El dulce despertar de Cayaltí
Cuando la empresa peruana Intipuquio (de los mismos dueños del grupo Obrainsa) tomó el año pasado el control de la empresa azucarera Cayaltí, en Lambayeque, se encontró con terrenos que producían caña de azúcar de variedades antiguas, algunos campos estaban destinados al maíz amarillo duro y otros simplemente estaban vacíos. Y, por si fuera poco, la planta, que antaño procesaba 2,000 toneladas de caña al día ya no existía. A ese escenario se sumaba el laboral, y la empresa acordaba con los más de 800 trabajadores de la cañera, que estos se mantendrían en sus puestos de trabajo. El reto productivo es grande y así lo han asumido los nuevos inversores que, para sembrar los campos y dejar operativo el ingenio azucarero invertirán US$250 millones.
“Primera vez que veo caña de azúcar, es un reto diferente, pero más tranquilo”, reflexiona Augusto Cillóniz Benavides, gerente general de la Empresa Agroindustrial Cayaltí. Con 50 años de experiencia en la industria agrícola, Cillóniz se refiere a que luego de haber trabajado en otros rubros de agroexportación, como son las uvas o paltas, el manejo agronómico de la caña de azúcar es relativamente sencillo. Un buen riego, una adecuada fertilización y un certero manejo sanitario tendrían como resultado una caña de azúcar saludable y de calidad, creciendo sin contratiempos. Entonces, el reto viene por otro lado: alcanzar el más alto nivel de eficiencia en todas las fases del proceso productivo, desde el campo hasta la fábrica, para que el comercio del azúcar y alcohol que produzcan sea lo más rentable.
Pese a heredar una empresa dedicada a la caña de azúcar, los nuevos dueños de Cayaltí están en la práctica comenzando de cero. Cillóniz calcula que la inversión total será de US$250 millones, considerando la compra de acciones y saneamiento de acreencias, así como las propias que implican la operación: instalación de cultivos nuevos, el riego tecnificado, perforación de pozos tubulares y la construcción de una nueva fábrica que elaborará azúcar y alcohol fino. La empresa cañera asentada en el valle de Zaña fue un referente en la producción de azúcar décadas atrás en Lambayeque y en el país, compuesta por la hacienda Cayaltí y los campos que se extienden aproximadamente en 5,800 ha.
EL PRIMER ESLABÓN, PRODUCIR NUEVAS VARIEDADES
El primer eslabón de una cadena eficiente será contar con variedades de caña de azúcar que tengan procesos productivos más cortos. Cuando tomaron el control de la empresa existían campos con las variedades tradicionales, como la H32, y otras hawaianas (H68); todas ellas, semi tardías, que tomaban entre 16 y 18 meses para su crecimiento y cosecha. Hoy en día están apostando por variedades brasileñas y mexicanas que se cosechan a los 12 o 13 meses si son cañas plantas y en 11 o 12 meses sin son cañas socas. Así, el camino a la eficiencia tiene ya una ruta clara en campo. “Se han comenzado a sembrar con nuevas variedades los campos libres, luego hemos seguido en las parcelas donde antes había maíz amarillo. En el campo había 1,200 ha sembradas con variedades antiguas, de las cuales una parte se ha renovado y otro grupo aún se mantiene, aunque la idea es renovar todo. Para el 2018 debiésemos tener 5,000 ha de caña sembradas con las nuevas variedades”, refiere Reiro Herrera Rodríguez, gerente de campo de Cayaltí.
En septiembre de este año ya tenían 3,000 ha sembradas, es decir, un 60% de la superficie. La expectativa de la empresa es obtener rendimientos promedio superior a las 160 t/ha, muy por encima de lo que conseguía la anterior administración, que rondaban entre las 115 y 130 t/ha. Esto se logrará no solo con el cambio varietal sino además con la utilización de tecnologías de riego.
EXPERIMENTANDO CON EL SORGO
La administración de Cayaltí está evaluando el cultivo de sorgo dulce, un forraje que concentra mucha azúcar y que, en países como Australia, se usa para la elaboración de azúcar. Este cultivo que en apariencia es muy parecido a la caña, pero con tallos más delgados, puede ser utilizado para la producción de azúcar. La empresa va a comenzar con pruebas en campo para evaluar su desarrollo. “En el caso del sorgo toma unos seis meses antes de que se pueda cosechar. Hay variedades que tienen mucha azúcar. Esta se cosecha, muele y se extrae el jugo tan igual como la caña de azúcar. El azúcar es el mismo, tan igual como sale de la remolacha o caña de azúcar. Con la misma área podríamos obtener más azúcar, entonces, necesitaríamos una mayor capacidad de la fábrica”, comenta Reiro Herrera Rodríguez, gerente de campo de Cayaltí.
RIEGO TECNIFICADO Y GARANTÍA DE AGUA
Lo primero ha sido garantizar que exista el agua suficiente para las 5,000 ha. “En sus mejores momentos, pre-reforma agraria, Cayaltí llegó a tener más de 100 pozos de agua. En la época en que fue cooperativa se malograron muchos pozos Hoy se ha podido recuperar cerca de veinte. Hemos perforado unos cuarenta pozos y nos faltarían unos veinte más, para tener un balance hídrico que garantice el riego tecnificado para todo el proyecto”, comenta Cillóniz. Lo siguiente es optimizar el uso del agua, a través de la instalación de un sistema de riego por goteo. Según comenta Herrera, de seguir con el riego por gravedad se requerirían 25,000 m3/ha de agua en promedio, mientras que por sistema de riego por goteo se reduce entre 9,000 y 12,000 m3/ha. Además, con el riego por gravedad se podría sembrar solo el 50% del proyecto actual.
“Con el sistema por goteo, la caña va a tener agua todos los días. Con el sistema tradicional, se hace un riego pesado, se inunda y, para el siguiente riego, hay que esperar entre 20 o 30 días, lo que nunca es fácil de programar con exactitud porque está sujeto a la disposición de agua de la junta de regantes. Eso significa que a veces se puede atrasar una semana. En riego por goteo no hay ese tipo de estrés, ya que se puede regar todos los días”, explica.
Como parte del manejo tecnológico del riego, la firma cuenta con estaciones meteorológicas que miden la evapotranspiración para determinar el volumen de agua destinado al riego del día siguiente. Asimismo, han instalado una serie de sensores de humedad, lo que les permite realizar, además de un riego más eficiente, un mejor manejo del programa de nutrición. El abastecimiento de agua proviene del río Zaña y, en época de estiaje, el recurso se obtiene de los pozos, sobre todo desde julio hasta octubre o noviembre.
Adicionalmente, la empresa ha reafirmado su compromiso con la cuenca del río Zaña, mediante la participación en la Asociación Civil Pro Cuenca Zaña que busca establecer una red institucional que vigile el cuidado y protección de ese afluente.
TECNOLOGÍA REDUCIRÁ MANO DE OBRA
El siguiente paso será contar con cosechadoras mecanizadas para hacer frente a la tendencia de escasez de mano de obra en el sector agrícola. Además, así lo requeriría la naturaleza del trabajo físico en los campos de caña de azúcar y a la composición laboral actual de Cayaltí. Aproximadamente, el 50% de trabajadores de Cayaltí tienen entre 50 y 59 años, es decir, que muchos de ellos tienen más de 30 años siendo parte de la azucarera.
“El problema de la mano de obra se va a seguir incrementando para las industrias. Va a comenzar a escasear cada vez más y el corte de caña es de por sí muy duro. Entonces, eventualmente, esa gente va a tener mejores empleos, incluso en otros sectores agrícolas que demanden mucho más mano de obra. La caña de azúcar es un cultivo de menor valor que la uva, palta o arándanos; los productores de esos cultivos pueden pagar más. El corte de caña va a desaparecer”, comenta Cilloniz, quien además deja en claro la conversión máquina/hombre: una máquina cosechadora reemplazará a 150 personas/ha. En este momento, la cosecha es tradicional con corte manual por el momento hasta que se cuente con la fábrica adaptada para ello.
Adicionalmente, tanto en el ingenio como en el campo –sobre todo tras la instalación de riego por goteo y sensores- se requieren trabajadores mejor cualificados. Si bien la carga laboral que tienen es alta, como parte de los acuerdos para asumir la empresa, Cilloniz menciona que se viene facilitando el proceso de jubilación con pensiones mayores al mínimo vital.
UNA PLANTA MODERNA Y AUTOMATIZADA
La nueva planta, que tendrá un costo aproximado de US$60 millones, estará lista a fines del 2019, cuando un gran número de hectáreas nuevas de caña de azúcar estén en etapa de cosecha. A comienzos del próximo año deben comenzar las obras civiles y el montaje, luego que la empresa culmine la estructuración financiera de esta inversión. La capacidad de producción de la fábrica será de 3,500 t/día. La elección del modelo y tecnología fue en base a aquella que otorga una mejor proceso de extraccióndel jugo de la caña para producir más azúcar con los mismos volúmenes anteriores. Igualmente, se extraerá alcohol que será ‘extraneutro’ o ‘fino de beber’, para la venta local o la exportación.
Años anteriores, la empresa producía anualmente entre 70,000 y 80,000 toneladas caña. El año pasado, el primero en manos de Intipuquio, tuvieron 240,000 toneladas de producción y para el actual año se proyecta que serán 360,000 toneladas. Como hoy no cuentan con una fábrica propia, la producción se vende a recintos industriales de azúcar que también operan en Lambayeque. Una vez que tengan la planta instalada procesarán su propia caña, así como aquella de productores pequeños y medianos, ubicados en zonas aledañas.
COMERCIALIZACIÓN Y FUTURO DE LA EMPRESA
Si bien las inversiones en caña no son costosas, pues suelen promediar US$8,000 por ha, los dueños de Cayaltí han invertido aproximadamente US$25,000 por ha, considerando todo el proceso desde la compra de acciones. Otro factor para tomar en cuenta en este sector es que los precios del azúcar suelen ser fluctuantes, prueba de ello es que en 2016 el valor del producto se incrementó en un 13.6%, cuando la producción nacional fue de 140,000 toneladas. Esa fluctuación es una constante y solo hay que ver los reportes del Minagri, sobre el precio promedio de 1 kg de azúcar rubia en la primera exportadora de caña, Casa Grande, era de S/.2,45 en el 2011 para bajar a S/.1,56 al 2013 y volver a subir a S/.2,27 en el 2016. Cilloniz dice que este tema no representa un problema en la medida que serán más eficientes y que están en un valle muy bendecido por su clima y un suelo con gran potencial agrícola.
“La empresa estuvo mal manejada, debido a que no contaba con tecnología. Lo que nosotros vemos es que el potencial de producción de cualquier cultivo es muy bueno en esta zona. Lambayeque es una región con las mejores condiciones agrícolas, inclusive más que Ica, por la cantidad de agua, el clima y suelos. Por ello, el potencial de la producción de caña de azúcar en la zona es buenísimo”, comenta Cillóniz y adelanta que los accionistas apostarán en el valle de Zaña por otros cultivos de exportación, como la palta, banano o cacao. ¿Cuándo? En 2018 se realizarán los primeros ensayos en terrenos aledaños.