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El negocio de la cereza según un empresario chino afincado en Chile hace más de cuatro décadas

El explosivo imperio cerecero del Señor Fu

En cuatro años, el empresario de origen chino Shin Wei Fu construyó un grupo conformado por dos packings de última generación, una exportadora y una superficie de más de 500 hectáreas dedicadas al cultivo de cerezos. En buena parte de ellas testea nuevas variedades con el objetivo de ampliar las ventanas de producción y de venta. No obstante, el empresario se ha tomado una pausa, enfocándose en consolidar estas inversiones antes de emprender nuevos planes de expansión.

27 de Octubre 2022 Equipo Redagrícola
El explosivo imperio cerecero del Señor Fu

Por Felipe Aldunate M.

Desde uno de sus campos de cerezas extendidos en los alrededores de Curicó, el empresario de origen chino Shin Wei Fu se toma con calma los llamados de sus colegas exportadores, productores y asesores por adelantar la cosecha de cereza. Él y su equipo de agrónomos dicen que no comparten los nervios extremos de gran parte de la industria por cosechar anticipadamente para permitir que sus cerezas lleguen a China antes de que en ese país se celebre su fiesta de año nuevo.

Con el desfase que tiene con el calendario occidental, este año la festividad en el gigante asiático se inicia en nuestro 22 de enero, lo que ha hecho que muchos teman que no lograrán cosechar y enviar la fruta antes del término de la festividad, cuando la demanda por las cerezas decae con fuerza. Pero para Fu, buena parte de la solución se dará naturalmente. “El de China es un calendario lunar, basado en las lunas, no es como el calendario occidental que se diseñó calculando la vuelta al sol”, dice en un español fluido pero que tiene un marcado acento de origen asiático. “El calendario chino se ha mantenido durante 2.000 años porque hace sentido para la agricultura: cuando el año nuevo se adelanta, también se adelanta el frío del invierno, se adelanta el calor de la primavera y se adelanta la cosecha”.

Conocido entre sus empleados como Señor Fu, su visión sobre la industria cerecera difiere a la del resto de la industria y sus explicaciones suelen basarse en argumentos de largo plazo. “Hoy hay muchos que están plantando variedades tempranas de cerezas para buscar mejor precio en China. Pero si empieza a haber tanta oferta temprana, en poco tiempo China te va a cambiar la música y no tendrás los precios que esperabas. Hay miles de hectáreas nuevas que se están plantando con estas variedades y en cinco años habrá mucha fruta temprana y los precios no van a ser iguales”.

No obstante, la mirada de largo plazo no impidió a Fu a tomar decisiones rápidas y que le ha llevado a crear uno de los negocios de cerezas de más rápido crecimiento en el país. Combinando capital propio con inversiones de amigos y contactos en China, armó un negocio que se ha transformado en un ícono del creciente ‘boom’ de las cerezas en Chile.

Fu junto a Sebastián Parra, jefe de planta en el packing en Maquehua. De fondo, la máquina Cherry Vision de 12 vías que puede procesar 5.000 kilos de cerezas por minuto.

Todo partió en 2018 cuando abrió un packing de última generación en Maquehua, cerca de Curicó, con capacidad para procesar 3,5 millones de kilos de fruta por temporada. A eso le sumó una exportadora bajo el nombre Gold Anda. El desafío inicial fue buscar fruta para empacar y enviar. Cómo eso no avanzó tan rápidamente como esperaba, en 2019 compró dos campos para plantar sus propias cerezos. Un año más tarde adquirió dos campos más y se instalaron con un nuevo packing en 2020 para procesar otros 3 millones de kilos en Rosario, en la Región de O’Higgins. Y siguieron comprando campos adicionales.

Hoy el grupo suma siete, con cerca de 520 hectáreas (ha) plantadas con cerezas, que van desde Putaendo (Región del Valparaíso), hasta San Clemente (Región del Maule). Unas 70 ha están preparadas para ser cosechadas esta temporada 2022/23 con una proyección de unas 15 t/ha, en promedio más de 1.000 toneladas para esta campaña. En la próxima ya tendrán 200 ha en producción lo que permitirá triplicar la producción.

“El calendario chino se ha mantenido durante 2.000 años porque hace sentido para la agricultura: cuando el año nuevo se adelanta, también se adelanta el frío del invierno, se adelanta el calor de la primavera y se adelanta la cosecha”.

Shin Wei Fu

Si bien su proyecto forma parte de la reciente explosión de áreas cultivadas con cerezas en Chile y que tienen miles de nuevas hectáreas preparadas para iniciar producción en esta y las temporadas que viene, Fu siente que ya es momento de tomar una pausa.

“Chile ha llegado a un volumen de producción con el que hay que parar un poco; no se puede seguir creciendo al mismo ritmo en que se ha hecho durante los últimos diez años”, afirma. “Hasta hace pocos años, la cereza era una novedad en China y que llegaba desde Chile en una época ideal, como lo es antes del año nuevo, pero ahora hay producción local de cerezas, China ya produce mucha cereza, y si bien es su cosecha es en una estación distinta a la de Chile, hace que la cereza chilena ya no sea novedad: cuando uno come una fruta todo el año, ya deja de ser un suceso”, complementa.

Fu lo ejemplifica con lo que le sucedió hace seis años cuando visitó Heshan su pueblo natal, al sur de Guandong, en el último mes del año chino. “Yo llevaba cerezas para poner como postre en la celebración de mi cumpleaños y la gente me preguntaba ‘¿qué fruta es esa?’. La gente no la conocía. No sabían de la cereza. Pero hoy ya no es así; hoy todos los pueblos de China conocen la cereza”.

Fu tiene dos plantas de packing iguales, una en la sexta y otra en la séptima región, cada uno con una inversión cercana a los US$ 10 millones. Por ahora está a la espera de alcanzar producción comercial en sus 520 hectáreas de campo para decidir si invierte en un tercer packing.

FOCO EN LA EFICIENCIA: MÁS KILOS EXPORTABLES POR MENOS COSTOS

El empresario chino llegó a Chile en 1979. Desde entonces, sus esfuerzos se enfocaron en el sector gastronómico. Sacó nacionalidad chilena y empezó a destacar como hombre de negocios en la colonia china en el país, de la cual llegó a ser su presidente. Pero su interés por la cereza llegó mucho después. Pese a que lleva pocos años en el sector, es consciente de que ha cambiado mucho en pocos años por el aumento de oferta. Por ello, su foco de gestión está en la eficiencia y en las sinergias entre sus negocios agrícolas y de packing.

Eso lo tienen claro los agrónomos que conforman el equipo técnico de Agrícola Innova, la división del grupo dedicado a la producción en campos: Gonzalo Catalán, Cristián Valdés, Gonzalo Santelices y Carlos Hernández, este último en el rol de gerente agrícola. Cuando se les pregunta, todos responden casi simultáneamente que su prioridad es aumentar los kilos de fruta exportable al menor costo posible.

“Antes, cuando el precio de la cereza lo pagaba todo, uno se daba los lujitos que quería”, dice Hernández. “Se podía tener mayores costos por kilo porque el mercado lo permitía; pero el negocio se ha apretado, es menor el valor de venta, por lo que no podemos ya gastar lo mismo”, añade.

Shinwei Fu junto a los agrónomos Gonzalo Santelices, Gonzalo Catalán, Carlos Hernández y Cristián Valdés.

“Tenemos que esperar dos o tres años para que todos los campos donde hemos plantado estén en plena producción. Sólo entonces podemos volver a evaluar la posibilidad de seguir creciendo y construir, por ejemplo, un tercer packing. Pero por ahora no seguiremos sumando nuevas inversiones”.

El equipo se ha puesto de cabeza a buscar fórmulas para bajar los costos y aumentar la productividad, midiendo todo lo que se puede medir: suelos, fertilidad en las ramas, evaluación foliar, análisis de riego, etc. “Tenemos distintos campos, con distintos suelos, con distintas realidades climáticas y con distintas variedades, por lo que cada campo lo debemos trabajar de distinta manera para llegar a la misma calidad, a los mismos kilos y a los menores costos”, dice Gonzalo Santelices.

“Cada cuartel es distinto, por lo que es clave ir midiendo al detalle para hacer las aplicaciones que cada uno requiere”, apunta Cristián Valdés.

Fu carece de formación agrícola especializada, por lo que se apoya mucho en su equipo de agrónomos. Este a su vez comenzó trabajando con asesores, pero se fueron independizando de ellos con el tiempo. “Partimos trabajando con Marcelo Correa; la gran base viene del trabajo que hicimos con él”, dice Gonzalo Catalán. “Pero hoy no tenemos un asesor de cabecera. Conversamos con Correa y con Pablo Rojas; también oímos lo que dice Carlos Tapia y Walter Masman, pero tomamos nuestras propias decisiones”.

Una de esas decisiones recientes fue la demecanizar la poda, dejando de lado el trabajo con contratistas, utilizando una podadora neumática. “Ahora estamos haciendo la poda con gente propia del campo, que es una labor súper importante, con lo que el rendimiento cambió totalmente con la inversión que se hizo”, dice Santelices. “Entonces la idea es tratar de abaratar los costos lo más que podamos”.

No obstante, no es posible hacer lo mismo en la parte más cuantiosa en recursos humanos: la cosecha. “Sabemos que la cosecha de cereza no la podemos mecanizar, así que es un costo al que estamos obligado”, dice Valdés.

De todos modos, es un área en la que sí están buscando eficiencias, como diseños de huertos que faciliten el tránsito de peatones en los huertos, la movilidad con escaleras y la necesidad de escaleras más pequeñas.

Una de las pruebas más importantes que están haciendo en este sentido es un campo adquirido donde antes había un viñedo. Si bien hicieron la reconversión a cerezos, decidieron dejar la estructura de parrón español que tenía y plantar árboles de la variedad Santina. El objetivo es que las ramas del cerezo sigan las redes de alambres y gran parte del fruto quede al alcance de la mano. “Es un sistema que empezó a desarrollar el asesor Marcelo Correa en sus campos y que nos ha guiado para su implementación”, dice Hernández. “En estos sistemas, una persona puede cosechar unos 200 kilos de cerezas por día, mientras que en el convencional es en torno a 120 o 150”.

Un parrón para cerezos: con este sistema, el equipo de Agrícola Innova busca aumentar desde 150 a 200 kilos el promedio de recolección de fruta que puede hacer una persona al día durante la cosecha.

“Chile ha llegado a un volumen de producción con el que hay que parar un poco; no se puede seguir creciendo al mismo ritmo en que se ha hecho durante los últimos 10 años”.

AMPLIANDO EL PORTAFOLIO VARIETAL

En la decisión de qué plantar, el grupo ha sido ecléctico. Una buena parte de la superficie, el 35%, está plantada con Santina, seguida por Lapins con 30%. Más atrás están Regina con 15% y Kordia con 10%. En el restante 10% tienen Royal Daws, Bing y Skeena. Además, están testeando el desempeño de Sweet Aryana.

“Hemos buscado una combinación de variedades que nos permita diversificar los momentos de cosecha en nuestros campos: mientras más temprano comience a operar el packing y más tarde termine, se hace más eficiente porque puedes procesar más”, explica el gerente agrícola, Carlos Hernández, sobre el deseo de partir en la última semana de octubre y terminar en la primera semana de enero.

De hecho, los campos de Fu no realizaron medidas especiales como macrotúneles o rompedores de dormancia con el objetivo de anticipar la cosecha como están recomendado varios en la industria. Si bien ocuparon cianamidas, las usaron en algunos campos con el objetivo de separar las cosechas entre la fruta de una mis variedad, para evitar que salga todo a al mismo tiempo.

Si bien en sus cultivos más nuevos están poniendo el foco de crecer en variedades más tempranas, valoran la diversificación que le da una variedad como Regina, pese a las complicaciones que ha tenido en las últimas campañas por ser más tardía y tener una poscosecha que no ha soportado de buena manera los largos tránsitos marítimos ante la congestión logística.

“Muchos quieren salir de Regina, pero nosotros no lo haremos y no lo recomendamos. Una vez que vuelva la normalidad en China, cuando no haya cuarentena y las navieras cumplan con sus 22-23 días de tránsito, y se recupera la posibilidad que pasen solo 35 días entre la cosecha y su llegada al mercado, Regina volverá a ser bien valorada”, dice. “Es una buena variedad y que va a volver a ser apreciada cuando en China vuelvan a cambiar la música”.

Una de las plantas Sweet Aryana que Agrícola Innova tiene en un pequeño campo de pueba con la que podrían incrementar su apuesta por cerezas tempranas.

EMPACANDO 5.000 KILOS POR HORA

Si bien el fuerte crecimiento en superficies cultivadas ha sido un destaque del negocio cerecero de Shin Wei Fu, es en el packing donde está el corazón del proyecto. El grupo cuenta con dos flamantes instalaciones de empaque especializados en cerezas en el que busca procesar producción propia y de terceros. Entre ambas suman una capacidad de packing de 6 millones de kilos por temporada, los que llegan en un flujo incesante de camiones recargados frutos recién cosechados.

“En noviembre y diciembre recepcionamos fruta proveniente de campos con temperaturas elevadas, sobre todo la fruta que ingresa después de las 14 horas”, dice Sebastián Parra, jefe de planta del packing de Maquehua y quien describe el paso a paso de su operación. “Una vez en planta, los operarios realizan el pesaje e identificación por lotes, los cuales son ingresados al sistema de trazabilidad”. Luego, los controles de calidad le realizan la primera inspección o muestreo a estos lotes de fruta los cuales entregan los primeros porcentajes estimativos de fruta exportable v/s fruta comercial. Seguido, los lotes se ingresan a un sistema ‘hydro cooler’ donde se realiza el duchado a la fruta en el fin de extraer el calor de la fruta proveniente de los huerto. “Con este duchado logramos llegar a una temperatura de pulpa en promedio cercana a los 7 – 8°C”, explica. “Ya lograda esta temperatura la ingresamos a las cámaras de almacenamientos en donde se baja aún más la temperatura de pulpa hasta llegar a unos 0,5-1°C”. Es importante que en esta parte del proceso productivo de empaque la fruta tenga una temperatura homogénea, dice Parra, para no alterar la cadena de frío ni los atributos organolépticos de la cereza.

Tras eso, la fruta va a la máquina Cherry Vision, de la firma italiana Unitec, la que clasifica en 12 vías simultáneas las cerezas por color, calibres y defectos –machucones o heridas– sin intervención humana. Con un valor de US$ 4,5 millones y una capacidad de seleccionar 5.000 kilos por hora con un margen de error de 2%, es la pieza principal de una inversión total en el packing que suma US$ 10 millones. Tras ello, se embala en cajas de cartón y bolsas de atmósfera controlada en formatos de 2,5 y 5 kg.

La planta repite esta operación con cerca de 3,5 millones de kilos de cereza por temporada, con cerca de 200 personas de Curicó, Molina y hasta de Talca trabajando en turnos las 24 horas del día.

Es lo mismo que realiza su otra planta ubicado en la sexta región, los que conforman el centro de gravedad del proyecto. Si bien este trabajo se extiende por entre dos y tres meses al año, el resto del tiempo las máquinas están en un meticuloso proceso de mantención y reparación. “Somos exportadores y productores, por lo que estamos especialmente interesados en que la máquina funcione bien todo el tiempo”, dice Fu.

“Yo creo que este año la logística con China va a mejorar porque muchos barcos de muchas navieras distintas van a entregar directamente en puertos chino, lo que va a ser un alivio si es que las navieras cumplen con sus fechas”.

LA PAUSA QUE VIENE

A mediados de octubre, Shin Wei Fu estuvo en Hong Kong donde aprovechó de ver cómo viene la situación para la recepción de cerezas chilena que en su mayor parte se destina al puerto de esa región administrativa especial. “Yo creo que este año la logística con China va a mejorar porque muchos barcos de muchas navieras distintas van a entregar directamente en puertos chino, lo que va a ser un alivio si es que las navieras cumplen con sus fechas”, dice.

Sobre la posibilidad de enviar fruta por avión a China, no es una opción que Fu tenga como prioritaria. “El año pasado fue un mal año para a fruta tardía, pero a la que se fue por avión le fue excelente”, dice. “Este año muchos van a mandar por avión. Pero no sabemos si ese volumen de fruta que llegará por avión puede ser comida por el consumidor chino. O si está dispuesto a pagar el costo que significa mandar por avión. Uno nunca sabe”.

Por ahora sus planes inmediatos se enfocan en consolidar lo invertido y tomar una pausa a nuevos planes de expansión. “Tenemos que esperar dos o tres años para que todos los campos donde hemos plantado estén en plena producción. Solo entonces podemos volver a evaluar la posibilidad de seguir creciendo y construir, por ejemplo, un tercer packing. Pero por ahora no seguiremos sumando nuevas inversiones”, concluye.

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