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Cooperativa Agrícola Pisquera Elqui Limitada

Capel: Una de las pocas cooperativas exitosas en Chile

24 de Febrero 2017 Equipo Redagrícola

Este 2013 una de las cooperativas más importantes del país cumple 75 años de vida, confirmando nuevamente el éxito de un modelo de negocios que no muchos han logrado concretar. Hablamos de la Cooperativa Agrícola Pisquera Elqui Limitada, más conocidas por sus siglas, CAPEL. Entidad que cultiva más de 4.500 ha de las cerca de 10.000 ha plantadas en Chile -en los valles de Huasco, Elqui, Limarí y Choapa- con uva pisquera de cinco variedades principales.

Corría el año 1929 cuando el mundo se vio sumido en una Gran Depresión producto de la crisis económica. Países como Estados Unidos, y gran parte de Europa cayeron en recesión, sumiendo a la agricultura mundial en una profunda crisis, dado que eran ellos quienes a través del comercio internacional sostenían la economía de los países del tercer mundo. Chile no fue para nada la excepción.

Es más, de acuerdo a un informe desarrollado por la Liga de las Naciones Unidas, nuestro país fue la nación más afectada a nivel mundial por la Gran Depresión. En sólo un año las exportaciones disminuyeron en un 50%, y en menos de tres años, el producto interno bruto cayó a menos de la mitad, situación que afectó especialmente a la minería y a la agricultura, principales motores económicos de Chile en ese entonces.

Con este telón de fondo nace en 1938 la Cooperativa Agrícola Pisquera Elqui Limitada, CAPEL, tras la necesidad que tuvieron los agricultores de unir fuerzas para enfrentar juntos  esta gran amenaza. Y si bien en un comienzo fueron 15 los productores de uva del valle de Elqui que decidieron asociarse, en la actualidad la cooperativa agrupa a un total de 1.227 asociados distribuidos entre los valles transversales de Huasco, Elqui, Limarí y Choapa, de las regiones de Atacama y Coquimbo.

¿Pero en qué consiste una Cooperativa?

De acuerdo al artículo N°1 de la Ley General de Cooperativas (19.832), son consideradas como tales “las asociaciones que de conformidad con el principio de la ayuda mutua, tienen por objeto mejorar las condiciones de vida de sus socios” y agrega que éstos “tienen iguales derechos y obligaciones, un solo voto por persona, y su ingreso y retiro es voluntario”. Es decir que, a diferencia de las Sociedades Anónimas, en las Cooperativas un agricultor que posea 2 hectáreas de plantaciones de vid pisquera, tendrá el mismo valor que otro agricultor con 50 hectáreas, por lo tanto es considerada una asociación 100% democrática.

LAS CLAVES DEL ÉXITO: COOPERADOS FRENTE A CUALQUIER ADVERSIDAD

Dada la extensión geográfica que abarca la Cooperativa y la cantidad de asociados vinculados a la misma desde los distintos valles, la Gerencia General compuesta por representantes elegidos por votación democrática, realiza visitas periódicas a cada uno de los cooperados promoviendo las relaciones cara a cara y la retroalimentación de las partes. Con esta metodología, la Junta General compuesta por todos los cooperados, se reúne una vez al año, específicamente en el mes de abril, para tomar decisiones a mano alzada en torno al rumbo de la cooperativa y los balances, desafíos y oportunidades que tendrán como agrupación.

Un ejemplo de esta cultura organizacional es lo ocurrido durante el año 2002, cuando los valles se vieron afectados por la crisis del pisco. En ese entonces el mercado parecía prometedor, razón por la cual muchos agricultores comenzaron a aumentar la superficie plantada con uva pisquera. Lamentablemente las ventas dijeron lo contrario, y tanto Capel como otras cooperativas de la zona no tuvieron capacidad de pago. En aquel entonces una de las posibilidades que se barajó para salir del abismo al que se acercaban fue vender parte de la cooperativa a algún socio capitalista. Se procuró ayuda de los bancos para iniciar la búsqueda de un socio interesado, y se presentó finalmente esta la idea a la Junta General.

Tras varias conversaciones y reuniones, los cooperados decidieron a mano alzada seguir “el camino propio”, es decir, seguir siendo cooperados frente a cualquier adversidad. No corrió la misma suerte para la Cooperativa Agrícola Control Pisquero de Elqui y Limarí Limitada, más conocida como Pisco Control, la cual decidió vender todos sus activos a Compañía Cerveceras Unidas, CCU, convirtiéndose desde marzo de 2005 en la nueva Compañía Pisquera de Chile S.A. (CPCh).

La clave -aseguran los cooperados- es el sentido de pertenencia. Esto es de ellos y lo sienten así, ya que existe una fuerte asociatividad desde el origen. Y no es para menos, ya que pertenecer a esta cooperativa trae una serie de beneficios que el productor no podría considerar si trabajara por sí solo. En primera instancia son los cooperados quienes establecen los precios de las uvas, a diferencia del resto de las empresas, que tratan siempre de obtener sus materias primas al mínimo costo. La cooperativa, por su parte, empuja los precios hacia arriba, asegurando un buen retorno a productor, distinto al del mercado.

Otro de los beneficios es que el asociado cuenta con seguridad en el tiempo, ya que los planes de negocios en donde se fijan los precios de la materia prima se hacen a largo plazo. Por ejemplo, si este año la producción de uva estuvo más débil, producto de la escasez de agua que afecta a la zona, los precios de compra-venta no variarían en la misma magnitud. Asimismo, a pesar que el productor entrega la materia prima sólo en periodo de vendimia (febrero-marzo), Capel fija un pago mensual del monto total, lo que le permite al agricultor un mayor control y dosificación de sus ingresos.

Además de seguro complementario de salud, convenios médicos, fondos solidarios, becas de estudio para hijos o nietos de cooperados, cuota mortuoria y seguro de vida, entre otros beneficios sociales que entrega Capel en asociación con otras empresas, existe un servicio técnico que presta la cooperativa a todos sus cooperados. Periódicamente un equipo de especialistas recorre los predios de los agricultores para analizar la calidad de los viñedos y así estar atentos a cualquier problema agronómico que pudiera estar enfrentando el cultivo.

Siguiendo con las claves del éxito, otro aspecto de gran relevancia para esta cooperativa es la capacidad que tienen para abrirse a nuevos productos y considerar las señales del mercado. Fue así como a principios de los años 2000, cuando se registró un fuerte ingreso al país de licores importados como el ron y el vodka,  Capel advirtió la fuerte competencia que se generaría, razón por la cual los cooperados votaron a favor de producir otros destilados alejados del pisco.

HOY NO SOLO DE PISCO VIVE CAPEL

Hoy en día la cooperativa cuenta con cuatro líneas de negocio, ampliando su paleta de productos para tratar de satisfacer todos los nichos de mercado.

Dentro de la categoría de los Destilados, la cooperativa produce pisco (Pisco Capel, Alto del Carmen, y la línea de Sour y Drinks), ron (Madero y Tabú), y vodka (Oz), que recién están abriéndose paso en el mercado. Asimismo se salió de los destilados, comenzando a producir Vinos tinto, blanco y espumoso, este último a través de la Viña Francisco de Aguirre y Sensus.

Así también, se optó por la elaboración de productos sin alcohol, originándose la línea de Analcohólicos, como son las bebidas energéticas (Play), y los jugos concentrados, exportados principalmente a Japón, Corea y Estados Unidos, quienes utilizan este jugo, principalmente de de uva, como materia prima o endulzante para otras preparaciones.

DESARROLLO EMPRESARIAL V/S RESPONSABILIDAD MEDIOAMBIENTAL

Si bien la agricultura transforma el medio ambiente natural con el fin de hacerlo más apto para el desarrollo de los cultivos, si ésta se realiza de manera irresponsable y sin conocimiento, el agricultor puede provocar graves daños sobre el medio que lo rodea. Los principales insumos que se utilizan en la uva pisquera son fertilizantes nitrogenados y potásicos para un buen crecimiento foliar y de la fruta, y así mismo se realizan aplicaciones de productos fitosanitarios para el control de oídio y botrytis. Estas enfermedades corresponden a los principales problemas fungosos que afectan a la uva pisquera lo que obliga a los productores a aplicar azufre u otros fungicidas comerciales. Estas son prácticas muy delicadas que obligan a tomar resguardos medioambientales y agroalimentarios. Entre otros aspectos de cuidado se menciona la erosión del suelo debido al mal manejo del riego, la contaminación de las napas subterráneas producto del excesivo uso de fertilizantes, los inevitables desechos tóxicos que se emiten a la atmósfera producto de la elaboración de cualquier bien, etc.

Frente a estos potenciales efectos, Capel incorporó a su modelo de crecimiento y desarrollo la idea del uso equilibrado de los recursos renovables y del reciclaje de aquellos recursos que no lo son. De acuerdo al Subgerente de Calidad, Ambiente, Seguridad y RSE de la Cooperativa Capel, Sergio Serrano, “Capel orienta su estrategia en un modelo de desarrollo sustentable donde los aspectos medioambientales deben cumplir con la normativa vigente y adicionalmente demostrar su responsabilidad social mediante la ejecución de iniciativas que superen lo exigido por el marco legal” señaló.

Sobre la sustentabilidad, Capel desarrolla sus acciones en base a la ética, calidad de vida, comunidades, marketing y comercialización responsable, y el medio ambiente, contando para este último con una certificación de Acuerdo de Producción Limpia de la industria pisquera.

En este sentido, la cooperativa implementó un sistema de tratamientos de sus RILES (residuos industriales líquidos) mediante tecnologías verdes de bajo impacto, técnicas de reciclaje de sustratos como orujos y escobajos (sólidos orgánicos que se descartan en la elaboración del vino) transformándolos en abono para los suelos de sus cooperados, re usos de aguas industriales para proteger el recurso hídrico disponible, y ensayos agronómicos de riego con vinaza (subproducto de la fabricación del alcohol, muy rico en nutrientes y materia orgánica) como enmienda para los suelos agrícolas de la zona, entre otros.

Es así como a partir del tratamiento por solarización o desinfección modificada de los residuos de la uva se obtiene un abono agrícola de alta calidad el cual es entregado de manera gratuita a los cooperados y de esta manera se contribuye al mejoramiento de los suelos agrícolas.

AHORA TAMBIÉN BIOENERGÍA

Respecto a la reutilización de los recursos, los avances e innovación en materia de Energías Renovables No Convencionales (ERNC) alcanzados en la actualidad, han llevado a Capel a considerar el uso de sus desechos orgánicos para otros fines, entre los cuales la bioenergía se presenta como una interesante opción (ver artículo de pág. 36).

En Chile otras empresas ya han adoptado la generación de energía a través de biomasa como una forma de mitigar los altos costos de producción, pero por sobre todo como una política de sustentabilidad muy bien vista por los consumidores.

Para evaluar las potenciales ventajas de un proyecto de esta envergadura, la cooperativa dará inicio a una prueba piloto durante la Vendimia de este año, en la Planta Punitaqui cercana a la comuna de Ovalle, para la generación de biogás a través de un biodigestor del tamaño de un container, cuyo propósito será hacer pruebas en la fermentación de los subproductos para generar el gas. Este ensayo se realizará en conjunto con la empresa chilena Visors Generación S.A. y la compañía belga GreenWatt.

“Se realizarán las pruebas piloto con los subproductos de sus procesos productivos y posteriormente, si esos números son positivos y cumplen con las expectativas del proyecto, se definirá la firma de un contrato con Visors para la construcción y operación de una planta de biogás. Previamente será necesario obtener las respectivas autorizaciones ambientales y si todo marcha dentro de los plazos estimados, el proyecto podría dar inicio a sus operaciones a partir del año 2014” explicó Serrano. Y aunque todavía se encuentra en estudio la mejor forma para aprovechar la energía generada en el proceso, ya se sabe que tendrá un potencial de generación que podría llegar a los 1,2 megawatts, equivalente al abastecimiento energético de aproximadamente 3.000 familias.

Para la materialización de este proyecto Capel realizó una licitación para encontrar un socio que pudiese desarrollar la ingeniería de la planta. Este proceso fue adjudicado a la empresa Visors Generación, la que trabaja desde el año 2008 en su planta de biomasa a partir de nopales (un tipo de cactus) plantados en el desierto en Copiapó, junto a la Universidad Mayor y la empresa agrícola Tres Soles, además del financiamiento de Conicyt a través del programa Fondef.

“Fue a raíz de este proyecto que Benoît Buntinx, de la belga GreenWatt -un spin off tecnológico de la Universidad de Lovaina, fundado en 2004 y dedicado al desarrollo de plantas de biogás-, Capel se acercó a Visor para trabajar este tipo de proyectos a futuro. Esta experiencia ayudó a que Capel los eligiera como sus socios en este emprendimiento, con un acuerdo comercial por 20 años de operación del sistema” agregó Serrano.

Con este tipo de plantas se pueden obtener diversos subproductos, los que podrían alcanzar una composición de hasta 65% de metano, mientras que el resto sería dióxido de carbono, contando así con dos opciones para la generación de energía. La primera es quemarlo para producir energía eléctrica y que, a su vez, genere energía térmica. La segunda opción es usar el biogás para inyectarlo directamente a cualquier red de gas que se encuentre cerca de la planta, una vez que se separa el dióxido de carbono a través de un proceso industrial, para que alcance el 93% de metano.

Además de la generación de energía, existen otros productos que se pueden obtener de este proceso. Por ejemplo, en uno de los estanques donde se almacena el biogás también se puede almacenar el residuo de la biodigestión, llamado digestato, el cual es rico en fósforo, potasio y nitrógeno. La mezcla resultante es un abono de muy buena calidad que puede ser utilizado y vendido como fertilizante orgánico para los cultivos.

Dado que durante el proceso se utilizarán todos los sustratos, se presenta otra oportunidad para que Capel estudie la reducción de sus emisiones de dióxido de carbono. Con ello podría reducir la huella de carbono de la empresa, e incluso generar otra línea de ingreso complementario, al vender los bonos de carbono en el mercado voluntario.

En la actualidad la instalación de la planta se encuentra en la fase de evaluación técnica y económica, pero ya existe un antecedente que deja tranquilos a los inversionistas. Esto porque durante Octubre de 2012 en Bélgica se realizaron los primeros estudios o ensayos con subproductos similares a los de Capel obtenidos durante la Vendimia en Europa, con lo cual ya estarían avalados los procesos.

MEJOR MATERIA PRIMA PARA MEJORES PISCOS

La resolución N° 1.652 del Servicio Agrícola y Ganadero, SAG, de 1979, señala que en Chile existen 13 variedades de uva autorizadas para la elaboración de pisco, de las cuales en la actualidad sólo cinco son utilizadas en forma comercial, ellas son Moscatel Rosada, Moscatel de Austria, Moscatel de Alejandría, Pedro Jiménez y Torontel, las que ocupan la casi totalidad de las 10.000 ha plantadas en la actualidad. Las ocho variedades restantes, Moscatel Negra, Moscatel Amarilla, Moscatel Blanca, Moscatel de Frontignan, Moscatel de Hamburgo, Orange Muscat, Moscato de Canelli y Chasselas Musque Vrai, se hallan sólo en algunos centros de investigación del país y en predios de productores de la zona pisquera, a pesar que estudios previos indican que algunas de estas variedades tienen contenidos aromáticos superiores a aquellas que se usan en la actualidad, lo que permitiría desarrollar espirituosos Premium.

Frente a este panorama, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA Intihuasi, decidió desarrollar el proyecto “Reintroducción en la zona de Denominación de Origen Pisco, de las variedades de uva pisquera no utilizadas comercialmente”, con el objetivo general de identificar genéticamente las plantas de las variedades no utilizadas por los agricultores y evaluarlas agronómicamente en diferentes condiciones agroclimáticas de la zona de producción de pisco.

El estudio iniciado oficialmente en abril de 2012, con un plazo de 32 meses de ejecución y un monto de $285 millones, se espera genere una oferta más variada de alternativas para la industria, las que podrían ser empleadas para la elaboración de piscos de alta calidad y/o para la generación de otros productos finos, como por ejemplo vino espumante. Además, el equipo de trabajo pretende generar variedades con ventajas fitosanitarias, la idea es que estén disponibles para que los agricultores chilenos las puedan plantar. Luego será necesaria la ejecución de un modelo de sustentabilidad, que le permita a las nuevas variedades ingresar al mercado.

Si bien este proyecto financiado por InnovaChile de CORFO, y coejecutado por profesionales del Centro de Estudios Avanzados de Zonas Áridas, CEAZA, (junto a la cooperación de la Asociación de Productores de Pisco A.G., entidad que representa a más del 95% de los productores de uva), tiene fecha de término en junio de 2014 “es indispensable para los objetivos globales que buscamos, continuar el estudio debido a que en 32 meses no es mucho lo que se obtiene desde el punto de vista agronómico. Debemos considerar que 32 meses son prácticamente dos temporadas agrícolas en la cual al final de la primera temporada (2013) tendremos recién formadas las plantas que injertamos en invierno de 2012. Así, al final de la segunda temporada (2014), recién obtendríamos los primeros racimos que en ningún caso representarán la producción real de una planta con la cual podríamos obtener un rendimiento de alcohol aceptable para ser estudiado” explicó Cristian González, Ingeniero Agrónomo de INIA y coordinador del proyecto.

A la fecha, los investigadores han logrado identificar y validar genéticamente cinco de las ocho variedades no utilizadas comercialmente, las cuales se hallan en pleno proceso de crecimiento ya que fueron injertadas sobre plantas más antiguas, haciendo todas las aplicaciones foliares respectivas tanto de nutrientes como de fungicidas especialmente para combatir el oídio.

“Capel es una cooperativa en la cual INIA es uno de los primeros cooperados. En los años 80’ se realizaron muchos convenios de investigación y si bien el contacto siempre está, es ahora con este proyecto que hemos estado tomando nuevamente las relaciones a través de la APP A.G.”, finalizó González.

La cooperativa Capel nació como consecuencia de una gran crisis y en su historia ha sorteado con éxito otras varias. Hoy, con 1.227 cooperados, es una de las pocas grandes cooperativas que funcionan en Chile y, como vimos, con una gestión abierta a la innovación, tanto en sus productos y líneas de negocios, como en sus procesos y relación con la comunidad.

VARIEDADES Y RENDIMIENTO DE LA UVA PISQUERA:

Considerando los cuatro valles, los cooperados de Capel poseen 4.500 ha de uva pisquera, y si bien la sequía ha afectado los cultivos, existe una clara resistencia por parte de los agricultores a no disminuir las hectáreas plantadas. Para determinar los niveles de producción de las vides para pisco es necesario primero determinar la variedad y el manejo agronómico que se le está dando a la misma. No obstante, una producción rentable debería bordear actualmente los 30 a 35 mil kilos por hectárea.

“Por ejemplo un parrón adulto de la variedad Moscatel de Alejandría, el promedio de producción debiera andar en unos 20 mil kg/ha, en cambio un parrón de la variedad Pedro Jiménez produce en promedio entre 30 hasta 50 mil kg/ha. En la variedad Moscatel Rosada los rendimiento andan entre 30-35 mil kg/ha”, explicó Cristian González, Agrónomo especialista en vides del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA Intihuasi. Y continúa, “en cuanto a los techos productivos, las cifras son variables, pero hemos observado que en Moscatel de Alejandría por ejemplo si bien es muy bajo el rendimiento promedio (20 mil kg/ha), en los primero años desde la plantación, hasta el 5° y 6° año se obtienen muy buenos rendimientos de 40 hasta 50 mil kg/ha con un buen manejo, pero de ahí en adelante bajan muchos sus rendimientos debido a un desgate de la planta que se observa en esta variedad”.

Estas cifras reflejan claramente los niveles de productividad que alcanzan los cooperados de Capel, quienes por temporada, en total generan desde los 100 a 120 millones de toneladas de uva, siendo Moscatel Rosada y Pedro Jiménez las variedades más preferidas. No obstante, la producción podría lograr cifras con mayor rentabilidad si se adoptaran técnicas de riego más avanzadas.

Lamentablemente a corto plazo esto se complejiza ya que la mayoría de los cooperados tienen superficies de cultivo que no superan las 5 ha, lo que los señala como pequeños productores. Por lo tanto, dado que les es muy difícil invertir en riego tecnificado, optan por regar por surco o tazas, volviendo los procesos menos rentables.

Pero independientemente del medio, todos deben llegar al mismo resultado. Para que Capel recepcione la fruta de los cooperados en tiempo de vendimia, ésta debe venir sana, limpia, y sin residuos de productos fitosanitarios. Así también la cooperativa exige que la uva contenga el nivel de sólidos solubles mínimos para una adecuada elaboración de pisco, el que para la variedad Moscatel Rosada es de 22° Brix, equivalente a 12,5 grados de alcohol probable. Con todas estas exigencias, la cooperativa asegura una buena calidad del producto final desde el comienzo.

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