Estrategias para obtener un mango de calidad ‘premium’
Los buenos precios del mango se definen por la estética de la fruta. Pero conseguir una fruta ‘premium’ no es un asunto sencillo, según explica el asesor Ever Córdova, quien enumera una serie de manejos que es necesario hacer para obtener frutas de esas características: una buena poda, una nutrición equilibrada y un seguimiento riguroso del campo para evitar insolaciones y daños cosméticos.
En el mango, la apariencia sí importa. Un mango ‘premium’ será aquel que luzca grande, que tenga los hombros levantados, que posea ‘full’ chapa y que sea capaz de viajar a destinos lejanos que, en algunos casos, ese traslado se realiza vía aérea para que el consumidor pueda gozar de los sabores de un fruto madurado en árbol.
Este tipo de fruta no será el resultado de un trabajo improvisado, sino de un riguroso manejo que involucra seguir ciertos pasos que son compartidos en las siguientes páginas por Ever Córdova, asesor de campos del norte del país. “La fruta fresca se vende por apariencia. Para lograr esto, hay que evaluar permanentemente la fruta, visitar los campos para ver cómo va evolucionando. En especial, las seis semanas antes de la cosecha son las más críticas, porque hay que evitar que la fruta sufra algún daño en su estética, ya sea por un problema de insolación o sanitario”, explica.
Entonces, el mango ‘premium’ será aquel con chapa (‘blush’), grande, perfecto, que resalta mucho a la vista. El ‘blush’ puede ir de ‘full’ chapa, belo (cubre hasta la mitad del fruto aproximadamente), medio belo (cubre una pequeña parte) y sombreado (verde); aunque este último, según el experto, es el más difícil de colocar en los mercados internacionales.
LA ARQUITECTURA DEL ÁRBOL ES UN PUNTO VITAL
Un primer paso es contar con una estructura del árbol que permita captar uniformemente la luz. Esto quiere decir que no se puede tener árboles con ramas largas, deformadas, que cause sombras entre árboles que están juntos, porque eso dificultará la toma de color. Entonces, serán necesarias las podas y la instalación del cultivo en una densidad adecuada. “Soy hincha de la alta densidad, aunque no pasar de 1,000 árboles/ha. Aquellos huertos que tienen 700 u 800 árboles/ha, fácilmente pueden obtener entre 35 y 40 t/ha”, precisa y añade que el marco de plantación ideal es el 6×3. “Igualmente, es necesario realizar podas de iluminación para que cuando se produzca la floración, los frutos queden expuestos al sol”, subraya.
LA IMPORTANCIA DE UNA NUTRICIÓN EQUILIBRADA
Para Córdova, es necesario supervisar permanentemente que la planta esté equilibrada en nutrientes. Para ello, el experto recomienda tomar una fruta de calidad ‘premium’, según las características que se desean obtener en cada campaña, y realizar un análisis nutricional. Más que replicar los niveles encontrados, lo que recomienda es tener como base las proporciones entre uno y otro nutriente presente en el fruto seleccionado. “Si tienes un mango de calibre 8 con 45 o 50 % de chapa, lo ideal sería enviar un kilogramo de esa fruta al laboratorio para sacar un resultado de sus nutrientes. Entonces, lo que haremos es acercarnos a la proporción existente entre nitrógeno, calcio, magnesio, hierro, zinc, boro, manganesio, molibdeno”, explica tras indicar que luego de algunas campañas, se logra manejar una tabla de composición en nuestro campo.
Adicionalmente, considera también necesario comparar la composición en las hojas. Esto significa realizar un muestreo de hojas del campo que te da frutos excelentes, para compararlo con otro que quieres mejorar. “He visto campos con plantas demasiado vigorosas, que registran mucho calcio o mucho nitrógeno y eso significa que existe un desequilibrio que habrá que corregir. Allí viene la experiencia del ingeniero del campo para hacer las correcciones de aplicar, por ejemplo, molibdeno para bajar el nitrógeno. Luego de tres meses, es necesario tomar otra muestra para comparar si se ha logrado un manejo adecuado”, dice.
Alcanzar una composición nutricional equilibrada no tomará una campaña, pues siempre el primer año se parte con el ensayo; y, al siguiente se deberán hacer las correciones necesarias “Lo importante es que se tendrá un norte hacia dónde ir trabajando el campo, para lograr que la fruta exprese sus características. Todo esto tomará su tiempo, porque debemos ir acercándonos al ideal. Seguramente, en el segundo año, se verán algunos resultados de lo que estamos persiguiendo, y en el tercer año, de todas maneras, lo lograremos”, considera el asesor.
Otro aspecto de suma importancia es conocer las características del suelo donde está asentado el cultivo del mango, en cuanto a pH, conductividad eléctrica, porcentaje de materia orgánica, etc. En función a esto, se sabrá qué minerales tendrá la planta, provenientes del suelo, para su nutrición. “El análisis de suelo es muy importante para hacer el programa de fertilización. Cuánto y qué mineral necesita el huerto, dependerá de cada caso, porque algunos suelos presentarán mucho nitrógeno, pero otros, muy poco. El objetivo es determinar cuánto y en qué semana voy a colocar cada mineral. La semana cero es el día de la poda. Con eso lograremos que la planta crezca, salgan los brotes en la primera etapa”, explica.
UNA FLORACIÓN UNIFORME
Para obtener una fruta de alta calidad que salga a competir en el mercado del mango, Córdova recalca que se debe tener una floración uniforme, de tal manera que todos los meristemos puedan tener una flor y estas puedan exponerse naturalmente al sol. Si no se logra eso, se entra al campo con una tijera y se cortan todas las ramas que sombrean la fruta.
Para una floración uniforme, algunos utilizan reguladores de crecimiento de la planta, como el paclobutrazol o uniconazol. Además, hay otras técnicas como el estrés hídrico, o el uso de auxinas, giberelinas y sales, como el sulfato de potasio o nitrato de potasio. En particular, el especialista prefiere la técnica del estrés hídrico al uso de reguladores de crecimiento, porque menciona que el uso de estos últimos pueden generar que haya un mayor número de frutas de menor tamaño. “Nuestro objetivo es tener fruta por encima de calibre 8, porque los mercados no pagan mucho por los mangos pequeños. Por eso, hay que evaluar si se utilizan estos reguladores de crecimiento que son inhibidores de síntesis de giberelina. Al árbol le quitan la producción de giberelina, que es la responsable de que la planta brote y se haga vegetativa; de tal manera que suban las hormonas de crecimiento (auxinas y citoquininas). Además, esto hace que la diferenciación floral sea más fácil y ya no se esté tan atento al riego y a las aplicaciones; es aparentemente un poco más fácil el manejo del campo”, menciona. Sin embargo, explica que esto funciona el primer año, pero al segundo año la planta queda maltratada. Adicionalmente, considera que el uso de este tipo de moléculas poco a poco se está restringiendo en los mercados de destino. En todo caso, el asesor explica que la detonante de una buena floración es el frío. En Piura, se cuenta con temperaturas mínimas de 13 o 14°C a las 5 de la mañana, en un año normal.
SOBRE LA RESTRICCIÓN DEL AGUA PARA EVITAR EL REBROTE
Una vez que se ha logrado el desarrollo total del primer brote, entonces, se comenzará a restringir el agua para que el árbol no siga brotando. Con ello, lo que se busca es dar paso a lo que llaman la maduración del brote o de las yemas, desde la semana que puede ir de la 40 a 45, luego de la poda, dependiendo de la temperatura y la zona. Obviamente, en esta etapa no hay fertilización, dice el asesor. También se puede aplicar en las hojas el sulfato de potasio, fosfato monopotásico, ácido bórico, en diferentes composiciones, según cómo camina el vigor del campo, para evitar que el brote rebrote.
El objetivo es que el árbol transite por este proceso de restricción de agua aproximadamente entre 90 y 100 días, donde las yemas no van a brotar sino que acumularán reservas, aunque tampoco conviene estresar demasiado al árbol, porque las hojas se caen y cuando la tierra está seca el árbol comienza a producir etileno endógeno. Además, esto se hace en época de frío, donde de por sí se ralentizan los procesos del árbol.
“Algunos se equivocan en el momento de reiniciar el agua. Ven que comienza a florecer y consideran que ya es suficiente tiempo, entonces, como el campo está con vigor, con nitrógeno alto, las yemas tienen brotes rápidamente pero mixtas y eso significará que cuando cuaje la fruta se quedará dentro de las ramas y se cosechará sombreada”, explica.
Una vez que se observan las yemas ‘hinchadas’, se comenzará a inducir al árbol como parte del plan de trabajo en cada campo. Para ello, el experto dice que se debe activar nuevamente el árbol con aplicaciones foliares de nitrógeno, nitrato de potasio o nitrato de calcio. Luego de la cuarta aplicación, con una frecuencia de cada 8ocho días, ya estarán desarrolladas las primeras flores dentro del campo: los primeros primordios floreales. “Si vemos que salieron uniformes, entramos al árbol y contamos cuántas flores tiene cada terminal. Si el porcentaje de floraciones es mayor o igual a 85%, entonces, debemos esperar alrededor de una semana, porque el objetivo es llegar al 90%. Con este indicador se puede comenzar a regar”, detalla.
Luego del reinicio del riego, y tras 21 días en que al árbol le comienzan a aparecer nuevas raíces, se continúa con el programa de fertilización.
“Desde iniciada la floración, hay que visitar el campo al menos una vez por semana, ya que no se puede descuidar ningún detalle. Luego de aparecer los primordios florales, se necesitan de 150 días para el inicio de la cosecha, pero 40 días antes de la cosecha, hay que realizar una poda de saque, para eliminar todas las ramas que no lograron una floración y que te sombrearán los frutos”, explica.
PENDIENTES DE LOS PROBLEMAS DE INSOLACIÓN
Las últimas seis semanas antes de la cosecha resultan las críticas para lograr nuestro objetivo de cosechar una fruta ‘premium’. Ever Córdova puntualiza que se tendrán que trabajar con mucha rigurosidad algunos aspectos para que la fruta termine de tomar color.
“Una vez que entramos a la última etapa, hay que estar muy pendientes de si los frutos se insolan. Hablamos de una constatación que es netamente visual. Cuando el color de la lenticela, que es bien amarillo, se diferencia del grado de insolación, esa fruta se podrá empacar para su exportación. Si el grado de insolación se confunde con la lenticela, entonces, aún se puede exportar, pero no será una fruta ‘premium’”, dice.
De ocurrir este problema, se deben ralizar aplicaciones en la fruta de algún protector solar, como el caolín. Esta se coloca como una película cada cuatro días o una vez por semana con la concentración adecuada. “Hay que tener cuidado en la cantidad que se coloca, porque algunas veces se sube la concentración y cuando lo aplicas te termina manchando la fruta. Si hubo un mal uso, este protector dejará una mancha verde y al costado un halo rojo, entonces, te da una apariencia como de un moteado. Además, si te queda mucho residuo en la fruta, hay que sacarlo con escobilla en el packing, pues en el punto de destino no lo aceptarán porque pensarán que es algún producto químico como insecticida”, apunta.
El experto recalca que siempre habrá fruta que terminará insolada, pero es mejor manejar algunos rangos de porcentaje de fruta, que recibió ese impacto del sol, a tener fruta sombreada que no se vende bien. También este problema dependerá de qué grado de nutrición tenga el árbol o de la provisión de agua. “Cuando hay falta de agua, la insolación se acentúa más. Y si además tienes bajos niveles de potasio, entonces se acentúa mucho más el quemado”, explica.
DESCARTE. Por infestación de hongos se pueden producir puntos negros, manchas necróticas y pudriciones.
OTROS DAÑOS Y DESORDENES EN LA FRUTA
A esta altura en que ya se está o se inició la cosecha, igualmente, existen otros daños físicos y mecánicos que puede sufrir la fruta. Allí tenemos el quemado por látex, heridas y cortes (profundas), rayaduras (profundas), golpes. Asociados a deficiencias nutricionales o a exceso o falta de agua, figura la nariz-blanda que produce resquebrajamiento de la pulpa del fruto de la parte central hacia el ápice.
Por infestación de hongos se pueden producir puntos negro, manchas necróticas y pudriciones. Por ejemplo, los trips raspan las células madres del ovario de la fruta, entonces, la herida tiende a cicatrizar y se observa como una costra. La pulpa no está dañada, pero la apariencia sí lo está. “Existen compradores de fruta tipo 2, que lo utilizan para comercializarlo en trozos”, sostiene.
En el caso de las queresas, estas raspan las células de la epidermis y por allí ingresan los hongos saprófitos, Alternaria u otros hongos oportunista, provocando el punto negro. “Todos ven un mango con punto negro y lo rechazan porque lo relacionan con hongos. Si hay humedad alta y no se maneja una buena poda, estos problemas van a persistir siempre”, explica
Además están los daños por cochinilla arenosa que originan el descarte de fruta. En el caso de la mosca de la fruta, si un campo registra niveles por encima de lo permitido por Senasa, esa fruta no se podrá exportar. Por ello, hay que trabajar este tema todo el año con la colocación de trampas, para evitar que la inversión en el campo se pierda.
También pueden ocurrir quemaduras por productos químicos o deformaciones por el uso de hormonas que se colocan en diferentes fases del cultivo, sobre todo, si no hay experiencia y se excede en la composición de alguno de ellos.
En la cosecha es muy importante tener un procedimiento sanitario correcto para evitar estos problemas. Córdova subraya que una práctica que, por suerte, está pasando al olvido es colocar provisionalmente la fruta en el suelo, antes de llevarla al packing. “Tenemos un campo con fruta excelente, con chapa y de buen tamaño, pero que fue cosechada y colocada en el suelo, donde hay una serie de inóculos de microorganimos que pueden ingresar por el pedúnculo. Esta es una práctica que no debería permanecer”, finaliza.
Condiciones de un mango maduro
- Al menos en Piura, los grados Brix no son un indicador fidedigno de la madurez de mango. “Si el campo está regado, los grados Brix bajan; si el campo está seco, entonces, los grados Brix suben. Por ello, mejor es basarse en el color de la pulpa y el contenido de materia seca”, comenta el asesor de campos tras indicar que un mango que ha madurado correctamente presentará pruina (ceniza blanquecina), hombros bien formados y lenticelas pronunciadas (abiertas).
- En cuanto a la firmeza de la pulpa, lo mejor es exportar fruta que tenga una firmeza superior a 12 libras/cm2, de lo contrario, esa fruta llegará muy blanda a destino.
Proyecciones de calibre
- Hay dos maneras de hacer una proyección de los calibres del mango: una de ellas es empírica que tiene que ver con la experiencia del evaluador del campo, que coge los frutos y calcula (acertivos). Para ello, también se toma en cuenta el historial de cosecha del campo. “Si el campo tiene un rendimiento de 20 t/ha y los frutos son históricamente grandes, entonces, lo más probable es que esto se repita. Hay que tomar en cuenta si hay factores externos que afectaron el desarrollo del fruto”, indica.
- La otra metodología es la estadística que toma en cuenta la altura y ancho del fruto y correlaciona ese resultado con el peso, mediante una regresión. Con ello se puede calcular el calibre de los frutos con una certeza del 90%. “No se necesita mucho conocimiento, es una metodología sencilla, solo es necesario tomar bien las medidas”, refiere.