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Claudio Schneider. Director técnico senior de Conservación Internacional

“La agroindustria debe recurrir a la ciencia para enfrentar el cambio climático”

En la costa peruana se encuentra la agricultura intensiva del país. Y tanto Ica como Piura, han venido sufriendo los embates de estos “climas locos”. Claudio Schneider señala al cambio climático, como el principal causante de estas temperaturas inusuales, que devienen, en ocasiones, en lluvias catastróficas, como se evidenció en el Niño Costero del 2017. Advierte una mayor dificultad para predecir los eventos climáticos intensos pero recomienda no bajar la guardia y echar mano a la ciencia.

08 de Noviembre 2019 Equipo Redagrícola
“La agroindustria debe recurrir a la ciencia para enfrentar el cambio climático”

Gabriel Gargurevich Pazos

Claudio Schneider es ingeniero forestal, pero se ha dedicado a la conservación de la naturaleza. Es director técnico senior de Conservación Internacional (CI) y, desde hace ya bastante tiempo, trabaja en temas relacionados al clima, investigando, especialmente, entorno a la reducción de emisiones de carbono y adaptación de los agricultores a estos procesos.

Dentro de los proyectos que trabaja con CI, se encuentra uno relacionado al Bosque de Protección de Altomayo, una zona protegida ubicada en la cuenca alta del río Mayo en la provincia de Rioja y provincia de Moyobamba, departamento de San Martín. Se trata de selvas de montañas nubosas y lluviosas con gran biodiversidad. Esta actividad, la trabajan en coordinación con el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp).

De esta manera, ayudan a reducir la deforestación y los impactos que sufre esta área por causa de la migración que viene de la sierra, campesinos buscando oportunidades. Básicamente, trabajan con estos campesinos y hacen acuerdos de conservación con ellos, ayudándolos a cultivar un mejor café, de buena calidad, de mejor productividad, para exportarlo y venderlo a mejores precios, con el compromiso de que no talen más bosques.

–¿Cómo se financia este proyecto?

–Con bonos de carbono de compañías como Disney y otras transnacionales que están interesadas en compensar sus emisiones.

–¿De qué manera les complica la tarea el factor climático tan cambiante en los últimos tiempos?

–La irregularidad en los patrones de lluvia está causando muchos problemas a los agricultores, en diferentes cultivos. Específicamente, en relación café, en Altomayo, hay un aumento de la susceptibilidad de enfermedades, hay más plagas… Por otro lado, el café crece a cierta altura y a ciertas temperaturas, y a medida que las temperaturas han ido aumentando, se ha ido notando una migración de los cultivos de café a mayor elevación; esto está causando un impacto en los bosques de neblina del Perú, que ahora se empiezan a perder; hay una amenaza mayor a los ecosistemas, en definitiva.

Café en las alturas. “A medida que las temperaturas han ido aumentando, se ha ido notando una migración de los cultivos de café a mayor elevación; esto está causando un impacto en los bosques de neblina del Perú, que ahora se empiezan a perder; hay una amenaza mayor a los ecosistemas, en definitiva”, dice Claudio Schneider.

–¿Eso implica que se talen más árboles en las alturas?

–Efectivamente. Ecosistemas, como el bosque de neblina, principalmente, son sumamente biodiversos y muy importantes porque están en las cabeceras de cuenca, protegen los recursos hídricos y ahora se están viendo amenazados…

– Esto es parte de los efectos del cambio climático ¿Cuál sería el diagnóstico de la comunidad científica?

–Bueno, a nivel mundial, hay una evidencia científica muy contundente de que el cambio climático verdaderamente es real. Hay datos que evidencian el impacto del ser humano, el impacto antropogénico, desde la revolución industrial, y eso ha venido incrementándose a niveles muy altos. A nivel mundial existe un consenso muy fuerte. El Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), de las Naciones Unidas, presenta reportes con evidencias muy sólidas al respecto. Acaba de salir un reporte justamente sobre el impacto del cambio climático en la agricultura y el cambio de uso sobre la tierra, que tiene datos sumamente importantes que deben ser divulgados.

DEPENDENCIA DEL AGUA DE LOS ANDES

En la costa peruana, ya sabemos, se encuentra la agricultura extensiva del país. Y tanto Ica, como Piura, han venido sufriendo los embates de estos “climas locos” que han afectado los diferentes cultivos que se trabajan en estas zonas, donde se concentran la mayor cantidad de empresas agroexportadoras de la industria. Schneider señala al cambio climático, como el principal causante de estas temperaturas inusuales, que devienen, en ocasiones, en lluvias catastróficas, como se evidenció en el Niño Costero del 2017.

–¿De qué otras maneras se puede evidenciar el cambio climático en el agro de la costa?

–Bueno, está relacionado básicamente con el agua. El agua que usamos en la costa proviene de Los Andes, cuyos hielos están en un proceso de recesión por el cambio climático.Se han venido reduciendo y eso está documentado inclusive por la NASA, con imágenes satelitales; hemos perdido hasta 30% de la extensión de los glaciales andinos. Eso tiene un impacto fuertísimo en la agricultura de la costa; sobre todo, en lugares como Ica, donde dependen mucho del agua subterránea, y la napa freática está llegando a niveles bajísimos y no permite que el acuífero se recargue. Justamente por la falta de agua que viene de la sierra; eso nos obliga a tener estrategias de un manejo mucho más eficiente en relación al recurso hídrico… Creo que el principal tema que afecta al Perú es justamente este, el de la dependencia que tenemos del agua que viene de los Andes para regar los cultivos en la costa; la costa es un desierto, como tú sabes, estamos irrigando una zona donde hay una contaminación muy grande también. Entonces ahí tenemos que usar métodos de irrigación que sean lo más eficientes posibles para aprovechar bien ese recurso.

“La degradación de la tierra socava su productividad, limita los tipos de cultivos y merma la capacidad del suelo para absorber carbono. Ello exacerba el cambio climático y el cambio climático, a su vez, exacerba la degradación de la tierra de muchos modos distintos”, advierte el El IPCC, de las Naciones Unidas.

–¿Las empresas están conscientes de ello?

–Sí, ahora hay compañías que están usando sistemas muy modernos de riego tecnificado porque han identificado que se trata de un problema serio. En efecto, el tema del agua es serio en Ica.

–¿Se va a complicar más?

–Bueno, a medida que siga creciendo la industria de la agroexportación… El cambio climático está avanzando, el mundo se sigue calentando, los glaciares se vienen reduciendo cada vez más, entonces eso nos está llevando a que el problema se agrave.

–La zona de Piura que es más sensible a las lluvias, ¿crees que se va a volver más sensible aun? Es decir, ¿los agricultores de esa zona tienen que estar más alertas todavía?

–Pienso que sí. Si te fijas, en los últimos años el fenómeno El Niño, que es el que causa estas inundaciones, está volviéndose mucho más errático; antes venía en periodos que, eran más predecibles, creo que cada 11 años, una cosa así, era el ciclo de El Niño. Ahora cada dos o tres años, tienes una ocurrencia de algún fenómeno, ya sea El Niño o La Niña, y se generan problemas en el agro. Esta impredecibilidad es algo muy serio para la agricultura y para la gente que vive en esas regiones, en general.

–Pero la agricultura, contra viento y marea, sigue creciendo. Uno pensaría que, a pesar de estas anomalías climáticas, la agricultura se mantiene fuerte…

–Bueno, es un hecho que la agricultura industrial, uno de los motores de la economía del Perú, se está viendo afectada. Pero también se están viendo afectados los pequeños agricultores, a la gente que vive en zonas remotas del país y que dependen de la agricultura para vivir; están entrando a un estado de vulnerabilidad aun mayor que los grandes, porque se está afectando su seguridad alimentaria, por ejemplo; si ellos pierden una cosecha debido a un evento climático, o por sequía o inundación, no van a tener qué comer. Este es un problema serio en muchas partes del país.

–Las grandes empresas tienen además la infraestructura para manejar un evento de lluvias fuertes, por ejemplo…

–Así es.

LOS PEQUEÑOS REQUIEREN AYUDA DEL ESTADO

Para Schneider estamos entrando a otro terreno desconocido, en el cual no sabemos cómo va a reaccionar el clima. Y todo esto es un proceso que se ha generado por la actividad antropogénica, por las emisiones generadas por la actividad humana, desde épocas de Revolución Industrial. Y viene en aumento.

–¿Entonces no es un fenómeno cíclico que se repite cada cierta cantidad de años?

–No lo es. El nivel de carbono que hay ahorita no lo teníamos hace millones de años. Si te fijas, los huracanes, por ejemplo, son ahora más fuertes, tienen un impacto más fuerte; de igual manera, el nivel de los océanos está aumentando, entonces, las zonas costeras se vuelven más vulnerables porque tienes un nivel del mar más alto; y cuando viene una tormenta fuerte, un huracán, el impacto es mucho mayor. Estamos entrando a una etapa donde no podemos predecir la intensidad ni la frecuencia de los fenómenos climáticos de gran intensidad y eso está causado justamente por el calentamiento global.

–Entonces, son los pequeños agricultores los que finalmente se van a ver más afectados…

–Exactamente, porque no tienen los recursos o herramientas que tienen las grandes empresas para enfrentar estos fenómenos, estos retos. Nosotros, en Conservación Internacional, con arroz, en San Martín, por ejemplo; el arroz se va a ver afectado por no poder controlar los ciclos hídricos, por no tener certeza sobre el flujo de agua, y el arroz es una parte importante de la economía de la región. En general, podemos decir que el cambio climático está creando mucha más incertidumbre en la agricultura porque el patrón climático que le permitía al productor saber cuándo sembrar, cuándo cosechar, está variando muchísimo. La frecuencia de sequías o de inundaciones también está aumentando… Todo esto crea un ambiente de mayor incertidumbre respecto al manejo de los campos. Si hay una sequía fuerte en la sierra, digamos, en la sierra de Ica, de donde vienen las aguas para el agro de la zona, estás afectando muy fuertemente la agricultura.

LA TEMPERATURA NO PUEDE AUMENTAR 2°C MÁS

Si las grandes empresas de la agroindustria tienen las herramientas para poder enfrentar los embates del cambio climático, ¿el Estado debería tomar acciones para ayudar a los pequeños agricultores ante esta situación incierta y peligrosa? Claudio Schneider señala que existen iniciativas de parte del Ministerio del Ambiente, institución que lidera el grupo de trabajo para las National Determination Contribution (NDC), que son las contribuciones nacionalmente determinadas, el compromiso de Perú ante el Acuerdo de París, un acuerdo dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que establece medidas para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI); su aplicabilidad sería para el año 2020, cuando finaliza la vigencia del Protocolo de Kioto.

–¿Esto qué implica?

–Esto incluye metas, no solamente de mitigación, o sea de reducción de emisiones, sino también de adaptación. En la Convención un fuerte aspecto a trabajar es cómo mitigas, cómo reduces los gases de efecto invernadero para no llegar a grados de temperatura que ya sean irreversibles; la meta es que no pasemos los 2°C con relación de 1990. O sea, la temperatura de la atmosfera no puede aumentar 2°C más porque llegaríamos a un punto crítico, y ya no podríamos controlar el efecto del cambio climático. De eso se trata el compromiso del Acuerdo de París: todos los países tienen que realizar acciones de mitigación para evitar ese aumento de temperatura promedio global.

–¿Si aumentan esos 2 grados sería catastrófico?

–Exactamente, así es. Por el otro lado, hay muchos esfuerzos para tomar medidas que permitan a la gente, sobre todo a los más vulnerables, a enfrentar los cambios que van a venir, porque van a venir cambios de todas maneras. Entonces, el Ministerio del Ambiente, a nivel nacional, ha formado este grupo de trabajo multisectorial en el que se han identificado medidas, partiendo de 13 sectores de la economía donde, por supuesto, se incluye al sector agrícola; así se han identificado medidas que tiene que tomar el gobierno para ayudar, justamente, a las personas más vulnerables a estar preparados, a ser resilientes al cambio climático…

–¿Por ejemplo?

–Tiene que ver con darles mejores tecnologías, asistencia técnica para que puedan cultivar sus productos de una mejor manera; muchas veces se cultivan los productos con malas prácticas y las malas prácticas automáticamente hacen tus cultivos más vulnerables. Así que también se incluyen estudios de vulnerabilidad, basados en los modelos climáticos que permiten predecir hacia donde van a migrar los cultivos geográficamente, en altura, en expansión, para que la gente vaya planificando también. Otras medidas tienen que ver con diversificar los cultivos y la economía de los pequeños agricultores; diversificando cultivos, pueden producir otras cosas menos vulnerables o que se encuentren menos afectadas al cambio climático. Hay muchas cosas que los agricultores pueden hacer: manejo de suelos, manejo de recursos hídricos, extensiones, capacitaciones…

La degradación de la tierra socava la productividad

Según Hans-Otto Pörtner, copresidente del Grupo de Trabajo II del IPCC, en el informe que menciona Schneider, se evidencia que la gestión sostenible de los recursos de la tierra puede ayudar a luchar contra el cambio climático. “La tierra que ya se está cultivando podría alimentar a la población en un contexto de cambio climático y ser una fuente de biomasa que proporcione energía renovable, pero se deben adoptar iniciativas tempranas de gran alcance que incidan simultáneamente en diversos ámbitos”, explicó. “Ello también permitiría velar por la conservación y restauración de los ecosistemas y la biodiversidad”.

La degradación de la tierra socava su productividad, limita los tipos de cultivos y merma la capacidad del suelo para absorber carbono. Ello exacerba el cambio climático y el cambio climático, a su vez, exacerba la degradación de la tierra de muchos modos distintos.

“Las decisiones por las que optemos en pro de una gestión sostenible de la tierra pueden ayudar a reducir y, en algunos casos, revertir esos efectos adversos”, señaló Kiyoto Tanabe, copresidente del Grupo Especial del IPCC sobre los Inventarios Nacionales de Gases de Efecto Invernadero. “En un futuro con precipitaciones más intensas, el riesgo de erosión del suelo de las tierras de cultivo aumenta, y la gestión sostenible de la tierra es un modo de proteger a las comunidades de los efectos nocivos de esa erosión del suelo y de los deslizamientos de tierra.

Sin embargo, nuestro margen de maniobra es limitado, por lo que en algunos casos la degradación podría ser irreversible”, explicó.

En el informe se indican algunas opciones para hacer frente a la degradación de la tierra y prevenir la progresión del cambio climático o adaptarse a sus consecuencias. También se analizan posibles efectos de distintos niveles de calentamiento global.

–¿Estas capacitaciones ya están sucediendo?

–En cierta medida, a nivel de Gobierno todo está en planes todavía… Pero con relación a la cooperación internacional, hay asistencia técnica en el marco de programas de ayuda al pequeño agricultor. El mismo Ministerio de Agricultura también tiene programas de asistencia a los pequeños agricultores…

–¿Relacionados directamente al cambio climático?

–Así es. Esto se ha venido desarrollando en los últimos dos años.

PREDECIR, ANTES QUE LAMENTAR

El experto cree que las grandes empresas agroexportadoras deberían también tomar medidas drásticas en relación al cambio climático. Señala que se debe echar mano a la ciencia para identificar cómo se verá afectado el clima en las zonas donde operan estas empresas, o de qué manera podrían utilizar mejor sus recursos hídricos.

–¿Cómo así?

–Hay metodologías, hay formas de analizar, de hacer proyecciones al futuro con los modelos climáticos. Nosotros, como Conservación Internacional, hemos hecho algo de eso en la región San Martín, justamente porque a nosotros nos interesa ver cómo va a cambiar la situación en el futuro y así diseñar nuevas medidas. Entonces, se pueden tener predicciones de temperatura, de precipitaciones, y en base a eso ver en dónde sería propicio trabajar los cultivos que produces ahora, en dónde crecerían mejor, por ejemplo. Toda esa información te ayuda a planificar mejor y prepararte para el futuro.

–¿Qué implica conseguir esa información? ¿Reunir a un grupo de científicos y analistas?

–Bueno, hay muchas proyecciones a nivel global, a escalas macro, pero si quieres hacer estudios más detallados tienes que trabajar a una escala más pequeña, más cercana a donde operas. En realidad, hacer estos estudios para una empresa grande no debería ser un problema; podrían trabajar con una consultora que los pueda ayudar a analizar cuál sería la situación en base a la información existente; hay organizaciones especializadas, institutos de investigación, que pueden realizar ese tipo de estudios. Por ejemplo, en la Amazonia, está el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP). Pero también hay empresas nacionales e internacionales, que pueden proporcionarte sus servicios, que trabajan con modelos climáticos y que te pueden facilitar todo ese tipo de estudios, de información.

–Entonces, ¿la agroindustria debería recurrir más a la ciencia para evitar desastres en sus campos?

–Exactamente. Así es. Y en base a eso, diseñar medidas que les permitan tener una producción más resiliente, ideas de manejo agrícola, que ellos son expertos en hacer, por ejemplo, en irrigación.

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