En busca del despegue definitivo
Se espera que a fines de 2023 haya 1.000 hectáreas plantadas, abarcando incluso zonas templadas y cálidas, donde hasta ahora era impensado su cultivo. Se siguen añadiendo nuevos mercados, aunque el mercado doméstico es muy atractivo para los productores.
Los productores de arándanos colombianos tienen una meta para este 2023: superar las 1.000 hectáreas (ha) cultivadas. Ese número trae aparejado un reto no menor, abrirse a otras zonas de producción, más templadas y cálidas, donde ya se ha comprobado el buen desempeño de la baya de color azul.
Ni siquiera la desaceleración que hubo el año pasado por exceso de lluvias, entre otros retos del sector, han hecho que se detenga el crecimiento del arándano en el país. Las heladas y las granizadas aún siguen afectando a los productores, sin embargo, la superficie cultivada continúa en aumento por parte de los principales jugadores de la industria en el país.
“También hubo una desaceleración pospandemia en temas de cultivo, pero va a haber una dinámica de crecimiento positiva en los próximos tres años con la reactivación del sector”, afirma Camilo Lozano, director de la Asociación Colombiana de Blueberries (Asocolblue). Otra buena noticia es que cada vez hay más registros de predios exportadores, lo que es muy favorable. Sin embargo, el propio mercado interno es una buena oportunidad para la fruta local, sobre todo por los altos precios que se pagan.
Claudia Marcela Fonseca, directora de Arándanos de Colombia, cuenta que el año pasado apoyaron a quince productores para que se certificaran como predio exportador, y este año 24 productores lograron las condiciones para certificarse con Global G.A.P. “Debemos tener la llave, así no la estemos usando actualmente. La meta es que este año el 90% de las fincas que producen arándanos tengan certificado de predio exportador”, afirma la empresaria.
TAMBIÉN CRECEN LOS REGISTROS DE INSUMOS AGRÍCOLAS
“Es que ya tenemos un negocio que mueve unos volúmenes como para desarrollar una agroindustria detrás de eso”, agrega Lozano. Y esto también se ve reflejado en los nuevos registros de plaguicidas o insumos agrícolas. A través de su Comité de Protección Vegetal y Registro, Asocolblue ha logrado que se registren 26 insumos específicos para el cultivo de arándanos, de los cuales, 18 son bioinsumos.
“Cuando empezamos teníamos cinco insumos agrícolas y hoy tenemos más de 500, una muestra de cómo se desarrolla una industria cuando existe la necesidad”, agrega Camilo Lozano.
Y además se están abriendo nuevos mercados. En ese sentido, Claudia Marcela Fonseca, afirma que desde la agremiación están a punto de lograr admisibilidad de la fruta en Panamá, Ecuador, Venezuela y Canadá. Asimismo, se ha hecho una ardua investigación para formar la cadena de berries en Colombia, algo que podría ser un hecho para finales de este 2023.
“Boyacá es el departamento en donde llevamos más adelantado el proceso de constitución de comité para formación de cadena nacional de berries, así que la institucionalidad tiene la lupa puesta. En Boyacá también podría haber una proyección de aumento de área de unas 120 ha. Hay fondos de inversión que ya están analizando estos destinos productores de arándanos”, afirma Fonseca.
PRODUCCIÓN EN ZONAS MÁS CÁLIDAS
Sin embargo, departamentos con características climáticas más cálidas se han ido sumando a la producción. Arándanos de Colombia viene acompañando procesos en zonas como la meseta del departamento de Ibagué, también en Manizales, cerca al Parque Nacional Los Nevados, y otros departamentos como Santander y Nariño.
“El imaginario de que el arándano solo se da en clima frío es más por el sitio donde se originó, es decir, en la sabana cundiboyacense, pero esa no es una limitante para la plantación. Hay personas que hicieron un ensayo de una hectárea en el Desierto de la Tatacoa y ya han ampliado 1,5 ha más. Están escribiendo el libro del arándano a menos metros sobre el nivel del mar en Colombia”, asegura Marcela Fonseca.
La empresaria también afirma que es muy seguro que la producción en Colombia migre muchísimo a plantar en climas templados y semicálidos.
“Tenemos que estar muy cercanos a lo que hace Perú. Lo que los ha hecho exitosos es que allí el periodo vegetativo es de seis meses. Eso es posible gracias a un clima más cálido del que tenemos actualmente, que es de nueve meses en la sabana cundiboyacense, que es el tiempo que pasa entre la poda radical y la cosecha. Cuando queremos tener producción constante no importa que este periodo sea de nueve meses, pero cuando se quiere exportar sí hay que buscar periodos vegetativos más cortos. Plantar en climas cálidos puede ser la respuesta”, explica Fonseca.
BILOXI, LA MÁS PLANTADA
En este momento, Biloxi es la variedad que más se ha plantado en Colombia. Detrás vienen Emerald, y Victoria. Otras como Fliker y Legacy todavía están en procesos de evaluación en el país, sobre todo para comprobar su adaptabilidad a las diferentes condiciones productivas del país.
“Tenemos una participación importante en Biloxi, porque a diferencia de otros países, aquí se da muy sabrosa, tiene buena resistencia, buenos calibres y nos propone cosechar las 52 semanas del año o estacionarla. Sin embargo, debemos migrar a variedades que nos propongan algo mejor, y que sean más competitivas en temas de poscosecha, como Emerald, que se posiciona como segunda en cuanto a la superficie cultivada, que también tiene un buen comportamiento en altitudes bajas. Otras variedades, como la Legacy, sí requieren frío”, dice Fonseca.
La empresaria agrega que existen otras pruebas con Ventura. Asimismo, hay otras variedades club, como Eureka, de la cual existe una importante área plantada en el municipio de Arcabuco, en el departamento de Boyacá. Y otras empresas exportadoras con sede en Colombia como Hortifrut, Camposol y Driscoll’s también están desarrollando variedades propias en Colombia.
ENVÍOS EN AUMENTO
Las exportaciones de arándanos en Colombia en el 2022 fueron de US$2.168.641, según datos de ProColombia. Asimismo, ese año se reportaron nuevos destinos de exportación como Puerto Rico, Kazajstán, Brasil, Líbano, Tailandia, Alemania y Singapur; que aportaron ingresos de US$44.651, siendo los tres últimos los que más exportaron. Por su parte, los envíos crecieron en Arabia Saudita, Canadá, Italia, Malasya y Panamá. El crecimiento de los envíos se debió además porque cuatro empresas entraron a este ecosistema.
“Tuvimos un decaimiento de unos US$250.000 respecto el año anterior por el clima. Hay un llamado de atención y es que igual del consumo nacional no hay mucho registro porque hay más mercado informal o falta de cohesión en la información, pero sabemos que el consumo local ha crecido un montón. El precio a nivel nacional sigue entre $28.000/kg y $32.000/kg”, agrega Fonseca.
Para Marcela Fonseca, estas cifras demuestran que sí se puede exportar, que sí hay destinos distintos, y que sí hay mercado. Pero falta fruta. “Hoy un exportador está necesitando tres contenedores de Emerald, y ese ni siquiera da para el consumo local. Es un tema atípico porque sí hay mucho mercado, pero la producción no nos da”, sostiene la empresaria.
A diferencia de otros países, que miran el futuro del negocio, en Colombia están pendientes de lo que ocurre hoy. “Debe haber una cadena integrada y conocimiento asociado a esta actividad, pero este es un negocio rentable a 20, 30 o incluso 50 años”, sostiene Lozano, sobre un negocio que puede dar empleo de calidad a 5 personas por cada hectárea de cultivo.