“El aguacate colombiano debe superar retos importantes para mantener su crecimiento”
El ejecutivo señala que la lluvia, los costos y los mercados han generado un escenario de desafíos para la emergente industria colombiana de aguacates.
Tres años con lluvia por sobre lo normal han afectado buena parte de los campos colombianos de aguacate. Así lo señala Ricardo Mejía, gerente general de la productora Fruty Green, una de las principales exportadoras de aguacate del país. Mientras en países como Chile y Perú el problema es la falta de agua para los cultivos del fruto, “en Colombia debemos lidiar con un problema relevante de exceso de agua de lluvia; en el último año ha llovido dos veces lo que llueve en un año normal”, dice Mejía.
En conversación con Redagrícola, el ejecutivo dice que el aguacate colombiano enfrenta un escenario de importantes desafíos agronómicos, de costos y de mercado, y que ha estrechado los márgenes de la industria, así como ralentizado el crecimiento. “Este año creo que creceremos entre 12% y 15% en volúmenes, y posiblemente el crecimiento en dólares será menor”, dice.
En 2021, Colombia exportó casi 97.000 toneladas del fruto, con un valor que llegó a los US$ 210 millones. En el país hay cerca de 40.000 hectáreas destinadas a la variedad Hass, la que se planta en alturas que van entre los 1.600 y los 3.000 metros por sobre el nivel del mar. Su crecimiento ha sido explosivo: entre 2015 y 2021 los volúmenes exportados crecieron 17 veces. Un crecimiento que, para mantenerse, los productores deben superar varios retos.
Mejía explica que el principal desafío ha sido el exceso de agua, lo que afecta a los árboles de aguacates cuyas raíces se caracterizan por ser débiles. “Esto afecta en varios sentidos: por una parte, hace más ineficiente la aplicación de fertilizantes. Por otra, acelera la muerte del árbol, baja los rendimientos y baja la calidad del fruto, con calibres más bajos. Además, plantea más desafíos fitosanitarios, pues surgen más ataques de hongos”.
Esto ha hecho, dice el ejecutivo, que algunos campos del país bajen sus rendimientos de 15-17 toneladas por hectárea a 7-8 toneladas por hectárea. “Se ven muchos cultivos desgastados”, dice.
NUEVOS DESTINOS
Además, dice que hay un desafío comercial. Si bien la industria colombiana diversificó velozmente sus destinos de exportación este año, Mejía dice que es clave buscar nuevos mercados para seguir creciendo y encontrar mejores precios. Durante este año, la industria colombiana hizo un esfuerzo relevante por reducir su dependencia del mercado europeo y envió altos volúmenes de la fruta a Estados Unidos. “No obstante, ambos mercados están mostrando problemas de inflación y desaceleración económica, lo que ha hecho que el consumo caiga y que los supermercados reduzcan mucho sus precios en frutas como el aguacate, lo que golpea directamente al productor”, dice. Además, señala que Estados Unidos ofrece precios más estables, pero más bajos que los europeos, por lo que esta diversificación ha ido acompañada de un menor ingreso promedio por tonelada.
La opción de desviar frutas a China, tal como lo hace Perú, por ejemplo, no aparece como una opción muy simple, por el tipo de fruta que exporta el país. “El aguacate tropical que produce Colombia tiene mayor cantidad de agua, lo que hace que tenga una vida postcosecha más corta que la de Perú o Chile”, dice. “Pese a los empaques de atmósfera controlada y los cuidados que se pueden tener tras la cosecha del fruto, es muy difícil que el aguacate colombiano dure los 40 días que puede tomar la llegada de la fruta a un mercado en China ante la congestión del transporte marítimo y los problemas logísticos en los puertos”, dice.
Si bien hay algunas empresas que están experimentando con el envío de aguacate a China, Mejía dice que hay otros mercados que se deben explorar y que son más cercanos. Es el caso del mercado chileno, donde hay un altísimo consumo per cápita de aguacate. “Por ahora veo más potencial en Chile que en China”, dice. “Pero hay que gestionar para poder llegar a mercados más lejanos”.
A estos desafíos se suman los altos costos de los insumos, como los fertilizantes, y un aumento en los costos de mano de obra, lo que seguirá como tendencia. “El año que viene habrá un reajuste de 16% al salario mínimo, lo que afectará los costos operativos en los campos”, dice Mejía.
Todo esto ha generado una situación de crisis y de problemas, similares a los que han enfrentado en otros momentos industrias como las flores, el cacao o el café. “No es una catástrofe; el aguacate colombiano seguirá creciendo, pero claramente tenemos desafíos interesantes por resolver”.