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Bioestimulantes, reguladores de crecimiento y manejo de raíces en cítricos

Ombligo abierto, cuaja, desarrollo inicial, crecimiento del fruto, creasing, caída de fruta, sistema radicular, son temas que se están abordando con bioestimulantes, reguladores de crecimiento y ácidos húmicos. El asesor Julio Cornejo ha evaluado su gran utilidad… siempre que se usen en el estado fenológico que corresponde, en la dosis adecuada, las veces que sea necesario y estando atentos a las condiciones del huerto. De lo contrario, el efecto será nulo y hasta podría ser contraproducente.

16 de Marzo 2018 Equipo Redagrícola
Bioestimulantes, reguladores de crecimiento y manejo de raíces en cítricos

Julio Cornejo. jcornejo@agroconsulores.cl

El experto Julio Cornejo, de Agroconsultores y Agroinvestigación Lda., analiza los avances en el uso de bioestimulantes, reguladores de crecimiento y manejo de las raíces para mejorar la productividad de los cítricos, partiendo desde la perspectiva de cómo aportan a resolver problemas específicos.

El primer problema abordado corresponde al cierre de ombligo. Durante mucho tiempo, señala el especialista, se vinculó dicho inconveniente con la presencia de ácaros en la yema, sin embargo de acuerdo a su experiencia esto no es lo habitual, pues se asocia más bien a la absición del estilo. Un ombligo abierto puede generar splitting, partidura, sobre todo ante lluvias de otoño, ya que las células de esa zona del fruto al momento de pasar a la fase 3 de crecimiento todavía se encuentran débiles. Para abordar esta anomalía, en Chile se utiliza la auxina sintética 2,4 D, que si bien está catalogada como herbicida, a bajas dosis actúa como regulador de crecimiento.

A diferencia de otros países en que existe una formulación del 2,4 D como éster isopropílico para uso en cítricos, la opción utilizada en nuestra realidad corresponde a un éster isobutílico cuya menor volatilidad genera un mayor riesgo de fitotoxicidad. Por lo tanto, es importante no sobrepasar las dosis recomendadas para no incrementar los efectos fitotóxicos.

En caso de hacer la aplicación, se debe tener en cuenta que la floración suele ser dispareja; lo común es tener diferentes estadios florales, desde botones en formación a caída de pétalos. Las condiciones de clima varían de un año a otro, alargando o acortando el período de floración. Esto es importante ya que el cierre de ombligo solo se logra con aplicaciones desde botón elongado hasta flor abierta, etapas en que los receptores de las células están en condiciones de responder a los reguladores de crecimiento. “Ya en caída de pétalos no hay nada que hacer, pues la zona de absición está absolutamente definida y no hay respuesta a la auxina”.

Además del momento de aplicación, incide la sensibilidad de la variedad; por ejemplo Fukumoto es más sensible a la caída del estilo y por lo tanto tiene mayores problemas de apertura de ombligo que Lane late. Otro factor relevante es la dosis. Julio Cornejo propone aplicar, dependiendo de las condiciones, entre 2 y 4 veces durante la floración (cada 7 días) en dosis de ácido equivalente de no más de 9 a 10 partes por millón (ppm). Dosis mayores sin duda afirmarán el estilo, pero aumentarán la probabilidad de un efecto fitotóxico que impacte sobre el desarrollo vegetativo: la planta no tendrá el área foliar suficiente para un normal desarrollo de frutos y un óptimo calibre.


CUADRO 1. Rendimiento exportable acumulado y retorno obtenido en tres temporadas en naranjos Fukumoto tratados con Ascophyllum nodosum. Buin, RM.
FIGURA 1. Efecto de la aplicación de bioestimulantes basados en Ascophyllum nodosum sobre la producción exportable y retorno de mandarino W. Murcott. María Pinto, RM, temporada 2016/17.

DESARROLLO INICIAL DEL FRUTO

Respecto de la cuaja y el desarrollo inicial del fruto, el consultor en conjunto con la Dra. Johanna Martiz (PUC) han estudiado por varios años el uso de extractos del alga Ascophyllum nodosum, comprobando que se trata de una muy buena herramienta cuando se aplica en inicio de floración, cuaja y caída fisiológica.

De acuerdo a Cornejo, a la ventaja de ser compuestos naturales sin residuos ni restricciones con aplicaciones de ningún tipo, se suma la de tener un bajo costo. En un experimento de tres años en naranjo Fukumoto se obtuvieron incrementos de producción interesantes en relación al testigo al aplicar A. nodosum en floración y cuaja o en floración, cuaja y caída fisiológica. Al hacer un análisis del retorno acumulado en tres años, se obtienen ingresos superiores en unos 10.000 dólares por hectárea respecto del testigo, para tratamientos cuyo costo no supera los 300 dólares acumulados en ese mismo trienio (cuadro 1).

¿Todos los extractos de A. nodosum tienen el mismo efecto? Actualmente el ingeniero agrónomo se encuentra evaluando distintos productos para responder a esta pregunta. En un primer año de evaluación de cinco productos sobre mandarino W. Murcott, los resultados mostraron que todos superaron al testigo en producción exportable y en retorno económico (figura 1). No obstante, se trata de datos que deben ser refrendados al menos con dos años de ensayos adicionales, aclara el experto.

En cuanto a citoquininas, investigaciones en cítricos están demostrando que pueden incrementar la división celular, mejorar la cuaja y lograr mayor desarrollo del fruto, afirma Cornejo. Sin embargo, matiza, “estamos recién estudiando ese tema”. De hecho, no se dispone de citoquininas sintéticas registradas para cítricos y se desconoce si habría efectos colaterales a nivel comercial.

Ensayos preliminares (primera temporada) con bioestimulantes de acción citoquinínica, mostraron resultados muy atractivos y prometedores al aplicarlos en la etapa 1 de crecimiento, incrementando la producción y con mejor distribución de calibres. Este efecto se ha visto intensificado cuando se aplica con auxina de síntesis 3,5,6 TPA. A esto se suma su bajo costo, inocuidad y ausencia de restricciones de uso debido a su origen natural.

CUAJA Y DESARROLLO INICIAL DEL FRUTO CON ÁCIDO GIBERÉLICO

Los estudios son claros en cuanto a que, para la cuaja, la respuesta a giberelina se da exclusivamente en clementinas. En el resto de los cítricos no hay antecedentes categóricos que avalen su utilidad, subraya el consultor.

La recomendación para clementinas es aplicar en dosis de 7 a 10 ppm una vez alcanzado el 90% de caída de pétalo, casi al llegar a cuaja. Dado que lo común es tener una floración larga, cuando se llega a ese 90% ya una buena parte de la fruta ha quedado sin tratamiento y tiene una alta probabilidad de caer. La solución consiste en hacer dos aplicaciones, la primera se realiza con 50% de caída de pétalos y la segunda al 90% de caída. En temporadas frías, como la 2015/16, puede requerirse de tres aplicaciones.

La cara de los árboles que da al oriente y recibe el sol de la mañana tiene un desarrollo fenológico anticipado respecto de la cara que da al poniente y recibe el sol en la tarde, de manera que se debe hacer un manejo diferenciado por cara de acuerdo a la fenología del árbol cuando las primaveras sean frías y la situación así lo amerite.

A diferencia de las auxinas, la giberelina no cuenta con transportadores activos para ingresar a la célula, debe hacerlo por liberación de protones y cambios de pH. El pH al interior de la célula es neutro (pH 7), pero fuera de ella es ácido. Por lo tanto, hay que acidificar la solución y llevarla a niveles de pH de 5 a 5,5 para favorecer el ingreso del producto y mejorar su eficiencia, recomienda el especialista.

CUADRO 2. Acumulación de grados días en zonas productoras de cítricos de distintos países.
FIGURA 2. Comparación de curvas de crecimiento con y sin aplicación de auxina en naranjo Fukumoto. Temporada 2015/16.

APLICACIÓN DE AUXINAS PARA CRECIMIENTO DEL FRUTO

En países como Sudáfrica, Perú, Argentina, Israel, EE.UU. y Brasil, que presentan una mayor acumulación de grados días en comparación con Chile (cuadro 2), la norma general es no emplear reguladores de crecimiento para hacer crecer la fruta. La situación chilena resulta muy diferente, al tener temperaturas más bajas y por tanto menor acumulación de grados días. En consecuencia, se debe obligatoriamente recurrir a las aplicaciones de auxinas, plantea Julio Cornejo. Un ejemplo claro de esto fue la temporada 2016/17, donde las temperaturas máximas de primavera-verano alcanzaron cifras récord, con un muy buen crecimiento de fruta lo que se reflejó en excelentes calibres y retornos.

Las auxinas desplazan la curva de crecimiento hacia calibres un poco más grandes. El efecto ocurre durante los 7 a 10 días (figura 2) posteriores a la aplicación, por una mayor elongación celular. Se produce un aumento sustancial en el tamaño del fruto, pero después del período indicado, este retoma el ritmo de crecimiento normal. El resultado se traduce en diferencias del orden de 3 a 4 mm de diámetro, cifra bastante coincidente con lo indicado por la literatura.

“No esperamos de las auxinas un efecto superior, sino que es parte de un conjunto de manejos”, aclara el ingeniero agrónomo, y es enfático en señalar que dosis mayores a las recomendadas pueden provocar aborto y caída de fruta, debido al incremento de etileno que generan las auxinas de síntesis al ser aplicadas en ese momento. El uso de auxina para engorde se hace una vez que ha terminado la caída natural de fruta, vale decir hacia el final de la fase 1 de crecimiento e inicio de la fase de elongación.

Se dispone de dos auxinas de síntesis, continúa el asesor: 2,4 DP y 3,5,6 TPA. Mientras el primero no bota frutos, el segundo sí puede inducir su caída.

¿CÓMO ELEGIR EL PRODUCTO MÁS APROPIADO?

Según se señaló, la percepción de las auxinas en la planta va a depender de la disponibilidad de receptores en el momento de la aplicación. Dichos receptores son menos en los frutos pequeños, por una parte, y por otra se van perdiendo en etapas de mayor desarrollo. Existe, por lo tanto, un punto en que se produce el mayor efecto. En términos prácticos para determinar el momento de aplicación se debe realizar un conteo de frutos por rangos de diámetro, como el que da de ejemplo en el cuadro 3 para clementinas (esto es válido para cualquier especie cítrica o variedad).

CUADRO 3. Conteo de frutos promedio de 2 árboles en Clemenluz, según diámetro ecuatorial, en dos sectores del huerto. María Pinto RM. 5 diciembre 2016.
CUADRO 4. Momento y dosis de aplicación de auxinas para crecimiento de fruto en distintas especies de cítricos.

Si el objetivo en este ejemplo es tener 40 toneladas de fruta por hectárea, en un huerto con 1.000 árboles/ha, esperando un peso final promedio del orden de 85 a 90 g, se necesitan 450 frutos por árbol aproximadamente. Por lo tanto, para alcanzar ese número de frutos, en el sector 1 del cuadro necesariamente habrá que recurrir a los frutos de las categorías más pequeñas, desde menos de 9 mm a 14 mm. En cambio en el sector 2 se puede alcanzar la cifra descartando los frutos de 9 mm o menos.

Así, para alcanzar la carga deseada en el sector 1, hay que considerar todos los frutos de la planta y no ralear, por lo que se debe esperar a que los frutos de los calibres inferiores alcancen el estado de mayor percepción a la auxina, que para el caso de 2,4 DP corresponde a 13 a 15 mm, y 16 a 18 mm para 3,5,6 TPA (cuadro 4). De esta forma ambas auxinas estimularán crecimiento y no habrá efecto raleador.

En el sector 2 existe un exceso de frutos, por lo que es recomendable ajustar la carga para no afectar calibres y evitar añerismo. En este caso se recomienda 3,5,6 TPA para eliminar los frutos de los rangos inferiores, que no llegarán a calibre comercial (en este ejemplo, los de menos de 9 mm). La aplicación de la auxina se debe hacer cuando el grupo de 10 a 14 mm alcance los 16 a 18 mm, así se hará crecer y los de menor tamaño caerán.

Se debe cambiar el lenguaje respecto de cómo utilizar las indicaciones para la aplicación de auxinas, apunta Cornejo. Cuando se dice que se va a aplicar con 14 mm, debe hacerse pensado en el grupo de frutos que se quiere hacer crecer y eso se determina haciendo la cosecha y calibración del total de los frutos de al menos 2 árboles representativos por sector. “No se debe considerar la indicación de etiqueta que señala que se debe aplicar cuando el 85% de los frutos alcancen un diámetro ecuatorial determinado, ya que esto es muy amplio y no apunta al grupo de frutos que realmente se quiere afectar. No olvidar que la acción de las auxinas ocurre cuando los receptores están activos y eso es con diámetros ecuatoriales específicos, como se indicó previamente”.

En limoneros que apuntan tanto a mercado externo como nacional, en que se busca aprovechar toda la fruta, se evitará el uso de 3,5,6 TPA. La elección de un producto u otro, por lo tanto, depende de las circunstancias y los objetivos.

CUADRO 5. Retorno obtenido en huerto de limoneros Fino 49. Popeta, RM. Temporada 2014/15.
FIGURA 3. Evaluación de la aplicación de auxinas de síntesis sobre la producción de mandarino W. Murcott en dos temporadas. María Pinto, RM.
CUADRO 6. Retorno obtenido en dos temporadas en mandarinos W. Murcott tratados con auxinas de síntesis. María Pinto, RM.

¿Cuál es el nivel de beneficio económico que se puede lograr con estas aplicaciones? Julio Cornejo mostró los resultados de un estudio en limonero Fino 49 en que se comparó un testigo con aplicaciones de 2,4 DP en dosis de 200 cc/100 litros de agua (4 L/ha) y de 250 cc/100 L (5 L/ha), todas efectuadas el 17 de diciembre de 2014. Las producciones totales en 2015 llegaron a 65,5, 66,8 y 73,9 t/ha, respectivamente. El color presentó diferencias significativas respecto del testigo y también entre dosis, siendo mejor el resultado al aplicar 5 L/ha. Al proyectar el retorno económico la diferencia llegó a US$6.723/ha en el tratamiento de mayor dosis respecto del testigo (cuadro 5).

La situación en otras especies cítricas puede ser diferente, como mostró el profesional de Agroconcultores mediante una evaluación en W. Murcott donde se aplicó 2,4 DP y 3,5,6 TPA en comparación al testigo (figura 3). Los resultados indicaron que en un año de baja producción podría ser más conveniente el uso de 2,4 DP, dado el efecto de mayor caída de fruta de 3,5,6 TPA, pero este último sería una opción mucho más atractiva en un año de alta producción, lo cual se refleja en los retornos (cuadro 6). En síntesis, puede manejarse la opción de producto a aplicar de acuerdo a la condición de la planta.

¿Qué pasa cuando se suma el uso de Ascophyllum con el de una auxina? Julio Cornejo planteó que los productos pueden tener un efecto mutuamente potenciador (figura 4 y cuadro 7). Sin embargo, se debe efectuar una muy buena aplicación en cuanto a alcanzar efectivamente a los frutos, ya que los reguladores de crecimiento no tienen un desplazamiento sistémico dentro de la planta. Enfatizó asimismo la necesidad de podar de manera que la penetración de las soluciones al follaje se vea facilitada.

FIGURA 4. Efecto de la aplicación de Ascophyllum nodosum y 3,5,6 TPA sobre la producción de mandarinas W. Murcott en dos temporadas. Mallarauco, RM.
CUADRO 7. Retorno obtenido en dos temporadas en mandarinas W. Murcott tratadas con extracto de Ascophyllum nodosum y auxinas, por separado y en combinación. Mallarauco, RM.

Producción y calibre se logran con un buen equilibrio entre la parte aérea y el sistema radicular, eso significa árboles podados (luz) y con el máximo de raíces posibles, ya que estas son la principal fuente de citoquininas endógenas responsables de la división celular. Ello, sumado al uso de bioestimulantes, genera alta producción de excelente calibre y de muy buena vida de poscosecha.

Existen técnicas de cultivo que se basan en plantas de gran tamaño, excesivamente vigorosas y con niveles de fertilización nitrogenada exacerbados. Este sistema no es sustentable económicamente ni desde el punto de vista de las plantas. Además compromete la calidad de fruta en poscosecha, aspecto relevante para nuestra industria de exportación. No se debe olvidar la relación inversamente proporcional entre altura del árbol y distancia de plantación. Si se pretende buscar una alta productividad con árboles grandes, se debe dar espacio para su desarrollo, y frente a esto es impensable usar alta densidad. Al tener árboles vigorosos (altos) en espacios reducidos, se provoca la pérdida productiva en la parte media a baja del árbol por falta de luz, y es precisamente esta zona donde se produce la fruta de mejor calidad. Al tener fruta en la parte alta del árbol, la cosecha se dificulta y encarece, y, para peor, el excesivo vigor estimula un deterioro prematuro de la fruta y una mala vida poscosecha. Más aun, si se utiliza altas dosis o aplicaciones innecesarias de auxinas, se estimula el envejecimiento prematuro de los frutos.

APLICACIONES DE ÁCIDO GIBERÉLICO PARA CONTROL DE CREASING

Se trata de un tema muy estudiado, la aplicación de AG3 debe hacerse al inicio de la fase 2 de elongación (primera quincena de enero). Si se atrasa a la fase 3 también habrá un efecto, pero con un impacto en fijación de la clorofila que se traducirá en problemas para alcanzar color. La dosis recomendada es de 10 ppm. En todo caso el creasing está muy vinculado a variables como la asfixia radicular y falta de desarrollo de raíces: frente a desafíos climáticos como las olas de calor de los últimos años, la falta de un sistema radical que permita tomar el agua suficiente conduce a fisiopatías como la señalada, especialmente en temporadas de alta producción.

APLICACIÓN DE AUXINAS PARA CAÍDA DE FRUTOS Y USO DE ÁCIDOS HÚMICOS

La caída de frutos ha sido un problema recurrente en los últimos años, sobre todo frente a lluvias de otoño. Un factor predisponente son los suelos sellados, con alto contenido de arcilla y bajo espacio poroso. La saturación hídrica induce la producción de una gran cantidad de ácido carboxílico 1–amino–ciclo–propano (ACC), vinculado a la síntesis de etileno. El ACC sube y gatilla la absición de frutos. Para enfrentar esta situación se ocupa 2,4 D en dosis de 10 ppm; en naranjas se aplica en quiebre de color (inicio de la fase 3) y lo mismo en mandarinas como W. Murcott, pero eventualmente con una aplicación adicional a los 30 días. Así “deberíamos andar bien”, señala Julio Cornejo, siempre y cuando se haya desarrollado un buen sistema radicular que permita tener condiciones productivas superiores. “Actualmente estamos evaluando aplicaciones adicionales a las señaladas para mejorar la retención de frutos en las plantas frente a estrés de asfixia producida por precipitaciones concentradas, como fue el caso del otoño pasado”, agrega.

FIGURA 5. Producción en W. Murcott bajo tratamiento con distintos ácidos húmicos en dos temporadas. María Pinto, RM.
FIGURA 6. Producción en W. Murcott bajo tratamiento con distintos ácidos húmicos. Nogales, 5ª región.
CUADRO 8. Retorno a productor en W. Murcott bajo tratamiento con distintos ácidos húmicos en dos temporadas.
María Pinto, RM.

El asesor se refiere a los positivos efectos del ácido húmico, que se ha reflejado en evaluaciones realizadas con distintos productos en huertos de W. Murcott tanto en suelos livianos como en suelos arcillosos (figuras 5 y 6). Los tratamientos aplicados en el primer o segundo flush de raíces, o en ambos, fueron casi en todos los casos superiores al testigo en producción y retornos. “Es una herramienta que hay que incorporar”, especificó.

Finalmente, respecto de los productos que se ofrecen para ganar color en huertos que tienen problemas con este atributo, indicó que en algunas temporadas se han tenido buenos resultados con algunos de ellos, pero en temporadas calurosas como la recién pasada, no se han apreciado mayores diferencias respecto de no aplicar. “Dependemos un poco de la condición climática, ya que el color externo de la fruta, aparte de las diferencias térmicas entre el día y la noche, está sujeto a la acumulación de sacarosa en la cáscara, aspecto directamente relacionado con los grados días acumulados. Y por supuesto se debe tener siempre presente evitar aquellos manejos que favorezcan a la clorofila por sobre los carotenoides, como es el excesivo vigor y sombreamiento, por sobrefertilización nitrogenada y ausencia de poda”, concluyó.

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