Cuanto más temprano el control en arándano, más efectivo el resultado contra el Oídio y la Roya
Ambas enfermedades tienen múltiples ciclos en una sola temporada. Sus inóculos se diseminan fácilmente por el viento y, por ende, pueden ser extremadamente agresivas en el arándano. Por lo tanto, el fitopatólogo y asesor, Andrés France, traza una serie de pautas a tomar en cuenta en el control de estas enfermedades.
Las enfermedades de Oidium (Microsphaera vaccinii) y Roya (Thekopsora minima), que son producidas por hongos policíclicos, es decir que tienen múltiples ciclos durante una temporada, son muy conocidas y temidas en algunas zonas productoras de arándano del Perú, especialmente en el norte, donde las condiciones son perfectas para el desarrollo de ambas. Es así que mientras existe una mayor presión del Oídio en Piura, la Roya encuentra un mejor escenario para su desarrollo en los valles de Trujillo. Sin embargo, ambas pueden encontrarse, aunque con menor presión, en campos de Olmos. Ya más al sur va disminuyendo la presencia de estos patógenos en el cultivo.
El fitopatólogo y asesor internacional, Andrés France, advierte que el problema no solo es el daño que causan ambas enfermedades en las plantas, sino los costos de su programa de control, sobre todo si no se cuenta previamente con un manejo integrado del cultivo. Por tanto, en zonas donde hay más presión, suele ser más costoso el tratamiento. En especial, destaca que es más oneroso controlar el Oidio en Piura que controlar La Roya en Trujillo, siendo dos focos importantes en ambas enfermedades.
Además del clima muy favorable, existen otras condiciones a tomar en cuenta, como las variedades más susceptibles y la situación del cultivo relacionada a que nunca entra en receso. “Lo único que lo frena es el clima y si el clima sigue siendo benéfico, el patógeno seguirá enfermando plantas de forma intensa. Por eso, se transforman en enfermedades explosivas para el agricultor que, una vez declaradas, son muy difíciles de controlar”, advierte France.
La agresividad de estos patógenos se debe a que tienen ciclos relativamente cortos y además son muy productivos en cuanto a inóculos, produciendo muchas esporas o conidias, que tienen la facilidad de que se diseminan por el viento, pudiendo desplazarse por largas distancias según la intensidad del viento.
EVITAR LA APARICIÓN DE AMBAS ENFERMEDADES
Andrés France destaca que lo primero que se debe evitar es la aparición de ambas enfermedades. “El primer error es que hayan llegado, entonces, la cuarentena falló. En segundo lugar, el haber permitido la diseminación, porque con las primeras detecciones se debió haber sido muy drásticos en el control y erradicación de las plantas y las del alrededor. La Roya también llegó hace aproximadamente unos 12 años a Chile y el servicio sanitario no permitió controles en el vivero sino que eliminó todo. Puede ser una tremenda pérdida para el vivero, pero al día de hoy el cultivo sigue libre de la enfermedad”, destaca.
En el campo, los productores deben conocer cómo se detecta ambas enfermedades para realizar su propia erradicación y así eliminar todo foco infeccioso. “Muchas veces es solo una planta, unas pústulas y lo dejan pasar, pero esto es como una punta del iceberg en una planta enferma. La gran masa de inóculos que viene detrás no la están viendo”, expone.
REGEV y Timorex Gold, herramientas eficaces
Respecto a cómo actúan ciertos productos con base biológica o hibridados con una base biológica como Timorel Gold y REGEV, el experto explica que estos son competidores por espacio, porque uno de sus mecanismos de acción producen antibiosis que impiden que el patógeno se establezca en la planta. Por tanto, explica que dado que la mayoría de los productos en el mercado se usan más como preventivos que curativos, debido a que actúan en superficie. En especial, en el caso de la Roya, esta enfermedad ingresa al interior de la planta y entonces necesitará de productos sistémicos, para que pueden matar al patógeno en el interior, cortando el ciclo, impidiendo que el patógeno se reproduzca.
El especialista puntualiza que todos estos son buenos productos que deben considerarse en el manejo integrado, porque lo que se busca es que se complementen para hacer frente a estas enfermedades.
EL NECESARIO CONTROL TEMPRANO
Las enfermedades policíclicas, explica el fitopatólogo, parten muy suaves y algunas veces no se les presta la debida atención y no se inician los controles tempranos. “Cuanto más temprano se realiza el control, más efectivo será el resultado; cuanto más tiempo se deja pasar, más plantas se enfermarán y más difícil será tener buenos resultados durante la temporada. Entonces, una gran falla es atrasar los controles cuando recién aparece la enfermedad”, destaca.
Para ello, explica, es importante conocer bien el ciclo de estos patógenos, así como dónde hibernan; cuáles son los reservorios de inóculos; cómo manejo esos reservorios; qué elementos tengo para prevenir y controlar el desarrollo de las enfermedades. “Hay que conocer cómo se diseminan estas enfermedades que suele ser por el movimiento de la planta o con las personas que transitan por el lugar infectado y llevan el inóculo en la ropa, zapatos, manos, pelo y otras partes a un lugar donde no está presente la enfermedad. Las personas pueden estar diseminando la enfermedad en el huerto y entre huertos”, advierte el especialista, quien recomienda realizar un manejo integrado, incorporando el manejo químico, orgánico y cultural; de manera que se logre disminuir al máximo la diseminación de la enfermedad.
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