Sanidad en huertos de cerezos, el principal desafío ante la incertidumbre climática
Abundantes precipitaciones, mayor humedad y altas temperaturas están marcando la actual temporada de cerezas. Esas características climáticas son la ‘tormenta perfecta’ para la aparición de enfermedades fungosas, que obligan a afinar las estrategias de prevención y control.
“Esta es una temporada anómala y de las más difíciles, probablemente, que hemos tenido”, así grafica el asesor, especialista en cerezos, Walter Masman, la actual temporada de este carozo, marcada por fuerte y abundantes precipitaciones y días de calor.
Pese a las bajas horas de frío registradas durante mayo, junio y julio por un invierno más cálido en comparación de años anteriores, el experto sostiene que, si hubiésemos venido con el ‘calorcito’ que se arrastraba desde agosto y hubiese seguido en septiembre, “la temporada, para mí, hubiese sido exitosa completa: temprana y de buena oferta, pero hoy día el frío está ralentizando los procesos en los huertos”.
Un septiembre más frío de lo esperado, sumado a las lluvias de ese mes y también las que se registraron en agosto, han demostrado que este año el Fenómeno El Niño ha desatado una incertidumbre climática que puede tener a muchos productores desconcertados.
“Con las dificultades que ha tenido esta temporada, se viene presentando más temprana que la temporada pasada para algunas zonas agroclimáticas, a diferencia de otras que se vienen retrasando”, detalla Masman, añadiendo que, “a diferencia del año pasado, la floración partió muy temprano”. En ese sentido, dice que los estados fenológicos completos se han acelerado, sobre todo en huertos con variedad Lapins.
En un contexto de sequía desde hace más de una década, un año que se ha presentado como un regreso a la ‘normalidad’ según las mediciones históricas, es una anomalía. Más aún cuando el ‘boom’ del cerezo en Chile cuajó aproximadamente desde 2012, momento en que comenzó el crecimiento explosivo de hectáreas plantadas con variedades tradicionales y también aquellas de genética avanzada, que este año enfrentarán nuevos desafíos.
“Dentro de los procesos de evaluación no habían tenido años como este”, señala Masman sobre las diferentes variedades, que al final de temporada se podrá ver cómo reaccionarán frente a la falta de frío, la humedad o incluso la resistencia a las partiduras que puedan tener en caso de que -tal como se proyecta-, haya lluvias en octubre.
SANIDAD DE LA FRUTA, PRIMERA IMPORTANCIA
Con inviernos secos o primaveras cálidas, cualquier programa fitosanitario con activos quizá no muy potentes cumplía su trabajo y controlaba enfermedades, comenta Walter Masman. Pero tras varias semanas con fuertes lluvias, casi todos las aplicaciones y tratamientos se han lavado luego de estos eventos. Y es que en casi todas las zonas productivas de cerezo ha llovido más de 30 mm durante el período de floración.
“Si el domingo tengo una intensidad de lluvia más potente que un día miércoles, ¿tengo que aplicar antes? si, y posteriormente tendré que volver a aplicar”, comenta el asesor, sobre una estrategia a la que no están acostumbrados los productores, ya que hasta hace no mucho tiempo, bastaba hacer pocas aplicaciones.
Este nuevo escenario que ha presentado la temporada ha provocado la aparición de enfermedades que se han manifestado en las flores de cerezo, incluso con hongos en los pétalos, algo que según Masman era como ‘encontrar una aguja en un pajar’, pero esta temporada se está viendo en los huertos la aparición de Botrytis y/o Monilia y en varios sectores presentando la aparición de Pseudomona.
Al respecto, Masman comenta que “Botrytis siempre está presente. Nunca la vemos porque queda latente. Está escondida y, de hecho, nunca se manifiesta como tal o genera micelio en esta etapa. Pero cuando la fruta comienza a tomar azúcar, el hongo comienza a segregar enzimas, rompe la pared y se mete. Pero verlo ahora, en este periodo de la temporada, es porque estamos en condiciones complejas”.
Frente a esta experiencia inédita en campos de la zona central, en huertos de la zona sur, donde a pesar del frente climático, se ha encontrado con programas fitosanitarios que no se condicen con cómo se ha comportado el clima, sino más bien a un año seco que avanza rápido, “no el de lluvias intensas que hemos tenido. Hacer solo tres aplicaciones de fungicidas dista mucho de la presión que enfrentan los huertos”, advierte el asesor.
MANEJOS CONTRA LOS HONGOS
De acuerdo a Walter Masman, el período de floración es, por lejos, el más incidente desde el punto de vista de la cosecha, y los hongos de floración (como Botrytis, Alternaria y Monilia), que han aparecido en las diferentes etapas de este proceso, desde botón blanco a plena floración, donde pueden pasar varios días, son los que terminarán afectando a la fruta, su calidad y su potencial comercial.
Por ello el experto apunta a que son necesarios buenos cubrimientos y una buena elección de activos, “porque hay activos que indudablemente cumplen roles para diferentes enfermedades en floración y para ello hay que elegir lo mejor: en tu equipo tiene que estar Messi y Cristiano Ronaldo, y todos sabemos cuáles son esos activos: Fenhexamid; Penthiopyrad; Pyaraclostribin; Boscalid; Fludioxinil; Fluopyram. Deben usarse porque hacen muy bien la pega”, explica y subraya la importancia de no repetir moléculas para no generar resistencia.
Desde el punto de vista del manejo, el raleo será importante, a fin de evitar aglomeraciones de fruta que no permitan una correcta ventilación o una correcta aplicación. “Así estaremos evitando que se generen nidos de cualquier enfermedad que después se verá en poscosecha”, dice.
La madera es muy importante y, por ello, será importante conocer cuáles son las aplicaciones y los manejos que el productor terminó realizando en prefloración. El cobre, los productos biológicos que también ayudan a proteger o blindar a la planta del desarrollo de hongos.
“Ahora bien, le damos énfasis a la flor. Y efectivamente, la gran mayoría de los fungicidas que uno aplica para eso no atacan los hongos de madera, pero hay algunos que sí. Entonces una vez terminada la floración, no podemos ocuparnos de eso, porque hay problemas de carencia con los productos. Sin embargo, podemos seguir aplicando productos biológicos (Bacillus spp, Trichodermas) o también , por ejemplo, cobres pentahidratados y mantener a la planta en condiciones para que no sufra condiciones de estrés, además de productos que ayudan a manifestar alguna respuesta en la planta” explica el asesor.
La presión de estas enfermedades se puede multiplicar en huertos techados, sobre todo cuando no hay una adecuada ventilación en días de alta temperatura. El asesor señala que bajo cubiertas plásticas, “si se está dando una condición muy húmeda y cálida a la vez, es el paraíso para los hongos. Hemos hablado de enfermedades de la fruta pero por otro lado también hay enfermedades de madera, y cuando estas comienzan a convivir, tendremos un árbol que se comienza a deteriorar desde el punto de vista de su respuesta vegetativa, además de la aparición de enfermedades fungosas. Es la tormenta perfecta”, advierte Masman.
¿Qué efectos provoca lo anterior? Algunos de los efectos de esta problemática serían árboles que no crecen, fruta que no evoluciona ni crece, por ejemplo, que no hay toma de color o el fruto se queda pequeño. “Eso el productor también debe saber leer para poder hacer los manejos adecuados”, sugiere y también recomienda ajustar el programa de fertilización. “Probablemente hay agricultores que sus huertos estén en suelos muy lavados y con una CE muy baja, lo que no permite una buena asimilación de los nutrientes. Si se fertilizó tarde, les pasará la cuenta, porque las raíces no tendrán la capacidad de intercambio y no va a tomar lo que necesita”.
TEMPORADA MÁS CARA
Las complicaciones traídas por el Fenómeno El Niño, sin bien anunciadas y esperadas, significarán además que esta sea una temporada más cara para los productores, ya que deberán proteger de forma más intensiva su fruta con un programa fitosanitario acorde a la incertidumbre climática.
Masman destaca, a modo de ejemplo, que en un año con este fenómeno, normalmente en la zona metropolitana caen del orden de los 25 mm de lluvia en septiembre, pero este año en un solo día cayeron más de 30 mm. Y se proyectan más lluvias de aquí a fin de año, sobre todo en octubre y noviembre, de acuerdo a las proyecciones señaladas por expertos““Ahí podríamos entrar en un problema, porque estaríamos hablando de partiduras”, advierte el asesor.
“El productor va a tener un año más caro de producción, absolutamente. Si analizas los programas fitosanitarios, los productores probablemente ya están gastando el doble de lo que hacían en otros años en esta temporada”, comenta Masman.
Otro problema que podrían enfrentar los productores será el de bajas cuajas y potenciales desuniformidades en su fruta. Pese a la falta de frío invernal, un mes de agosto más cálido habría ayudado a soslayar ese déficit, pero las lluvias y bajas temperaturas que le siguieron, más las baja acumulación de horas frío habría provocado malos desarrollos en las estructuras de la flor, “particularmente parece asociado a la parte masculina, a nivel de estambre, y a nivel de polen”, que llevaría a tener bajas cuajas, que tendrán un impacto negativo en la oferta de flores, ya sea por ser de mala calidad o poco viables, visualizándose como yemas muertas en estos momentos.
A raíz de este problema, Masman detalla además que se podrán manifestar grados de desuniformidad en la fruta dada la condición de temperatura que estamos viendo, con humedad, lluvias y frío inusuales a los que se venía registrando en un mes de septiembre en los últimos años.