El Perú fue la cuna del Manejo Integrado de Plagas que hoy transforma la agricultura
Hace medio siglo, en los campos de algodón del valle de Cañete, el Perú sentó las bases de un enfoque que hoy transforma la agricultura mundial: el Manejo Integrado de Plagas (MIP). Desde entonces, estas estrategias se han consolidado como una herramienta clave para enfrentar los desafíos del agro en el mundo. Durante la LXV Convención Nacional de Entomología, este legado fue reconocido como una contribución esencial no solo para el Perú, sino para el mundo.
Trampas pegantes
Hace aproximadamente 50 años, el Ing. Juan Herrera y sus colegas de la Escuela Nacional de Agricultura-La Molina fueron pioneros en desarrollar un conjunto de prácticas en campos de algodón en el valle de Cañete (Lima) para controlar las plagas que afectaban al cultivo. Ese conjunto de prácticas, conocido hoy como Manejo Integrado de Plagas (MIP), marcó el inicio de un enfoque revolucionario en la agricultura. Posteriormente, estos métodos fueron replicados en cultivos de algodón y alfalfa en los EE.UU., en ensayos liderados por el Dr. Ray F. Smith y colegas de la University of California at Berkeley, quienes llevaron este innovador sistema sostenible al escenario global.
Si bien en el Perú se desarrolló este concepto inicial del MIP fue el Dr. Ray F. Smith quien difundió a gran escala sus trabajos y gracias al movimiento de la revolución verde se extendió el concepto MIP junto a FAO por el mundo en las décadas siguientes. Sin embargo, esto no funcionó del todo en ese entonces. En los años 90s y 2000s se dio un segundo hito en MIP y nuevamente en el Perú. Esta vez liderado por el Dr. Fausto Cisneros del Centro Internacional de la Papa y de la UNALM, quien diseño las estrategias y las bases necesarias para implementar exitosamente el MIP en distintos escenarios desde campos de pequeños agricultores hasta los de la agricultura de exportación.
“Estos dos hitos fueron desarrollados en el país”, resaltó el Dr. Luis Cisneros, peruano, académico del Department of Horticultural Sciences de la Texas A&M University, e hijo del recordado agrónomo y entomólogo, Dr. Fausto Cisneros. Durante su ponencia en la LXV Convención Nacional de Entomología, puso en relevancia la importancia de registrar nuestros logros y éxitos que son numerosos en el agro para que pueden ser replicados en otras partes del mundo, como un legado a la humanidad.
Junto con sus colegas, destacó que su padre Fausto Císneros introdujo los conceptos de “áreas piloto” y de “unidades de ensayo” que permitía llevar a escalas mayores de manera eficiente el MIP en contraposición a las escuelas de campo promovidas por FAO. “Aquella visión integral y las estrategias propuestas de MIP se convirtieron en el segundo hito que compartieron muchos colegas, discípulos, agricultores e industrias que creyeron en ellas, que contribuyeron en su desarrollo y que las convirtieron en experiencias exitosas”.
Conminó a los jóvenes entomólogos y profesionales del campo a continuar sus investigaciones para el beneficio de la agricultura en el Perú y en el mundo. “Esta es una oportunidad de mantener el impacto en la agricultura de los pioneros del MIP y colocar la entomología peruana en el justo sitio que le corresponde en el mundo”, indicó.
Si bien la irrigación Chavimochic, situada en la costa desértica del Perú, se ha convertido en un polo clave para la producción de cultivos como paltos, arándanos, espárragos y caña de azúcar, el ing. Víctor Soto Linares, gerente de sanidad del Grupo Rocío, mencionó en su participación que esto no sería posible sin el MIP. “Este agroecosistema es frágil y de pobre diversidad biológica, por lo cual parte de la estrategia del MIP consiste en mejorar el agroecosistema aumentando la diversidad biológica, mediante cercos vivos, corredores biológicos que sirvan de refugio para los controladores biológicos”, destaca.
El éxito de un programa MIP en esta región ha requerido un enfoque integral que contempla las particularidades del entorno, agregó. La identificación del agroecosistema implica considerar factores abióticos, como el agua (proporcionada por el río Santa a través del canal Chavimochic), el suelo (pobre en materia orgánica y compuesto mayoritariamente por arena), y el clima subtropical árido, ideal para cultivos durante todo el año. Además, explica que se deben evaluar los problemas entomológicos y fitopatológicos, identificando las plagas, enfermedades y sus enemigos naturales en los cultivos.
La evaluación de plagas y enfermedades es crucial para el MIP, permitiendo tomar decisiones informadas. “El desarrollo de estrategias fitosanitarias debe ser continuo y adaptarse a las condiciones socioeconómicas de cada empresa, para mantener las plagas bajo control y evitar daños económicos”, apuntó.
EL MIP Y EL MERCADO INTERNO
En el competitivo mundo de la agroexportación, el Ph. D. Jorge Castillo Valiente, profesor e invetigador Universidad Nacional Agraria La Molina señala que el Perú ha demostrado una notable capacidad de adaptación desde el inicio del cultivo del espárrago hasta consolidarse como líder en la producción de arándanos. Sin embargo, destaca que las exigencias de los mercados internacionales plantean retos cada vez más complejos para los productores, quienes, en muchas ocasiones, se ven limitados a utilizar únicamente una o dos moléculas químicas para abordar problemas fitosanitarios específicos. A ello se suma el desafío de cumplir con los estrictos Límites Máximos de Residuos (LMR), establecidos entre un 10 % y un 30 % de los valores definidos por el Codex Alimentarius.
Lamentablemente, mencionó que el pequeño agricultor para el mercado interno opera fuera de estos límites que afectan tanto su salud como la de los consumidores. “Algunos casos revelan un alarmante abuso en el uso de pesticidas, con hasta 45 aplicaciones en una sola campaña y el empleo de 27 ingredientes activos, distribuidos en un 55.56 % de insecticidas, 25.93 % de fungicidas, 11.11 % de nematicidas y 7.41 % de herbicidas. Este panorama subraya la urgente necesidad de implementar planes integrales de manejo de plagas y supervisión sanitaria, no solo para proteger la salud pública, sino también para garantizar la sostenibilidad del sector agrícola”, sostuvo.
La Sociedad Entomológica del Perú realizó del 11 al 14 de noviembre su 65º Convención Nacional de Entomología en el Auditorio de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM). La presente edición del evento se centró en las relaciones de los insectos en la conservación de la biodiversidad, la seguridad alimentaria y la agroexportación.
Además, se premiaron los mejores trabajos presentados, las tesis más destacadas y las fotografías más impresionantes a través de diversos concursos. Estos incluyeron el “José Lamas Carrera”, que premió al mejor trabajo de tesis en entomología; el “Fausto Cisneros Vera”, destinado al mejor trabajo en Manejo Integrado de Plagas; el “Juan Herrera Arangüena”, que reconoció al mejor póster de investigación entomológica; el “Luis Valdiviezo Jara”, premiando al mejor trabajo en Control Biológico de Plagas; y el “Concurso Nacional de Fotografía Entomológica”, que galardonó a la mejor fotografía.