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Agrícola Pampa Baja

Ajustes necesarios para una mejor productividad y mayores calibres

La empresa arequipeña ha diseñado y puesto en marcha una estrategia cuyos resultados han permitido mejorar la calidad de la fruta, además de lograr un uso más eficiente del recurso hídrico.

04 de Abril 2022 Equipo Redagrícola
Ajustes necesarios para una mejor productividad y mayores calibres

Por Rodrigo Pizarro Yáñez y Felipe Aldunate M.

Carlos Saavedra, gerente de operaciones de Agrícola Pampa Baja.

El tiempo ha ido derribando ciertos mitos en la producción de paltas en el norte del país. El primero de ellos, el calibre. Comúnmente, se decía que aquella fruta que se produce al norte del principal centro de producción del país, La Libertad, solo se cosechaba frutas de calibres pequeños. “Eso ya no es así. Aquí en el fundo, nos estamos moviendo entre calibres 14, 16, 18 y 20 es decir que el 80% de nuestra fruta es calibre 20 o mayor”, cuenta el ingeniero Carlos Saavedra, gerente de operaciones Norte de Agrícola Pampa Baja. Para corregir la tendencia que, en algún momento tuvo la fruta, iniciaron ya hace dos años un seguimiento muy acabado de las demandas hídricas de los árboles. “Eso lo hemos acompañado de un cambio de estrategia nutricional”, cuenta Saavedra. “No hemos subido ni en nitrógeno ni fósforo, pero sí en potasio, donde hemos doblado. Estamos en cerca de 500 unidades y eso es, creo, lo que nos ha ayudado a conseguir los calibres que hoy tenemos”, añade.

El segundo mito que han logrado derribar es que el cultivo hay que regarlo con un mínimo de 18.000 m3/ha/año. “Hoy estamos en 14.000 m3/ha/año y tenemos algunos sectores del fundo donde hemos logrado bajar a 13.000 m3/ha/año, aunque estos últimos que aún están en periodo de crecimiento”, precisa Saavedra.

SEGURIDAD DE AGUA. Para no pasas zozobras ante una escasez de agua, en Agrícola Pampa baja cuentan con dos reservorios, al que próximamente se añadirá un tercero. Además, cuentan con 4 pozos, desde donde sacan agua a una profundidad de 240 metros.

Para lograr una mejor gestión del recurso hídrico en los huertos de Olmos, desde hace dos años están trabajando con tres estaciones de telemetría, que están monitoreando nueve plantas, que les ayudan a monitorear la humedad del suelo a diferentes profundidades, a 20, 40 y 60 centímetros y nos ayuda a ver si la planta efectivamente está creciendo y además miden en tiempo real los niveles de fósforo, nitrógeno y potasio para ver si efectivamente. “Es una herramienta fantástica con la cual hemos podido bajar los volúmenes de agua en las plantas”, precisa. También para hacer una mejor gestión del recurso hídrico en un terreno donde, si bien hay seguridad de agua, cualquier ahorro que se haga de esta, servirá para afrontar las épocas de ‘vacas flacas’.

NUEVA ESTRATEGIA DE NUTRICIÓN

“Además de una mejor gestión y uso del agua, lo más interesante es que hemos dejado de trabajar con las plantillas anuales de fertilización para pasar a un monitoreo y ajuste diario de acuerdo a la real necesidad de la planta, porque estas estaciones nos indican si la planta está comiendo o no. Si no está comiendo no se fertiliza o se hace en menor medida”, sostiene el gerente de operaciones sobre un manejo minucioso en los campos, con el objetivo de obtener fruta de calidad y mayor productividad en un fundo de 1.100 ha, de las cuales hay 917 plantadas con paltos Hass. “Cuando llegué a Olmos, en 2020, había zonas del campo donde las hojas de los árboles eran amarillas. Tras analizar el porqué, concluimos que era por un exceso de agua, por ello se la hemos bajado y hoy en día están mejor. Hay algunos árboles que podemos ver que tienen las hojas quemadas. Eso ocurre porque como les estamos dando el agua necesaria, las sales van subiendo, entonces una vez al mes tenemos que dar un riego pesado”, cuenta el agrónomo.

Por ello, es que a medida que se fue plantando el campo, se fueron construyendo reservorios para la acumulación de agua. Hoy cuentan con cinco, siéndolos dos últimos de una capacidad para 150.000 m3 y otro para 175.000 m3 que, en caso de haber una emergencia hídrica, por ejemplo, en el supuesto caso de que el río Huancabamba no nos entregue agua, Pampa Baja podría continuar regando sus huertos durante quince días. Estas obras de acumulación han significado una inversión de unos US$500.000 cada uno.

PREVENCIÓN. Tras el Fenómeno El Niño que afectó a Olmos en 2017, la empresa decidió la construcción de drenes que atraviesan el campo.

Trabajamos con drenes, que ocupan alrededor de 70 ha, porque cuando ocurrió el Fenómeno El Niño (FEN) en 2017 se hicieron varias lagunas. No los hemos podido probar aun porque no hemos vuelto a tener un FEN. Pero estamos seguros que ante un nuevo FEN estamos mas que preparados para que nos nos afecte en nuestras plantaciones.

De todos los campos que cultivan paltos en Olmos, el de Pampa Baja es el más precoz de todos. “Los dos últimos años hemos cosechado fruta a partir de la segunda semana de marzo, mientras que nuestros vecinos lo hacen en la primera semana de abril”, cuenta Saavedra, sobre la proyección de cosecha de fruta que hacían a mediados de febrero. “Eso, siempre y cuando, los porcentajes de materia seca sean los correctos para hacer esta tarea.

TRASLADO. La fruta cosechada se lleva al hidrocooler de otra empresa ubicada en el Proyecto Olmos. Tras eso, va en camión a La Libertad, donde se empaca.

La fruta cosechada debe estar en poco más de doce horas en Chao, en La Libertad, donde se procesa y empaca. Pero antes, una vez recogida, es llevada a un centro de enfriamiento y punto de acopio cercano donde se mete a ‘hidrocooler’. Un inspector de Senasa saca muestras de la fruta y precinta el camión para que pueda entrar en La Libertad.

PROYECCIÓN DE 9 MILLONES DE KILOS PARA 2022

Esta campaña los responsables de Pampa Baja han proyectado una producción de 9 millones de kilos, de los cuales 8 corresponderán a paltas Hass. Ya a mediados de febrero habían iniciado la cosecha de los polinizantes, Etinger y Zutano, dos variedades verdes que, en las últimas dos campañas han visto como los precios para esta fruta han estado, según Saavedra, “muy buenos”.

La previsión de este año es prácticamente lo mismo que cosecharon en la campaña 2021. ¿Qué ha ocurrido para que las producciones se mantengan estables? “Este año, la tradicional ‘flor loca’ que sale en el mes de agosto, salió muy bonita. Pero lamentablemente, se cayó”, cuenta el gerente de operaciones. Con una situación así, revisaron toda la información disponible de los sondajes y de las estaciones meteorológicas, dándose cuenta de que había una bajada de la radiación solar entre los meses de julio y agosto.

COSECHANDO. Cuadrillas de 16 trabajadores estaban cosechando a mediados de febrero la fruta de Etinger.

“Eso hace que la planta esté inactiva, poca fotosíntesis y baja generación de fotosintatos o reservas, y demuestra que le estamos aportando nitrógeno, pero no lo está consumiendo. Aprendemos de que, si el próximo año ocurriese lo mismo, tendremos que entrar con una activación hormonal, con promalinas, que es una mezcla de citoquininas con giberelinas, asi como un manejo mas fino de fertilización a nivel foliar porque la raíz no esta activa comiendo”, explica el gerente de operaciones de Pampa Baja en Olmos.

Para complementar la polinización en el campo, esta campaña usaron 2 colmenas de abeja/ha . “Como no hubo la radiación adecuada, vimos que las abejas estaban trabajando, pero habían bajado su ritmo habitual. Finalmente, se reactivaron en octubre, cuando había un poco más de calor. Además, la zona por su cercanía a la flora natural de los cerros de la zona cuenta con una vasta gama de polinizantes naturales somo abejorros, abejas y moscas”, cuenta, sobre un proyecto para el cual este año esperan un promedio productivo de 10 t/ha con plantas desde 3 años hasta 6 de edad, aunque hay sectores del campo donde llegan a conseguir 28/ha. El reto para 2023 es llegar a 14 t/ha y para cuando esté en plena producción es llegar a las 22 t/ha.

DONDE EL PALTO CONVIVÍA CON HORTALIZAS

Hasta hace no mucho tiempo atrás, en el campo de Pampa Baja en Olmos los paltos convivían con cultivos de pimientos y cebollas. Esas superficies siguen, pero fuera del Proyecto Olmos, con el objetivo de complementar las cosechas que tienen de esas hortalizas en Arequipa.

ARÁNDANOS EN AREQUIPA

A diferencia de otras empresas que están en la zona irrigada, que manejan dos o tres cultivos, Pampa Baja decidió apostar solo por el palto. “Tenemos un campo experimental de arándanos, pero lo tenemos en Arequipa, donde está en desarrollo la primera superficie de este fruto de color azul. “ se trata de una parcela de 10 ha con variedades todas de calidad ‘premium’ y licenciadas para probarlas con miras a lo que será Majes 2”, confirma Saavedra.

LA OPINIÓN DEL ASESOR

“Hacer una mejor gestión del agua ha tenido un impacto súper positivo en el desarrollo del huerto”, sostiene Gonzalo Vargas, consultor internacional, especialista en paltos y asesor de Agrícola Pampa Baja en Olmos y Arequipa, sobre la estrategia que han diseñado para reducir el uso de agua. Pero, ¿es posible seguir reduciendo? “Por cierto”, responde. “La idea es ir bajando 1.000 m3/ha/año, para llegar idealmente a regar con 11.000 m3/ha/año”.

Todo el manejo que han diseñado apunta a obtener fruta temprana. De hecho, este campo, históricamente es el que se cosecha antes en el Proyecto Olmos. “La idea es sacar en Olmos la fruta temprana y en Arequipa la más tardía”, dice, para añadir que un tema muy importante que están manejando es el ‘suelo vivo’. “Es clave ir agregando materia orgánica al suelo para despertar los microorganismos que están en el suelo.

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