Biología molecular impulsa soluciones para cultivos en la Costa de Hermosillo
La producción hortofrutícola enfrenta retos como plagas y enfermedades en cultivos como garbanzo, uva y cítricos. Para enfrentarlos, se usan marcadores moleculares para mejorar la productividad y resistencia de las variedades para asegurar la sostenibilidad agrícola.
La Costa de Hermosillo, Sonora, reconocida por su amplia producción hortofrutícola, enfrenta desafíos en cultivos clave como el garbanzo, la uva de mesa y los cítricos. Los problemas relacionados con plagas, enfermedades y la adaptación climática requieren soluciones innovadoras para garantizar la sostenibilidad de la región.
El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) propone el uso de herramientas biotecnológicas. Estas son el empleo de marcadores moleculares como microsatélites (SSR) y los polimorfismos de un solo nucleótido (SNP) para mejorar estos sistemas-productos.
En el caso del garbanzo, la investigación busca desarrollar variedades resistentes a patógenos como Fusarium spp. y estrés abiótico. Con esto se contribuye al mejoramiento genético de este cultivo estratégico.
Por su parte, la uva de mesa enfrenta una alta demanda de reconversión hacia nuevas variedades adaptadas a las condiciones locales. Mediante estudios de diversidad genética y biotecnología, se pueden identificar progenitores con características deseables. Entre estas la resistencia a enfermedades y generación de uvas sin semillas.
En los cítricos, la biología molecular permite detectar enfermedades sistémicas como el virus de la tristeza y el huanglongbing, incluso en plantas asintomáticas. Además, en hortalizas, estas tecnologías son esenciales para diagnosticar virosis y controlar insectos vectores como la mosquita blanca.