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Verdeflor y su microred de productores de palta en los valles interandinos

Han pasado 20 años desde que Agroindustrias Verdeflor convenció a productores de palta Fuerte de Ayacucho a sembrar comercialmente la variedad Hass, que era en ese momento utilizado como polinizante. Como pioneros, han logrado conformar una microred de productores de palta en valles interandinos, para el acopio y exportación del fruto, bajo la expectativa de ir cerrando una ventana comercial que ocupe los 12 meses del año. Si bien han logrado que los productores mejoren su manejo agronómico y certifiquen sus campos, aún existen algunos retos pendientes como elevar el estándar de calidad.

06 de Octubre 2020 Equipo Redagrícola
Verdeflor y su microred de productores de palta en los valles interandinos

Por Marienella Ortiz

Desde la época de los incas, los árboles de la palta Fuerte han sido parte del paisaje de las zonas andinas del país. Esta variedad de piel delgada y verde es parte de la tradición e historia de los pobladores que también aprendieron a sacarle provecho comercial en el mercado interno. La palta Hass servía como su polinizante y no era muy apreciada por su piel negra. Sin embargo,  cuando Agroindustrias Verdeflor expresó su necesidad de comprar mayores volúmenes de la variedad Hass, productores de estos valles no dudaron progresivamente en trabajar en el recambio varietal.

Como pioneros en el acopio y exportación de palta de la sierra,  Carmen D’angles, jefa de la zona Sur de VerdeFlor, recuerda que todo esto empezó en el 2000, cuando solo ellos y un acopiador más, que recuerda de nombre “Zavala”, recorrían los pueblos de Ayacucho para comprar palta Fuerte. Tras lograr que fueran migrando hacia la palta Hass, el radio de acción se fue expandiendo hacia otros valles cercanos de Apurímac, Huancavelica, Cusco, para luego ir subiendo a Lambayeque, La Libertad, Áncash y otras zonas ubicadas entre los 1,000 a los 2,800 msnm. Para ello, ofrecieron un acompañamiento que parte de asesorías técnicas, capacitaciones, entrega de plantines, incluso de financiamiento para la certificación GLOBAL GAP.

A diferencia de lo que ocurre en la Costa, donde existen empresas consolidadas con volúmenes de exportación que les permiten operaciones independientes, en los valles interandinos se trata de pequeños y medianos productores, con 2 a 3 hectáreas, que se han aglutinado en asociaciones. Esta es la razón por la que D’angles comenta que ha sido necesario la conformación de ‘cluster’ entre las asociaciones de productores, las empresas exportadoras y, en los últimos años, las instituciones del Estado que se han sumado con apoyos económicos y asesoramientos.

“Yo voy a lugares donde la gente no tiene ni idea de cómo se produce una palta”, señala Carmen a modo de anécdota, pero también hace hincapié en el empuje de todos aquellos pequeños productores que han logrado consolidar con aciertos y errores su propia producción. La red con la que trabajan en la actualidad supera los 2 mil productores. Al año exportan un aproximado de 400 contenedores, de los cuales el 60% corresponde a los valles interandinos.

Carmen D’angles, jefa de la zona Sur de VerdeFlor, junto a productores de la sierra.

Aunque no tiene claro la dimensión del trabajo de Verdeflor, Carmen comenta que han logrado el recambio varietal en valles enteros.  Al principio era un trueque, recuerda D’angles, porque les daban los plantones injertados con la variedad Hass y ellos pagaban con fruta. Para ello, tenían un vivero en Ica donde hacían crecer los plantones  de Hass sobre el patrón Topa Topa, el más utilizado en las zonas altoandinas por su resistencia a las bajas temperaturas y a las plagas.

Hoy en día, brindan a las asociaciones de productores todas las facilidades para que accedan a la certificación Global GAP. “Nosotros pagamos a la certificadora, les facilitamos a los productores un asesor, para que elaboren el plan de trabajo, y esto ha significado que desarrollen su propia infraestructura, con baños, almacenes, zona de mezcla… También hacemos los análisis de agua y suelo. En esta época, justamente, realizamos este proceso, algo que ha demorado por la actual pandemia. Sin embargo, estamos avanzando en varios pueblitos internos de Apurímac y Huancavelica”, comenta

Si bien los productores apostaron por la Hass, no han dejado de lado a la palta Fuerte, porque también se exporta, aunque en menores volúmenes. Sin embargo, la razón principal es la gran demanda de la que goza esta fruta en el mercado local, por encima de la variedad Hass. Según Carmen D’angles, muchos campos mantienen la relación de 50%-50% o 60%-40% de palta Hass y Fuerte. El mercado interno les genera una rentabilidad interesante; a diferencia de la costa, donde casi el 100% es palta Hass.

“La primera vez que exportamos palta fue de la variedad Fuerte, pero con los años y el recambio varietal, la palta Hass fue la principal fruta exportada, seguida de un poco de Fuerte. En la campaña 2019, hicimos 100 contenedores de la variedad Fuerte entre enero y febrero. La gente en los valles sabe que nosotros  les compramos esta palta”, refiere.

EXPORTACIÓN. Al año exportan un aproximado de 400 contenedores, de los cuales el 60% corresponde a los valles interandinos.

En realidad, ambas cosechas, de Hass y Fuerte, hoy se traslapan, sobre todo cuando los productores trabajan con la primera flor de la Hass. Entonces, compran desde noviembre a enero o febrero ambas variedades. Por lo pronto, las asociaciones de Huancayo a Huánuco adelantaron a Verdeflor que en noviembre tendrán una buena producción de Hass y Fuerte.

En tanto, la cosecha grande va de diciembre a marzo, incluso en algunas semanas de abril. La idea es que no vaya más de esos meses, porque si no se traslaparía con la producción de la costa y los precios se verían afectados. Entonces, recapitulando, Carmen comenta: la costa va de mayo a agosto, encabezada por los grandes productores; de setiembre a octubre sale la fruta andina de la flor loca, que está presente en los valles interandinos; y, desde noviembre a abril sale la gran cosecha de la sierra.

Con los años, la cantidad de acopiadores se ha multiplicado, entre ellas, algunas empresas grandes que tienen sus propios modelos para fidelizar a los productores, con la entrega de plantones y capacitaciones (Camet Trading e Incavo). Carmen menciona que de las tres o cuatro empresas que había a inicios del 2000 ahora suman 160 exportando palta. Todos tienen la misma idea de alcanzar un abastecimiento continuo a lo largo del año.

OTROS APOYOS QUE RECIBEN LOS PRODUCTORES

Las asociaciones de productores se han fortificado en palta de la mano de estas empresas, pero también de diferentes programas del Estado.  Recientemente, ha comenzado el programa Agroideas con la entrega de plantones a los agricultores y viene promoviendo la instalación de campos de experimentación de alto rendimiento.  Otra ayuda proviene de Procompite del Ministerio de la Producción que brinda fondos concursables a los municipios y productores para asesoramiento en campo. Igualmente, está el asesoramiento del Programa Nacional de Innovación Agraria (PNIA) que brinda asesoría técnica, medidores de humedad y también promueve la instalación de campos de experimentación. En el tema de la instalación progresiva de riego por goteo, el Programa Subsectorial de Irrigación (PSI) cubre hasta el 80% del financiamiento. Otro actor importante que viene apoyando en el crecimiento de estos productores es Sierra Exportadora que busca consolidar el emprendimiento.

Debido a todo este ‘cluster’, Carmen comenta que cuando uno viaja por estas zonas interandinas “ya no vez cordilleras sino sembríos de palto”. Como empresa, dice que son una pata fundamental en esta ecuación porque ellos garantizan la compra de la fruta a todos los emprendimientos promovidos desde el Estado.

MERCADO INTERESANTE. Muchos campos mantienen la relación de 50%-50% o 60%-40% de palta Hass y Fuerte. El mercado interno les genera una rentabilidad interesante con la palta Fuerte.

Adicionalmente, ofrecen el servicio de empacado y calibrado de fruta a los acopiadores externos, debido a que cuentan con dos plantas procesadoras en Huaral (Lima) e Ica. “Les damos servicios a estos exportadores que van a acopiar fruta. Ahora hay competencia en todos lados. La fruta que sale de cualquier pequeño pueblo de los valles altoandinos puede hoy en día exportar siempre que cumpla con los requerimientos de Senasa”, comenta. Además, planean sumar una tercera planta de maquila y empaque entre el 2021 y el 2022 en Arequipa.

D’angles menciona que este año la expectativa era llegar a un mayor número de destinos, pero la pandemia ha sido una gran limitante. Por lo pronto, sí se pudo enviar fruta a la Costa Norte de Chile, país que amplió su listado de regiones peruanas aptas para exportarles palta. Antes solo estaban permitidas regiones de la costa, pero desde este año también pueden hacer sus envíos los valles interandinos de Áncash, Apurímac, Ayacucho, Cusco y Huancavelica.

DIFERENCIAS ENTRE LA HASS DE LA SIERRA Y LA COSTA

Si se compara el desempeño entre la fruta de la costa y la sierra, la representante de Verdeflor indica que la palta andina madura más rápido, pero aún no logra una estandarización en su apariencia, en especial, porque la maduración no es uniforme. “A la hora de madurar, mientras en un fundo grande de la costa, todas las paltas maduran correctamente con un nivel de uniformidad, las de la sierra tienen diferente tipo de maduración, unas más oscuras y otras más claras, porque no hay una adecuada fertilización con el Boro y Calcio. Incluso, una misma palta puede tener un lado maduro y el otro no”, comenta. Incluso, algunas paltas presentan en su interior, en la pulpa, raíces que no la hacen agradable a la hora de su consumo.

Otro detalle en la apariencia de la fruta es que la cáscara sale un poco más lisa, no tan rugosa, sobre todo donde le cae el frio.

Por el clima y temperatura, la palta de la sierra madura más rápido que la costa. “En estudios de la palta de la costa, a cargo del gobierno con Prohass y Camposol, se estableció que con 21,5% de materia seca la fruta madura y se puede exportar. Por experiencia tenemos que la materia seca en la sierra puede estar en 20% pero el fruto ya está maduro. Sin embargo, se debe cumple con la normativa de 21,5% para salir a la exportación”, explica.

FIDELIZACIÓN. La cantidad de acopiadores se ha multiplicado en los valles interandinos. Algunas empresas grandes tienen sus propios modelos para fidelizar a los productores, con la entrega de plantones y capacitaciones.

MEJORAS EN EL MANEJO DEL CAMPO

Pese a algunos temas pendientes en la calidad, la mayoría de productores ha logrado introducir una adecuada fertilización, nutrición y poda, prácticas que antes no se hacían, explica Carmen. En la actualidad, los rendimientos pueden llegar hasta las 30 t/ha, mientras que en la costa es de 14 a 16 t/ha como promedio.

Si bien el riego se produce de manera natural por la presencia de lluvias, la empresa está promoviendo el uso del riego por goteo para meses de julio a agosto en que no hay precipitaciones. Debido a las lluvias de verano, es común la aparición de la “flor loca”, como ocurre en Colombia. Eso significa que algunos productores también están cosechando fruta entre setiembre y octubre.  “El año pasado hubo dos producciones y una de ellas fue de la flor loca que representó un 15% del volumen total que exportamos. Esto no ocurre en todo lugar y los productores la dejan, según cómo han manejado el cultivo, si lo tienen bien fertilizado, no hay tantas plagas”, refiere. Entonces, al árbol le sacas una pequeña y una gran producción. Ahora, cuando hablamos de la gran producción, lo normal es tener tres floraciones y allí, nuevamente, el productor decide de cuáles sacará fruta.

Carmen menciona que se ha ganado mucha experiencia en la fertilización y en el uso de materia orgánica. Además, los suelos andinos son diferentes a los arenales de la costa con pocos nutrientes, pues en las zonas andinas, incluso, el agua viene con minerales.

Queda claro que algunas asociaciones de productores aún deben perfeccionar su manejo agronómico, en especial, en la fertilización. Camen D’angles no duda que ese proceso de dará progresivamente, en la medida que la demanda por la fruta crece en el mundo y los valles interandinos van consolidando su presencia en la cadena agroexportadora.

DATOS

  • Geografía. Si bien la palta puede sembrarse hasta los 2,800 msnm, en valles de Huancayo se está intentando sembrar sobre los 3.000 msnm, proyecto que todavía está en proceso de validación. También se ha empezado a instalar palta en zonas cercanas a la selva, como por ejemplo, La Merced (Junín). La zona altoandina con mayor producción de palta es el distrito de San Miguel de la provincia de La Mar en Ayacucho.
  • Sanidad y fertilidad.  En la sierra, el agua de la lluvia lo limpia todo y las plagas no prosperan. Igual, aparecen los trips y en verano la arañita roja. Además tienen que lidiar con enfermedades, como la Lasiodiplodia u hongo de la madera. Asimismo, la sierra requiere de cuatro fertilizaciones como máximo al año, mientras que en la costa suelen ser unas 11.
  • Campos propios. Como Verdeflor tienen campos propios en Huacho y Trujillo. Al menos en esté último punto esperan llegar a las 500 ha de paltos.
  • Mercado interno. El valor en chacra de la palta Hass era y es aún hoy más barato que la Fuerte. Si uno va a un supermercado, la Fuerte cuesta el doble de la Hass. “La mayoría de fundos aún mantienen los árboles con palta Fuerte, porque el mercado interno paga bien por este tipo de fruta. La Hass para el mercado está 3,5 soles y la Fuerte a 7 soles. Tiene una gran demanda”, recalca Carmen D’angles.

 

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