INIA desarrolló un proyecto, en conjunto con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, que estudia para portainjertos en tomate, especies silvestres tolerantes a salinidad y enfermedades. En uno de sus estudios evaluó tres portainjertos de tomate para determinar resistencia a nemátodos, para lo que se utilizaron variedades comerciales y un portainjerto desarrollado por INIA.

“En Chile existen más de 40 alternativas de portainjertos para tomate por lo que se debe evaluar varios aspectos antes de apostar por uno”, asegura el Doctor Juan Pablo Martínez. Según el investigador, “el uso de portainjertos en tomate puede generar diversas ventajas en el cultivo, tales como incrementos de la productividad y calidad de la fruta, por ejemplo, un mayor calibre. También permite la reducción en el uso de los plaguicidas ya que los portainjertos podrían conferir al cultivo resistencia a ciertas enfermedades y nematodos”.

Según datos del INE, el tomate es la hortaliza de mayor importancia económica en el mundo y una de las más cultivadas en Chile, con una superficie de 13 mil hectáreas, de las cuales aproximadamente 1.100 son cultivadas bajo invernadero. De las que un 70% se concentra en la Región de Valparaíso, lo que representa un gran potencial de desarrollo para portainjertos.

ENSAYOS EN CAMPO: SUSCEPTIBILIDAD A NEMÁTODOS

Los ensayos para determinar susceptibilidad a nemátodos se realizaron en Panquehue, comuna de la Provincia de San Felipe, Región de Valparaíso, en un invernadero con cubierta de polietileno 6 x 30 m, en un marco de plantación de 1,5 x 0,40 m, con doble eje, en condiciones normales de intensidad de la luz, temperatura y humedad que el agricultor posee en su campo.

El experimento consideró medición de crecimiento de la planta (producción de biomasa), productividad (rendimiento, número de frutos por racimo, peso primer fruto), calidad primer racimo (tamaño del primer fruto y presión de pulpa) y compatibilidad injerto/portainjerto.

En el caso de los portainjertos comerciales uno de ellos presentó un grado de incompatibilidad mayor que el otro. “Se cuantificó midiendo el diámetro del tallo y se vio que es muy vigoroso en relación a los otros dos”, explicó el doctor Martínez.

Uno de los problemas fitopatológicos más importantes que afectó a nivel de raíces fue Fusarium y los nemátodos. Por eso, utilizando material del banco del INIA se determinó el efecto de los tres portainjertos sobre crecimiento, productividad y calidad de fruta en tomate en relación con la presencia de algunos fitopatógenos del suelo, principalmente de Meloydogine sp., en condiciones de campo y se cuantificó su efecto sobre la compatibilidad, senescencia y el grado de infestación radicular de Meloydogine sp.

En campo se evaluaron los tres portainjertos bajo condiciones de altos niveles de infestación de nemátodos. En su comportamiento se observó que los tres portainjertos son susceptibles a nemátodos. Pero se determinó que el portainjerto comercial más vigoroso -a pesar de ser afectado por nemátodos- presentó un mejor comportamiento debido a que su volumen radicular fue mayor con una mayor capacidad de absorción radicular de agua y nutrientes. En otras palabras, explica Juan Pablo Martínez, “el portainjerto más vigoroso, a pesar del ataque, igual rinde más. Sin embargo, se debe considerar que a pesar de un mayor volumen radicular -después de 3 ó 4 temporadas- posiblemente se incrementará el nivel de nemátodos y el cultivo en el largo plazo igual se va a resentir”.

De acuerdo a estos antecedentes el doctor Martínez hace hincapié diciendo: “cada variedad de tomate requiere una combinación determinada entre portainjerto y variedad. Entonces es difícil recomendar uno por sobre otro. Se debe encontrar la mejor combinación variedad/portainjerto, la que estará determinada por el hecho de que la planta tenga vigor adecuado, aumente la productividad, produzca más fruta y menos biomasa foliar”.

Se vio que el uso de portainjertos, si bien contribuyen a minimizar los daños productivos por nemátodos Meloidogine sp., presenta ventajas y desventajas. La ventaja de la utilización de portainjerto es una mayor eficiencia del sistema radicular al absorber los nutrientes, un aumento del rendimiento de las plantas y una reducción de las aplicaciones de fertilizantes y plaguicidas. Una desventaja es que se requiere mucha mano de obra y que los costos por planta son más elevados.

“EL DESAFÍO FUTURO ES DESARROLLAR PORTAINJERTOS CON LA TECNOLOGÍA COMPLETA”

-¿En términos generales, cuáles serían hasta ahora las principales conclusiones?

-El mayor vigor producido por los portainjertos aumentaría el rendimiento del cultivo aunque se observó una reducción en el índice de cosecha. Además, los portainjertos presentan un efecto sobre el tamaño y suculencia de los frutos. Es así que los frutos del portainjerto más vigoroso presentó una mayor pulpa, lo que podría estar asociado a un retardo de su madurez. Por su parte, el portainjerto de menor vigor mostró una mayor compatibilidad con la variedad injertada, asociándose a un índice de cosecha más elevado”.

-¿Cómo se puede palear el alto costo que implica una planta injertada y los mayores requerimientos de mano de obra?

-La planta injertada tiene un mayor costo, pero como las plantas son vigorosas y se requiere disminuir la densidad de plantación lo interesante es tener un número de ejes adecuado por metro cuadrado. Por ejemplo, 2,5 ejes/m2, con lo cual se reduciría el costo por planta injertada. Además, se amortiza el costo de control fitosanitario y de hongos del suelo.

-¿Y respecto a los requerimientos de mano de obra?

-Hay que buscar portainjertos que tengan un alto índice de cosecha y que el vigor vaya a la fruta y no a la hoja, vale decir, que tengan una alta producción de fruta por superficie. El portainjerto del INIA mostró un buen índice de cosecha, pero bajo en biomasa. En INIA se está realizando diferentes cruzamientos para obtener un F1 (híbrido) que confiera un mayor vigor y rendimientos y así competir con los portainjertos comerciales.

¿Qué queda por hacer?

-El paquete tecnológico para portainjertos en hortalizas ha sido poco desarrollado. Se requiere un programa de portainjertos en solanáceas adaptados a las condiciones de cultivo como es el caso del tomate. Un desafío futuro es desarrollar nuevos portainjertos y con la tecnología completa, es decir, manejo agronómico, nutrición, fertilidad, riego, poda más la utilización de portainjertos. Uno no saca nada con tener un portainjerto más vigoroso si no sabe manejarlo. Al usar portainjertos las plantas son más eficientes en la utilización de los nutrientes, del agua y las densidades de poblaciones. Hay que apuntar a una selección de portainjertos que posean vigor híbrido y que tengan un índice de cosecha elevado, que sea accesible al agricultor y adaptado a las condiciones de nuestro país, especialmente en aquellas zonas productoras de tomate como Quillota y Arica”.

¿Qué recomiendas para la elección de un portainjertos en tomate y que los agricultores deben tener en cuenta antes de adquirir portainjertos?

-Primero, recopilar antecedentes de los mejores resultados de los portainjertos para su zona y conocer el manejo agronómico para cada portainjerto en el lugar donde desarrolla su cultivo. En ese sentido se deben considerar las condiciones climáticas y de suelo más propicias para cada patrón. Además, conviene asegurarse de que se trate de patrones que brinden una alta homogeneidad en germinación, vigor y que sean productivos. Así mismo, se deben establecer los niveles productivos que se quiere lograr ya que mientras más vigorosos sean los portainjertos, más recursos, infraestructura y mano de obra deberá emplear el productor.

ENSAYO DE SALINIDAD

Se realizó un ensayo de salinidad en invernadero bajo condiciones de cultivos hidropónicos. El cultivo hidropónico utilizó lana de roca como sustrato, bajo tres concentraciones salinas, y se evaluó el efecto sobre rendimiento y calidad de fruta. Los niveles de salinidad fueron de 0 / 40 y 80 mM de NaCl (Cloruro de Sodio) correspondientes a una conductividad eléctrica de 3 / 6 y 9 ds/m respectivamente.

Los resultados para esta parte del proyecto se están procesando por lo tanto aún no es posible entregar algunas conclusiones finales preliminares. Sin embargo, ya se constató que existe un portainjerto desarrollado INIA que mostró una mayor tolerancia a la salinidad.

DATOS DEL PROYECTO INIA/C SIC

Juan Pablo Martínez es investigador del INIA la Cruz, doctor en Ciencias Agronómicas e Ingeniería, lleva más de cinco años estudiando el uso de portanjertos en tomate y actualmente realiza ensayos con portainjertos en tomate en condiciones de invernadero y aire libre probando vigor y productividad en tres portainjertos en tomate (dos comerciales y uno INIA).

INIA La Cruz mantiene un convenio con el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS) en Murcia para la búsqueda de portainjertos de tomate con mayor tolerancia a hongos, nemátodos y salinidad, de modo que las plantas presenten un vigor adecuado y una mayor productividad. En el CEBAS trabajan principalmente en estudios fisiológicos en hormonas que controlan el crecimiento sobre portainjertos y la senescencia, siendo un grupo de investigadores reconocidos en Europa por sus promisorios resultados.

El proyecto que se ejecuta actualmente en Chile se titula “Obtención de portainjertos híbridos de tomate para inducir vigor bajo estrés salino a partir de especies silvestres” y cuenta con el financiamiento del Ministerio de Agricultura y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España.