El maracuyá peruano ante el reto de seguir siendo competitivo
De manera silenciosa, Perú se ha posicionado como el principal proveedor de maracuyá a nivel global, principalmente de jugo. Hoy existen unas 6.500 hectáreas en zonas de la costa y el deseo que es que haya nuevas superficies. Asimismo, el desafío de la industria pasa por aumentar las productividades, algo que pasa por contar con la mejor genética disponible, una iniciativa liderada por Adex y empresas del sector.
2022 se presentó con una baja productiva de casi un 50% respecto al año anterior. Eso, para los productores locales de maracuyá significaba todo un reto comercial para satisfacer la demanda por esta fruta tropical. Las razones de esta caída productiva hay que buscarlas en el ciclo normal de la planta, que tras dos o tres años, se debe replantar. No fue lo único, ya que La Niña trajo consigo un invierno más frío y largo que de costumbre. Y también, como en el resto de la industria agrícola del país, el alza de los costos de los fertilizantes y logística, ha jugado (y sigue jugando) un papel preponderante.
Lo positivo para este sector es que hay, según cuenta Elkin Venegas, presidente del comité de frutas y hortalizas de Adex y gerente general de la empresa Quicornac, es que ha habido un aumento relativo en la superficie cultivada, motivado por los altos precios en el mercado fresco durante los últimos meses, aunque aún no compensa el alza de los costos productivos. “Por un lado, la caída de volumen industrial pega en los costos fijos y, por otro lado, al alto costo de la materia prima (150% más que en 2021) por efectos de la alta competencia en el mercado local hace que la mayoría de los contratos de ventas que se hacen, siempre de forma anticipada, resulten a pérdida o de muy baja rentabilidad”, sostiene Venegas.
En ese escenario, comenta que en Perú hay unas diez empresas medianas y grandes que se dedicana la producción de esta fruta exótica, “lo que hace difícil competir eficientemente en el mercado internacional, sobre todo cuando épocas de escasez de fruta”, dice y añade que hay un contrasentido en la industria: “Tenemos una concepción equivocada de que en este negocio debemos aumentar el número de plantas procesadoras para cumplir con el mercado, cuando realmente el principal problema es la baja producción agrícola. En ese sentido, lo que debemos hacer, tanto desde el punto de vista privado como público, es fomentar la siembra de maracuyá y generar beneficios a los productores, por ejemplo, con un mejor acceso al material genético, acceso a créditos con periodo de gracia de 30 meses, que es lo que dura el ciclo de una planta. También hay que sumar apoyos directos como subsidio a uso de fertilizantes, por ejemplo”.
Ante un escenario así, ya se puede comenzar a proyectar cómo será la próxima campaña de esta fruta. Según el empresario y representante de Adex, en 2023 habrá unas 1.000 nuevas hectáreas en el país, pero piensa que persistirán los problemas de alzas de costos. “Si no llegamos al mercado con precios razonables, corremos el riesgo de perder nuestra posición de liderazgo frente a otros países como Ecuador y Vietnam”, sostiene, sobre todo con este último, que irrumpió en el mercado global de pulpa de maracuyá con menores precios. “Los productores de Vietnam cuentan también con el apoyo del Estado para producir material genético de alto rendimiento”, advierte.
LIDERANDO LA PRODUCCIÓN Y COMERCIALIZACIÓN DE MARACUYÁ
Bien lo sabe Venegas desde su puesto de gerente general de Quicornac, una empresa de origen suizo-ecuatoriano que tiene más de 30 años en el mercado dedicada a la producción y comercialización de bebidas, jugos, purés y concentrados de frutas tropicales (principalmente maracuyá), a nivel nacional e internacional. La operación en Perú, en Olmos, está desde 2008, donde además cuentan con una planta de proceso de la fruta, desde donde sale el producto que atiende a los principales mercados del mundo, con crecimientos productivos anuales entre el 2% y 4%, incluso durante la pandemia del Covid-19.
“El maracuyá es exportado en forma de jugo simple y concentrado como materia prima para la elaboración de diferentes productos terminados, pero principalmente a la industria de jugos y néctares. Y más del 95% se comercializa en cilindros metálicos de forma aséptica y congelada”, precisa el directivo. Si bien los precios en destino han sido ligeramente mejores, subraya que esto se ha debido a la baja producción interna. Pero es crítico con la situación del alza en los costos productivos. “Hay costos que se han triplicado y eso no es sostenible para la industria”, quien espera que en 2023 haya una mejora en la producción y que los precios sean más accesibles.
ESTRATEGIAS PARA IMPULSAR EL DESARROLLO DEL MARACUYÁ
Dentro de Adex se conformó la Mesa de Frutas para la Industria, que hoy tiene cinco miembros (Quicornac, Selva Industrial, Frutosa, Agromar Industrial y AIB), con el objetivo de brindar soporte al Proyecto de Maracuyá que se desarrolla en alianza con el INIA, con el objetivo de generar instancias de transferencia tecnológica a los productores en cuestiones agrononómicas y fitosanitarias, entre otras, que están sirviendo para que los agricultores mejores sus rendimientos productivos. Asimismo, el gremio exportador viene apoyando en la recolección de material de maracuyá criollo e instalación de parcelas demostrativas con el material ‘élite’ para que se pueda evaluar su desenvolvimiento en cada una de las regiones productoras y de las cuales se ha tenido accesiones resaltantes, que
servirían para la propagación por micro injerto y para hallar la semilla ‘élite’.
Hoy se cuenta con parcelas demostrativas en Piura, Olmos, Tongorrape, Chimbote y Lima, donde se realizan evaluaciones del mejor material recolectado en diferentes zonas productoras en cuanto a rendimiento y características del fruto. En ese sentido, ya se han encontrado las accesiones más relevantes AC2 y AC15, con frutos con altos grados Brix, mayor porcentaje de pulpa, cáscara delgada pero resistente para que en el manipuleo no se maltrate, buen tamaño y color de pulpa entre amarillo y amarillo naranja. Es ese material el que está usando investigadores del INIA para extraer su ADN y así llegar a tener la nueva variedad. “Sin embargo, el camino es largo ya que se deben hacer diversos estudios, saneamiento del material y protocolos, por lo que la técnica efectiva que se está trabajando ahora y enseñando también a los productores es la multiplicación asexual a través de micro injertos y mini injertos”.