llamadas conidias o esporas, que son como semillas que se dispersan en al ambiente y son movilizadas por el viento. En el caso de los arándanos, estas unidades reproductivas ingresan a la planta a través de heridas. Por esto uno de los períodos de mayor riesgo de infección es el de poda. En un corte de madera lignificada estas estructuras de reproducción de los hongos pueden penetrar y causar la infección. Se ha visto que las plantas pueden morir en tres o cuatro temporadas si no son tratadas, advierte Guerrero”.
Una planta infectada muestra síntomas que permiten advertir la presencia de hongos. “Se produce decoloración de hojas, clorosis, marchitez, caída anticipada de hojas y sectores de la planta con sintomatología unilateral. En resumen, son síntomas secundarios que señalan la presencia de un problema a nivel de corona o a nivel de raíz; en este caso asociados con hongos de la madera”, acota Guerrero.
Los hongos que están en la mira
En la actualidad los hongos más agresivos en términos de infección, en opinión del fitopatólogo, se encuentran en el grupo de las Bostryosphaeria y de los Neofusicoccum, sumándose a estos el hongo que provoca la enfermedad conocida como ‘plateado’, Chondrostereum purpureum. En Chile, este último fue recién reportado hace un par de años en arándanos. “Probablemente, en las zonas de origen del arándano, la presión de ‘plateado’ es menor y puede ser que tengamos alguna variante mucho más patogénica del hongo Chondrostereum que en los países de donde la planta es originaria. Aún no se ha estudiado plenamente cuáles son los factores epidemiológicos del ‘plateado’. Hay algunos antecedentes a nivel de laboratorio pero a nivel de campo todavía no me ha tocado presenciar un control rápido de ‘plateado’ o de los hongos del tipo Bostryosphaeria y Neofusicoccum”, afirma el investigador.
“Del género Neofusicoccum, continua, hemos encontrado a lo menos cuatro o cinco especies nuevas en Chile, asociadas al arándano en distintas localidades de la zona centro-sur y sur de Chile, las que fueron reportadas formalmente y se publicó en revistas del área ”.
Manejo fitosanitario de los hongos
El control fitosanitario de estas enfermedades, de acuerdo a Jaime Guerrero, consta de varias etapas. “Los primeros síntomas se detectan generalmente en el verano, momento en que se debe dimensionar y cuantificar la magnitud del ataque. Se debe marcar de alguna forma la planta para tener una idea del grado de evolución de la enfermedad. Paralelamente se debe realizar acciones concretas de control con fungicidas directamente sobre las plantas enfermas y sobre así mismo sobre las más cercanas. La respuesta de si el control es efectivo o no la tendremos la temporada siguiente, cuando se realice nuevamente el recuento de las plantas enfermas. Si el problema va aumentando en el huerto, significa que la estrategia de control no funciona o funciona solo parcialmente”.
Guerrero explicó que estos hongos son difíciles de controlar porque están ubicados en el interior de la planta. Con la aplicación de fungicidas lo que se logra es bajar la capacidad de reproducción de los mismos. “Las hifas del hongo está creciendo en el interior de la madera y cuando se dan las condiciones, generalmente a fines del período estival o en otoño, comienzan a madurar las estructuras de reproducción y liberan sus esporas o conidias.
Señala el investigador que los laboratorios especializados pueden realizar un diagnóstico fitosanitario para discriminar de qué enfermedad se trata. Pero, “el diagnóstico de laboratorio desafortunadamente no es una práctica habitual y es frecuente encontrar errores en el diagnóstico de terreno, porque no es suficiente con decir que es un hongo de la madera. En el caso del género Neofusicoccum, hemos constatado que la incidencia y la agresividad depende de la especie”. Según el entrevistado, el diagnóstico no se realiza con la debida frecuencia, lo que a su juicio es muy grave y lesivo para el negocio agrícola. “Hay instituciones que pueden hacer estos diagnósticos, como las Universidades (Universidad de La Frontera), INIA y laboratorios privados validados, acotó el profesor Guerrero.
El manejo en un huerto comercial en Vilcún
Para saber más sobre cómo se batalla en el campo contra las enfermedades fungosas de la madera en arándanos, visitamos al ingeniero agrónomo Danilo Torres, jefe de operación del huerto Vilcún, de la empresa San José Farms. En este campo, ubicado en la comuna del mismo nombre, hay un sector de manejo orgánico y otro de manejo convencional.
En Vilcún, San José Farms cultiva 220 ha de arándanos de las variedades principales Brigitta (50 ha) y Legacy (50 ha), pero además Duke, Bluecrop, Liberty, Elliot y Draper. El huerto orgánico, por su parte, corresponde a 72 ha de Duke y Legacy. Donde hasta el momento no han tenido problemas de fusicoccum o ‘plateado’.
Consultado sobre el impacto de los hongos en el huerto, Danilo Torres explica que en el campo sufren de fusicoccum, cuyos síntomas se distinguen por una necrosis que provoca en la planta. “Cuando se hace un corte horizontal en el tallo, la necrosis presenta forma de abanico desde afuera hacia adentro”, describe.
“El hongo puede infectar la planta en periodos de mayor susceptibilidad especialmente durante la poda y caída de hojas, también se produce infección en tallos de la temporada en periodo estival. Es habitual que durante o después de cosechada, los síntomas secundarios característicos de los hongos de la madera particularme tallos de la temporada que se marchitan y secan. El control que hacemos consiste en cortar la rama seca, pero si las condiciones ambientales son favorables para el hongo, por temperatura y la humedad, hay que sellar la herida con pasta de poda, la que contiene un fungicida. Se pinta para que no se vuelva a infectar, porque estos hongos entran por las heridas, en las que se depositan conidias y se desarrolla la enfermedad. Es un control curativo-preventivo”, señala Torres.
Según el Agrónomo, normalmente se van secando las ramas y no se seca la planta entera. “Ahora, continúa, si se depositara el hongo en la corona, quizás se secaría la planta completa, pero hemos observado que siempre es en las ramas de más arriba”.
También realizan controles preventivos. Para ello, “hacemos aplicaciones de algunos fungicida que se aplica en agosto, antes que la planta comience a florecer, cuando está en ‘yema hinchada’. Las hacemos en todo el huerto y las acciones preventivas las realizamos todos los años. También existen fungicidas que son específicos para otros hongos pero que también ayuda al control de enfermedades de la madera”, afirma el Agrónomo.
Sobre la presencia de ‘plateado’ en el huerto de Vilcún, Torres explica que apareció hace un par de año y que esta sería la tercera temporada que han encontrado plantas con Ch. purpureum, es una enfermedad que se detectó no hace muchos años. Un hospedero natural son los álamos. Si bien el carpoforo es de color púrpura se le llama plateado porque es el color que adquiere la hoja. La primera variedad atacada por este hongo fue Brigitta, pero también se ha detectado en otras variedades que no son vigorosas, como la Duke”, dice Torres.
Sobre la dificultad de controlar estas enfermedades de la madera el agrónomo explica que no son fáciles de manejar. “El fusicoccum, si bien no es tan complejo, siempre va a estar presente. Sin embargo, es más recurrente observarlo cuando los años son secos y con altas temperaturas, como fue esta temporada. De acuerdo a mi experiencia fusicoccum no es tan complicado ya que no mata la planta, a diferencia del ‘plateado’, que sí puede matar la planta. Debido a que una posible vía de contaminación es la poda, nuestros podadores llevan un producto para desinfectar las tijeras y otro grupo va pintando los cortes más gruesos”, señala el entrevistado.
En relación al ‘plateado’, el fitopatólogo que asesora a la empresa les recomienda sacar las ramas contaminadas puesto que si este hongo ya está metido dentro de la planta, no hay nada que lo mate. Un manejo incorporado en el último tiempo a algunos de los huertos consiste en aplicar té de compost a las plantas. “Usamos este producto en las áreas de manejo convencional del huerto y en invierno hacemos aplicaciones de cobre. En el caso del huerto orgánico aplicamos un cobre certificado orgánico. Esto es porque cuando comienzan a caer las hojas se producen pequeñas heridas y por ahí también podrían entrar hongos. Normalmente hacemos tres aplicaciones de cobre, el que también sirve para los hongos de la madera”, explica Torres.
Danilo Torres, aclara que los hongos de la madera no afectan el calibre ni la calidad de la fruta aunque sí impactan al provocar una merma creciente en la cantidad de fruta cosechada, debido a la pérdida de ramas. En ese sentido advierte que en el manejo de un huerto de arándanos la poda es crucial. “La poda puede significar el éxito o el fracaso de una producción. Le puedes botar toda la fruta, o le puedes dejar mucha fruta. Es muy importante manejar bien esta faena, con personas capacitadas y una buena planificación”, enfatiza el Ingeniero Agrónomo.
HONGOS FITOPATÓGENOS DE LA MADERA EN ARÁNDANO (Vaccinium corymbosum L.) EN EL SUR DE CHILE.
Resumen de estudio presentado en el pasado Congreso de Fitopatología en Santiago.
Jaime Guerrero y Set Pérez
Los fitopatógenos de la madera y plantas de arándanos han tenido incidencia progresiva en diversos cultivares y condiciones agroecológicas en el sur de Chile, siendo posible detectar más de una especie en la misma planta. Respecto de las estrategias de control de estos hongos, en arándanos no están plenamente desarrolladas, no obstante hay variados fungicidas de síntesis química, orgánicos, biológicos y estimuladores de mecanismos de defensa de las plantas que han sido eficaces in vitro y con menor frecuencia en condiciones de campo. La sintomatología asociada con estos fitopatógenos es muy variada, con síntomas comunes, predominando decoloración de hojas, marchitez, defoliación, muerte unilateral de tallos, necrosis regresiva, cancros en brotes, cancros basales en tallos y en casos más críticos con compromiso de la corona, decoloración de haces vasculares, disminución de brotación basal y muerte de la planta. Se han reportado desde 1986, los siguientes hongos fitopatógenos asociados con o parte de la sintomatología antes descrita: Botryosphaeria ribis, B. dothidea, B. australis, B. parva, Fusicoccum putrefaciens, F. aesculi, Neofusicoccum mediterraneum, N. corticosae, N. arbuti, N. australe, N. parvum, N. nonquaesitum, Chondrostereum purpureum, Diaphorte vaccinii, D. australafricana, Phomopsis vaccinii, Pestalotiopsis sp, P. versicolor, P.clavispora, P. neglecta, Pestalotia funerea, P. vaccinii, P. guepinii, Trucantella truncate, T. angustata, Lophodermium sp., Phoma sp, y Cercospora sp. También se ha reportado esporádicamente asociado con clorosis foliar y tizón ceniciento a Macrophomina phaseolina, y con muerte regresiva y enrojecimiento foliar el hongo Ophiostoma sp.
Neofusicoccum nonquaesitum (INDERB., TROUILLAS, BOSTOCK & MICHALAIDES) EN ARANDANO (Vaccinium corymbosum L.) CV. Brigitta en la zona sur de Chile.
Resumen de estudio presentado en el pasado Congreso de Fitopatología en Santiago.
Set Pérez, Jaime Guerrero, Emma Bensch y Luis Cona.
Se ha constatado en cultivares de arándano alto, en localidades de la zona centro sur y sur de Chile, aumento de síntomas asociados con especies de hongos de la madera, principalmente especies del género Neofusicoccum, con distribución en las Regiones Metropolitana, Del Libertador Bernardo O´Higgins, La Araucanía y Los Lagos. En la temporada 2010, desde plantaciones comerciales de arándanos ubicados en la localidad de Panguipulli (39° 30´S; 72° 19´O) y Teodoro Schmidt (38° 58´S; 73° 02´O), Región de La Araucanía se colectaron tallos sintomáticos del cultivar Brigitta, los que fueron mantenidos en cámara húmeda (25° C más menos 1; 90% HR) para permitir el desarrollo de cirrus en picnidios y desde los cuales se transfirieron conidias del hongo a medio de cultivo APD. Se realizaron pruebas de patogenicidad, con micelio y conidias del hongo, en tallos de diferente edad de arándano cultivares Brigitta (más susceptible) y Elliott (menos susceptible). El desarrollo micelial del hongo en cultivo fue gris oliváceo, crecimiento moderado y consistencia algodonosa; la coloración del medio varió de amarillo a gris oliváceo según envejecimiento del micelio. Los picnidios en los tallos fueron errumpentes de color café a negro y ostiolados. Las conidias maduras se caracterizaron por ser hialinas a marrón pálido, lisas y paredes delgadas, cenocíticas, septadas (1-3) contenido granular denso, fusiformes a elipsoidales, ápice truncado y parte central ensanchada, el tamaño fue (27,2 -29,4 um +- 3,0 um x 7,7 – 8,4 um +-0,9 um; L/A=3,6 +-0,6). Estas características morfométricas fueron concordantes con la especie Neofusicoccum nonquaesitum, identificación corroborada genéticamente por CABI (IMI-500168). Se verificó la patogenicidad en ambos cultivares con síntomas similares a los observados en campo. Constituye el primer reporte de Neofusicoccum nonquaesitum como fitopatógeno en arándano en Chile.