Campos toman medidas para enfrentar crisis global de fertilizantes
Productoras agrícolas buscan opciones orgánicas, aumentan eficiencias y negocian con sus proveedores para enfrentar la fuerte presión generada por el desabastecimiento global de soluciones para la nutrición de los cultivos.
X. González, M. Patiño y R. Manrique
Un campo de nueces en Chile aumentó de tres a 20 veces por año los controles del estado nutricional de sus plantas, para medir mejor la eficiencia de sus aplicaciones. Un campo de espárragos peruano, por su parte, tiene a sus equipos de insumos buscando nuevos proveedores y adelantando compras, a la vez que libera espacio en sus bodegas para acumular soluciones de nitrógeno y potasio. En Colombia, un grupo de pequeños huertos de papas suspendieron temporalmente su producción.
Se trata de distintas decisiones de distintos agricultores de distintos países, pero que tienen una causa común: el explosivo aumento en el precio de los fertilizantes, las soluciones de origen orgánica o químico que poseen nutrientes asimilables por las plantas y que son claves para dar con la cantidad, calidad y calibre que se requiere para que los frutos puedan ser exportables.
“Algunos han subido su precio en 80%; hay casos más extremos como el de la urea, el que ha subido 150%”, dice Germán Palacio, gerente general de la asociación colombiana de productores Fedepapa. El directivo dice que desde marzo de 2020 han denunciado ante el Ministerio de Agricultura el incremento en el precio de los fertilizantes y dice que dicha situación se agudizó a partir del segundo semestre de 2021 con los problemas de fletes marítimos, escases de contenedores, el aumento del precio del petróleo y el tipo de cambio en Colombia.
A la congestión marítima que predominó como factor de encarecimiento de estos insumos en 2021, se sumó una medida proteccionista china y, en 2022. el conflicto entre Rusia y Ucrania. En el caso de la guerra en Europa, los dos países directamente involucrados son importantes productores de fertilizantes nitrogenados cuya fabricación se relaciona con la producción de gas, como la urea y el nitrato de amonio, así como el potasio.
A esto se agregó a la decisión China de fines de 2021 de restringir las exportaciones de fertilizantes convencionales como urea, nitrato de amonio y fosfatos, entre otros.
“El primer trimestre de este año ha sido una locura”, dice Max Donoso, Socio y Director de Agrocompra, firma chilena dedicada a conectar clientes con proveedores de insumos agrícolas. “No hay seguridad de abastecimiento en ninguna parte; en 25 años no había visto nunca un escenario como el actual”.
Evolución del precio de dos fertilizantes en el mercado chileno. Fuente: Agrocompra
El alza no solo golpea a las versiones commodities de estas soluciones. “Desde el inicio de la pandemia, los fertilizantes de especialidad han aumentado entre 100% y 150%”, dice Carlos Arredondo, director de negocios de Chengdu Rocca, productor y exportador de este tipo de nutrientes desde China.
La situación ha llevado a medidas políticas para evitar que el alza de los fertilizantes. El Gobierno Nacional de Colombia, por ejemplo, definió un arancel de 0% por 12 meses a relevantes insumos agrícolas, entre los que están los nitrogenados y los sulfatos.
OPCIONES BIOLÓGICAS
Para las productoras agrícolas, una clave en este momento está en buscar alternativas, tanto de proveedores, como de en fertilizantes.
“En nuestra zona simplemente no hay urea por lo que hemos empezado a ensayar otro tipo de aplicaciones en nuestros cerezos y olivos, como el uso de bacterias para la fertilización nitrogenada y han funcionado bien”, dice Jorge Astudillo, gerente de agrícola Valle Arriba, que produce cerezos y olivos en la zona de Ovalle, 400 kms al norte de Santiago.
La búsqueda de opciones orgánicas se ha dado de manera transversal. “Agricultores están tendiendo a fertilizar un porcentaje con productos tradicionales y complementa su cuota con materia orgánica”, dice Rubén Carrasco, presidente en Perú del Gremio para la Protección de Cultivos (Protec) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL). “Eso ha disminuido en 30% la demanda necesaria por fertilizantes”.
No obstante, no siempre las opciones dan abasto “En la fruta no se puede dejar de utilizar algunos fertilizantes y los sustitutos están todos de alguna u otra manera correlacionados, así que todos suben de precio, pero hay una corriente de productos orgánicos que pueden mitigar este problema, como sustratos, pero nunca van a contener las cantidades necesarias de nitrógeno para nutrir la fruta”, dice Donoso, de Agrocompra.
COORDINACIÓN CON PROVEEDORES
No obstante, el trabajo con los proveedores es clave, lo que implica mejorar las áreas responsables del aprovisionamiento. “Estamos reformulando el área logística y de compras”, dice Carlos Téllez, gerente de operaciones de Proagro. “Estamos trabajando con los proveedores de los insumos en negociaciones adicionales para tratar de ver cómo reducir el precio de cada uno de estos insumos por unidad, pero eso sabemos que no va a ser mucho, obtendremos alguna mejora en precios”.
En Colombia, Jorge Enrique Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), dice que los altos costos en materia de fertilizantes pueden hacer que “los productores utilicen menos fertilizantes de los que deben utilizar y eso implica seguramente una reducción en la productividad por unidad de área en muchos de los cultivos”.
El colombiano Germán Palacio, de Fedepapa, dice que cerca de un 15%-20% de los pequeños productores del tubérculo han salido del mercado no solo por el cierre de hoteles y restaurantes por la pandemia, los bloqueos y los paros en el país sino también por el alto precio de los insumos. “Actualmente están produciendo los medianos y los grandes productores que tienen músculo financiero. Un productor mediano o grande puede sacar 5 o 10 millones más de pesos colombianos para producir una hectárea de papa, pero un pequeño productor no tiene de donde sacar 50% más para producir la misma hectárea”, dice el directivo.
MÁS PRECISIÓN EN LA APLICACIÓN
Los que siguen produciendo, no obstante, saben que deben hacer más eficiente el uso de estos insumos ante su nueva realidad comercial. “Debemos racionalizar y hacer un análisis técnico exhaustivo para determinar las cantidades mínimas a usar y no afectar la productividad, y pedir con anticipación para asegurarse el stock”, dice Enrique Turri, productor de uva de mesa y gerente general de la agroexportadora chilena Convento Viejo.
Por su parte, Miguel Anchante, gerente agrícola del cultivo peruano de uva de mesa de Agrokasa dice que las empresas deben ser mesuradas en las dosis de fertilizantes y aplicar en los tiempos más oportunos que necesite la planta, “en los momentos que realmente nos den un mayor valor agregado porque no solamente es que esté más caro sino que no está el producto en almacén, entonces eso es lo que está dificultando”.
Para esta mayor precisión, los controles nutricionales de las plantas han aumentado con fuerza su frecuencia, especialmente en cultivos de frutas con mayor contenido proteico, como papás y nueces, en donde la actividad de absorción de nutrientes desde el suelo es más intensa. El director de operaciones de una de las mayores productoras de frutos secos de Chile, que pide no ser identificada, dice que pasaron de tres a 20 controles nutricionales al año en sus cultivos.
Los países por su parte están buscando como aprovechar la situación para promover el desarrollo de proveedores internos de fertilizantes, área en donde Chile tiene alguna ventaja debido a su estructura minera. Nitratos y sulfatos de amonio están entre los subproductos de la explotación de varios minerales en Chile, y varias de esas compañías buscan ver si pueden darle salida comercial.
No obstante, gran pare de la solución debe venir de la misma gestión de las empresas, ta como busca hacerlo la frutícola peruana Agro Victoria. Su gerente general Juan Manuel Benalcázar indica que en su compañía producen ellos mismos fertilizantes orgánicos o bioles. “Tenemos un laboratorio aquí, lo cual nos reduce ciertos costos, aunque no todos”, dice. Ante los que no puede reducir, aumentan la planificación. “Por ejemplo a finales ya de marzo ya estábamos haciendo los pedidos para la campaña venidera”, dice. “Prácticamente terminamos la cosecha y revisamos nuestro stock y automáticamente ya estamos haciendo el pedido para la próxima campaña, de esa manera garantizamos que no nos falte nada”.