Avances en manejo integrado de plagas en el cultivo del palto en la irrigación de Chavimochic
Ph. D. Jorge Castillo Valiente, Universidad Nacional Agraria La Molina.
Comité de Sanidad de la Junta de Usuarios de Riego Presurizado del Distrito de Riego Moche Virú Chao – JURP. Asociación de Agricultores Agroexportadores Propietarios de Terrenos de CHAVIMOCHIC – APTCH.
Desde que los primeros paltos fueron sembrados el año 1997, hasta hoy, han transcurrido cerca de 23 años y han sucedido una serie de cambios en la superficie del área cultivada y en la dinámica de plagas en la irrigación Chavimochic, estableciéndose estas últimas como problemas recurrentes y que hemos aprendido a manejar mediante un Programa de Manejo Integrado de Plagas (MIP). (Fig. 1)
En los primeros años, los principales problemas eran ocasionales, como queresas, especialmente de la familia Diaspididae (Fig. 2) y conforme el cultivo se fue incrementando en área, aparecieron nuevos problemas como lepidópteros, chinches, queresas Coccidae, moscas blancas y enfermedades diversas como Lasiodiplodia spp., entre las más recurrentes.
Para cada uno de estos problemas se diseñaron estrategias de control que fueron consolidándose en programas MIP, siendo trabajados arduamente por el Comité de Sanidad de la Junta de Usuarios de Riego Presurizado del Distrito de Riego Moche Virú Chao y la Asociación de Agricultores Agroexportadores Propietarios de Terrenos de Chavimochic (JURP- APTCH). Se realizaron una serie de experimentos, diseñados por el Comité de Sanidad, y ejecutados por los asociados, para su validación y divulgación, de acuerdo con los resultados obtenidos o realizando algunos ajustes para que la nueva estrategia de manejo sea exitosa.
CALIDAD DE LA PLANTA, CRUCIAL PARA ESTABLECER UN PROGRAMA DE MIP
Tenemos muchos ejemplos de lo aprendido, como el hecho de que la calidad de planta es importante para poder establecer los programas MIP; si estas plantas presentan defectos desde su instalación, más adelante, los diferentes problemas fitosanitarios se establecerán en campo definitivo, diseminándose a diferentes áreas cultivadas.
La práctica cultural que más nos ayuda en el manejo fitosanitario del cultivo de palto (Fig. 3), es la poda, que normalmente se realiza después de la cosecha, y/o la poda en verano para realizar algunos ajustes de la copa del árbol, permitiéndonos tener accesibilidad a la parte interna de la planta y llegar donde el insecto vive, especialmente para el manejo de queresas. Esta práctica cultural marca la diferencia entre la presencia o no de estos insectos, y nos provee madera nueva, para el manejo de enfermedades.
A lo largo de la costa de Perú, existen vientos que acarrean abundante cantidad de polvo, que se sedimentan en las hojas (Fig. 4), provocando que algunas plagas, como los ácaros se establezcan con mayor facilidad, afectando el establecimiento del control biológico y la eficiencia de las aplicaciones de diferentes productos fitosanitarios. El lavado de los árboles (Fig. 5), constituye otra práctica cultural, que evita estas malas condiciones de las plantas. Existen zonas de los campos cultivados que colindan con los caminos, donde las primeras líneas pueden retener de 3 a 6 gramos de polvo por cada 100 hojas. Si proyectamos esta cantidad al número total de hojas por planta, se puede llegar a tener de 300 a 500 gramos de polvo retenido por árbol, de más de 5 años.
Otra de las prácticas que hemos logrado consolidar en estos años, es la evaluación de queresas bajo estereoscopio (Fig. 6), para determinar las acciones que se deben realizar, especialmente para el manejo de las queresas en estado de ‘crawler’ o migrantes. Mucho de los controles se deciden en base a esta información que se obtiene de los diferentes estados biológicos de las plagas. Tradicionalmente, los objetivos de control estaban dirigidos a queresas que se encontraban adultas u oviplenas, sin embargo, hemos revertido esta práctica, para enfocarnos al control del estado biológico más vulnerable de la plaga. (Fig. 7)
Tenemos consolidados los manejos de biologías comparativas en campo y laboratorio, para determinar los momentos más vulnerables de los estados biológicos objetivos de control, como ‘crawler’ o migrantes para queresas, eclosiones de huevos para lepidópteros y ácaros (Fig. 8), emergencias de adultos de los puparios de lepidópteros y evitar se repitan los ciclos biológicos o tengamos generaciones superpuestas de estos artrópodos donde las alternativas de control se tornan más complicadas.
Hemos establecidos áreas o corredores ‘buffer’, de amortiguamiento o de refugio de los controladores biológicos (Fig. 9 y 10), que nos permiten tener incremento de enemigos naturales, constituyéndose adicionalmente, en una fuente alternativa de polen y miel para las abejas que se instalan en colmenas, como insectos polinizadores en época de floración. Esta biodiversidad escogida, pasa por una validación de compatibilidad entomológica del cultivo principal con la planta propuesta (Fig. 11) para establecer el mejor manejo de la misma, ya que podría ser contraproducente si es que esa entomofauna favorece a un insecto problema, por lo que tenemos que escoger esta biodiversidad y hacerla compatible con el cultivo, propiciando un equilibrio agroecológico que no permita que se rebase la población plaga.
En el área de control biológico se ha consolidado, en las mismas empresas agroindustriales, laboratorios de controladores biólogicos y de entomopatógenos que son validados en campo y según los resultados, utilizados en forma masiva. Adicionalmente, ha sido una oportunidad para que muchas personas puedan consolidar sus empresas de insumos biológicos, con buenos resultados, pasando previamente por un control de calidad realizado por el laboratorio de la JURP-APTCH para decidir su adquisición.
Actualmente, se están realizando las inducciones, para la recuperación y liberación de controladores biológicos, por parte de los usuarios, y mantener una crianza in situ activa de controladores biológicos y reducir la población inicial de las plagas.
La presencia de otros cultivos fomenta la presencia de aves que construyen sus nidos en los árboles de palto, especialmente en las zonas perimetrales y que podrían, eventualmente, afectar la cosmética de los frutos. Se están regulando sus poblaciones para evitar sirvan de transporte o de foresis, de otros artrópodos, que podrían ser el punto de inicio de problemas fitosanitarios.
VARIACIONES EN LAS ESTRATEGIAS MIP
Los mercados se encuentran en constante cambio, por lo que las estrategias e implementación del programa MIP, ha sufrido variaciones, especialmente por los requisitos de los mercados que se han vuelto más exigente al requerir fruta con el menor daño cosmético e inocuidad posible y, a esto se suma los protocolos de rigor implementados por la nueva pandemia de Covid-19.
Existe una corriente de exigencia de los mercados, no solo por el uso de productos que no afecten la salud y el medio ambiente, sino que también se tiene una exigencia interna de tener el menor daño en fruta a exportar, por lo que los esfuerzos son cada vez mayores para tener estas dos variables satisfechas. Existe prohibición de algunas moléculas a nivel internacional por razones de su amplio espectro de acción y por el efecto que tiene en la fauna benéfica y polinizadores como las abejas, por lo que se escogen productos orgánico sintéticos permitidos; pero utilizados en el momento fenológico adecuado y dentro de los compromisos que nos permiten nuestros compradores. Actualmente, se ofertan plaguicidas con registro de orgánico, en su mayoría, como extractos vegetales, que nos ayudan a alcanzar estos objetivos.
Si bien es cierto que, como asociación, tenemos un éxito en el producto final, es necesario realizar una reflexión en cuanto a los estándares de calidad que requieren los mercados, ya que debemos ser conscientes de que, si queremos hacer que este negocio de agricultura sea sustentable, debemos respetar algunos principios agroecológicos básicos como ser más flexibles en los porcentajes de infestación de daño cosmético en la fruta.
Si queremos que un controlador biológico se encuentre presente en los campos, debemos permitir un porcentaje de infestación tolerable de la plaga, comercialmente hablando, en el producto final, ya que los insectos benéficos son dependientes de la densidad plaga. De lo contrario, estaríamos forzando, sin quererlo, obviamente, al desarrollo de nuevas plagas por las exigencias del mercado que empujan a los productores, especialmente los no organizados, a realizar manejos diferentes que podrían propiciar desequilibrios, que nadie los quiere; pero que pueden ser provocados por las exigencias y los estándares de calidad exigidos.
Debemos acostumbrarnos a mirar, al final de la campaña, los porcentajes de infestación de fruta en por lo menos un 5%. Esta fruta no debe ser vista como de descarte, sino de diferente calidad, probablemente con un ligero menor precio; pero que es exportable, y de esta manera, no generar desequilibrios agroecológicos dentro de una agricultura sustentable.
Desde el punto de vista del capital humano, se tiene bien establecido una larga data de capacitaciones (Fig. 12) en forma presencial, pero que por el momento se está realizando de manera virtual. Del mismo modo, se cuenta con la revista institucional “Arenagro: Cultivando El Desierto” y actualmente se está produciendo un material bibliográfico en forma de boletines fitosanitarios para su distribución electrónica.