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Alternativa de control

El control biológico gana relevancia en el manejo de Meloidogyne

Los suelos arenosos y el clima caluroso facilitan el desarrollo de Meloidogyne, especialmente en la zona norte del país. El daño de raíces puede llegar a causar efectos irreversibles en la planta. Las herramientas de control pasan por el químico, biológico y uso de prácticas culturales, el control biológico viene ganando protagonismo, apareciendo desde extractos vegetales, hasta uso de hongos nematófagos pertenecientes a los géneros Trichoderma, Paecilomyces, Pochonia y bacterias de la rizósfera, César Murguía, profesor de Nematología de la Universidad Nacional de Piura, considera necesario que se refuerce la línea de investigación de nematicidas biológicos.

10 de Mayo 2022 Equipo Redagrícola
El control biológico gana relevancia en el manejo de Meloidogyne

Por Miriam Romainville I.

 

“Una estrategia basada, estrictamente, en el control químico no es sostenible”, esa es la conclusión a la que arriba el ingeniero agrónomo César Murguía, profesor de nematología del Departamento de Sanidad Vegetal de la Universidad Nacional de Piura. Las continuas actualizaciones en los mercados de destino respecto a los Límites Máximo de Residuo (LMR), así como la menor eficacia de los nematicidas tradicionales producto principalmente de la degradación biológica, ha llevado a los productores de uva de mesa a sumar más alternativas de control biológico para el manejo del nematodo Meloidogyne spp. “Hay muchos productos biológicos comerciales que presentan una diversidad química relevante. Estos productos tienen como ingredientes derivados de extractos vegetales, así como hongos y bacterias. Este tipo de productos va a ser bastante importante en el futuro”, resalta el especialista.

César Murguía.

Frente a lo que ocurría hace unos años, los productores de uva de mesa del Perú disponen de más alternativas de nematicidas biológicos, a base de extractos de planta superiores, para controlar las poblaciones de nematodos parásitos. Algunas de las alternativas con mucho potencial son los extractos a base del árbol del neem (Azadirachta indica), de la canela (Cinnamomum zeylanicum), hierba buena (Mentha spp.) y marigold (Tagetes spp.) y otras especies de plantas que contienen o producen un amplio espectro de compuestos activos o metabolitos secundarios contra nematodos “Considero que los nematicidas biológicos o compuestos fitoquímicos con base biológica van a ser los más importantes a futuro”, estima el especialista. Dentro del control biológico también se encuentran los nematicidas que contienen microorganismos como ingredientes activos, hongos nematófagos y saprófagos como Paecilomyces lilacinus y especies de Trichoderma, las bacterias Bacillus spp. y Pseudomonas spp. son los ingredientes más usados pare el control de Meloidogyne spp. “Dentro de los numerosos hongos que parasitan nematodos, relativamente pocos tienen potencial para ser considerados como agentes de control biológico, los más comunes y estudiados a profundidad son Paecilomyces lilacinus y Pochonia chlamydosporia”, refiere Murguía. Ambos hongos parasitan principalmente los huevos del “nematodo de las agallas radiculares”. Observaciones han demostrado que durante los estados iniciales de la infección, se produce una red de micelio que entra en contacto con la cáscara del huevo. La penetración de la cáscara del huevo se produce a partir de una clavija especializada llamada apresorio y de otras ramas laterales del micelio que desintegran las tres capas que contiene el huevo. Enzimas como las proteasas y quitinasas son muy importantes en la degradación severa de los huevos. El especialista añade que se viene usando con mayor frecuencia nematicidas comerciales basados en cepas de especies de Trichoderma, un componente importante de muchos productos de biocontrol, Trichoderma son hongos que colonizan la superficie o corteza de las raíces (endófitos). Especies como Trichoderma harzianum, T. viride, T. atroviride y T. asperellum tienen actividad antagónica contra Meloidogyne, reducen el agallamiento y activan mecanismos de defensa, a largo plazo promueven el crecimiento y rendimiento de las plantas. El especialista advierte que es muy difícil individualizar la eficacia de cada herramienta biológica, más aún en un cultivo permanente como la uva de mesa, por lo que sugiere que la evaluación se realice tomando en cuenta la dinámica de poblaciones de nematodos en campaña. “Y luego ver el rendimiento, si se incrementó o bajó la población de nematodos. Esos parámetros ayudan a evaluar la estrategia”, explica.

Raíces de vid agalladas por Meloidogyne spp. en condiciones de campo. A, raíces absorbentes y permanentes distorsionadas por el agallamiento. B, agallas pequeñas y masa de huevos sobre la superficie de raíces absorbentes. Fuente: César Murguía.

Las estrategias biológicas se han vuelto indispensables para controlar los nematodos. No obstante, deben ser complementados con los productos químicos. Si bien el experto indica que los nematicidas químicos carbamatos y organofosforados, están siendo dejados de lado por muchas empresas, debido a las restricciones de los mercados destino, subraya que hay otras moléculas de síntesis más selectivos y seguros que vienen siendo validadas y que, se estima, se incorporarían al abanico de opciones del que dispone el productor para manejar poblaciones de nematodos. Un ejemplo, son los nematicidas químicos a base de fluensulfone, que causa parálisis irreversible (forma de varillas). “El fluensulfone se está validando en condiciones de campo en uva”, refiere, tras sostener que otras alternativas son el spirotetramat, fluazaindolizine, fluopyram y las abamectinas, la cual es obtenida del microorganismo del suelo Streptomyces avermitilis. “Las abamectinas tienen un modo de acción distinto a los nematicidas tradicionales y también se ha posicionado como una buena herramienta para el control de nematodos. Ha presentado muy buenos resultados”, añade. Para el especialista, es fundamental alternar las moléculas químicas para evitar la degradación biológica. “Los nematicidas tradicionales pierden eficiencia más por la degradación biológica, que por la resistencia que adquiere el nematodo”, afirma. Otro de los ejes claves para el control de nematodos son las labores culturales.  Como parte de estas labores se considera la incorporación de enmiendas sólidas de origen animal, que debe ser complementada con la aplicación de productos como biofertilizantes, biopesticidas e inductores de resistencia. Esto va a favorecer y potenciar el microbioma de la planta. “Es raro encontrar un campo donde no se haya aplicado, al inicio o antes del trasplante, estiércol. Las empresas tienen una cultura de incorporación de enmiendas orgánicas. El estiércol animal lo están aplicando después de cada campaña”, sostiene. Debido al alza de precio de este tipo de enmiendas orgánicas, el experto sugiere evaluar la inclusión de enmiendas líquidas. “Eso ayuda bastante”, refiere Murguía, tras indicar que además es importante realizar un correcto manejo de agua para que la planta no esté sometida a condiciones de estrés. “Los productores o las empresas deben ser conscientes del daño que puede causar un mal manejo de nematodos. Con suelos arenosos, pobres en materia orgánica, el nematodo es importante”, subraya. Según el especialista, las enmiendas microbianas contribuyen a que el suelo se convierta en un ente vivo y que con los años su color se modifique (ver figura 1).

Figura 1. Evolución del suelo tras incorporarse enmiendas orgánicas y productos biológicos. Evolución de los perfiles de un suelo manejado sostenidamente durante varios años con una estrategia de incorporación de estiércol e inoculación de diversos productos biológicos para la lucha contra el Meloidogyne spp. en uva de mesa, sector Cieneguillo, Piura. El 2015 el perfil es único con un color claro, que evidencia una pobre actividad microbiana. En el 2018, se observan dos horizontes en el perfil del suelo, el horizonte superior de color oscuro, zona de activo crecimiento radicular y acumulación de restos de podas que interactúan con los productos inoculados a través del sistema de riego. Fuente: César Murguía.

Las estrategias para el manejo de Meloidogyne en uva de mesa están basadas en estudios de varios años, realizados sobre la dinámica poblacional del nematodo y correlacionados con la dinámica de la densidad radicular (ver figura 2). Las estrategias se sincronizan con la fenología y las dos podas del cultivo.  Durante cada campaña se calendarizan dos programas para el manejo de Meloidogyne. “El primero, se ejecuta en la fase post poda de formación (verano-otoño) y el segundo en la fase post poda de producción (invierno-primavera)”, manifiesta Murguía. El especialista estima que la etapa post poda de formación debe durar entre 120 a 140 días. “En la estrategia de post poda de formación se debe combinar el control químico, biológico y las enmiendas”, añade. En tanto, la post poda de producción se desarrollará en 80 a 90 días y estará basado, principalmente, en el uso de alternativas de control biológico. “En post poda de producción, debido al tema de residuos, dejas de lado el nematicida químico. Esto siempre y cuando sea sistémico. En esta etapa agotas lo biológico”, subraya. Remarca que los momentos de aplicación deben ser oportunos y se debe conocer la dinámica del nematodo.

Figura 2. Dinámica poblacional de Meloidogyne spp. Dinámica poblacional de Meloidogyne spp. y densidad radicular en uva de mesa durante los años: 2012, 2013 y 2014 en el sector Cieneguillo, Piura. Los triángulos (azul y verde) indican el inicio de los picos radiculares, las herramientas de control se aplican preventivamente a estos picos debido a que los niveles poblacionales de Meloidogyne spp. aumentan progresivamente (línea verde). Las flechas (azul y rojo) indican los períodos de aplicación de cada estrategia.

Los momentos de las aplicaciones de las herramientas de control químico y/o biológico tienen como punto de partida el día de la aplicación de la cianamida, específicamente de 20 a 25 días después de la aplicación de cianamida (usada para estimular la brotación). “Si hemos hecho un análisis después de la cosecha y se reportan niveles bajos, vamos con un nematicida biológico. De lo contrario, si tenemos altas poblaciones empezaría con un químico”, comenta, añadiendo además que, cuando se aplican alternativas químicas, se recomienda utilizar los productos biológicos entre 10 a 15 días después.

Segundo estado juvenil J2 de Meloidogyne spp. severamente infectado por endosporas de la bacteria Pasteuria spp. aislados de un suelo arenoso sembrado con vid en el sector Cieneguillo, Piura. Estudios indican que más de 5 esporas adheridas al cuerpo aseguran un 90 % de infección que debilitan al nematodo y disminuyen la penetración del J2 a las raíces. Fuente: César Murguía.

Bajo la mirada del especialista, hay espacio para que los productores de uva de mesa mejoren respecto a la elección de los mejores momentos de aplicación. En otras palabras, elegir mejor cuándo realizar la aplicación del producto químico, biológico o del respectivo enraizante “El nematodo se reproduce mensualmente y cada generación aumenta las poblaciones. No hay que esperar el pico radicular para recién iniciar la estrategia. El manejo del nematodo es preventivo. No es lo mismo iniciar el pico radicular con 5 individuos/100 cm3 de suelo, que empezar con 25 individuos/100 cm3, en este sentido también es importante tener en cuenta la edad de la planta para manejar los umbrales de poblaciones con potencial dañino”, sostiene. En esa línea, reitera la importancia de optar por un enfoque preventivo para tener poblaciones controladas de nematodos. “Si no tomas esas precauciones probablemente tengas, a corto plazo, daño. Sé por experiencia de pequeños productores que tuvieron que dejar el cultivo porque no pudieron más con este nematodo”, añade.

NECESIDAD DE EVALUAR NUEVOS PATRONES

Los nematodos del género Meloidogyne son los más perjudiciales en uva de mesa en el Perú, especialmente en el norte del país. “Los proyectos para el cultivo de uva de mesa en la costa norte del Perú se han ejecutado sobre suelos extremadamente arenosos, casi estériles, que ofrecen ventajas para la introducción, inoculación artificial y el establecimiento de agentes de control biológico debido a la pobre competencia microbiana nativa”, anota el especialista, tras remarcar que, si un nuevo huerto no ha tenido la precaución de tener un material de siembra libre de nematodos, está expuesto a más riesgos. El nematodo Meloidogyne, llamado ‘agallador de raíces’, ingresa a la zona radicular como juvenil en segundo estado se mueve pequeñas distancias dentro de la raíz y luego se ubica en un sitio de alimentación permanente en el sistema vascular, volviéndose sedentario por el resto de su vida. La hembra al llegar al estado adulto cambia su morfología (parecida a una manzana) es la que hace el daño, se alimenta de 4 a 6 células que aumentan su tamaño para formar la agalla. Las heridas pueden ser puertas de entrada de enfermedades de madera. El patrón Salt Creek, resistente y tolerante a Meloidogyne, ha sido una herramienta importante para el manejo de nematodos. “Ha ayudado dentro de una estrategia de manejo integrado y a disminuir los niveles de daño”, precisa. Aunque hasta el momento este patrón ha funcionado bien y ha permitido que variedades como Crimson, Thompson, Sweet Globe, Allison, Sweet Celebration y otras no se vean muy perjudicadas por este nematodo, el especialista considera que es necesario empezar a evaluar otros patrones. En su opinión, debido al tipo de reproducción por partenogénesis mitótica de las especies de Meloidogyne, existe el riesgo de que una especie emergente o críptica rompa la resistencia del patrón Salt Creek. “Eso ha sucedido en otros lugares del mundo, que por presión de selección estas especies evolucionan, produciendo razas, biotipos que muchas veces rompen la resistencia. Hay que tener presente eso, pensando en el futuro”, añade.

Canopia de plantas en producción de uva de mesa severamente afectadas por el “nematodo de las agallas radiculares” Meloidogyne spp. Falta de vigor, brotes cortos y hojas pequeñas son síntomas visibles causados por el agallamiento sobre raíces. Fuente: César Murguía.

Respecto a la compatibilidad actual del patrón Salt Creek con las variedades nuevas, en un contexto en el que continúa profundizándose el recambio varietal, el experto indica que no se han reportado fallas. “Espero que el patrón Salt Creek siga teniendo una buena compatibilidad con las nuevas variedades, pero eso es un tema que en algún momento vamos a tener que analizarlo. Si ese patrón es el más favorable para una variedad en especial”, expresa. Bajo su recomendación, lo ideal sería contar con dos a tres patrones alternativos. “Tengo conocimiento que en Brasil hay patrones que se han venido desarrollando”, adelanta.

Cinco especies

En la costa norte del Perú, se ha identificado cinco especies de Meloidogyne asociadas a la vid: M. morocciencis, M. arenaria, M. ethiopica, M. incógnita y M. javanica. “Eso complica el manejo. En una planta de vid puedes encontrar dos a tres especies”, anota.

Distribución de especies de en vid en la costa norte del Perú (Fuente: Manuel Albán).

PAUTAS POR SEGUIR PARA EL MUESTREO

El especialista de la Universidad Nacional de Piura sostiene que aún se reportan errores en la etapa de muestreo de nematodos fitoparásitos, clave para identificar y cuantificar las poblaciones presentes. Generalmente las muestras para el análisis nematológico, no llegan en condiciones adecuadas para un buen diagnóstico. Regularmente la calidad de raíz, la humedad y la temperatura no son óptimas para que se preserve la muestra adecuadamente hasta llegar al laboratorio. “Todavía hay muchas fallas. La muestra final que envías al laboratorio debe representar lo que ves en el campo. Considero que falta asesoría respecto a cómo tomar la muestra. Hay que capacitar a los técnicos para que hagan un muestreo que sea representativo”, complementa. Para mantener las muestras en buenas condiciones, se recomienda tener cuidado con las temperaturas y colocarlas de inmediato bajo sombra y enviarlas lo más pronto posible al laboratorio. También en el laboratorio las muestras deben ser guardadas en condiciones adecuadas.

Las enmiendas orgánicas como el compost son una fuente estupenda de materia orgánica y nutrientes para las plantas.

Un aspecto fundamental es la elección del método más adecuado para el proceso de las muestras. Tradicionalmente se presentaban como opciones dos métodos de extracción de nematodos: el embudo de Baermann y el de la bandeja. No obstante, el ingeniero subraya que en la actualidad se sugiere que la extracción de nematodos se haga mediante el método de tamizado y centrifugación en azúcar. “El tamizado y centrifugación es más eficiente, te mejora en más del 25%. Las poblaciones obtenidas por el método de extracción de Embudo de Baermann son más bajas que las obtenidas mediante el método de tamizado y centrifugado”, indica. Para obtener un resultado confiable en muestreos de raíz, es necesario que la muestra final esté compuesta de varias submuestras. La cantidad de submuestras depende del área. “Se debe recorrer el campo de forma sistemática siguiendo un patrón planificado, tomando las submuestras según la unidad de muestreo”, agrega el especialista.

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN

Murguía adelanta que, como investigador, está enfocado en la línea de investigación de nematicidas biológicos y nuevos químicos de síntesis, algo que ha ganado relevancia debido a las mayores restricciones que tienen los nematicidas tradicionales. “Estamos haciendo investigaciones referidas al uso de microorganismos y extractos vegetales con potencial como agentes de control biológico. Recientemente, hemos realizado ensayos de eficacia “in vitro” de una cepa de Pochonia chlamydosporia con resultados significativos contra la eclosión de huevos de Meloidogyne spp., un hongo poco usado en Perú. Una empresa privada ha sido la proveedora de la cepa y de algunos extractos de plantas que viene evaluando aún a nivel de laboratorio e invernadero. Además, estamos evaluando en condiciones de campo la ocurrencia y distribución de la bacteria Pasteuria spp. en vid (Ver figura).  Pasteuria es un parásito obligado de nematodos parásitos de plantas y de amplia distribución en el mundo. Pasteuria penetrans infecta principalmente Meloidogyne spp. La formulación de nematicidas comerciales con esta bacteria se ha visto obstaculizada debido a que es de lento crecimiento y difícil de producir “in vitro”. Estudios preliminares el año 2020 en un campo comercial de vid de más de 8 años ubicado en el Sector Cieneguillo con un fuerte historial de daños por Meloidogyne spp. se determinó que el 68.9 % de las muestras de suelo analizadas estaban infestadas por la bacteria Pasteuria spp. y que el 30.7 % del segundo estado juvenil-J2 del nematodo se encontraba infectado por la bacteria. La densidad poblacional del nematodo en los suelos infestados por la bacteria presentó 760 J2/100 cm3 de suelo versus 1215 J2/100 cm3 de suelo en las muestras no infestadas. Lo que demuestra el efecto supresivo de esta bacteria contra Meloidogyne spp. en condiciones naturales. Ojalá podamos desarrollar una estrategia para producirla masivamente “in vivo”, afirma. El especialista considera que hay posibilidad de potenciar la bacteria en condiciones naturales.

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