Cómo sobrellevar el estrés abiótico en frutales
El seminario “Estrés abiótico en frutales,” organizado por el Centro de Innovación de UC Davis Chile, permitió recoger experiencias de Chile y California en el manejo de estreses causados por déficit de agua, salinidad, radiación y temperatura en frutales. El evento se llevó a cabo en Rancagua el 24 de julio, con una asistencia que completó el espacio del centro de eventos Las Palmeras.
La baja disponibilidad de agua de riego en huertos frutales en nuestro país fue el tema abordado por Arturo Calderón, Ph.D., profesor de la Universidad de Concepción.
Aunque suene paradójico, el problema más frecuentemente observado en las plantas tiene que ver con un exceso de agua aplicada, según planteó el especialista. Puso el ejemplo real de huertos de kiwi en que la sobreabundancia del riego de una hectárea (ha) equivale a lo necesario para sostener adecuadamente una ha de uva vinífera.
Por lo tanto, el gran desafío consiste en utilizar bien los instrumentos que permiten medir el momento y la cantidad de riego de acuerdo a las necesidades de las plantas, destacando en especial la utilidad de la bomba de Scholander. Analizó asimismo metodologías y herramientas disponibles para sacar el máximo de cada gota, como el riego deficitario controlado, la genética de portainjertos adecuados y el empleo de cubiertas plásticas.
PREPARARSE PARA HELADAS DE “LA NIÑA”
A los cada vez más frecuentes e intensos problemas de baja acumulación de frío invernal y golpe de sol, se refirió Giovanni Lobos, M.Sc., extensionista e investigador de INIA Intihuasi.
Si bien este año puede considerarse “normal” en términos de horas de frío, dijo, se pronostica la manifestación del La Niña a partir de septiembre. Por lo tanto, hay un alto riesgo de heladas y debe planificarse cuidadosamente el uso de cianamida de manera que la planta no llegue a esas fechas en sus fases fenológicas más susceptibles.
Adicionalmente hizo ver que una falta de calor a salidas de invierno asociada a dicho fenómeno climático, sumada a las inusuales condiciones en que se formaron las yemas en 2023, puede acarrear una desuniformidad de brotación y por lo tanto habría que estar atentos a la necesidad de aplicar reguladores para aumentar la uniformidad.
En cuanto a las altas temperaturas y radiación solar, precisó que una buena hidratación y desarrollo del follaje son las mejores protecciones para la fruta, pero también se refirió a mecanismos adicionales, como son los protectores solares y mallas fotoselectivas, entre otros.
LAS CUBIERTAS PLÁSTICAS REQUIEREN UN MANEJO ATENTO
¿Cómo usar cubiertas plásticas para mitigar los estreses abióticos en cerezo? Más allá de la evidente protección contra las partiduras de fruta provocadas por la lluvia, Marlene Ayala, Ph.D., profesora de la P. Universidad Católica de Chile, explicó sus efectos menos conocidos.
Entre otras variables, inciden en la relación radiación-fotosíntesis-rendimientos, afectan la disponibilidad y demanda hídrica, inciden en la temperatura ambiental (alta y baja), cambian la temperatura del suelo, modifican el déficit de presión de vapor y pueden aminorar el estrés radiativo.
Sin embargo, advirtió, la forma en que actúan puede ser muy diferente de acuerdo al tipo de cubierta. Lo ejemplificó mediante resultados de evaluaciones con macrotúnel versus carpa de rafia, siendo en ocasiones incluso opuestos.
Por otra parte su utilización puede variar sustancialmente de acuerdo a las etapas fenológicas de la planta y a las condiciones climáticas. En respuesta a preguntas del público, enfatizó la relevancia de un adecuado manejo en aspectos tales como la aireación, el control mediante sensores al interior de las estructuras y la formación de los árboles para mantenerlos a una distancia apropiada respecto del plástico.
INVESTIGACIONES EN CURSO EN CALIFORNIA
La charla final correspondió a Giulia Marino, Ph.D., Assistant Specialist en University California Cooperative Extension, quien dio cuenta de las lecciones aprendidas en ese estado norteamericano respecto del manejo del estrés abiótico.
Mostró grandes coincidencias con lo planteado por los investigadores chilenos, dedicando algunos minutos adicionales a la incidencia de la salinidad, muy asociada al déficit de precipitaciones y que dificulta enormemente la toma de agua por parte de los cultivos.
Actualmente, comentó, se está dedicando un esfuerzo importante a mejorar los modelos para medir la acumulación de horas de frío, y a buscar un mecanismo que permita medir esa acumulación en la planta misma. Una línea prometedora en este último aspecto se vincula a la evolución de las reservas de almidón durante el periodo de la dormancia.
La actividad cerró con un panel de discusión moderado por Nicolás Manterola, asesor en frutos secos, en que los expertos respondieron a las consultas de los asistentes y destacaron el rol clave de la extensión para llevar a la práctica los conocimientos disponibles.