Mientras más tarde la cosecha, mejor
Las dudas ya están despejadas: las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos claramente tienen condiciones para el cultivo de cerezos. Y se derriban algunos mitos; por ejemplo, la pluviometría no es diferente a la de importantes zonas productoras de la especie en Europa. Por supuesto, hay que tomar precauciones adicionales a las de la zona central, pero existen las tecnologías disponibles. Estos costos se compensan con el valor más bajo de la tierra, pero tampoco hay que pensar que cualquier lugar en el sur será adecuado para el cultivo. Y no basta que una variedad se dé bien, hay que pensar en la producción tardía para no toparse con el gigantesco volumen de la zona central.
El cerezo se cultiva en muy pocas partes del mundo debido a su sensibilidad ante factores climáticos: lluvias, heladas, vientos, granizos, horas de frío, entre otras variables, afectan la productividad de los huertos y la calidad de la fruta. Así lo plantea el ingeniero agrónomo, consultor y productor, Ricardo Aguilera (Agrícola Trumao, Angol), quien no duda que, entre ellos, la lluvia es el principal problema de los productores de cereza de las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos. El momento crítico ocurre próximo a la cosecha, porque las precipitaciones son más probables en esa época, provocando partiduras en la fruta y facilitando la aparición de pudriciones en postcosecha. Sin embargo, el profesional propone poner en contexto este fenómeno climático, y para ello hace una comparación con lo que ocurre en las principales zonas productoras de Europa y en la zona central de Chile.
Como muestra la figura 1, en el mes de cosecha de Curicó (diciembre) caen alrededor de 10 mm; “llueve poco, pero llueve”. Osorno, en tanto, en el mes de cosecha (enero) tiene una precipitación en torno a los 20-25 mm. Lérida, en España, que abastece de cereza temprana a Europa, en mayo y junio, con 25-30 mm y 20-25 mm, presenta niveles muy cercanos a Osorno. Hamburgo, zona productora de cerezas de Alemania, alcanza precipitaciones de 35-40 mm en el mes de cosecha (julio). “Lo de Hamburgo, lo esperaba, pero cuando vi lo de Lérida busqué otras ciudades cercanas para comprobar que no estaba equivocado”, comenta Aguilera. De acuerdo a los datos, entonces, en vez de creer que “la zona sur tiene un problema”, parece más apropiado pensar que las regiones 6ª y 7ª cuentan con condiciones excepcionales a nivel mundial, solo igualadas por un sector en el estado de Washington, noroeste de EE.UU. (8-12 mm en el mes de cosecha).
LA SOLUCIÓN RADICAL Y LAS ALTERNATIVAS PARA EL CONTROL DE LAS LLUVIAS
El cuadro 1 ordena las localidades chilenas en tres zonas: verde, con precipitaciones de menos de 20 mm en el mes de cosecha; amarilla, con 20 a 30 mm, y roja, con registros de 40 a 70 mm. Afortunadamente las soluciones para enfrentar la lluvia están, indica el especialista. El techo, afirma, es la “solución radical; cuando uno techa, normalmente termina el problema”.
Una alternativa corresponde al empleo de helicópteros, los cuales botan el agua depositada en el pedúnculo y la gota que se forma bajo el fruto, las áreas críticas de la partidura. En plantaciones pequeñas pueden usarse pulverizadores u otros equipos capaces de mover el agua fuera de la fruta, en vez de los helicópteros. Se trata de opciones que aminoran los efectos, sin embargo, no garantizan un 100% de resultado.
Otra medida propuesta por Aguilera: cosechar rápidamente antes de la ocurrencia de las precipitaciones. “Esto puede sonar raro, pero en mi experiencia los frentes de mal tiempo de la zona sur son anunciados con una anticipación de una semana a diez días. Si uno sabe que va a llover puede llevar más gente al huerto, acelerar el proceso, acercándose a los límites de color y madurez permitidos, aunque siempre manteniéndose dentro de ellos. Con eso logramos sacar la fruta de mayor contenido de azúcar, la más susceptible a absorber agua y partirse. La fruta menos madura se parte menos, entonces cuando llueva vamos a tener un bajo nivel de daño”.
El pronóstico climático también posibilita prevenir los ataques de hongos, mediante aplicaciones de fungicidas antes de la lluvia, añade. Asimismo, para disminuir el riesgo de pudriciones aconseja apurar la cosecha. “He visitado productores que cosechaban con 20 personas y luego de la lluvia seguían con el mismo número de personas. Eso afecta mucho a la fruta, hay que tener la capacidad operacional de meter más cosechadores y no quedarse con los brazos cruzados”.
HELADAS, VIENTO, GRANIZO: LA SITUACIÓN NO ES TAN DISTINTA A LA ZONA CENTRAL
Las heladas también aparecen como un temor común cuando se habla de cerezos en el sur. Nuevamente el propietario de Agrícola Trumao contextualiza los datos en términos comparativos (cuadros 2 y 3). Se puede apreciar que el valle central de Chile entre Santiago y Osorno no presenta grandes diferencias en el número de eventos ni en la intensidad de los mismos, pero sí se distingue claramente de lo que ocurre en Chile Chico.
También para las heladas se dispone de tecnologías paliativas, con distinto nivel de efectividad: torres de viento, solas o combinadas con diversos tipos de calefactores, uso de helicópteros, empleo de techos y control con aspersión de agua.
Además, hay prácticas que contribuyen a aminorar el efecto de las heladas, como evitar la plantación en sectores bajos, mantener una buena evacuación del aire, establecer o aprovechar barreras naturales que impidan la entrada de aire frío y mantener una cubierta vegetal corta. Aguilera remarca además que actualmente existe la tecnología de monitoreo e imágenes satelitales para mapear los sectores del campo donde se registran menores temperaturas.
En cuanto al viento, nuevamente con la excepción de Chile Chico, en términos generales no se presentan daños importantes en los árboles ni los frutos. “En la zona de Angol y Renaico, donde yo estoy, se encuentra una de las mayores concentraciones de parques eólicos para la generación de electricidad en Chile. Y no tengo cortinas cortaviento”.
La ocurrencia de granizadas es muy esporádica, comenta, algo muy distinto a lo que ocurre en países como Argentina, por ejemplo. Y en sectores más vulnerables se puede instalar mallas antigranizo.
Por otra parte, la zona sur tiene aspectos muy favorables, postula el profesional, como la fácil acumulación de horas de frío, y la disponibilidad de excelentes suelos trumaos en planicie. No obstante, hay ciertos sectores con mal drenaje que se deben evitar (o remediar) porque la mayoría de los portainjertos de cerezo funcionan mejor en suelos bien drenados.
SI LES VA MAL EN EL PRIMER PROYECTO, NO VA A HABER UN SEGUNDO
Ricardo Aguilera analiza las variedades aptas para la zona sur. Explica que las particulares condiciones de nuestro país, dedicado a la producción para exportar a destinos distantes, ya implicó el descarte de numerosos cultivares que en algún momento se plantaron. La razón es que no cumplen con las exigencias actuales en cuanto a resistir una prolongada postcosecha, ofrecer un tamaño de fruto grande y firme. De las principales variedades cultivadas hoy, el experto descarta para la zona sur aquellas de producción temprana, que saldrían a competir en el peak de producción nacional, las sensibles a partidura por lluvia, las que no han mostrado buenos rendimientos en las condiciones sureñas, las que no tienen mucha demanda en el mercado, y las que presentan tendencia a problemas como pitting o sensibilidad a cáncer bacterial: Rocket, Frisco, Santina, Royal Down, Brook, Kordia, Sweet Heart, Bing, Skeena. Lapins se ha comportado bien, pero tiene la desventaja de salir en las semanas 52 y 1, cuando está la competencia con el “derrame” del gran volumen de la zona central. Además, descarta por ahora variedades que podrían ser interesantes pero que no se han validado todavía al sur del Biobío, como Sentennial o la Sovereign. “Esperen a que la variedad se pruebe, porque si les va mal en el primer proyecto, no va a haber un segundo”. Por lo tanto, se queda solo con Regina y Staccato, reservando otras, como Kordia y Skeena, para polinizantes. El tema de portainjertos se ha definido por los de la serie Gisela.
Este proceso de selección, que se describe rápidamente en un párrafo, en realidad corresponde a un proceso de 20 años de pruebas a nivel de productores, de avance por ensayo y error (sobre todo el segundo). Las cifras de ventas de variedades por región ratifican la preeminencia de Regina, pues representa el 81,9% de las plantas comercializadas por los viveros para la Araucanía, 68,4% en Los Ríos y 59,3% en Los Lagos.
¿QUIÉNES ESTÁN IMPULSANDO EL CULTIVO DE CEREZAS EN EL SUR?
Andrés Valdivia, osornino, ingeniero agrónomo, empezó a trabajar en cerezas en 1991 en la zona central. Una vez terminada la cosecha volvía a sus tierras de origen y siempre encontraba personas vendiendo cerezas a orillas de camino en el sector de San Pablo. “Aquí hay una opción”, pensaba, hasta que se decidió a comprar en sociedad con su suegro, el destacado ingeniero agrónomo, productor y viverista vinculado al rubro, Claudio Vergara O. Buscaron buenos suelos y disponibilidad de agua, lo que finalmente encontraron en Cancura. En 1998 ya tenían plantadas 12 ha, probando variedades y portainjertos. Se encontraron con una realidad totalmente distinta a lo que estaban acostumbrados, pero “luego de una lista infinita de metidas de pata”, como expresivamente grafica Andrés Valdivia, desarrollaron exitosamente el cultivo.
Durante el V Seminario de Cerezas, orientado a producción tardía, que organizó en Temuco la Pontificia Universidad Católica, Valdivia fue uno de los polos de atracción para los demás asistentes. Aunque no hizo una presentación, varios interesados en entrar a la producción cerecera se acercaron a él para conocer su experiencia y buscar orientaciones.
–¿Cómo se está armando el ingreso al negocio en tu zona?
–Como osornino, siempre pensé en estimular a los productores locales. Para el dueño de un predio de 200 ha con lechería, el destinar 5 ha a cerezo no le mueve la aguja, puede seguir con su negocio. Y probablemente en pocos años, con los retornos que vaya teniendo, podrá aumentar la superficie. Pero la mayoría no ha asumido el riesgo, solo algunas excepciones de la siguiente generación, jóvenes recién salidos de la universidad que están empujando, piden un espacio para validar el asunto. Todo muy lento. Lo que pasó es que grandes exportadoras de la zona central se vinieron a instalar al sur. Solo veo a 10-12 productores tratando de empujar la micro, y a esas empresas.
Esas empresas actualmente están absorbiendo la totalidad de las plantas de cerezo de vivero Rancagua, propiedad del entrevistado.
Para Ricardo Aguilera, la estrategia de selección varietal tiene que ser coherente con las condiciones del sur de Chile:
“Si alguien quiere plantar variedades tempranas además de las tardías para tener una cosecha constante y más cómoda (el famoso ‘trencito’), se va a llenar de problemas. Si alguien compra una planta barata de Regina sobre portainjerto Colt, va a pagar las consecuencias. Se trata de un paquete que debe ser apoyado por asesores con experiencia. Las oportunidades están, pero también se pueden malograr”, acota el productor de Angol.
En cuanto a sistemas de conducción y densidad de plantación, Aguilera no aprecia diferencias con lo que ocurre en otras zonas, queda “a gusto del productor”.
¿Estamos frente a un boom de plantación de cerezos en la zona sur? Todavía no, afirma el especialista. Solo una de cada cinco plantas vendidas por los viveros en 2017 fue a las regiones de La Araucanía (11,3% del total nacional), Los Ríos (6,2%) y Los Lagos (3,4%), mientras casi dos de cada tres plantas se vendieron para las regiones de O’Higgins (40,8%) y Maule (23,8%).
VENTAJOSA POSICIÓN DE LOS PRODUCTORES CAPACES DE ALEJARSE DE LA FECHA PEAK
La mayoría de los países productores del mundo se ubican en el hemisferio norte: EE.UU., Canadá, diversas naciones europeas, incluida Turquía, y en Asia Tayikistán, Kirguistán, Japón y China. Sus fechas de cosecha están muy lejos de las nuestras, como se aprecia en el cuadro 4. “Ojalá produjeran más cerezas, remarca Aguilera, así los consumidores quedarían con ganas de seguir comiéndolas en invierno”. En el hemisferio sur, si bien Argentina, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica ofrecen cerezas al mercado mundial, su competencia es poco significativa, pues nuestro país representa el 96% de las exportaciones y durante ciertos periodos no hay otra oferta en el mercado. En otras palabras, “Chile compite con Chile”. A diferencia de otros frutales de comercialización en fresco, la cereza no se puede guardar por mucho tiempo, lo cual explica ciertos periodos en que sencillamente desaparece a nivel internacional.
Existe una extraordinaria concentración de los embarques chilenos a China entre las semanas 50 y 52, lo cual afecta también la semana 1, por efecto de productos remanentes. Si bien la demanda ha sido capaz de absober esta oferta, se produce una considerable baja en el precio. También se presentan problemas de atochamiento en los servicios de packing y transporte, los cuales pueden traducirse en atrasos que perjudican la calidad de la fruta. La situación no debiera cambiar en el corto plazo ya que, como se ha indicado, la inmensa mayoría de las nuevas plantaciones siguen realizándose en las mismas zonas agroclimáticas.
Los productores capaces de alejarse de estas fechas disfrutan de una posición ventajosa, lo cual significa entregar cerezas antes de la semana 49 o a partir de la semana 2. Esta segunda opción es justamente la que ofrece el clima de la zona sur.
“Yo estoy en Angol –comenta Ricardo Aguilera–, cosecho en las semanas 52 y 1. Tenemos muy buenas condiciones climáticas, pero nos afecta el mercado y aspectos operacionales como la disponibilidad de packing. Sin embargo, ¿en qué fecha cosechan de Collipulli o Traiguén al sur? A partir de la semana 2, cuando prácticamente no hay oferta de cerezas en el mundo”.
BAJOS PRECIOS EN ENERO EN LA ÚLTIMA TEMPORADA. ¿QUÉ PASÓ?
Sin embargo, los precios promedio obtenidos en China en enero de 2018 no estuvieron a la altura de lo esperado. De hecho, contrariamente a lo que ocurría en años anteriores, el precio después del Año Nuevo Chino no subió, sino que bajó de manera drástica. Esto ha hecho pensar a algunos analistas que tal vez los productores del sur no debieran prefigurar retornos muy diferentes a los de la zona central.
–¿En el futuro debemos esperar que los precios de la fruta tardía sean iguales a los del periodo peak?
–Es fácil confundirse con los números –previene Marcos Echenique, director comercial de Copefrut–. La fruta temprana ha generado mayores valores por kilo, pero tiene costos asociados más altos, y por lo tanto no necesariamente el mejor precio se traduce en un mayor retorno; primer concepto importante. Segundo, cuando se mira el mercado no basta ver los promedios. Si haces un doble clic a esas cifras, te das cuenta de que hay diferencias de 100% entre unas frutas y otras. La caja que se pagó a 350 renminbi no tiene nada que ver con la que se vendió a 150-180 renminbi. Esta última corresponde muchas veces a especulaciones de los importadores chinos que las retienen, apuntando a una mejor ganancia, o a cerezas que en Chile tuvieron que esperar para ser procesadas o embarcadas. Dado el tremendo aumento de producción en 2017/18, la capacidad logística no fue capaz de procesar y embarcar todo el volumen oportunamente. Tampoco en China hubo la capacidad de dar curso a todo lo recibido antes de su Año Nuevo. La calidad y condición, entonces, no se condijo con lo que el mercado espera, y eso se tradujo en un menor valor. Pero tuve la experiencia de fruta de Chile Chico de las semanas 3 y 4 que obtuvieron valores 100% más altos. El mercado discrimina bien. Lo que pasa es que el volumen de fruta fresca y buena fue baja en comparación al de la fruta de rezago y por lo tanto incide poco en el promedio. Para mí no es es un tema de mercado sino un tema de producto. Es la distinción que yo hago. Por lo tanto, yo soy optimista sobre el desarrollo de la parte tardía, siempre y cuando lleguemos con producto fresco, el principal atributo que buscan los chinos, y que vaya a llenar ese espacio en el mercado en el momento en donde no existe oferta.
No obstante su optimismo, plantea que no se debe esperar precios extraordinarios:
–Quisiera resaltar que se está haciendo toda una campaña de marketing para que el consumo se asocie a algo habitual en China, no solamente al Año Nuevo. No creo que sea realista aspirar a un tremendo precio, pero con 350 renminbi por caja calibre Jumbo estamos hablando de rentabilidades muy atractivas para la zona sur, en torno a 5 dólares por kilo a productor.
LA CAPACIDAD INSTALADA QUEDA A DISPONIBLE EN ENERO
Refiriéndose al tema del proceso, Ricardo Aguilera presenta un interesante gráfico con la cantidad de fruta para embalaje por semana (figura 2). En ella marca con dos línas la capacidad teórica de los packings de acuerdo a catálogo y la capacidad real observada. Allí se observa claramente que, mientras en las semanas 50 a 54 la fruta producida es más de lo que se puede procesar, después queda una amplia capacidad de proceso disponible, si bien la semana 1 puede resultar problemática por el remanente de la fase previa. “No me atrevo a decir una cifra de cuánto costaron los aproximadamente 100 packing de cereza existentes en Chile… ¿Mil millones de dólares? No lo sé –reconoce–, sin embargo es una cifra considerable que los productores del sur no necesitamos invertir. Con un gasto razonable en microcooler, enfriando la fruta por agua, y luego transportándola en camión frigorizado, en 10 horas la llevamos a los packings de la zona central. Y créanme que los van a recibir con los brazos abiertos, porque su única alternativa si no tienen material de proceso es cerrar”.
A juicio del productor de Angol, no es sustentable destinar fondos considerables a un packing en el sur que se usará 15 días en el año, más aun considerando los costos adicionales: jefe de packing, control de calidad, seleccionadoras, instalaciones sanitarias, casino, certificaciones, frigorífico, consumo de energía, etc.
Aparte del factor monetario, está la ventaja adicional de contar con recursos que escasean en el periodo del peak:
“En la última temporada llegó un momento en que no había espacio naviero para cargar la fruta. Los contenedores se quedaban abajo. Después se arregló, obviamente, pero la concentración hace mal a toda la industria. Por otra parte, las navieras recurrían en ocasiones a contenedores sin chequeo o con más años de uso de los que corresponde, y eso se pasó por alto debido a la escasez. Los servicios de apoyo y de certificación de calidad, también se afectaron. Salir cuando ya no hay nadie, con todas las facilidades disponibles, lo encuentro extraordinario”.
Otro recurso también disponible para la zona sur, siempre en opinión de Ricardo Aguilera, corresponde al personal de cosecha.
“Yo traigo 250 personas de Rancagua a cosechar a Angol. Llevo 10 años haciéndolo. Los hospedo en pensiones, no en colectivos, los tengo en buenas condiciones. A la gente le gusta cosechar cereza, ganan mucho dinero y el horario va de 6 de la mañana a 2 de la tarde. Disponen de la tarde para hacer sus cosas. Las cajas son menos pesadas que las de las manzanas, no tienen que estar agachados como en los arándanos o frutillas. Muchos cosechadores de Rancagua, Curicó, Talca, terminan la temporada y solo quieren seguir en el rubro, pero como se termina, deben irse a otros cultivos. Esas personas se vienen al sur sin problema”.
“TENEMOS TODO PARA SEGUIR AVANZANDO, PERO CON EL CUIDADO NECESARIO”
¿Es posible imaginar el valle central de las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos cubiertos por cerezos? Parece un poco aventurado verlo así, plantea Andrés Valdivia:
–De hecho, a veces a los productores que se me acercan les recomiendo que sigan con papas o trigo en su campo, y que si quieren empezar en cerezo busquen un predio más apto. En el fondo no basta tener el campo en el sur para poner el frutal.
–¿Cuáles son las falencias más comunes?
–No tener agua, no contar con buenos accesos, no disponer de los mejores suelos… Para qué estar remando contra la corriente en un campo que no me va a dar el 100% de satisfacción, cuando todavía se puede elegir el terreno “filete” para desarrollar el proyecto.
–¿Y cómo evalúas los costos? El precio de la tierra es más barato que la zona central, pero hay mayores inversiones asociadas al clima.
–Hasta hace pocos años podías encontrar hectáreas de buena calidad por 8 a 10 millones de pesos como tope. Ahora, con el interés de las grandes exportadoras, los precios subieron a 14-15 millones de pesos/ha, y no necesariamente con agua suficiente, o sea además hay que hacer la inversión en pozos profundos. Para los productores del norte todavía resulta un valor interesante. Y si me preguntas dónde desarrollaría un proyecto, yo lo haría en el sur. En la zona central hay escasez de agua, no tienes las horas de frío, se producen heladas… van creciendo los factores de riesgo. Y está el peak productivo. No hay variedades tempranas que permitan adelantarse ni variedades de bajo requerimiento de frío para ir a la zona de primores. En Temuco y Valdivia se puede pensar en sacar la fruta en los primeros 15 días del año, en Osorno y Chile Chico entre el 15 de enero y la primera semana de febrero. Entonces el sur está siendo una buena alternativa, ojalá saliendo con la fruta más tardía posible. Con sus complejidades. Cuando logramos sacar la Regina adelante lo hicimos sin techo, y cuando lo pusimos, fue como trabajar con otro cultivo.
–¿Cuál es tu opción en cuanto a tipo de techo?
–Yo he probado de todo. Primero lo hice a la chilena, con pino impregnado, alambre, buscando carpas, lo más barato posible. Ese techo funciona, me permitió defender la fruta. Pero hoy me estoy yendo a una alternativa más profesional. ¿Por qué? Porque quiero tener la capacidad de concentrarme en la fruta y no en la cubierta. Con el modelo a la chilena estoy todo el día pendiente: que se cortó el alambre, que se corrieron los cobertores, que tengo que entrar con una cuadrilla a repararlo… Al final los 10.000 dólares por hectárea de diferencia entre uno y otro te los gastas en mantenimiento durante el año. Ahora… Son 10.000 dólares de diferencia.
–Y cuando todavía no se reciben ingresos. ¿Tal vez se pude buscar una solución tipo transición?
–Probablemente el techo a la chilena funciona en la zona central. En el sur creo que es un riesgo, yo hoy no lo tomaría. Mi recomendación es el techo con poste de cemento, la carpa rígida.
–¿En cuánto estimas la superficie actual en estas regiones?
– En Angol podrían estar en unas 500 ha, más al sur en La Araucanía unas 200 ha, y entre Los Ríos y Los Lagos yo diría que todavía no juntamos 200 ha, de las cuales unas 120 están en producción, con suerte. Tenemos todo para seguir avanzando, pero con el cuidado necesario, porque no es un cultivo sencillo, no es para cualquiera. Los números parecen muy brillantes pero no es fácil llegar a ellos.