Bagno trae a Chile la primera malla libre de plástico para frutas frescas
Se trata de un monoproducto de celulosa, que permite su compostaje o reciclaje igual que un papel o cartón. Chile será el primer país de Latinoamérica en contar con esta tecnología de punta.
Cada vez son más las personas que consideran la sostenibilidad de la producción al momento de elegir un producto, tanto así que para muchos se trata de un decisor de compra. Este interés, que ha tomado mucha fuerza en los últimos años, es impulsado en gran medida por las nuevas generaciones, que exigen procesos sostenibles a la hora de adquirir productos.
Es en este contexto que Bagno, empresa que importa y distribuye frutas frescas por todo el territorio nacional, apostó por una malla monoproducto, hecha 100% de celulosa. El envase además no tiene etiqueta, que muchas veces es de otro material y no permite su reciclaje. En cambio, Bagno presenta una malla consistente de un film de celulosa que incluye toda la información en él, sin necesidad de una etiqueta.
Este desarrollo y su llegada a Chile, que será el primer país de América Latina en tenerlo, se da gracias a la alianza estratégica de más de 20 años que mantiene Bagno con Giró, compañía española líder de soluciones de envasado sostenibles para productos hortofrutícolas. De hecho fue Giró el inventor del envase en malla, hace más de 65 años, y que comenzó a trabajar en esta tecnología 100% celulosa hace tres años.
EL CAMINO PARA UN ENVASE 100% COMPOSTABLE Y LIBRE DE PLÁSTICO
Desde sus inicios, Giró se ha concentrado en el I+D de envases respetuosos con el medio ambiente. La malla plástica es una solución para envasar fruta muy eficiente en el uso de materiales. “Usamos sólo un gramo de plástico por kilo de peso de producto para conseguir envases de mucha resistencia”, recuerda Albert Oleart, Export Area Manager LATAM del grupo Giró.
Fiel a su espíritu innovador y continuando con el desarrollo de soluciones sostenibles, Giró investigó alternativas al plástico. Fue así como introdujeron PLA en sus envases, que si bien es compostable, no es 100% natural. El PLA es un material que necesariamente debe ser procesado en una planta de compostaje antes de su reciclaje y cuenta con una huella de carbono muy alta respecto a otros materiales. “Además son a base de maíz, que tiene una serie de connotaciones negativas por los cultivos transgénicos y muchas cadenas de supermercados han vetado este tipo de materiales”, explica Oleart.
Buscando ofrecer envases más amigables con el medio ambiente, llegaron al producto actual. El hecho de que sea totalmente de celulosa y sin etiqueta, permite que la revalorización del envase sea muy fácil, sin la necesidad de pasar por procesos adicionales. “Facilitar el compostaje es un gran avance y es una de las características que nos llevó a tomar la decisión”, apunta Julio Correa, Gerente de Venta Retail de Bagno.
INVERTIR PARA ELIMINAR EL PLÁSTICO
Ambas empresas comparten filosofías similares en torno a la sostenibilidad. “Tanto Bagno como Giró estamos haciendo pasos de gigante en el mercado chileno para que la sostenibilidad de verdad entre en Chile”, asegura Oleart.
Bagno, por su parte, también está en un proceso de eliminar el plástico de sus procesos, lo que requiere tiempo e inversión. Para traer la malla de celulosa a Chile, Bagno debió invertir en la maquinaria de Giró para poder producir los envases. Es decir, las máquinas se han desarrollado conjuntamente con el envase para incorporarlo en la cadena de producción y tener un volumen de producto escalable comercialmente.
RESPONSABILIDAD DE USO DE LOS CONSUMIDORES
Como parte de la estrategia para dar a conocer el nuevo envase, Bagno pondrá en marcha una activa campaña en redes sociales, puntos de venta y prensa. El foco estará en evidenciar el problema del bajo nivel de reciclaje del plástico a nivel mundial -se estima que sólo el 9% de los residuos plásticos se reciclan-, y en concientizar a los consumidores con el envase de celulosa como una solución a este problema.
Esto es muy importante tanto para Bagno como Giró, quienes consideran que debe ir acompañado de un esfuerzo conjunto entre industria y consumidores. “Esto no pasa solamente por nosotros como industria de la fruta y del embalaje, sino también es el usuario final el que tiene que hacer su parte de hacer un uso responsable de todos los materiales que usa en su vida diaria”, subraya Albert Oleart.
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