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Flores Chipatá

Claveles, una explosión de colores en Cundinamarca

En Flores Chipatá han sabido sortear los diferentes retos que trae consigo la producción de claveles, una de las flores más apetecidas en los mercados internacionales. Variedades resistentes a la presencia de plagas y enfermedades y el desarrollo de buenas prácticas culturales han sido claves para que la producción vaya creciendo año tras año.

30 de Noviembre 2021 Equipo Redagrícola
Claveles, una explosión de colores en Cundinamarca

Ximena González V.

Con cerca de 15 años en el mercado, la compañía productora y exportadora de claveles, Flores Chipatá continúa consolidando su presencia en mercados como Estados Unidos, Polonia, Holanda, Rusia, Vietnam y Japón. La empresa ubicada en el municipio de Guasca, Cundinamarca cuenta con 2.5 hectáreas en producción bajo invernadero de donde salen en promedio alrededor de 250.000 a 450.000 tallos mensuales.

Una vez las flores son llevadas a poscosecha ahí son seleccionadas las que van para exportación y las que se quedan en el mercado nacional.

De acuerdo con David Muñoz Beltrán, analista de logística y facturación y representante de ventas de Flores Chipatá, aunque son pequeños productores, con el paso de los años han ido mejorando los procesos con el fin de producir más con menos, por lo que han venido evolucionando, mejorando los procesos e incorporando en su portafolio variedades más productivas y resistentes a la presencia de plagas y enfermedades.

“Para lograr producir más con menos, lo que hicimos desde el área de planeación fue empezar a mirar más allá del momento presente a través de registros históricos y revisar cuáles son esas variedades que realmente si producen lo que tienen que producir”, explica Muñoz, destacando que lo que se busca es que una planta de clavel produzca aproximadamente entre 8 y 10 flores dentro de sus dos cosechas.

Es decir, al ser las plantas de clavel sometidas a dos cosechas, estas deben producir de 4.5 a 5 flores en cada una. Sin embargo, Muñoz destaca que, incluso hay plantas que logran dar 7 flores en cada cosecha, lo cual va a depender mucho de la condición fitosanitaria en la que venga la planta desde el momento en que es comprada a los ‘breeders’.

ASÍ FUNCIONAN LOS CICLOS DE PRODUCCIÓN

La planta de clavel después de sembrada tardará entre 23 y 27 semanas para empezar su producción. Y como tal, su ciclo de producción va a depender de la variedad, por ejemplo, según Muñoz, hay plantas que su producción dura 12 semanas, mientras que hay otras que su producción dura 6 semanas.

CONDICIONES IDEALES PARA EL CULTIVO DE CLAVEL

Es muy importante que se cuente con sol por lo menos unas 4 horas al día porque la planta es muy fotosensible y si durante su proceso de desarrollo no recibe la luz necesaria, una cosecha o un pico de producción se puede retrasar de 2 a 3 semanas. Además, para su correcto desarrollo es necesaria una buena fertilización y que todas las labores culturales estén al día.

Desde el área de planeación ya saben qué colores salen para cada temporada.

“Lo que sembramos en la semana 38, 39 y 40 es lo que va para el Día de Madres, esas plantas están empezando a dar sus primeras flores más o menos en la semana 13 del próximo año”, dice el representante de ventas de Flores Chipata. Las plantas necesitan de tres semanas para llenarse de botones, con el objetivo de que empiecen su pico de producción en la semana 14, 15 y 16, el cual puede durar tres semanas. Por ejemplo, el primer día del ciclo de producción del Día de las Madres cierra en la semana 18 y es ahí cuando se empiezan las labores culturales llamadas limpieza post-pico para que empiecen a cargar de nuevo y a absorber nutrientes para la segunda cosecha.

“La segunda cosecha empieza exactamente al año de que se sembró la plantación, pero las plantas que son más rápidas empiezan antes. Es decir, las plantas que se sembraron en la semana 40 el próximo año en la semana 39, 40 empiezan su segunda cosecha”, precisa Muñoz, quien además resalta que, en su segundo pico, el ciclo de producción es más lento, pasa de durar de 8 a 12 semanas que dura un primer pico, a durar 15 o hasta 20 semanas produciendo, dando 4.5 flores mínimo que es lo que se espera de la mayoría de las flores. Ahí, la planta termina todo el ciclo.

PROCESO DE PREPARACIÓN DEL SUSTRATO UTILIZADO EN LAS CAMAS DONDE SE SIEMBRAN LOS CLAVELES

El proceso de siembra del clavel empieza cuando la cama está completamente vacía. En estas camas cuenta Muñoz se aplica sustrato para tener preparado el suelo, en este caso, Flores Chipata utiliza cascarilla de arroz, la cual es reutilizada cuando se levanta la cosecha. “Cuando termina la cosecha y se arrancan las plantas, el sustrato que sale de las camas se va a una finca vecina donde tenemos una caldera y este es cocinado en altas temperaturas, ahí se hace toda la desinfección con la cual eliminamos prácticamente todas las enfermedades que pudo haber en el sustrato”.

De igual forma, luego de retirado el sustrato, las camas también se vacunan con productos químicos y biológicos para eliminar la posibilidad que haya quedado alguna enfermedad de la cosecha anterior, como fusarium o botrytis.

Tras haber realizado estos procesos de desinfección, el sustrato es puesto nuevamente en las camas e inicia una nueva siembra con los esquejes enraizados que la empresa compra a los breeders u obtentores. Flores Chipata está comprando en promedio cada mes o mes y medio cajas con 450 a 500 esquejes.

De acuerdo con Muñoz, desde el área de planeación ya saben qué colores son los que se obtendrán para cada temporada y, por ello, empiezan a pedir con más o menos un año de anticipación los esquejes que se necesitan. “Gracias a esta planificación ya sabemos qué esquejes pedimos, en qué semana los debemos sembrar y dónde lo vamos a sembrar”.

Vale destacar que, hay camas de 30 metros, 32 o 35 metros, y la producción por cama que está alcanzando Flores Chipata actualmente es de aproximadamente 1.000 a 1.200 tallos semanales.

LABORES CULTURALES CLAVES PARA ALCANZAR UNA BUENA PRODUCCIÓN

Según David Muñoz, el secreto de una buena producción es el pinch.

La compañía lleva el registro de las actividades culturales que se deben hacer de acuerdo a la edad de la planta. Por ejemplo, en la semana menos dos se hace la primera desinfección del suelo, en la uno se aplican correctivos del suelo, en la semana cero se siembra la planta y de ahí ya se empieza con el riego.

Una labor cultural que es fundamental para una buena producción es el ‘pinch’, pues de este depende cuántas flores se van a tener por cada planta. “La planta solamente trae un botón principal, por eso, cuando lleva de 5 a 6 semanas tenemos una persona encargada de hacer el ‘pinch’, ella parte el hijo principal (el ápice) y eso estimula a la planta para que en las axilas de las otras hojas salgan más brotes, de eso se trata el ‘pinch’ y de eso depende la producción”, dice Muñoz y agrega “el secreto de una buena producción es el ‘pinch’”.

Para hacer el ‘pinch’, la persona encargada debe guiarse por los entrenudos de las plantas, hay unas que van al cuarto entrenudo, al quinto entrenudo, sin embargo, es el ingeniero agrónomo quien debe dar la indicación de en qué entrenudo deben hacer el ‘pinch’ de acuerdo a la variedad.

Luego de haberse realizado el ‘pinch’, de acuerdo al registro que se lleva debe hacerse la aplicación de fertilizantes, en el guía se indica si se debe aplicar calcio o yeso. Aquí se opta por aplicar un fertilizante sólido, pero cuando las plantas ya son más grandes se aplica el fertilizante en el riego.

Otra labor cultural muy importante que se debe realizar en los cultivos de clavel es el desbotone, el cual es clave porque si se deja crecer la planta con estos botones, estos le van a quitar fertilizante al botón principal. El desbotone se hace entre la semana 22 y 23 y es fundamental para que el tallo este grueso y crezca más. De ahí, a partir de la semana 28 la planta empieza producción e inicia el proceso de corte.

Una vez iniciado el corte, la compañía empieza a sacar las estadísticas de cada planta y cada variedad, “con estas estadísticas analizamos si sembramos antes o si lo seguimos haciendo la misma semana”, dice el experto.

POSCOSECHA Y CLASIFICACIÓN DE LAS FLORES

Luego de cultivadas las flores, se pasa a la parte final del proceso, la poscosecha. Aquí se seleccionan los tallos y se verifica cuáles sirven para exportación y cuáles se quedan en el mercado nacional, se arman los ramos según las exigencias del cliente, en la apertura requerida y finalmente se someten a un proceso de hidratación, empaque y se procede al respectivo despacho.

“Cuando se hace la selección lo que queda en el mercado nacional es porque el tallo viene con presencia de trips, fusarium o Cladosporium, o porque viene con maltrato, es muy delgado o está torcido”, subraya Muñoz. Así entonces, para el mercado de exportación lo que se busca es un tallo grueso, que cuando se ponga en la mano no se parta, que se vea lindo, con un follaje bien verde.

LAS TEMPORADAS DE MADRES, Y DE SAN VALENTÍN LES DEJAN MUY BUENOS PRECIOS

De acuerdo con el analista de logística y facturación de Flores Chipata, en regulares cada tallo cuesta en promedio de 12 a 14 centavos de dólar y en temporadas de Madre y San Valentín el promedio va de 15 a 18 centavos de dólar por tallo. “Si hay algún color escaso este se puede cobran a 17 o 18 centavos, este es un negocio de oportunidad”.

Luego de que los claveles son clasificados según las exigencias de los clientes, estos son sometidos a un proceso de hidratación, es decir, todos deben hidratarse a excepción de que el cliente diga que no. Para este proceso se ponen en baldes con una mezcla de agua y tiosulfato de plata (STS), por mínimo una hora y después del proceso de hidratación, según los pedidos se decide si la flor debe ponerse a abrir o si se empaca directamente.

“Si se pone a abrir se ingresa la flor a un cuarto caliente, bajo una temperatura de 25 a 27°C mínimo, se debe dejar normalmente dos días máximo. Aquí, la flor se pone en agua y un producto llamado Professional 3, el cual contiene azúcar y estimula a la planta para que abra más rápido”, sostiene el experto.

Luego de que la flor es empacada debe ingresar a un cuarto frío bajo una temperatura de entre 3°C y 4°C para que no pierda calidad y en el proceso de transporte y despacho no se puede perder esta cadena de frío. Todo este proceso tiene el objetivo de que aquella flor que se cortó y se embaló, debe durar un promedio de quince días desde que fue comprada en alguna tienda especializada o mercado.

PRINCIPALES LIMITANTES EN LA PRODUCCIÓN DE CLAVEL: PLAGAS Y ENFERMEDADES

Flores Chipata produce en promedio alrededor de 250.000 a 450.000 tallos mensuales.

La industria del clavel colombiano debe trabajar constantemente para mantener libre de plagas y enfermedades a sus cultivos, ya que según la época del año enfrentan amenazas de diferente tipo. En este sentido, Muñoz explica que, cuando está lloviendo mucho y el clima está muy húmedo empieza a verse la presencia de botrytis y fusarium. Para hacer frente a estos problemas, en campo se refuerzan las fumigaciones y en el área de planeación, cosecha y ventas se empieza a tener más cuidado con las variedades, por ejemplo, a las variedades de colores claros les da muy fácil la botrytis.

Además, cuando hace mucho frío, el cultivo también puede verse afectado por Cladosporium, que es un hongo que causa importantes daños en el follaje. Por su parte, cuando hace demasiado calor, básicamente en los meses de diciembre, enero y febrero, se disparan los trips. Para combatirlos se refuerzan las fumigaciones y se opta por aplicar productos químicos y biológicos.

ESCOGER BUENAS VARIEDADES DE CLAVELES ES FUNDAMENTAL

David Muñoz Beltrán es el analista de logística y facturación y representante de ventas de Flores Chipata.

“Lo que más puede limitarnos al momento de producir clavel es la escogencia de las variedades, muchas veces uno puede sembrar determinada cantidad de alguna variedad pero, puede que esa variedad sea muy susceptible a fusarium y empiece a morir, o de pronto escogemos una variedad que no es fácil de vender en el mercado porque no viaja bien, no se ve bonita en florero o no tiene una larga vida, por eso debemos ser muy acertados al momento de decidir qué variedad sembrar”, puntualiza Muñoz y resalta que la clave está en sembrar las variedades ganadoras, las que más produzcan y las que a todo el mundo le gustan.

Actualmente, Flores Chipata cuenta con aproximadamente dos variedades por color. Así, la empresa maneja hoy en día claveles rojos, blancos, naranjas, amarillos, rosados, bicolores y púrpuras. Según Muñoz, hay variedades muy aguantadoras como la Hot Pink, “que no se ve enferma, que produce bastante y da una buena calidad, pero es una planta más lenta en su ciclo de producción”, precisa. Otra de las variedades aguantadoras, con buena producción y calidad es Cervantes.

Asimismo, hay variedades más débiles como una roja llamada Daniko, la cual se está sacando del portafolio porque tiene una vida muy corta y son plantas que no están dando dos picos de producción. “Variedades como estas no nos sirven porque uno siempre le apuesta a los dos picos a no ser que sea una variedad que no tenga mercado, por ejemplo, para diciembre sembramos un color que es blanco con chispitas rojas y ese solo se siembra para diciembre, entonces esa variedad la sometemos a un solo pico”, explica Muñoz y dice que estos colores que solo tienen mercado en determinada fecha se sacan a un buen precio y de esta manera se compensa un poco el hecho de que solo se saque a un pico.

Por eso, comenta el experto que de momento están enfocados en sembrar variedades productivas, en producir más flores por hectárea para aprovechar el espacio con el que cuentan. Mientras en 2019 la producción era de 145 flores por metro cuadrado y en 2020 se llegó 158, actualmente, la empresa cuenta este año con una producción de 166 flores por metro cuadrado. Y el reto es seguir subiendo.

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