La guardiana del maíz morado de excelencia
La destacada investigadora del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) y creadora del maíz morado INIA 601, Alicia Medina Hoyos, ha sido testigo e impulsadora del mejoramiento genético del maíz amiláceo en el Perú. Como cajamarquina, ha sabido absorber sus experiencias personales para identificar las necesidades del sector agrícola y proponer soluciones que sean atractivas comercialmente, con el reto de obtener un maíz morado sin granos. Sus aportes la hicieron merecedora de un galardón por parte del gobierno chileno, en el marco del “Premio 500 años Estrecho de Magallanes”.
Fotos: INIA
Si habría que denominar a alguien como experta en maíz amiláceo peruano esa persona sería sin duda la ingeniera agrónoma Alicia Medina Hoyos. Durante casi tres décadas se ha dedicado a la investigación del cultivo de maíz amiláceo en el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA). Como cajamarquina, ha sabido integrar su experiencia personal a su labor de investigación y proponer soluciones que eleven la productividad y rentabilidad del cultivo. Y es que su relación con la agricultura nació mucho antes que eligiera una carrera profesional.
“Nací en el distrito de Cupisnique, que pertenece a la provincia de Contumazá en Cajamarca. Soy la última hija de doce hermanos, actualmente vivimos nueve. Mi padre era agricultor y mi madre era ama de casa, pero apoyaba mucho en la agricultura familiar. He visto de cerca el proceso productivo de los cultivos. Mis padres cultivaban maíz, arveja, trigo, cebada, básicamente esos cultivos. En el cultivo del maíz era donde yo participaba más, ya que se requería de alguien que colocara las semillas. Todos los hermanos participamos de esas actividades”, recuerda Medina. Como hija menor solía observar cómo la presencia de plagas como el gusano mazorquero y la falta de implementación de buenas prácticas agrícolas limitaba la producción y rendimiento del cultivo. “Veía esas cosas e internamente me decía ¿cómo se podrá solucionar esas limitaciones?”, agrega.
Su entrada al mundo de la investigación se dio en 1992, año en el que Medina decide desarrollar su tesis de pregrado en la Estación Experimental Agraria Baños del Inca del INIA en la región de Cajamarca. En poco tiempo fue incorporada como trabajadora de la institución, iniciando así un camino que la llevaría a especializarse en el maíz amiláceo. “El INIA me dio la oportunidad de trabajar con mis colegas y de conocer otras regiones. Estoy muy contenta de ser parte de esta gran familia que es el INIA”, menciona la especialista, que entra a trabajar en el INIA en 1992 para realizar su tesis de pregrado.
“El Dr. Luis Narro León me dio la oportunidad de hacer el trabajo de investigación que se constituyó en mi tesis y también me dio la oportunidad de trabajar. Desde ese momento me he desempeñado como investigadora en el cultivo del maíz amiláceo. Fruto de ese trabajo hemos desarrollado algunas alternativas tecnológicas o algunas variedades de maíz amiláceo que ya están siendo usadas por los productores. La más difundida es el maíz morado INIA 601, un mejoramiento genético en el que trabajamos por diez años. Actualmente los productores ya lo pueden sembrar y comercializar”, agrega.
– ¿Qué de particular tiene este maíz?
– Notamos que nos faltaba un dato importante, el contenido de antocianinas. Entre el 2016 y 2019 estudiamos seis variedades de maíz morado en siete pisos altitudinales. El estudio nos permitió determinar el contenido de antocianina que tiene cada variedad en la coronta (tusa) y en las brácteas (pancas). En detalle, evaluamos la variedad INIA 601, la variedad Canteño, PMV 581 de la UNALM, INIA-615, UNC 47 de la Universidad Nacional de Cajamarca y una variedad experimental de la Estación Experimental Agraria Baños del Inca-INIA. La conclusión a la que llegamos fue que INIA 601 es superior por su rendimiento en kilos por hectárea y por su contenido de antocianinas. Ese resultado nos ha permitido participar de algunos concursos y recibir reconocimientos. El estudio está concluido y publicado.
Hoy su principal función dentro del INIA es realizar trabajos de investigación en el cultivo del maíz, hacer trabajos de mejoramiento genético y obtener alternativas de maíz amiláceo. “Por ejemplo, para desarrollar el maíz INIA 601 primero se colectó dos poblaciones de Huaraz y Cajamarca. Posteriormente se realizó el trabajo de cruzamiento manual, seguidamente se hicieron las evaluaciones y también las pruebas en campos de productores”, cuenta.
– ¿Qué expectativas tienen respecto a la variedad experimental que están estudiando en la estación experimental?
– Estamos en la última etapa del proceso de la obtención de una variedad, nos toca evaluar la variedad experimental en campos de productores para ver su aceptación y compararlo con la variedad comercial y tal vez un testigo. Hasta el momento todavía no supera a la variedad comercial INIA 601. Si lo lograra superar de aquí en máximo dos años se estaría lanzando como una nueva variedad.
BIO:
Actualmente la ingeniera agrónoma Alicia Medina Hoyos integra el Programa Nacional de Investigación Agraria en Maíz de la Estación Experimental Agraria Baños del Inca, del INIA. Ha sido coordinadora del proyecto “Incremento de los ingresos económicos de los pequeños productores agrarios en la región Cajamarca – IEPARC”, ejecutado a través de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón, y asesora de veinte trabajos de investigación que se han constituido tesis de pregrado, en ciencias agrarias, de la Universidad Nacional de Cajamarca y la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo de Chiclayo. Además, cuenta con varios reconocimientos, entre ellos el Premio SUMMUM por haber desarrollado la mejor investigación agrícola del año 2019, el primer lugar en el Concurso Ingeniera CIP 2020, el segundo lugar en el Premio Nacional INIA – Caral 2020 y recientemente el “Premio 500 años”, otorgado por el gobierno de Chile. Asimismo, recibió un certificado de reconocimiento del Gobierno Regional de Cajamarca por su labor como investigadora en maíz morado.
– ¿Qué características tiene la variedad experimental?
– Productividad, contenido de antocianina o pigmento natural. Actualmente esta característica de color en la bráctea es casi exclusiva de INIA 601, que contiene 6.34% de antocianinas en coronta y 3.03% en panca. A pesar de que en el mejoramiento del maíz morado mejorado no se incidió mucho en ese color porque no se estaba viendo que era una alternativa de comercialización. Recién se ha visto la posibilidad de venta para la extracción de la antocianina. Los porcentajes de antocianina son importantes, quienes trabajan con estos pigmentos naturales indican que a partir de 1% ya es rentable. En Lima hay empresas que extraen las antocianinas del maíz morado y posteriormente lo exportan a países como Japón, España, EE UU, Ecuador y me parece que a Chile también. La antocianina es un pigmento natural que actúa como un potente antioxidante y anticancerígeno. Las empresas compran la tusa a las diferentes regiones productoras de maíz morado, como Arequipa, Ayacucho y Lima, ya están comprando también en Cajamarca.
– ¿Ha habido interés comercial en el exterior por la variedad INIA 601?
– La variedad INIA 601 tiene alto contenido de antocianina, esa característica no lo tiene otra variedad. Asimismo, en Cajamarca hemos alcanzado con esta variedad un promedio de 5.2 t/ha, en algunos casos con máximos de 10 t/ha. El rendimiento promedio en la región a nivel de todos los maíces no llega a 1 t/ha. La variedad INIA 601 tiene mercado nacional e internacional. Lo que pasa es que nos falta proteger nuestra variedad para poder llevarla a otros países. Canadá, México Colombia y Ecuador tienen interés, pero no podemos llevar todavía la semilla porque no tenemos un respaldo para poderla comercializar. Hemos iniciado el trabajo para la denominación de origen, pero todavía falta completar los expedientes.
– ¿En qué criterios se basan usualmente en el INIA para determinar qué investigar respecto al maíz?
– Como conocedores de la región vemos un poco las tendencias, el interés que hay por un determinado tipo de maíz. Eso nos permite planificar y tomar algunas decisiones. La ciencia está en contacto con el mundo empresarial y con las organizaciones de productores para conocer sus necesidades. Si bien me he referido al maíz amiláceo, el programa del INIA también trabaja con maíces blancos, maíces chocleros. Tenemos varias variedades que las hemos trabajado por varios años y que en estos momentos son variedades comerciales.
– ¿En ese contacto con los productores qué necesidades han podido identificar? ¿qué requieren para ser competitivos?
– En primer lugar, está el tema del suelo. Todavía muchos no utilizan fertilización o abono en sus chacras, estoy hablando de pequeños productores. Otra limitante es el uso de semillas de calidad o certificadas, el control de plagas y el manejo en cosecha y postcosecha. Hay una serie de problemáticas que poco a poco estamos abordando a través de orientaciones. Todavía está en proceso el trabajo de mejoramiento genético para resistencia al gusano mazorquero. Este problema es serio en la zona andina. Actualmente nosotros tenemos una tecnología basada en el uso del aceite de consumo humano para controlar esta plaga, es una forma de control preventivo. De otro lado, es nuestra responsabilidad mantener la pureza de la variedad, por eso manejamos el núcleo de semilla genética. Se trata de la madre de las demás categorías de semilla, como básica, registrada y certificada. En campo tenemos el núcleo de semilla genética de la variedad INIA 601 y de una variedad de maíz choclero. El INIA produce las semillas registradas certificadas, pero para eso debe tener semilla básica y para eso debe tener la semilla genética, es una cadena. Por dar un ejemplar, la semilla certificada de la INIA 601 está S/9 y la registrada S/13. El interés por la semilla certificada está en ascenso, todavía son pocos, pero como vamos difundiendo y sensibilizando en torno al tema el interés está creciendo. En el último año se ha tenido más acogida.
– ¿En qué investigaciones se enfocarán este año?
– Este año vamos a retomar una investigación y vamos a determinar la rentabilidad de una variedad sin granos, solo tiene coronta y brácteas. Esto se logró eliminando la flor masculina del maíz. Quienes extraen la antocianina y la comercializan tienen que separar el grano, eso significa que hay más jornales y que en muchos casos se quedan con el grano y no lo pueden vender. Además, ya hemos visto que en la antocianina se incrementa cuando se evita que se formen granos. Si era 6% hemos llegado a 8%. Tenemos instituciones interesadas en el maíz morado. Hay una empresa que está produciendo microorganismos eficientes y que me ha mandado un lote para realizar investigaciones. Los microorganismos se aplican como abono foliar. También se han comunicado con nosotros empresas de abonos orgánicos que se aplican directamente en el suelo. Se está evaluando cómo influyen en el rendimiento del cultivo. En función de los resultados veremos cómo seguimos, si aplicamos el mismo tratamiento o a lo mejor se aplica distintas concentraciones.
– ¿A nivel mundial qué están buscando los programas de mejoramiento genético del maíz?
– Respecto al maíz amarillo duro se busca mayores rendimientos y la tendencia apunta a la producción de etanol y productos concentrados. Si hablamos del maíz amiláceo, que lo siembran los países de la zona andina, México también, se busca tener más variedades y alternativas que garanticen la seguridad alimentaria. Tenemos que seguir con el trabajo de investigación y mejoramiento genético. Las empresas que están en Lima pueden comprar desde Cañete, pero ya están viniendo a Cajamarca para comprar el maíz morado, la respuesta es la antocianina. Nos falta difundir las alternativas tecnológicas, sensibilizar incluso dentro del propio Cajamarca. Actualmente las principales productoras de maíz son Ayacucho, Arequipa, Lima y Huánuco. La variedad INIA 601 ya está en Amazonas, La Libertad y Áncash.
– ¿Le sorprendió la distinción del gobierno chileno?
– Sí, me sorprendió mucho y sigo emocionada. No lo esperaba. La embajada de Perú envió tres propuestas, entre las tres estaba el maíz morado. Recuerdo que estaba en mi casa y vi un correo donde me decían que estaban intentando contactarme y no sabían cómo, me indicaron un nombre y teléfono y yo llamé y era para eso. El reconocimiento está pendiente que, por el tema de la pandemia no se ha llevado a cabo, pero va a ser en la embajada de Chile. El concurso ha sido a nivel internacional, de cada país ha salido un ganador. Cada ganador ya tiene un árbol sembrado en la Patagonia. Me han mandado la ubicación exacta, pero aún no sé qué especie es. Recibo esto con mucha humildad. Es un reconocimiento al trabajo no solo de mi persona, sino de un equipo de personas. Estoy muy contenta, agradecida y con ganas de seguir trabajando.